miércoles, 13 de junio de 2018

Thomas Sankara: tragedia y leyenda

El líder burkinés encarnó sueños de liberación profundos y terminó condenado por sus convicciones


Burkina Faso, Tierra de hombres íntegros, en dos de los idiomas locales, figura entre los países más pobres del mundo. En agosto de 1984 contaba con siete millones de habitantes, donde más del 80% era campesinado, se registraba un 98% de analfabetismo y una esperanza de vida media de 40 años. Contra este panorama penoso se opuso Thomas Sankara, un líder revolucionario que modificó el nombre de su país como símbolo de una transformación radical. Lo gobernó desde agosto de 1983 hasta octubre de 1987.

Sankara abogó por el respeto del medioambiente, el panafricanismo, los derechos de la mujer, la austeridad, la condena enérgica de la pobreza, la autosuficiencia. Apeló a la descolonización del pensamiento y la consecución de la felicidad fue insistente en su discurso. Obró como "presidente de un país pobre", según dijera, con el ejemplo, y actuó con dignidad, opuesto al culto a la personalidad. Fue un militar que rechazó la guerra, algo bastante inusual.

El joven capitán, que al momento de llegar al poder tenía solo 33 años, desarrolló un proyecto tan radical que no podía ser viable. Llamado el Che Guevara africano, cosechó muchos enemigos, como la Françafrique, el entramado turbio de la exmetrópoli en pos de la perpetuación de su poder neocolonial en la antigua África francesa, mediante una nebulosa de actores (denominados "amigos de Francia") aglutinados en redes y lobbies en torno al aprovechamiento de las materias primas y la ayuda pública al desarrollo. Sankara devino un símbolo muy peligroso de una emancipación durante sus cuatro años de gobierno. No tuvo miedo de jugar con fuego pese a que las fuerzas recelosas de esta transformación fueran más poderosas. El 15 de octubre de 1987 llegó el final trágico de Sankara, comenzando un mito que lo posicionó como leyenda no solo en su país (ex Alto Volta), sino en África.

La operación

Hay un culpable central en la eliminación de Sankara: Francia, o más bien la Françafrique. El día 15, un comando armado atacó las instalaciones del Consejo de la Entente de Uagadugú, desde donde gobernaba Sankara. El presidente y varios de sus colaboradores cayeron durante la agresión. El médico que examinó el cadáver consignó la causa del deceso como: muerte natural. Se dijo que el cuerpo fue enterrado a la ligera en una fosa común junto a otros.

A la noche, un comunicado anunció la muerte de Sankara tras haberse producido, según esta versión, un choque armado entre la guardia presidencial y elementos opuestos a las detenciones masivas ordenadas por el mandatario. Asimismo, los medios oficiales de la ciudad denunciaron una deriva derechista del régimen, mientras que algunas fuerzas de derecha celebraron un golpe de estado que vislumbraba una restauración interna y una reinserción del país en el esquema franco-africano. En apariencia, tras el golpe, el poder volvió a los tres coautores, junto a Sankara, de la Revolución de 1983. Uno de ellos era el capitán Blaise Compaoré, segundo de Sankara y de esa revolución. Sin embargo, Compaoré reemplazó a otrora su mejor amigo, tras su desaparición.

Un vecino incómodo
Sankara destacó por su lenguaje, una mezcla inusual de humor y de progresismo, y por sus simpatías tercermundistas
Sankara y Compaoré comenzaron el gobierno en 1983 en una estrecha alianza y amistad, cuando el 4 de agosto se anunció en forma radial la Revolución burkinesa, alineada a movimientos y partidos de izquierda, de línea antiimperialista e impregnada de marxismo. Producido el golpe, Jacques Foccart, funcionario francés de alta esfera y artífice de la política neocolonial en África, levantó la alarma en pleno contexto de Guerra Fría.

Sankara, a mediados de los 70, tras su estadía por Madagascar y otros eventos, se había convertido en referente y líder de un grupo de jóvenes oficiales con inclinaciones progresistas. A finales de 1982, pudo acercarse al poder. El golpe del 7 de noviembre de ese año le dio oportunidad, cuando representó a todo el ejército en el Comité de Salud Pública que eligió como presidente al comandante Jean-Baptiste Ouedraogo y él designó a Sankara en el cargo de primer ministro. En el transcurso de los primeros meses de 1983, Tom Sank (según su apodo popular) se destacó por su lenguaje, una mezcla inusual de humor y de progresismo, y por sus simpatías tercermundistas: Ghana, Cuba, Angola, Mozambique y Libia. El líder de la revolución era visto con desconfianza. Hablaba en lengua local, manejaba un Renault 5 y vendió todas las limusinas del Estado. A sus ministros exigió el mismo tren de vida sencillo que se impuso a sí mismo.

La presencia y el radicalismo del nuevo líder aumentaron la preocupación y, con ello, la cantidad de llamados telefónicos efectuados entre el presidente de Costa de Marfil, Félix Houphouët-Boigny, y Foccart. Este último, si bien no participó en forma directa en el complot que llevó al asesinato de Sankara, tuvo conexión directa con dos figuras aliadas del Eliseo que sí lo hicieron, uno fue Houphouët, y el otro el mandatario de Togo, Gnassingbé Eyadéma.

En líneas generales, los aliados franceses fueron de lo más rancio de la política africana de la época, por caso, las fuerzas que dirigía Jonas Savimbi en Angola en plena guerra civil, digitadas por la Sudáfrica del Apartheid con la que el presidente François Mitterrand no tuvo ningún reparo en vincularse.

Camino a la desgracia

A comienzos de agosto de 1987, Sankara pronunció un discurso en el cual subrayó los errores de la revolución iniciada cuatro años antes, como los excesos cometidos por los Comités de Defensa de la Revolución de los cuales algunos de sus miembros fueron señalados como responsables de determinados actos de terror, y pidió disculpas por los cometidos contra los individuos tenidos por contrarrevolucionarios. Propuso rectificar los errores revolucionarios y ensanchar la base del movimiento. El 2 de octubre enunció los objetivos revolucionarios y el sentido de la rectificación comenzó a torcerse para finalmente, 13 días más tarde los asesinos de Sankara "rectificaran" al propio líder revolucionario, quien estuvo rodeado de enemigos. Externos: la dirigencia francesa, la marfileña, la togolesa, entre otros, e internos, como su otrora mejor amigo, Compaoré.

Los roces de Sankara con Houphouët-Boigny no eran novedad. Las relaciones entre ellos casi siempre fueron malas. En septiembre de 1985, el realineamiento del Consejo de la Entente, foro de cooperación del África occidental francófona, mostró en la cúspide del poder a Houphouët-Boigny, a lo que su rival respondió que ese nuevo reagrupamiento era, en su opinión, de origen reaccionario, derechoso y conservador y de ser un instrumento de la estrategia neocolonial francesa. Sin lugar a dudas, el marfileño fue el hombre fuerte de Francia en África.

El líder abogó por el respeto del medioambiente, el panafricanismo, los derechos de la mujer y la autosuficiencia

Contra Sankara, Houphouët-Boigny creó una cuarta región militar en el norte de Costa de Marfil, próxima a Burkina Faso. La primera estaba ligada por un acuerdo de defensa a Francia. La armada marfileña fue casi un cuerpo suplementario de su homóloga francesa, y en estrecha tutela. El líder burkinés nunca cesó de fustigar y denunciar al imperialismo y sus agentes locales. El líder marfileño no podía dejar de sentirse tocado. El idealismo revolucionario burkinés atrajo a muchos jóvenes de Costa de Marfil.

Sin posibilidad de tener un diálogo con los sectores burkineses, sin embargo, Houphouët-Boigny encontró un aliado en Compaoré. En Costa de Marfil se emprendió una guerra propagandística por la cual se denunció la deriva fascista y militar del régimen de Uagadugú. Incluso, desde una perspectiva mucho más miserable, anónimos acusaron a Sankara de haber organizado orgías e involucrar a su esposa en estas.

A esta difamación también se sumó el presidente togolés, Eyadéma, que ya había tenido sus cruces con el capitán burkinés. Pero el rechazo a su régimen fue exacerbado el 23 de septiembre de 1986, cuando un comando de 70 hombres, procedente de Ghana, intentó derrocar al gobierno de Lomé. Eyadéma acusó a su vecino de haber formado y encausado a los agresores. Más tarde, el presidente de Togo resultó el primero en reconocer al régimen tras la caída de Sankara en octubre de 1987. Dos meses antes había oficiado de anfitrión ante Compaoré.

Antes del complot las relaciones entre Compaoré y Sankara fueron buenas, al menos en apariencia. El primero se reunía todos los días a almorzar junto a Sankara y su esposa Mariam, en donde hablaban de todo y el presidente comentaba los problemas de gestión, mostrando la gran confianza que le tenía, hasta el punto de designarlo, tras otorgarle crecientes responsabilidades, en el cargo de primer ministro, en septiembre de 1987.

Compaoré y el expresidente revolucionario eran muy diferentes. Mientras al primero le gustaba sostener un buen nivel de vida y de lujos, Sankara tenía un modo ascético de vivir, en un momento declaró sus bienes: una motocicleta, libros y una casa chica de la que seguía pagando un crédito. Casado Compaoré con Chantal Terrason, una marfileña de la corte presidencial, ella convenció a su marido de llevar adelante un estilo de vida acorde al lujo y al mérito que le correspondía. Sankara apostaba al debate abierto y la convicción, en contraste, Compaoré se inclinaba por la intriga y el poder de las armas. Tras un complot descubierto en mayo de 1984, el austero presidente se opuso a la ejecución de los siete principales instigadores, aunque su amigo abogó por reunir una mayoría que se le opusiera y fuera partidaria del fusilamiento. Durante años la tensión entre estos dos hombres creció gracias a una guerra de panfletos difamatorios.

Como un mártir

En los últimos momentos de su vida, y consciente del peligro que corría, todo pareciera indicar que Sankara siguió una actitud de dejar hacer, pues había escrito que veía inminente la preparación de su asesinato. Él conocía las intenciones de Compaoré y de su guardia personal, y no ignoraba las relaciones de la mujer de su amigo con los mandatarios Eyadéma y Houphouët-Boigny. Pero, a pesar del peligro, el presidente no quería llevar la situación al desenlace de una guerra fratricida. Fiel a su filosofía, explicó a sus allegados que el recurso a las armas para saldar las diferencias políticas era un error.

Sankara pasó a la historia, luego siguió la leyenda. Compaoré, su sucesor y antiguo amigo, se unió cómodo al juego de la Françafrique y hasta apoyó al señor de la guerra liberiano Charles Taylor sacando rédito de la guerra civil que asoló su nación. Quienes no escatimaron balas fueron los amigos de Francia. Pese a que el líder asesinado dijera: "Yo, Sankara, estoy de paso, lo que debe quedar es el pueblo", Compaoré gobernó hasta 2014 sin el último, hasta su caída tras la reacción del pueblo. Sankara se unió al panteón de líderes populares africanos y anticolonialistas asesinados como Patrice Lumumba, Amílcar Cabral y Ruben Um Nyobè que lo dieron todo por la causa de sembrar las bases para erigir el proyecto de construcción social y económica africana, destinado a la mayoría social.


Fuente: ÁFRICA NO ES UN PAÍS

Agresión saudí a Yemen deja 11 000 muertos, incluidos 2230 niños


La agresión de Arabia Saudí y sus aliados a Yemen, iniciada hace tres años, ha dejado 11 000 muertos y casi 23 000 heridos, revelan nuevos informes.

Según ha anunciado este martes el ministro de Salud de Yemen, Taha al-Mutavakel, los bombardeos de la llamada coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen se han cobrado, hasta el momento, la vida de 11 000 yemeníes, entre ellos 2230 niños y 1698 mujeres.

Además, ha detallado que las “violentas agresiones militares” contra las zonas residenciales de este país árabe han dejado también 22 215 heridos entre la población civil yemení, incluidos 3248 menores, 2645 mujeres y 2081 discapacitados.

En este sentido, ha llamado a las Naciones Unidas y a organismos vinculados al ente internacional a trabajar para detener la agresión y el ilegal bloqueo impuesto por Arabia Saudí a Yemen, y abrir los puertos terrestres, marítimos y aéreos de este país árabe para que tenga acceso a medicinas y suministros médicos.

Este ataque de la coalición saudí es una clara evidencia de que se busca detener el trabajo humanitario y el alivio proporcionado por las organizaciones humanitarias a este país devastado por la guerra”, ha indicado el ministro de Salud de Yemen, Taha al-Mutavakel, respecto al reciente ataque perpetrado por aviones saudíes contra un centro para tratar el cólera de Médicos sin Fronteras (MSF) en Yemen.

Asimismo, ha denunciado el reciente ataque perpetrado por los aviones saudíes contra un centro para tratar el cólera de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Yemen, calificándolo de un acto que viola las convenciones internacionales y las leyes humanitarias.

“Este ataque de la coalición saudí es una clara evidencia de que se busca detener el trabajo humanitario y el alivio proporcionado por las organizaciones humanitarias a este país devastado por la guerra”, ha agregado.

Desde marzo de 2015, el régimen saudí y sus aliados llevan a cabo una brutal campaña militar contra Yemen, utilizando varios tipos de armas, incluidas las prohibidas, con el objetivo de restaurar en el poder al expresidente fugitivo yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi, y hacer frente al movimiento popular yemení Ansarolá.

La comunidad internacional, sobre todo la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha hecho llamados insistentes al régimen de los Al Saud para que ponga fin a esta “estúpida guerra”.

Ejército yemení ataca con misiles un buque de la coalición saudí


Las unidades misilísticas del Ejército yemení han atacado con un misil a un buque de guerra de la coalición de Arabia Saudí en la costa occidental de Yemen.

El Ejército yemení y los comités populares han lanzado este miércoles el proyectil desde una de sus posiciones ubicada cerca del estratégico puerto de Al-Hudayda, en el oeste del país árabe, ha informado el portal web sirio Al Masdar News, citando a un portavoz del movimiento popular Ansarolá.

La fuente no obstante, no ha proporcionado más detalles sobre el ataque, ni sobre su eventual éxito.

Esta jornada Arabia Saudí y una coalición de sus aliados han lanzado oficialmente una batalla a gran escala para capturar Al-Hudayda, el principal puerto de ingreso de las importaciones y la ayuda humanitaria a Yemen, asediado por Riad.

Una fuente militar saudí ha confirmado que la ofensiva terrestre, reforzada por la cobertura aérea y naval de la coalición agresora comandada por Riad, comenzó a acercarse hacia la ciudad de Al-Hudayda, en más de un eje.

Los residentes locales han informado que se escucharon explosiones violentas en las afueras de la ciudad, según informa el canal saudí Al Arabiya. 

El martes, el presidente del Comité Supremo Revolucionario de Yemen, Mohamad Ali al-Houthi, advirtió de que “si los ataques de los mercenarios saudíes continúan en Al-Hudayda, el pueblo yemení sabe cómo luchar contra ellos” y responderá con dureza a las ofensivas.

Durante las últimas semanas Arabia Saudí y sus aliados arremeten de forma continua contra la ciudad de Al-Hudayda y su provincia homónima, y han lanzado múltiples ataques contra las fuerzas de seguridad del puerto y las patrullas marinas circundantes.

Las Naciones Unidas advirtieron el pasado viernes de que una agresión militar saudí o un asedio a Al-Hudayda podría acabar con la vida de 250 000 personas. “Reducir las importaciones a través de Al-Hudayda durante un período prolongado sometería a la población de Yemen a riesgos extremos e injustificables”, avisó la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para Yemen, Lise Grande.

Reinos Terroristas de Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos inician ataques contra Al-Hudayda en Yemen


Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han iniciado una operación militar en la ciudad portuaria de Al-Hudayda, en Yemen.

Desoyendo así las advertencias de los organismos humanitarios sobre lo que representan los ataques para la situación humanitaria de los yemeníes.

Las fuerzas militares, respaldadas por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, lanzaron un ataque al principal puerto de Yemen en la provincia de Al-Hudayda.

El puerto se encuentra en manos del movimiento popular yemení Ansarolá. Los Emiratos Árabes Unidos fijaron el martes como fecha límite para que las fuerzas populares se retiraran de la ciudad o enfrentarían ataques.

La batalla por Al-Hudayda se prevé que sea la más grande de una guerra de tres años que ha impuesto Arabia Saudí contra Yemen.

Los países occidentales en el pasado habían logrado convencer a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos de que no bombardearan el puerto, advirtiendo que su destrucción conduciría a muertes y hambruna. Pero, esta vez Arabia Saudí insiste en la operación militar.

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 600 000 personas viven en la ciudad y sus alrededores. Un ataque militar de Arabia Saudí o un asedio a la ciudad, advierte la ONU, podría acabar con la vida de hasta 250 000 yemeníes.

Pero la ofensiva también tendría un impacto más amplio en todo el país porque el puerto ha servido como el principal acceso de ayuda para la mayoría de la población de Yemen, 17 millones de los cuales ya están en la inseguridad alimentaria. La mayoría de los combustibles, críticos para el suministro de agua del país que funciona con bombas operadas con diesel, también llegan a través del puerto.

Desde el movimiento Ansarolá aseguran que la nueva escalada militar está destinada a obstaculizar los esfuerzos de la ONU para posibilitar la vuelta a la mesa de diálogos.

Yemen: Ataque a buque saudí es una pequeña parte de nuestro poder


El Ejército yemení dice que un ataque recién realizado contra un buque de Arabia Saudí y sus aliados es solo una pequeña muestra del poder disuasivo del país.

“El mensaje de la Fuerza Naval de Yemen a los agresores es que esta operación solo es una parte pequeña de nuestro poder disuasivo”, ha declarado este miércoles el general de brigada Aziz Rashed, viceportavoz del Ejército.

La operación de represalia, ha señalado también el mando militar yemení, es “una fuerte bofetada” a Estados Unidos y el régimen israelí, por entregar equipo y herramientas de guerra a Arabia Saudí.

Según Rashed, el Ejército yemení se está preparando para dar respuestas más duras a los agresores, y tiene intención de mostrar sus terroríficas capacidades militares en futuras batallas.

Tras la derrota sufrida con el ataque, llevado a cabo este miércoles, el enemigo está experimentando ahora los efectos de la guerra psicológica, ha proseguido el viceportavoz. 

En el ataque, las unidades de misiles del Ejército yemení han atacado con uno de sus proyectiles guiados a un buque de guerra de la coalición de Arabia Saudí desplegado frente a la costa occidental de Yemen.

El mensaje de la Fuerza Naval de Yemen a los agresores es que esta operación solo es una parte pequeña de nuestro poder disuasivo”, enfatiza el general de brigada Aziz Rashed, viceportavoz del Ejército yemení, sobre el reciente ataque de Yemen a un buque saudí.

La operación tiene lugar después de que Riad y una coalición de aliados suyos hayan lanzado oficialmente una batalla a gran escala para capturar Al-Hudayda (oeste), el principal puerto de entrada a Yemen, asediado por la monarquía árabe, de importaciones y ayuda humanitaria.

Durante las últimas semanas, el reino árabe y sus aliados han arremetido de forma continua contra esa ciudad portuaria y su provincia homónima, lanzando múltiples ataques contra las fuerzas de seguridad del puerto y las patrullas marinas circundantes.

El martes, el presidente del Comité Supremo Revolucionario de Yemen, Mohamad Ali al-Houthi, advirtió de que “si los ataques de los mercenarios saudíes continúan en Al-Hudayda, el pueblo yemení sabe cómo luchar contra ellos” y responderá con dureza a las ofensivas.

lunes, 11 de junio de 2018

"Soy terco y radical", proclama AMLO en recta final por presidencia de México

"Soy terco, necio y radical, ustedes ya me conocen", exclamó ante miles de sus fieles seguidores el candidato de izquierdas Andrés Manuel López Obrador, quien marcha como amplio favorito según encuestas en la recta final de su tercera campaña por la presidencia de México.


El aspirante de 64 años lanzó esa expresión para autodefinirse la noche del 6 de junio, cuando recibió en un ritual con incienso el bastón de mando y un collar de guirnaldas de pueblos de raíces prehispánicas de Atlixco y alrededores, en las faldas del volcán activo Popocatépetl del central estado de Puebla, desde donde bajaron unas 15.000 personas.

La expresión la repitió de distintas maneras ante multitudes con notable perfil popular, familias campesinas completas, en su recorrido por los pueblos costeros de Veracruz y las sierras y montañas de Puebla, en ruta hacia el conflictivo estado de Guerrero, asolado por la violencia del crimen organizado, donde culminará su gira sureña el próximo fin de semana.

Mientras los medios de prensa nacional cubren cada expresión, que consideran un exceso, para exigirle moderación, AMLO como lo llaman sus seguidores empleando las iniciales de su nombre, responde con mayor énfasis en las promesas que desatan furor.

Así lo hizo en Atlixco, pueblo dedicado al turismo y el cultivo de flores en tierras fertilizadas por cenizas y caudales de agua que bajan por las estribaciones del volcán, y que sufrió daños en sus templos coloniales y decenas de víctimas en los terremotos de septiembre de 2017.

Atlixco lo recibió con danzantes y bandas pueblerinas.

Creció la pobreza, creció la corrupción y creció la violencia: ¡esa política se irá al basurero de la historia!" exclamó el encanecido líder, que vestía un sencilla camisa blanca y pantalón azul.


La promesa de una "transformación y cambio verdadero" es acompañada de anuncios de mejores servicios públicos y duplicación de las pensiones de los adultos mayores.

En el cuarto y último discurso de la jornada, que se prolongó hasta después de las nueve de la noche, esos compromisos de López Obrador desataron la algarabía y la respuesta del grito sincopado de "¡pre-si-dente, pre-si-dente!".

"¡Vamos a terminar con privilegios y los excesos, como la pensión de los expresidentes!", exclamó, para alborotar aún más a la multitud.

La cuarta revolución: anticorrupción

El discurso que repite es aderezado con una apretada reseña de lo que considera las tres únicas transformaciones de México.

Primero la independencia de España, y después la reforma que separó a la Iglesia Católica del Estado en el siglo XIX, hecha por "el mejor presidente liberal en la historia nacional, el indígena zapoteco Benito Juárez", máximo héroe de AMLO.

La tercera es la Revolución Mexicana de 1910, "encabezada por un hombre bueno, el presidente Francisco I. Madero (fusilado en 1913), apóstol de la democracia", junto con los anarquistas Flores Magón, Pancho Villa y Emiliano Zapata, sus referentes.

Cierra el círculo de héroes de AMLO el general Lázaro Cárdenas, "quien consumó la revolución y recuperó el petróleo" en 1938, relató en su didáctica recapitulación.

Ese recuento desemboca en lo que todos quieren escuchar en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena): "los que estamos aquí llevaremos a cabo la cuarta gran transformación histórica de la vida pública de México".

La columna vertebral de su mensaje es la promesa de luchar contra la corrupción.

AMLO Estima que la tarea no va a costar mucho, porque la corrupción no crece de abajo hacia arriba.

"El pueblo tiene valores y honestidad", exclamó para recibir como respuesta el coro más gritado y repetido: "¡es un honor, estar con Obrador!".

La lógica que expone es que si el presidente es corrupto los gobernadores y alcaldes lo serán; pero si el líder supremo es honesto "todos van a tener que ser honestos".

Sus cálculos estiman que si logra "moralizar al país", el dinero malversado se va a utilizar para el desarrollo.

"Se roban por lo menos 500.000 millones de pesos (25.000 millones de dólares) que usaremos para el renacimiento nacional", dijo.

Según esos números, el presupuesto alcanza para repartir entre 30 millones de familias: "se puede invertir 13.000 pesos mensuales por familia, en empleo y bienestar", aseguró.

En ese punto volvió exclamar: "Soy terco, soy necio, sí se puede; me canso ganso que vamos acabar con la corrupción, lo juro", puntualizó, echando mano de un dicho popular mexicano de compromiso.

Desprecio popular a las elites

En cada frase, López Obrador va tejiendo la narrativa de su movimiento.

"Lo lograremos sin violencia y de manera pacífica, sin el derramamiento de sangre del pasado, aunque nuestros héroes no lo querían", expresó, abriendo espacio a diferentes interpretaciones.

Entonces soltó una frase didáctica: "nuestra transformación será pacífica pero radical, palabra que viene de raíz, vamos arrancar de raíz el régimen corrupto, va a ser la república liberada", sentenció.

En cada expresión contra las elites, estallaron exclamaciones que denotaban un resentimiento acumulado por décadas entre la multitud.

La promesa de vivir "en la justa medianía" es también una advertencia a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se quedarán "sin sueldos de 650.000 pesos mensuales", unos 32.000 dólares.

"¿Qué han hecho esos ministros por el pueblo?", preguntó López Obrador. "¡Nada!" respondió el coro.


Los abucheos crecieron cuando el candidato mencionó los ingresos de los senadores, 500.000 pesos (unos 25.000 dólares), y de los diputados, consejeros electorales, de derechos humanos federales y del instituto de transparencia, 400.000 pesos (unos 20.000 dólares).

Y la ovación estalló cuando AMPLO exclamó: "Como presidente, voy a ganar menos de la mitad de lo que gana (Enrique) Peña Nieto y sin compensaciones, para subir el sueldo de los abajo".

En un guiño a los empresarios, advirtió que hará estos cambios sin incrementar ni un solo impuesto, ni la deuda pública ni el precio de la gasolina que nutre el presupuesto federal.

"Es un juramento", proclamó.

Después de dos décadas con centenares de discursos en plazas públicas como esta que lo recibió con bandas y bailes tradicionales de peleas de moros contra cristianos de la época colonial, AMLO conoce el efecto de sus promesas.

"Vamos a cortar el copete de privilegios", dijo en alusión al peinado de Peña Nieto.

El relato de un gobernante sencillo y humilde es evidente, y tiene sus efectos en la gente.

"El poder no es prepotencia ni fantochería, sino rechazo a los lujos, al mando que es virtud si se pone al servicio de los demás", sostuvo. Ovación.

Hacia el final, las expresiones de "arriba los de abajo, y abajo los privilegios", aumento de sueldo a maestros, enfermeras, médicos, soldados, policías y campesinos, y "educación universitaria para todos, sin exámenes de admisión", AMLO acercó el entusiasmo al paroxismo.

"Nunca he perdido el piso ni levitado, voy a seguir viviendo en mi casa y se integrarán al Parque de Chapultepec las 60 hectáreas de Los Pinos", dijo en referencia a la residencia presidencial.

AMLO sabe de las críticas que esa retórica despierta.

"Los de la mafia del poder y sus intelectuales dicen que eso es populismo; creen que no puedo dormir por esa acusación (…); miren como estoy temblando", se burló para regocijo de sus fieles.

La sentencia es clara: "si eso es ser populista, que me apunten en la lista, no tengo ningún problema de conciencia, eso se llama justicia laboral, es lo que habrá en mi Gobierno", terminó.

Un anciano de 70 años emocionado, Eulogio Xecua, del pueblo de San Martín Tlamapa, no paraba de aplaudir con sus manos callosas.

"Todo lo que dice está bien, yo creo que va a ser nuestro presidente", dijo el hombre a esta agencia.

Las elecciones generales se celebrarán el 1 de julio.

Un candidato en prisión: los kurdos tienen la llave para derrotar a Erdogan

Viajamos hasta la prisión de Edirne junto al abogado de Demirtas, el único candidato en la cárcel. Desde su celda ha lanzado una campaña a través de mensajes que su abogado filtra al exterior


El abogado turco Bayram Arslan tiene esta vez un importante cometido. Su cliente es el candidato presidencial Selahattin Demirtas y está encargado de difundir sus mensajes fuera del recinto penitenciario. Como cada mañana desde el anuncio de las elecciones anticipadas, el letrado conduce en coche hasta la prisión de Edirne, se reúne con el político y regresa al apartamento alquilado. “Desde que le metieron en la cárcel he venido aquí todas las semanas. Y cuando el Gobierno anunció la fecha de las elecciones, alquilé este piso y me he instalado aquí para poder visitarle tres veces al día”, relata Arslan a El Confidencial.

Es así como, jornada tras jornada, Bayram saca al exterior los escritos de Demirtas y los transforma en entrevistas, tuits o declaraciones para el debate en los medios de comunicación. “Hoy hablaré a las 20h en el programa Lideler de la Fox”, anuncia el candidato en su red social. “Para reunirme con él tengo que pasar tres controles diferentes y sólo puedo entrar con los dosieres del caso”, explica Arslan, que esconde los escritos del político entre los documentos judiciales para evadir así una incautación policial. “Si quiere hacer un tuit o responder a un político él me lo dicta en la reunión y yo lo difundo cuando salgo”.

El carismático líder del partido pro kurdo HDP fue detenido en noviembre de 2016 acusado de difundir propaganda terrorista del PKK -grupo armado marxista leninista y organización terrorista para Turquía, la UE y Estados Unidos-. Desde entonces, ha permanecido en prisión preventiva y se enfrenta a más de 104 acusaciones entre las que están ser miembro de una organización armada, hacer apología del terrorismo o insultar al presidente. “El 99% de los cargos se basan en sus discursos políticos”, mantiene Arslan, “por lo que este es un juicio político, lo que hace la defensa muy complicada”, sentencia el letrado.

El declive del HDP

El Partido Democrático de los Pueblos, fundado como una fusión de distintas formaciones prokurdas de izquierdas en el año 2012, sorprendió a políticos y electorado en los decisivos comicios de junio de 2015. Por primera vez en la historia de la República una entidad kurda entraba en el Parlamento. Demirtas, un líder locuaz, de humor inteligente y respetado por distintos segmentos políticos, fue el artífice de tan inusual victoria con la obtención del 13% del resultado. El AKP -partido conservador islamista de Erdogan- perdió la mayoría absoluta y fue incapaz de formar un cabinete, por lo que convocó una nueva cita electoral para noviembre de ese mismo año.

En este período se produjo la ruptura definitiva del alto el fuego entre el Gobierno y el PKK. Los insurgentes emprendieron una sucesión de atentadosen el sureste y en las grandes ciudades; y las fuerzas de seguridad lanzaron una despiadada operación militar. En estos tres años, el ejecutivo de Erdogan ha endurecido la condena colectiva contra los sectores del HDP por no distanciarse del discurso del grupo armado. Una sanción que ha surtido efecto y ha arrebatado el apoyo de parte de su electorado. No sólo sus anteriores líderes, Demirtas y Yuksekdag, están en prisión; sino también otros 9 de sus diputados, y cerca de 80 alcaldes en el sureste fueron reemplazados por políticos del AKP.


Una campaña sin candidato

Mientras Demirtas sigue retenido en una prisión de alta seguridad, junto a otro compañero de partido, el HDP lleva a cabo sus actos de campaña con los nuevos presidentes: Sezai Temelli y Pervin Buldan. “Preferiríamos que estuviera libre”, apunta a El Confidencial Esengul Demir, la cabeza de lista del HDP en Estambul, “pero de esta manera el pueblo puede comprobar lo que se está haciendo con nosotros”. Demir dice que “esta es una campaña desigual” y que el candidato para las próximas elecciones se eligió de manera democrática en el congreso interno no para victimizar la cuestión kurda sino porque él es “una figura aceptada por muchos sectores”.

Ante la inminente convocatoria de elecciones para el 24 de junio, en un movimiento político sin precedentes, los principales partidos de la oposición -los socialdemócratas del CHP, el conservador nacionalista Iyi Parti, el islamista SP y el de derechas DP- han formado una coalición en bloque para derrotar a Erdogan. Es un síntoma de la trascendencia de estas elecciones, en las que Erdogan puede culminar su proyecto político para introducir una presidencia ejecutiva, pero también es un reflejo de la desesperación de la disidencia en Turquía. “La Alianza de la Nación” concurre de manera conjunta en las legislativas, no así en las presidenciales -que se celebran en la misma jornada-.

Una simpatizante del HDP muestra fotografías de Demirtas durante una protesta en Estambul. 


Los kurdos tienen la llave

Pero el bloque opositor ha dejado fuera al HDP. “Nos han dejado solos”, se queja Demir, “ha sido por culpa de la contra propaganda del gobierno. La idea inicial era incluirnos, pero al final los demás partidos tuvieron miedo y pensaron que concurrir junto al HDP les haría perder votos”, apunta al referirse a los contactos previos entre las distintas agrupaciones, “y eso que con tal de recuperar la democracia y que volviera a funcionar el Parlamento, nosotros habríamos renunciado a puntos esenciales de la cuestión kurda”, sentencia.

A menos de un mes de la decisiva cita electoral, las encuestas ofrecen pistas de la matemática de sufragio que podría decidir el futuro del país. El HDP debe obtener un mínimo del 10% de los votos para entrar en el Parlamento. Si no logran pasar ese porcentaje, sus diputados serán reemplazados por la segunda fuerza en el Kurdistán, el AKP, que logrará así una mayoría absoluta en la cámara. Es por esta razón que muchos jóvenes turcos de izquierdas van a apostar por el HDP en las legislativas, “es la única manera de asegurar la victoria de la oposición, sin ellos no podrán derrotar a Erdogan”, afirma Selçuk, un trabajador humanitario de 32 años.

Todo parece indicar que habrá una segunda vuelta entre los candidatos presidenciales. Según lo previsto, Erdogan se enfrentará a uno de los principales líderes de la oposición: Ince -del CHP- o Aksener -del Iyi Parti-. También ahí, el HDP puede mover a su electorado para que triunfe el bando anti Erdogan. “Aksener trae muy malos recuerdos a los votantes kurdos, porque cuando fue Ministra del Interior hubo muchos desaparecidos por culpa de sus políticas fascistas”, apunta tras no aclarar si apostarán por la dirigente nacionalista en la más que factible segunda vuelta frente a Erdogan. “Ningún candidato puede prosperar sin el apoyo de los kurdos, quienes han sido ignorados hasta hoy”, ha pronunciado Demirtas desde su celda en una reciente entrevista, “por esta razón los kurdos van a ser la clave”.

Fuente: El Confidencial

¿Por qué fracasan los intentos de Moscú en el sur de Siria?

Los esfuerzos de Rusia para establecer un acuerdo con Washington, (Israel) y Jordania para crear una zona de distensión en el sur de Siria, enfrenta el riesgo de la retirada de Estados Unidos e (Israel) de los acuerdos previos, y esta retirada, amenaza con iniciar una escalada contra Siria e Irán, y posiblemente no le quedaría a Rusia ninguna alternativa sino la de enfrentar la escalada en el sur sirio.


La reunión tripartita a nivel de viceministros de Exteriores entre Jordania, Moscú y Washington programada para celebrarse en Ammán, parece haberse convertido en una necesidad innecesaria; la reunión fue acordada entre las tres partes para organizar las medidas que garanticen una reducción de la escalada y lo cual fue denominado por los medios adversos a Irán como “el pacto ruso” y este establece, como lo aclaraba Moscú, de que el ejército sirio controle las fronteras con Jordania e (Israel) y se facilite la salida de los militantes armados que no desean acordar una reconciliación hacia Idlib, también sería desmantelada la base estadounidense del Tanaf ubicada en la frontera iraquí-siria, de la misma manera, lo confirmó el ministro de Exteriores de Siria, Walid al Mualem.

Lo denominado como “pacto” fue considerado por los medios occidentales y árabes adversos a Siria e Irán como un cambio ruso en el sentido de dejar a un lado la coordinación y el entendimiento con Irán en Siria con el fin de favorecer a Washington e (Israel); más cuando las visitas de Netanyahu y Lieberman a Moscú fueron acompañadas de afirmaciones occidentales y árabes de se había acordado “la salida de Irán del sur de Siria” bajo la presión de Rusia, para radicarse a una distancia de 25 km de la frontera o a una distancia de 60 km en dirección de la carretera de Damasco – Swaida, produciéndose esto gradualmente y por etapas.

El posterior desmentido de (Israel), negando que hubo un acuerdo con Rusia, pasó desapercibido, con el fin de preservar la utilidad del bullicio mediático sobre la “traición rusa” según el titular del artículo de uno de los periodistas más prominentes del Líbano; el desmentido fue expresado por un “alto funcionario israelí” citado por el “Canal 10 de (Israel)”, el sitio de “Yedioth Ahronoth”, así como “The Times of (Israel)”.

Mientras tanto el presidente sirio negó los alegatos de que existen bases iraníes en Siria, así como lo negó el ministro de Exteriores sirio y el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní, Alí Shamkhani, esto mismo lo desmiente la realidad sobre el terreno sirio y las salas de operaciones.

No se ha logrado el acuerdo de Moscú con Washington y la administración estadounidense. Los esfuerzos rusos para reducir la escalada han sido apoyados por el subsecretario de Estado adjunto David Satterfield, y no ha sido mencionado por un alto funcionario de la administración estadounidense en la Casa Blanca o el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Defensa.

Cuando Damasco anunció el fin de la liberación de las dos Ghoutas de los grupos armados en el sur de Siria, el Pentágono amenazó con usar la fuerza contra Damasco si los aliados de Washington serán atacados. El general Kenneth McKenzie advierte nuevamente en el nombre de Estado Mayor del ataque a los aliados de Washington en Siria.

La coalición estadounidense explica que sus operaciones en Siria tienen un límite de tiempo, a pesar del anuncio de Donald Trump de que quiere retirarse de Siria. El portavoz oficial de las operaciones en Siria, Thomas Phil niega cualquier pensamiento estadounidense de retirada y acuerdo con Rusia para reducir la escalada y el desmantelamiento de la base Al Tenf. Al contrario, la evidencia sugiere que el Secretario de Relaciones Exteriores Mike Pompeo y el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton están trabajando para escalar con Rusia e Irán y están planeando expandir la base de Al Tenf mediante la construcción de una base al lado de la frontera iraquí.

Un ataque de "Daesh" en la aldea de al-Hasarat al norte de la ciudad de Albuqamal frente a las fuerzas estadounidenses puede ser una señal de escalada. Otras señales pueden ser el acuerdo de Ankara para abrir el camino a Turquía al este del Eufrates y trabajar para restablecer los lazos de su era anterior, según las declaraciones de Relaciones Exteriores turco, Mouloud Jawishoglu.

En este contexto, los grupos armados en el sur de Siria están recuperando su actividad con el apoyo de los EE. UU. en preparación para una batalla anticipada.

El llamado Ejército Revolucionario separa el "batallón volcán Hawran" de sus formaciones militares porque está llevando a cabo contactos para la reconciliación con el estado sirio, según el portavoz del "ejército" llamado Abu Bakr al-Hassan. El llamado "Ejército de Salvación" ha arrestado a varios de sus miembros acusados de infiltrarse en áreas controladas por el estado. A cambio, los grupos que piden la reconciliación están sujetos a asesinatos secretos, según el Observatorio opositor sirio.

Jordania puede ser la única parte que ha estado interesada en los esfuerzos de Rusia para reducir la escalada, con el fin de reabrir el cruce y abrir el camino con Siria e Irak para aliviar la agobiante crisis económica y enfrentar los riesgos de inestabilidad. Pero la presión de Arabia Saudita sobre Jordania por su disposición a aceptar un acuerdo para reducir la escalada, de acuerdo con el monarca jordano, podría ser compensada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a petición de los Estados Unidos.

La escalada estadounidense-saudita e (israelí) contra los esfuerzos rusos y contra Irán y Siria podría destruir los intentos de Moscú de reducir la escalada en el sur de Siria. Pero está presionando a Moscú para enfrentar la escalada junto con el ejército sirio y las fuerzas aliadas. La base siria Hameimim en Siria declara que "las fuerzas del régimen pronto comenzarán la batalla para la liberación del sur sirio". Los datos de campos de batallas indican esta tendencia.

domingo, 10 de junio de 2018

Etiopía y Eritrea, los hermanos aún en guerra


En el vigésimo aniversario del inicio de la guerra entre Etiopía y Eritrea, la opinión pública ve que una oportunidad para la paz sostenible finalmente puede estar en el horizonte.

En tanto, los académicos insisten en llamar a los políticos a buscar vías de reconciliación, para poner fin así a un conflicto que comenzó en mayo de 1998, cuando el escenario bélico se abrió paso para pelear por las llanuras desoladas de Badme.

Los especialistas instaron al gobierno de este país a no cejar en el llamado a la amistad, que ya reinició el nuevo primer ministro Abiy Ahmed, pero al cual Asmara le dio la espalada, al poner como pretexto la vieja disputa.

Las diferencias, supuestamente ya resueltas por medio del Acuerdo de Argel, siguen siendo usadas por la contraparte eritrea a la luz del presente, según los analistas, con el fin de sacar algún rédito.

El pacto comprometió a los beligerantes a aceptar la mediación de las Naciones Unidas para el establecimiento de sus fronteras definitivas de acuerdo con el principio instaurado por la entonces Organización de la Unidad Africana sobre respeto a los límites territoriales heredados de la época colonial.

No obstante, Eritrea todavía insiste en que aquella zona es parte integrante de su territorio, y más allá de que tengan o no razón, ello obstaculiza una y otra vez los llamados de entendimiento, consideró Belete Belachew, analista del Centro de Diálogo, Investigación y Cooperación.

Hace 20 años, las narrativas hostiles se convirtieron rápidamente en dominantes, causando un colapso estructural de las comunicaciones entre los dos países.

Así, el resultado fue una guerra de trincheras al estilo de la Primera Guerra Mundial, en la que decenas de miles de soldados chocaron con ametralladoras, tanques y fuego de artillería en oleadas.

Los enfrentamientos dejaron un estimado de 100 mil muertos y más de un millón de desplazados y, a consideración de observadores, tuvo un efecto devastador en el tejido social y en la economía.

Fue un mal procedimiento, que se arrastra hasta el presente: ambos estados recurrieron a encuadres nacionalistas de identidad, territorio e historia compartida, precipitando discursos conflictivos, refirió el director ejecutivo del Instituto de Estudios Estratégicos de Relaciones Exteriores, Mogos Tekelemichael.

En el punto álgido de la guerra, Etiopía aumentó el tamaño total de su ejército de 60 mil a 350 mil y los gastos de defensa se dispararon; en general, el costo fue de casi tres mil millones de dólares, según datos archivados al respecto.

Mientras tanto, el número de los efectivos de Eritrea se incrementó a 300 mil (casi 10 por ciento de la población) a través de la conscripción de servicio nacional.

Consecuentemente, las autoridades de esa nación usan el estancamiento intratable como una justificación para no desmovilizar la cifra insostenible de tropas que conserva, apuntó Tekelemichael.

Comentaristas de todo el mundo, acerca del conflicto sobre una línea imaginaria que atraviesa la escarpada porción de tierra, ofrecieron explicaciones que van desde los problemas económicos eritreos hasta las ideologías divergentes entre los entonces líderes y el deseo de Addis Abeba de recuperar el acceso al mar.

Colocaron como telón de fondo a los dos movimientos que dominaban la política en ese momento, el Frente de los Pueblos para la Democracia y la Justicia, y el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF).

A lo sumo, es un diferendo entre las personas que hablan tigrinya, observó Gerbru Asrat, ex miembro del Buró Político del TPLF; 'solo Tigray, no toda Etiopía, es el objetivo de Eritrea'.

Aunque las diferencias políticas y económicas subyacentes estaban lejos de ser insuperables, la animosidad, la ira, el desprecio y la amargura entre las agrupaciones y sus representantes hicieron imposible una resolución política en el pasado, pero eso debe ser superado en el presente, manifestó, por su parte, Tafese Olika, académico de Ciencias Políticas en la Universidad de Addis Abeba.

Argel podría haber sido un punto de discusión, pero los otros aspectos de la relación entre personas son más que suficientes para restablecer los lazos, puntualizó Olika.

La situación de 'no paz ni guerra' no es ventajosa para nadie, particularmente para la gente que vive a lo largo de la frontera, argumentó.

El estudioso coincide en que la relación es más que un asunto fronterizo y por lo tanto, las dos naciones necesitan recurrir a otras oportunidades, entre ellas los enormes lazos culturales, para salir del punto muerto.

En abril de 2002, la Comisión de Límites dictaminó que Badme es parte de Eritrea, pero en ese momento Etiopía se negó a cumplir con la decisión, preparando, consideraron algunos, el escenario para un estancamiento que aún repercute en el Cuerno de África.

Sin embargo, Ahmed aseguró su deseo de sentarse a la mesa de negociaciones, algo a lo que Asmara renuncia hasta ahora, casi dos meses después del llamado del flamante jefe de Gobierno etíope.

El premier no tiene el equipaje histórico que tenía Meles Zenawi aunque posee un margen de maniobra mucho mejor que su predecesor, Hailemariam Desalegn, y eso debe usarlo a su favor, en opinión de la mayoría de los investigadores.

Pero es más importante para los estudiosos que el primer ministro comprometa al país con cumplir plenamente la normativa de la Comisión y revertir la posición legal y políticamente insostenible.

Debe enviar una señal clara a los eritreos y a la comunidad internacional de que asegurará su parte del trato, agregaron.

Esto serviría como una medida crítica de fomento de la confianza y allanaría el camino hacia la compleja y penosa tarea de trabajar a través de las condiciones políticas y económicas que llevaron a la guerra que desgarró a las dos sociedades.

Asimismo, consideraron que la resolución pacífica fortalecería la seguridad regional y restablecería la confianza y la capacidad de recuperación.

Es imperativo para todos aquellos que se preocupan por la estabilidad a largo plazo y la viabilidad económica de la región hacer todo lo posible para ayudar a ir más allá de la guerra sin sentido que causó tanto sufrimiento, concluyeron.

La Unión Africana frente a sus principales conflictos


La Unión Africana (UA) atiende de un modo u otro, conflictos principales de la región en Somalia, Mali, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Sudán del Sur y República Centroafricana (RCA), estos tres últimos considerados los más graves.

Organización carente del presupuesto suficiente para actuar de forma independiente y eficaz mediante fuerzas de pacificación en esas naciones, su influencia en la posible solución de esos contenciosos opera, por una parte, a través de la mediación diplomática, y, por la otra, del aporte en tropas a las respectivas misiones de la ONU. El papel del ente panafricano ocupa, pues, un segundo plano en comparación con el organismo mundial, que actúa con miles de soldados y oficiales, sofisticados recursos militares y abundantes medios logísticos, mediante esas representaciones en Estados como Somalia, Mali, la RCA la RDC y Sudán del Sur.

Durante los últimos años, reunión tras reunión, la UA ha reiterado su preocupación ante esos contenciosos, llama a más ayuda y cooperación internacional para solucionarlos, y propone acuerdos sobre cada uno de ellos, pero sin que le sea posible modificar esas dos maneras cardinales de incidir en los conflictos, aunque en ciertos casos combina ambos métodos.

La ONU, por su parte, estimula esa participación de la región, con más razón porque la presencia de sus cascos azules, no siempre a solicitud de los respectivos gobiernos, sirven también para proteger y preservar los intereses de antiguas metrópolis coloniales en la región, como es el caso de Francia en Mali, por citar solo un ejemplo.

El organismo regional, que recibe sistemáticas críticas de analistas por su alegada ineficacia en la solución de dichos problemas, prioriza por su intensificación en los últimos meses los de la RCA, Sudán del Sur, la RDC y Somalia.

PRINCIPALES MISIONES DE LA ONU 

Así, las representaciones del organismo mundial en la región enfrentan los respectivos diferendos en Somalia (Amisom), Mali (Minusma), República Centroafricana (Minusca), la República Democrática del Congo (Monusco) y Sudán del Sur (Unmiss), en cuyos contenciosos y nóminas la UA participa de alguna manera y mantiene sobre ellos el centro de su atención.

Somalia es quizás la más visible de esas representaciones del organismo mundial con el consenso africano, en un territorio donde se materializa mediante el grupo fundamentalista Al Shabab el ascenso señalado por el organismo en las últimas cumbres del extremismo islámico que muchos clasifican como terrorista.

La Amisom tiene allí desde enero de 2007 una fuerza que en la actualidad asciende a unos 22 mil efectivos para apoyar al gobierno contra los comandos guerrilleros, sucesores de la anterior Unión de Cortes Islámicas, desconocedores del gobierno y respaldados por Occidente.

Fuerza panafricana de paz programada para su sustitución en breve por tropas locales, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a fines de abril pasado a la UA extender su presencia hasta el venidero 31 de agosto.

El bloque regional, por su parte, pidió una implementación prudente del mencionado plan de transición de competencias de esa misión hacia las fuerzas locales de seguridad, y llamó a ejecutarlo 'con suma cautela'.

OTROS DIFERENDOS Y FUERZAS DE LA ONU 

Otro foco de actividad bélica con presencia de la ONU y respaldo de la UA es Mali, donde confluye desde 2013 la acción combinada de varios grupos integristas con guerrilleros de la etnia tuareg, aspirantes a la independencia de sus territorios originarios.

Con unos 13 mil efectivos dislocados en aquella nación, la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización del organismo, establecida por el Consejo de Seguridad el 25 de abril de aquel año, tiene el objetivo de ayudar a la paz con la derrota de los opositores.

El operativo inicial de intervención de esa fuerza, considerada entre las misiones de paz más peligrosas del organismo global, con más de 120 muertos desde su activación, fue realizado por Francia, anterior potencia colonial y beneficiara de los recursos naturales malienses, aunque varios países africanos también enviaron soldados.

La República Centroafricana, país inestable por su situación interna desde 2003, agravada en 2015 y recrudecida durante los últimos meses, cuenta con la llamada Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU (Minusca).

El conflicto tiene además un ingrediente religioso, al enfrentar al grupo de rebeldes musulmanes llamados Seleka, que tomaron en 2013 el control de la capital, contra milicias cristianas denominadas anti-Balaka, cuyos combates causan la muerte de civiles.

Respecto a la guerra congoleña, la Misión de Estabilización de la ONU (Monusco) heredó el legado de otras anteriores que con distintos nombres se correspondieron con respectivos conflictos en esa nación empobrecida y flagelada por la violencia durante décadas y ahora enfrentada a un intenso contencioso entre el ejército y fuerzas rebeldes en el este del país.

El 1 de julio de 2010, el Consejo de Seguridad decidió que su fuerza en el país tomara ese nombre para que reflejara la nueva fase y le autorizó el empleo de todos los medios necesarios para llevar a cabo su mandato pacificador y estabilizador, en apoyo al gobierno.

La congoleña Monusco, con una dotación máxima permitida de 19 mil 815 efectivos y sus correspondientes componentes civil, judicial y penitenciario, asumió también la protección de civiles, personal humanitario y defensores de los derechos humanos en peligro inminente de sufrir violencia física.

Tanto el organismo mundial como la UA y otros socios internacionales que respaldan a esta misión aprecian avances desde el establecimiento de la operación en la RDC, pero se quejan de que prevalecen graves contravenciones de los derechos humanos, como la violencia sexual y la de género.

En cuanto al resto de las contiendas bélicas africanas, tal vez sea Sudán del Sur, cuya presente guerra civil comenzó a mediados de 2013 con el alzamiento del exvicepresidente Riek Machar, donde más se aplican las gestiones pacificadoras del organismo.

Esa actividad diplomática, encaminada a un acuerdo de paz en aquel país, se verifica por lo general a través de la mediación de exlíderes regionales y la convocatoria a reuniones conciliadoras, que fluctúan entre Juba, su capital, y la sede de la UA en Addis Abeba.

Sudán del Sur, país que aunque es el más joven del mundo (2011) registra serios problemas como nación por la constante complicación del contencioso y millones de personas declarados con hambre severa, es en la actualidad uno de los más frecuentes escenarios negociadores de la UA, aunque aún sin resultados concretos.

La gestión diplomática y las presiones del organismo contra los actos violentos también se emplean en cuanto a Nigeria, donde la campaña militar entre el gobierno y el grupo fundamentalista Boko Haram, incluido en la clasificación de terrorista por la comunidad internacional, trasciende las fronteras nacionales.

El organismo africano actúa también sobre esta nación a través de la Comunidad de Estados de África Occidental y de un ente militar denominado Fuerza Multinacional Conjunta, que enfrenta a los extremistas en los territorios de Nigeria, Camerún, Chad y Níger donde opera esa organización rebelde.

La Unión Africana, a nivel mundial el mayor bloque regional, el de los países más pobres y la población más joven, deviene también vital, como se ve, para la coexistencia pacífica del planeta, lo cual refrendaron las palabras hace poco del secretario general de la ONU, António Guterres: 

'La comunidad internacional no encontrará la paz y la seguridad si África no es capaz de gestionar sus conflictos, y más aún, de prevenirlos y solucionarlos'.

África y la agenda de magnicidios (II)


Un hecho espectacular lo constituyó el doble magnicidio del general Juvenal Habyarimana, presidente ruandés, y su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, tras regresar su avión de una cumbre en Arusha, Tanzania, el 6 de abril de 1994 y derribarlo un misil tierra-aire disparado desde las afueras de Kigali.

La posibilidad de una paz inmediata y de entendimiento entre beligerantes se perdió. Un análisis del hecho precisó que el cohete fue activado desde una zona ocupada por militares del Ejército en retirada y facciones aliadas, lo cual hace pensar en que todo se debió a una conspiración en las puertas del fin de la guerra (1990-1994).

Se considera que ese ataque fue el detonante de la crisis mayor ocurrida en la región de los Grandes Lagos africanos al desatar un genocidio principalmente de tutsis y hutus de conducta política moderada; según cálculos sistemáticamente reiterados, las masacres causaron entre 800 mil y un millón de muertos.

Tras la muerte de Habyarimana, quien fue a Arusha a negociar un acuerdo de paz con la guerrilla del Frente Patriótico Ruandés (FPR), de Paul Kagame, la facción extremista Interhamwe y remanentes del Ejército Nacional, comenzaron las matanzas y siguieron un plan de exterminio que se extendió hasta que los rebeldes entraron en la capital.

La contienda allí, sacudió situaciones de conflictos anquilosadas y necesariamente transfronterizas, de ahí que la perenne fricción de la comunidad banyamulenge con Kinshasa y la Operación Turquesa, con que tropas francesas impedían la persecución de los genocidas en territorio zairense, amplificaran la crisis.

Si bien a los banyamulenge, ruandeses asentados en Zaire, el régimen de Mobutu Sese Seko les negaba formal reconocimiento ciudadano (naturalización), esos moradores localizados mayormente en las zonas fronterizas del este, engrosaron las guerrillas que respaldadas por Ruanda, Uganda y Burundi se lanzaron contra Kinshasa.

El movimiento insurgente fue comandado por un jefe revolucionario conocido desde los años 60 en la subregión, Laurent Desiré Kabila, un nacionalista capaz de establecer alianzas y algún control sobre fuerzas tan diversas que enfrentaban al régimen de Mobutu, uno de los asesinos en 1961 del prócer independentista Patricio Lumumba.

La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire (Afdlcz), tenía como objetivo cambiar el curso de la historia del país, presumiblemente el territorio más rico de África en cuanto a tenencia de minerales, forestales y fuentes fluviales, entre muchas más.

Esa agrupación tomó el poder tras su triunfo en la Primera Guerra del Congo (1996- 1997), a la que continuaron revueltas contra Kabila por parte de sus aliados de Ruanda y Uganda. A ese conflicto se sumaron entonces tropas mayormente de Angola, Zimbabwe y Namibia, así como de Chad y Sudán en apoyo de Laurent Desiré.

La contienda armada -la Segunda Guerra del Congo- se desató en 1998 y concluyó en 2003, pero el presidente de la República Democrática del Congo (RDC), nombre con el que se homenajeaba a Lumumba, no pudo observar el fin del conflicto porque, en 2001, otro magnicidio puso fin a su vida.

Laurent Desiré Kabila murió el 16 de enero, tras ser mortalmente baleado por un miembro de su seguridad. El cuerpo del mandatario fue trasladado con urgencia a un hospital, pero el jefe de Estado expiró.

PELIGRO DE RECOLONIZACION 

Las últimas llamaradas de la guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Libia ocurrieron en octubre de 2011, con la caída en manos de las milicias antigubernamentales de la ciudad de Sirte, última fortaleza del líder Muamar Gadafi, a quien asesinaron como colofón de un plan muy bien urdido.

Pese a que la táctica global incluía fuertes levantamientos armados, los cuales dieran la posibilidad de doblegar al país petrolero y poder pasar a una fase de reconquista colonial, que apuntara también a otros Estados productores del primer renglón energético mundial, lo ocurrido en el escenario libio fue burdo, brutal y dañino.

Según versiones de la prensa europea, el asesino de Gadafi se infiltró en una turba que torturaba a la víctima, a quien atraparon cuando intentaba salir de su ciudad natal, Sirte, bombardeada por la aviación de la OTAN.

Omran Shaaban fue uno de los que capturó al líder y presuntamente lo mató, aunque ese acto también lo asumió Mohammad al-Bibi. Luego el primer ministro interino libio hizo referencia a que 'un agente extranjero se mezcló' en la multitud y ultimó al líder, confirmaron varios testimonios.

Así, la muerte de Gadafi desarticuló las bases institucionales de la Jamahiria y liberó elementos de contención de una administración que sin ser perfecta garantizaba cierto nivel de desarrollo humano a sus ciudadanos, así como ofrecía una loable cobertura de seguridad, pero todo eso sucumbió con la invasión de la OTAN.

La secuelas para la subregión del Sahel del magnicidio fueron al menos dos: condenar a Libia a una situación caótica y extender la violencia armada a partir del levantamiento separatista del movimiento tuareg en el norte de Mali, a la vez que se potenció la escalada del terrorismo a nivel subregional.

Esa secuela pone en alerta sobre a lo que puede conducir desmontar a un Estado para el beneficio económico, político y social de otro u otros más poderosos, sin descartar que tal desarticulación posibilite desencadenar peligrosos 'fundamentalismos' latentes en sociedades frustradas por el subdesarrollo y traumatizadas ideológicamente.

DERIVACIONES 

Aunque en África los magnicidios afectaron a los dos principales polos ideológicos durante los últimos 50 años, la mayor parte de las víctimas incluidas en este texto correspondió a quienes en algún momento asumieron una posición progresista en el complejo escenario postcolonial, coincidente en el tiempo con la Guerra Fría.

De cualquier forma, en la conciencia de los autores intelectuales de los magnicidios de cada uno de esos crímenes existe la evidencia palmaria de que el crimen no paga, aunque la historia sí se lo cobra; pero eso también es necesariamente una cuestión de tiempo.

África y la agenda de magnicidios (I)


En tiempos de conspiraciones se rememora el apotegma: el fin justifica los medios, atribuido al pensador renacentista Nicolás Maquiavelo y que es recurrente en África en los últimos 50 años respecto a los asesinatos de presidentes.

El morbo superó el análisis del hecho histórico como fue la muerte de presidente de Liberia Samuel Kanyon Doe (1980 a 1989), torturado y asesinado, todo grabado en video. Antes, en 1980, ese exsargento mayor del Ejército derrocó al mandatario William Richard Tolbert, asesinado en el transcurso del golpe de Estado.

Doe fue capturado en Monrovia el 9 de septiembre de 1990 por Prince Yormie Johnson, del Frente Patriótico Nacional de Liberia. Lo atormentaron antes de morir, todo lo cual se grabó y difundió en los noticiarios internacionales; en ese testimonio aparece el rebelde bebiendo una cerveza Budweiser, mientras le cortan una oreja al cautivo.

Prince Johnson, según sus declaraciones, tuvo una relación indirecta con el asesinato de una figura emblemática de África, el capitán Thomas Isidore Noel Sankara en el curso de una conspiración, la cual se quiso reducir a 'la cuestión tribal', algo que la propia trascendencia del hecho echa por tierra.

Thomas Sankara, considerado por muchos revolucionarios en el continente como el Che Guevara africano, presidió a Burkina Faso de 1983 a 1987, con un gobierno dirigido a barrer la corrupción, pero también a reducir la influencia en el país de la exmetrópolis francesa.

El jefe militar y líder nacionalista sin dudas era un inconveniente para los intereses políticos occidentales en la región subsahariana, como 30 años antes lo fue el primer ministro congoleño Patricio Emery Lumumba, cuyo deceso retrasó el desenvolvimiento en el ámbito democrático continental.

Aún el magnicidio de Sankara deberá reflotar algunas dinámicas torcidas, no sólo que impliquen a su sucesor en el poder, Blaise Compaoré, ahora en el exilio en Costa de Marfil, tras su derrocamiento el 31 de octubre de 2014 por un golpe de Estado respaldado por una revuelta civil.

Según declaró Prince Johnson, la confabulación contra Sankara estaba condicionada por la permanencia en territorio bukinabés de la facción guerrillera liberiana a la cual pertenecía y eso, de hecho, solo era posible con el respaldo y la influencia activa de jefes militares complotados contra el presidente.

Tras el golpe de Estado de 1987, que culminó con la muerte de Sankara, Compaoré describió el asesinato como accidental, lo cual nadie creyó, mientras ejecutaba lo que denominó una 'rectificación' de la revolución burkinesa, en tanto revertía todas las medidas progresistas aplicadas por su antecesor.

'La responsabilidad de Blaise Compaoré con el asesinato de Sankara fue la primera reclamación contra Burkina Faso, interpuesta por Mariam Sankara, la viuda de Thomas Sankara', recordaron fuentes judiciales en relación con las causas que aún permanecen sin investigarse tras el derrocamiento de Compaoré en 2014.

En abril de 2006, el comité de Derechos Humanos de la ONU dictó una condena concluyente contra las autoridades de Ouagadougou por no indagar sobre las circunstancias del magnicidio del líder nacionalista ni perseguir a los responsables del crimen, lo que algunos analistas no descartan tuvieran intenciones inconfesables.

No obstante, aún se aspira que ese expediente permanezca abierto hasta hacer justicia en honor a África.

DÍA ANORMAL 

La mañana del 18 de marzo de 1977, Marien Ngouabi comenzó su día impartiendo clases en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Brazzaville, donde simultaneaba la docencia a sus alumnos de primer año con su cargo al frente de la República del Congo.

Conforme con sus ocupaciones oficiales, el mandatario, desde la casa de altos estudios, regresó al Estado Mayor del Ejército para recibir al presidente del Parlamento, Alphonse Mouissou-Poaty, y luego al cardenal Emile Biayenda, en una muestra de su pensamiento de unidad nacional en todos los órdenes.

Se consideraba que su país era el primer Estado marxista-leninista de África: él fundó el Partido Congolés del Trabajo, como única organización política legal del país. Su concepción de la construcción nacional lo acercó a China y a la Unión Soviética, a la vez que en su discurso ponía siempre en claro su posición anticolonialista.

Poco antes de su asesinato, Ngouabi declaró abiertamente que la culpa de los problemas económicos de su país la tenía el imperialismo francés.

El 18 de marzo de 1977 un comando armado tiroteó la residencia del mandatario; de allí la víctima fue trasladada urgentemente al hospital militar de Brazzaville y, poco después, el médico forense lo declaraba muerto, pues el cuerpo del presidente había sido acribillado a balazos.

COLORES DEL CRIMEN 

Está demostrado que el caos político no es totalmente incontrolable, ni el magnicidio resulta 'per se' un acto de recomposición del poder, pero ese constituyó un estilo de actuar durante las pasadas cinco décadas en el continente como parte de un arsenal táctico, que frecuentemente sumergió en las sombras sus objetivos estratégicos.

Tal caso es el del 'avionazo' contra el presidente mozambiqueño Samora Moisés Machel en 1986, cuando regresaba a Maputo, la capital de su país, tras una reunión con líderes regionales.

Dos años antes, Machel firmó con la parte sudafricana los Acuerdos de Nkomati, para supuestamente detener el respaldo de la Pretoria del apartheid a la Resistencia Nacional Mozambicana (Renamo).

Hace ocho años aparecieron conjeturas acerca de la caída del avión presidencial, en su libro: Samora Machel: ¿Atentado o Accidente?, el periodista portugués José Milhazes, considera que la nave se precipitó por un error humano, lo cual no aceptaron entonces ni soviéticos (fabricantes del aparato) ni las autoridades de Mozambique.

Otra hipótesis comentada por la prensa indicaba una conspiración de los servicios secretos sudafricanos, por la cual la nave se desorientó mediante el empleo de un radio-faro falso, cuyas señales guiaron al avión por una vía errada hacia el aeropuerto de Maputo y lo hizo precipitarse.

Hace dos años, durante el aniversario del siniestro quedó claro que las investigaciones de ese magnicidio continuarán hasta llegar al fondo.

En medio de la turbulencia mediática quedaron los detalles de la muerte del expresidente nigeriano general Sani Abacha, quien oficialmente pereció a los 54 años de edad en la residencia presidencial, en Abuja, debido a un infarto cardíaco, aunque existen otras versiones al respecto, hasta incluso la hipótesis del envenenamiento.

Se identifica al gobierno del militar golpista como represivo y violador de los derechos humanos y ejemplifican con el ahorcamiento en 1995 del intelectual ogoni y candidato al Nobel de Literatura Kenule Ken Beeson Saro-Wiwa (Ken Saro Wiwa), por enfrentar la explotación de trasnacionales petroleras en el sur de Nigeria.

La administración sucesora lo calificó de traidor y de saquear el tesoro público, y refirió que Abacha y su entorno disponían de unos cuatro mil millones de dólares en bienes ubicados en el extranjero. Después de su muerte las reclamaciones de ese patrimonio se multiplicaron.