El secretario general de Hezbolà, Sayyed Hassan Nasralá, ha criticado al régimen de los Al Saúd calicándolo de “régimen despótico y opresor que ejecuta a toda persona que les critica o denuncia sus crímenes o que simplemente se opone a su política”.
En un discurso brillante, el secretario general de Hezbolá recordó la historia geográfica de la Península Arábiga y subrayó que “esta tierra ha sido nombrada utilizando el nombre de una familia impuesta por los servicios de inteligencia británicos en el marco de un proyecto de colonización de la región, un proyecto que se ha visto también reforzado por la creación de otro producto del colonialismo: la entidad sionista.
He aquì los principales puntos de su discurso:
En primer lugar, les expreso si más sinceras condolencias a la familia de mi hermano, amigo y compañero Sheij Mohammad Jatun y me dirijo también a la familia del eminente ssabio religioso, el mártir Sheij Nimr, a las gentes de Qatif, a sus partidarios, a todos los musulmanes, a nuestros dignatarios religiosos, a nuestras escuelas religiosas y a los defensores de los derechos humanos y les transmito mis más sinceras y profundas condolencias y les felicito por este martirio.
Sheij Jatun: uno de los pilares del yihad en el seno de Hezbolá y la Resistencia
Mi conocimiento con respecto a Sheij Jatun se remonta a muchos años. Le conocía desde la edad de 17 años, cuando éramos jóvenes estudiantes en la Hausa de Nayaf, en Iraq, donde nos encontramos por primera vez.
No fuimos simples compañeros de estudio en la Hausa. Éramos amigos, hermanos. Vivimos juntos en Nayaf y luego en el Lïbano. Compartimos sufrimientos, penas, sed, hambre y nuestro yihad.
En la época de Saddam Hussein, el régimen hostigó a todos los estudiantes libaneses. Algunos lograron huir al Líbano. Otros acabaron en prisiones iraquíes. Sheij Jatun formó parte de este grupo de detenidos. Sufrió la tortura y, como todos los prisioneros, fue acusado falsamente de formar parte del partido de Hezb al Dawa al Islamiya.
Tras ser liberado, él volvió al Líbano, donde, junto con un grupo de otros jóvenes, se unió al ex secretario general de Hezbolá, el mártir Sayyed Abbas Musawi. Nos reunimos en Baalbeck, donde creamos la Escuela del Imam Mahdi, a la que tanto debemos hoy en día.
En 1982, al inicio de la creación de la Resistencia, Sheij Jatun estuvo entre sus primeros militantes. Él cambió su uniforme de dignatario religioso por otro militar porque el deber le llamaba. Él estuvo siempre presente en todos los frentes.
Hace falta subrayar que estos años fueron difíciles puesto que nadie creía en nuestro proyecto de resistencia, ya fuera en nuestro ambiente o en nuestras familias, donde se nos tomaba por aventureros o locos, puesto que nadie creía que la más importante potencia militar de la región pudiera ser vencida.
En estos años, hubo que combatir los sentimientos de frustración y falta de confianza en uno mismo, que prevalecían entre nuestra gente, y Sheij Jatun tuvo la dura tarea de promover los principios de dignidad, autoconfianza, fe en Dios, determinación en la lucha, valor etc.
En estos últimos años, Sheij Jatun insistió en transmitir estos principios entre la gente como predicador, defensor de los valores del yihad, la vía de la verdad, la justicia y la libertad.
Esta personalidad simple, humilde, sin pretensiones ni ornamentos disfrutaba de una cualidad, que el Imam Ali (P) alienta en sus hadices: la de ser una persona con la que es fácil vivir, una que cuando se le pide un servicio o se le asigna una misión no es necesario preocuparse sobre cuál será su reacción. Él representó en todas sus dimensiones la escuela del mártir Sayyed Abbas Musawi.
A través de él queremos recordar a esta primera generación, de la que formó parte, una generación cuyos sacrificios y mártires permitieron el lanzamiento de la vía de la resistencia con todos sus valores.
Esta primera generación no dudó en hacer frente a los mayores desafíos y superó todas las dificultades; sus miembros pusieron su vida en peligro, rechazando los ornamentos y placeres de este mundo a cambio del Más Allá.
Hoy en día, son sus nietos los que se baten en los frentes contra el proyecto takfiri. Ellos llevan dentro de sí los mismos valores de la primera generación, el mismo coraje, la misma determinación, los mismos principios, el mismo orgullo y la misma dignidad.
La sangre de Sheij Nimr sellará la suerte de los Al Saúd
Seamos claros. La Península Arábiga es la tierra del Profeta Muhammad (P), la tierra de los primeros muyahidines, de las batallas de Badr y Uhud etc. Esta tierra ha sido llamada con el nombre de una familia que se ha impuesto a nuestro mundo islámico a través de masacres, asesinatos, guerras etc. Incluso los propios historiadores de Arabia Saudí se jactan de los hechos criminales cometidos por los reyes de los Al Saúd. Ellos degollaron a su gente, la torturaron, la persiguieron, la aterrorizaron, la privaron de sus derechos cívicos. Este reino fue creado con el dinero y el apoyo de los servicios secretos británicos en el marco de un proyecto de colonización en la región. Paralelamente, otro proyecto de colonización se inició mediante la creación de la entidad sionista.
En este reino, no hay lugar para los dignatarios religiosos, sea cual sea su confesión, ni para los intelectuales ni para los hombres libres. En este reino está prohibido expresarse, debatir una idea, criticar...
Con la ejecución de Sheij Nimr, nos vemos confrontados a un hecho terrible, lleno de consecuencias y yo pienso que el régimen de los Al Saúd no ha tenido en cuenta las repercusiones de tal acto criminal, sin duda porque se burla de ellas. No comprende las consecuencias de tal acto para el futuro del reino. El asesinato de un dignatario religioso de la altura de Sheij Nimr no puede pasar en silencio.
¿Por qué los Al Saúd le han ejecutado?
En primer lugar, ¿qué crimen cometió Sheij Nimr para ser detenido y luego ejecutado? ¿Acaso la justicia saudí demostró que él llevaba armas o formó una organización armada? Ciertamente, los Al Saúd pueden acusarme a mí de haber formado una organización armada, pero ¿qué es lo que él hizo? Su movimiento era pacífico como el de todos los dignatarios religiosos en Qatif y Bahrein, como Sheij Salman etc. Entonces, ¿por qué encerrarles en prisiones?
Hace algunos días, los prisioneros políticos de Bahrein difundieron un comunicado en el que insistian en la continuación de la protesta pacífica. Desde sus mazmorras, ellos han llamado a su gente a preservar el movimiento pacífico.
Sheij Nimr fue extremadamente valiente en todo lo que dijo. Él se atrevía a decir la verdad; él osaba criticar al régimen de los Al Saúd. Él hacía llamamientos en favor de las reformas; él reivindicaba los derechos de su pueblo y los de la región; él denunciaba la opulencia de una familia que roba los recursos de su pueblo; él defendía el principio de libertad de expresión, de la dignidad humana, del respecto al otro. Ése fue su crimen.
Con esta ejecución, el régimen de los Al Saúd ha iniciado la marcha hacia su caída, puesto que la sangre derramada de Sheij Nimr les perseguirá en estee mundo y en el Más Allá.
¿Acaso Sheij Nimr llamó a la partición del país? No, a diferencia de los norteamericanos, que deseaban que esta región de Arabia (la Provincia del Este) se separa del reino. Ellos ofrecieron a algunos jefes religiosos y líderes shiíes saudíes su ayuda para desencadenar un movimiento separatista y ellos se negaron.
Y la cuestión que se plantea es: “¿Por qué insistieron en ejecutar a Sheij Nimr en tales circunstancias y en este momento en particular? En los últimos años numerosos responsables y dignatarios religiosos sunníes y amigos han dirigido cartas a los Al Saúd aconsejando a este régimen que no cometiera tal error, sino que le mantuviera en prisión el tiempo que quisiera.
Estas gentes contaban con una cierta sabiduría por parte de los dirigentes saudíes, con una cierta moderación en su política, y alentaban un diálogo con Irán a fin de lograr soluciones pacíficas.
Ésta es la razón por la que la ejecución de Sheij Nimr ha sorprendido mucho. Yo no estuve, sin embargo, sorprendido en absoluto porque conozco su mentalidad.
La ejecución de Sheij Nimr implica diversos mensajes saudíes
A decir verdad, la ejecución de Sheij Nimr comporta diversos mensajes de parte de los Al Saúd, que están dirigidos al conjunto de la comunidad internacional. Mediante esta ejecución, Arabia quiere decir al mundo que no está preocupada por el mundo islámico ni la opinión pública internacional ni la islámica. Ni siquiera las opiniones de sus amigos o de sus aliados le afectan, y mucho menos los sentimientos y opiniones de las personas. Su odio y rencor son tales que les impiden incluso entregar el cuerpo de Sheij Nimr a su familia.
El segundo mensaje es que “toda persona que sea crítica, será ejecutada y, de este modo, si queréis vivir en este reino debéis aceptar ser tratados como borregos o, en caso contrario, seréis degollados como borregos”. Arabia está infectada por la cizaña confesional. Arabia ha dirigido un mensaje a los políticos, a los diplomáticos, a los sabios, según el cual “de ahora en adelante, no habrá negociaciones con nosotros, no habrá diálogo, no habrá mesas de negociación, sólo sangre, guerras y conflictos confesionales”.
Esta ejecución ha desvelado el rostro despótico de Arabia Saudí, el rostro de la tiranía, el rostro del takfirismo, este rostro que se ha revelado en Yemen durante 10 meses y donde Arabia ha saboteado todas las negociaciones y donde comete crímenes.
Anteriormente, yo había declarado que uno de los objetivos de la guerra saudí contra el Yemen era el de imponer su influencia. Sin embargo, hoy me parece que su objetivo en principalmente el de vengarse. La continuación de su agresión contra Yemen, esta ansia de destruirlo, es un puro acto de venganza. Arabia quere vengarse contra el pueblo de Yemen. No quiere una solución pacífica. Quiere vengarse de los hombres que han decidido luchar y oponerse a la agresión y combatirla y resistir a la misma.
Nuestra responsabilidad
En tercer lugar, hay que mencionar nuestra responsabilidad en relación a este crimen.
Desde ayer, numerosas posturas han sido expresadas por personalidades y dignatarios religiosos sunníes de las cuatro esquinas del mundo islámico. Todas estas posiciones son de gran valor porque forman uno de los pilares de la lucha contra el proyecto de los Al Saúd, que busca sembrar la cizaña y la división entre shiíes y sunníes en el mundo árabe e islámico, en Nigeria, Indonesia, Pakistán, Afganistán, Líbano y otras partes. Los Al Saúd extienden esta cizaña por toda la región. Así pues, estas posiciones sunníes juegan un papel histórico.
Asimismo, llamamos a todos los shiíes a no dejarse arrastrar, debido a esta ejecución, a un conflicto sectario. Hace falta recordar siempre que los que han ejecutado a Sheij Nimr son los Al Saúd.
Cada shií que escriba en las redes sociales, que sea estudiante, comerciante, periodista, industrial, trabajador, no debe explotar la sangre de Sheij Nimr en el mal sentido. Del mismo modo que hay personas que trabajan para los servicios de inteligencia israelíes y norteamericanos, hay personas también que trabajan para los saudíes y que quieren echar gasolina al fuego. Sin contar con que hay gentes que no son conscientes de sus actos y que se arriesgan a servir al proyecto de los Al Saúd de forma indirecta con su pasión.
Nuestra responsabilidad es decir la verdad. Ha llegado el tiempo para que todas las fuerzas políticas, todos los partidos y todos los movimientos, digan la verdad con respecto a la ejecución de Sheij Nimr. ¿Acaso no ha llegado el tiempo de denunciar los crímenes del régimen de los Al Saúd?
Debemos decir que este régimen está en el origen del takfirismo, que amenaza a todos los pueblos de la región, que esta familia está en el origen de los grupos takfiris. El comportamiento del EI es la copia del régimen de los Al Saúd. ¿No ha llegado el tiempo de decir que los grupos takfiris son simples instrumentos en las manos de los Al Saúd y de decir que los Al Saúd son los responsables de toda la sangre vertida en nuestra región? ¿No ha llegado el tiempo de restablecer el nombre de esta región “La Península Árabe” y de rechazar el nombre que se le ha atribuido: el de una familia que tiraniza y oprime al pueblo? ¿No es ya la hora de calificar a este régimen de terrorista en lugar de hacerlo con los grupúsculos takfiris terroristas? ¿Por qué debemos atacar a la cola y no cortar la cabeza? ¿Acaso no ha llegado el momento de denunciar la colaboración de este régimen durante más de cien años con los servicios británicos y su responsabilidad en los crímenes cometidos en la Palestina ocupada por la entidad sionista?
Esta hipocresía debe cesar. Esta falsificación de la historia debe terminar. Es preciso dejar de lamer las botas de los Al Saúd. No hay que temer ni las amenazas ni las medidas de presión ni las intimidaciones ni los reproches. Sabed que esto es un gran yihad. En efecto, las gentes que osaron denunciar el despotismo de este régimen se arriesgan a perder sus empleos, su seguridad y su vida.
Esto es por lo que nuestro mayor yihad es el de responder, como hizo Sayyida Zainab (P) frente a Yazid y a Ziad. Ella denunció sus crímenes sin temor a las repercusiones. Sabed que la sangre derramada en Yemen y en la Península Arábiga provocará el fin de los Al Saúd. Esta es la Sunna histórica. Cuando un régimen pierde su razón, cuando pierde todo sentimiento de humanidad, esto significa que toca a su fin.
En fin, con respecto al mártir Samir al Qumntar, quiero tranquilizar a los impacientes señalando que nuestra promesa de responder está más viva que nunca. Los israelíes están ahora escondidos en sus refugios y con la nieve que cubre el pasisaje, ellos lo están aún más. Yo les aconsejo que continúen así, puesto que si ellos nos esperan de este modo, nosotros también les acechamos. Yo reitero que la sangre de nuestros caídos no será derramada en vano. Responderemos firmemente en el momento preciso y cuando decidamos.
Sabed que la sangre derramada en Yemen y en la Península Arábiga provocará el fin de los Al Saúd. Esta es la Sunna histórica. Cuando un régimen pierde su razón, cuando pierde todo sentimiento de humanidad, esto significa que toca a su fin.