Immanuel Wallerstein- 26.10.14 – La Jornada
En medio de la perpetua evolución de los tantos virajes en las políticas y las alianzas geopolíticas de varios países de Medio Oriente, uno solía al menos estar seguro de cuáles eran los objetivos de los actores principales, tanto en la región como en el mundo exterior.Esto ya no es cierto en la Siria de hoy. La política siria actual está formada por una triada: quienes respaldan al régimen de Bashar Assad, los que apoyan el califato que se autodenomina Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) y los así llamados grupos islámicos moderados que reivindican luchar contra los otros dos grupos. Las luchas triádicas son notoriamente difíciles de analizar y predecir porque las triadas tienen la casi fatal suerte de reducirse, en un plazo relativamente corto, a una lucha de dos bandos más claros. Sin embargo, en este caso muchos de los actores centrales en la región y más allá presentan una gran ambivalencia acerca de qué es lo que quieren. Muchos de ellos prefieren mantener la triada si pueden, y temen ser forzados a escoger a qué lado de la diada le otorgan prioridad. Esta ambivalencia es particularmente cierta en Turquía, aunque también es así en Arabia Saudita y Estados Unidos.