Después de más de quince años de progresismo y de avances sociales, América Latina se encuentra en plena reconfiguración. Desde Argentina hasta Venezuela pasando por Brasil, la contra-ofensiva de la derecha está en marcha. En un contexto marcado por una fuerte crisis económica y tensiones políticos, los Estados-Unidos intentan reconquistar su antiguo «patio trasero». Periodista y gran especialista de América Latina, Carlos Aznarez nos aporta su análisis sobre los cambios que se operan en la región.
Tarik Bouafia : Durante sus 100 primeros días, el presidente Maurcio Macri recibió al primer ministro italiano Mateo Renzi, el presidente francés Francois Hollande y el presidente Barack Obama. Por otro lado, abandonó las políticas de integración regional impulsadas por los gobiernos kirchneristas. Cual es la nueva política exterior del Estado argentino? Estará por volver el neocolonialismo?
Carlos Aznarez : Yo creo que hay un cambio radical en la política exterior. Pero tampoco hay que exagerar cuánto al proceso de integración aportó los gobiernos kirchneristas. Por supuesto que al lado de este, queda muy a favor la política exterior impulsada por Nestor y Cristina Kirchner en los doce últimos años. Pero no nos olvidemos también que en medio de la expulsión de Chevron de Ecuador con todas las barbaridades que hizo esta multinacional en ese país, Argentina siguió recibiéndole con los brazos abiertos.
Si, es cierto que el gobierno anterior tenía muy buenas relaciones con Venezuela, con Cuba, con Bolivia… y eso es de agradecer.
Ahora, la politíca exterior ha cambiado. Obviamente estamos otra vez con las relaciones carnales con Estados Unidos, con la Unión Europea, con Israel también. Todo esto está generando un malestar muy fuerte en el continente sobre todo en los países que apostaron a la integración en serio y creo que vamos hacia un neocolonialismo. O sea, neocolonia ya eramos, ahora vamos a ser colonia directamente. Neocolonia, no dejamos de ser nunca.
Fíjense que en medio la visita de Obama, el 23 de marzo se volvió a firmar el acuerdo con una empresa israelí de agua en la Provincia de Buenos Aires. Ese acuerdo ya había sido firmado por Daniel Scioli pero lo había frenado la movilización y la denuncia de la gente. No obstante y a pesar de estas movilizaciones populares, el agua volverá a ser privatizada por los sionistas.
Durante la conferencia de Prensa que se dio en la Casa Rosada, los presidentes Obama y Macri hablaron de la posibilidad de firmar un tratado de libre-comercio entre el Mercosur y los Estados Unidos. ¿Será un nuevo Alca que se prepara?
Seguramente, van a terminar en la Alianza del Pacífico, van a apoyar los tratados de libre-comercio que se están poniendo en marcha. Van a reforzar los tratados con la Unión Europea, van a impulsar en el Mercosur estos tratados, van a reforzar los tratados que ya existen del Mercosur con Israel y con Estados Unidos, si bien dicen ahora que se va a firmar nada, de hecho los acuerdos que firmaron durante la visita de Obama entre empresarios estadounidenses y argentinos no son más ni menos que relaciones carnales. Estamos otra vez en la época de Ménem en este sentido y en un momento en que Estados Unidos avanza en toda la región presionando de la misma manera.
Uruguay con un gobierno ««progresista»» ya está firmando esos tratados. Por su lado, la presidenta chilena, Michelle Bachelet no tiene ningún problema en firmarlo. Y ahora presiona sobre Brasil para que se defina la situación de Dilma Rousseff y tratar de derrocarla porque a ellos les encantaría tener Argentina y Brasil firmando estos tratados. Por eso, es importante que resista Brasil más allá que Dilma Rousseff ha hecho errores enormes en su política económica pero es importante que no caiga.
Con respecto a Brasil, ¿que estará buscando la derecha brasileña? ¿Cuáles son sus motivaciones y sus objetivos?
Están buscando derrocarla por la vía judicial, por la vía parlamentaria y también por la vía de la calle. La izquierda se ha dormido entre las contradicciones que tiene sobre todo el PT, de haber naturalizado la corrupción en sus propias filas, haber apostado al ajuste no solamente con el ex-ministro de economía Joaquim Levy sino también con su sucesor Nelson Barbosa que siguió la misma línea.
La gente de izquierda que salió a las calles el viernes 18 de marzo, eran aproximadamente un millón y medio, salió en su gran mayoría para frenar el golpe. Fue una minoría la que salió para apoyar a Dilma. Por ejemplo el Movimiento Sin Tierras (MST) es muy crítico con la política de ajuste de Dilma.
No obstante hay que recordar que una semana antes habían salido dos millones y medio de opositores a las calles. En Brasil, hoy en día, la derecha tiene más calles que la izquierda.
En Argentina, eso no se puede dar. Acá las calles las tiene la izquierda o los movimientos populares y el macrismo no lo puede disputar.
Digo eso porque es importante la diferencia.
Y cuál es el papel concreto de Estado-Unidos en estas manifestaciones que ocurren en Brasil?
La embajada norteamericana en Brasil recibe en estos días visitas de dirigentes de la oposición, de la social-democracia brasileña que es un partido de derecha y que está impulsando el impeachment contre Dilma. La emabaja de Estados Unidos hoy en Brasil parece a la embajada de los tiempos de Allende en Chile. Es el local en dónde se preparan todos estos proyectos de destabilización. Estados-Unidos coronaría su tarea produciendo el derrocamiento a través del desgaste porque acá ya no se usan más los militares. De hecho los militares están jugando más a la legalidad.
Ahora, teniendo a Argentina y Brasil, teniendo capturado a Uruguay, a Chile y a Paraguay come una base propia directamente, bueno de ahí tendrán todo el Cono Sur.
Y para terminar con Brasil, ¿existe una tercera fuerza capaz de frenar el golpe de la derecha y proponer un proyecto de ruptura con el modelo neoliberal que hoy está vigente en Brasil?
Hay un movimeinto incipiente que es Brasil Popular donde está el MST, están sindicatos, algunos sectores del PT en total ruptura con la política de la presidenta. Podría ser la alternativa frente a un PT muy descolorido y creo que esa la esperanza en Brasil. Ahora, todos estos frentes pueden tener mucha fuerza en la calle después electoralmente no alcanzan a generar un atractivo a la gente que vota.
La gente que vota es pasiva, está acostumbrada a las cosas de siempre. Entonces a una tercera fuerza potente, le cuesta emerger.
Rafael Correa salió a hablar sobre la situación en Brasil y evocó un nuevo Plan Condór que se estaría dando en LatinoAmérica. Comparte el punto de vista del presidente ecuatoriano?
Si, coincido con eso. Pero habría que notar algo. El Plan Condór era otra cosa. Eran ejércitos relacionados para reprimir los elementos que ellos llamaban «subversivos». Esto es otro Plan Cóndor. Es un Plan Cóndor que de alguna manera está monitoriado por las transnacionales. Fíjense que en los últimos meses, los muertos en las filas de la clase trabajadora son gente que está luchando contra las multinacionales.
El caso más relevante es el de Berta Cáceres en Honduras. Pero todos los últimos muertos en Colombia más allá que el Uribismo está presionando a los acuerdos de paz, son gente que que están luchando contra hidroeléctricas. En Perú, pasa lo mismo.
Entonces, me parece que ese es el brazo más concreto del imperialismo en el continente. No hay que pensar en los marines. Estos son los marines, los nuevos marines. Y si a eso le sumamos un estado de policialisación en cada uno de los países de la región, pues ya estamos hablando de una red realmente peligrosísima en cuanto a la represión. Macri, lo primero que ha hecho, (Scioli lo hubiera hecho igual), es aprovechar los miles de policías que instaló Scioli en la provincia de Buenos Aires. Además ha empezado a generarse tanto en Argentina como en otros países un avance muy fuerte del paramilitarismo.
¿En ese contexto de contra-ofensiva de la derecha latinoamericana, cuál es el futuro de las revoluciones latinoamericanas?
Creo que hay que seguir pensando que hay futuro, estos son cíclos de baja como tuvimos cíclos de alta, como tuvimos cíclos de dictaduras… Por un tiempo, vamos a tener un avance fuerte del neoliberalismo en todos nuestros países pero también eso va a generar resistencia.
Cuesta todavía porque por ejemplo, aquí en Argentina, la gente parece choqueada y no responde a la ola de despidos como tendría que responder.
Estamos hablando de miles de despidos. Antes por un despido, se armaban revueltas. Ahora miles de despidos y no hay respuesta fuerte. Hay respuesta cada tanto: paro general, movilizaciones pero todavía falta.
Yo creo que la única posibildad para tener cambio serios es pasar por la revolución. Hay que seguir hostigando a esos enemigos que tenemos en cada uno de nuestros países y de esas resistencias pequeñas, irán emergiendo posibilidades como en Brasil con la tercera fuerza.
Aquí en Argentina, creo que falta eso. Estamos todavía con los nostálgicos del kirchnersimo y una izquierda dividida que se busca.
Pero creo que tarde o temprano va a surgir algo que genere la posibildad de avanzar en serio en procesos revolucionarios y no quedarse en estos progresismos que han fracasado. De alguna manera, sirvieron para una pequeña etapa para producir algunos avances en lo social interesantes, en derechos humanos también… Nada es completo pero por lo menos se produjeron algunos avances pero el progresismo tal como se dio conservando la idea de preservar el capitalismo y de no avanzar hacia el socialismo que era lo que había corespondido en esta etapa. Chávez lo impulsó pero pocos se subieron al tren.
Los nostálgicos se van a tener que quedar con la nostalgia. Y también creo que hay que pensar en esta idea de la democracia, que es una farsa total.
El electoralismo que genera esta democracia llamada participativa cada vez es más nefasto y si habría una prueba en la Argentina es lo que pasó con los Buitres.
Los diputados elegidos por el pueblo pusieron a rodillas al país. Entregaron la economía, la soberanía, todo.
Entonces me parece que hay que dar la batalla que va a costar obviamente, porque muchos dicen que hemos recuperado la democracia etc… ¿Pero que democracia queremos? No esta democracia. Sí nos puede servir una democracia participativa pero habria que también trabajar ese concepto y profundizarlo un poco más.
En efecto, hay que ver lo que pasó en Venezuela donde en aras del juego libre y democrático, se puede llegar a perder una revolución. Ya pasó en Nicaragua en su momento y ahora está en peligro Venezuela por esta idea de seguir concibiendo a la democracia y al libre juego de participación y proyección de ideas opositoras, se queda con un parlamento en los manos de la oposición y que termina destruyendo todo.
Fuente : Investig’Action
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