lunes, 8 de diciembre de 2014

Corneliu Zelea Codreanu: una historia fascinante

Muy conocido en Rumanía y apenas conocido en el resto del mundo, Corneliu Zelea Codreanu, fue uno de los más grandes filósofos nacionalistas del siglo XX.


Infancia

Corneliu Zelea Codreanu nació en Iasi, sobre la región de Moldavia en Rumanía, el 13 de Septiembre de 1899. Ion Zelea Codreanu era su padre, un profesor universitario de ideas nacionalistas; la madre, Elisa Codreanu, era rumana aunque tenía origen alemán por parte de su padre que fue un germano nacionalizado rumano.
Durante su infancia Corneliu creció en un ambiente humilde, aunque no pobre, tuvo una buena educación y desde muy pequeño su padre le enseñó a amar su país y le introdujo en la religión ortodoxa. A los 13 años ingresó en el Liceo Militar de Manastiréa -Déalulul, una escuela para aquellos que en un futuro desearan ser militares, algo a que a Corneliu le entusiasmaba.


La Gran Guerra


Al estallar la Primera Guerra Mundial, Rumanía entró al lado de los Aliados el 15 de Agosto de 1916 en una complicada situación al estar rodeada de enemigos por todos lados: Austria-Hungría y Alemania al oeste; y Bulgaria y Turquía al Sur; por si fuera poco al norte tenía como aliada a Rusia, un país con el que siempre se había llevado muy mal y no era de fiar. Corneliu se presentó voluntario para ingresar en el Ejército Real Rumano, sin embargo se rechazó su petición porque todavía era menor de edad con sólo 16 años. Como no dejó de insistir ante los centros de reclutamiento y también con las presiones de su padre que se acababa de alistar, Corneliu fue escogido finalmente como auxiliar para ayudar a los soldados en tareas de trasporte o llevarles los fusiles y el rancho al frente, entre otras cosas.

Mientras las tropas rumanas lanzaban la ofensiva sobre Ardeal, Corneliu con un montón de kilogramos a su espalda cargaba fusiles y les transportaba las armas de primera línea a la retaguardia. Cuando el Ejército Real Rumano entró en crisis y comenzó la retirada en todos los frentes, Corneliu vivió un auténtico infierno en la huída, pues su trabajo fue recoger las armas abandonadas en el campo de batalla y llevarlas a sus líneas para que no cayeran en manos enemigas, todo eso bajo un intenso frío, bombardeos y con hordas de austríacos, húngaros, búlgaros, turcos y alemanes pisándole los talones.

Por la importancia que había alcanzado su padre Ion Zelea en las fuerzas armadas, y lo tanto que solía arriesgar la vida Corneliu, los mandos le obligaron a abandonar el frente y regresar a casa. El mundo combatía y él estaba en su vivienda. Como necesitaba algo que hacer mientras tanto hizo un curso en la Academia Militar Activa de Botosani. Frustrado por la vida civil, Corneliu se escapó de su vivienda y recorrió media Rumanía a pié para volver al frente, pero cuando llegó la guerra había acabado con la derrota de su país.

El conflicto había terminado para Rumanía, pero todavía se continuaba combatiendo en medio mundo. En ese ambiente derrotista Corneliu ingresó en el Liceo Militar de Huchi a la vez que en Rusia estallaba la Revolución Bolchevique, un peligro que Codreanu comprendió su importancia desde el primer momento. Respondiendo a la moda bolchevique que se extendía por todo el mundo, Corneliu y un grupo de amigos fundaron como asociación cultural en Enero de 1918 llamada “Michele Cogalnicaenu”, la cual tenía realmente como objetivo provocar una guerrilla con armas y municiones que habían conseguido a costa del ejército en caso de que el comunismo se extendiera a Rumanía, cosa que así fue cuando Rusia y el Ejército Rojo intentó invadir la Bukovina.


El universitario rebelde

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, todos los tratados de humillación firmados contra Rumanía por parte de los Imperios Centrales fueron anulados por los Aliados que premiaron al país con territorios que arrebataron a costa de Bulgaria, Hungría e incluso de la Rusia Bolchevique tras llegar a un acuerdo con Vladimir Lenin. Las cánticos de victoria sonaron en un principio por todo el país, pero lo cierto es que las masas obreras y campesinas vivían en un auténtica pobreza viendo como los ricos llevaban una vida privilegiada y refinada de salón que lo único que hacía era alimentar a las izquierdas revolucionarias, Corneliu se fue dando cuenta de todo esto cuando ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Iasi en 1919, un caldo de cultivo ideal para los marxistas. Las preocupaciones de Corneliu le llevaron en el otoño de ese año a ingresar en la Guardia de la Conciencia Nacional con Constantin Pancu a la cabeza, un movimiento religioso que predicaba los peligros del comunismo y denunciaba los abusos del papel de la monarquía del Rey Ferdinand I en la democracia.



Una huelga general combocada por comunistas rumanos se extendió por toda Rumanía el 10 de Febrero de 1920 seguida por violentos enfrentamientos y cargas policiales. Desde su inicio Corneliu se opuso a que las autoridades la detuvieran por medios militares, pues su solución era la acción del pueblo, no la de un Gobierno que a su criterio era igual de peligroso que los bolcheviques. Por eso Corneliu con un par de amigos y Pancu entraron por la fuerza en la Fábrica de Tabacos de Iasi donde cerca de 2.000 obreros se habían atrincherado agitando banderas con el rostro de Karl Marx y León Trotsky. Sin pensárselo dos veces Corneliu se subió al tejado y arrancó las banderas marxistas. No habiendo aún finalizado la huelga Corneliu planeó un segundo golpe esta vez contra la sede comunista de la vía férrea Nicolina de Iasi, allí entraron él y sus compañeros con las manos en los bolsillos y con las pistolas dentro por si había que usarlas, pero no hizo falta, porque los defensores se apartaron dejándoles pasar. De nuevo arrió la enseña comunista del edificio y en su lugar izó la bandera nacional de Rumanía con los colores rojo, amarillo y azul que había llevado durante el trayecto entre los dientes. A la salida de la sede los comunistas le reprocharon y amenzaron, entonces él les soltó un discurso antes de que lo apalearan para explicarles que estaba con ellos en la lucha contra la monarquía y la derecha tradicional, pero también les dijo que el bolchevismo no era solución; fue entonces cuando los enfurecidos obreros le creyeron y le dejaron marchar, algunos incluso se unieron a su causa.

El éxito de acabar con la huelga general en Iasi lanzó a la fama a Corneliu Codreanu relegando a Pancu a un segundo plano y convirtiéndose él en el más carismático líder de la Universidad a través de sus iniciativas y discursos. Así la Guardia de la Conciencia Nacional derivó su nombre a Agrupación Socialista-Nacional-Cristiana. El primer congreso de la nueva agrupación tuvo lugar en Cluj, sitio en el cual consiguió una gran cantidad de adeptos al denunciar las ventajas universitarias que tenían los judíos sin límite de plazas para ellos, mientras que a los rumanos pobres por la simple razón de no poder pagar se les limitaba el ingreso. Cuando se inició el curso universitario de Iasi en 1920 se suspendió el habitual acto religioso de apertura, una tradición clásica de Rumanía, porque la mayoría de profesores y decanos eran marxistas anticlericales. Como respuesta Corneliu se encerró en el campus clavando un cártel en la puerta en el que se informaba que varios alumnos hacían un encierro hasta que los actos religiosos se celebraran, motivo por el cual la Universidad hubo de ceder a las peticiones de los jóvenes y varios días después dichas tradiciones se celebraron. Otra batalla política ganada fue la supresión en los pasillos de la Universidad y el recreo de los gorros de lana rusos sciapkas que los alumnos llevaban para identificarse por el comunismo o sólo para estar a la moda, gracias a que Corneliu y sus amigos intimidaron a sus compañeros quitando los gorros de las cabezas y arrojándolos a una hoguera en la plaza del campus. Como consecuencia de todas esas actuaciones el rector de la Universidad de Iasi lo expulsó, por suerte la intervención de algunos profesores afines a él lo hicieron regresar el 4 de Mayo de 1921, año en que terminó sus estudios aunque no recibió el diploma, en su lugar le otorgaron un certificado de asistencia y habilitación, y todo ello a pesar de que fue elegido presidente del grupo de los mejores universitarios llamados “Estudiantes de Leyes”.

De nuevo la Agrupación Socialista-Nacional-Cristiana cambió su nombre a Asociación de Estudiantes Cristianos, aunque Corneliu abandonó la política temporalmente para estudiar en Alemania, exactamente en la Facultad de Economía Política de la Universidad de Berlín. Cuando llegó el primer día a la universidad berlinesa causó una gran impresión, pues fue el centro de atención de los estudiantes alemanes al ver que entró vestido con el traje nacional rumano, algó que provocó gran curiosidad. Tras Berlín se trasladó a la Universidad de Jena, donde tuvo que costearse la carrera transportando fruta y verdura a los restaurantes.

Mientras Corneliu estaba Alemania; en Rumanía, concretamente en Cluj, los estudiantes se habían levantado en protesta porque médicos y aprendices sólo hacían disecciones con cadáveres que en vida habían sido de religión ortodoxa o católica, sin embargo esta medida no se aplicó a los judíos. En cuando Corneliu se enteró regresó a Rumania, provocando él por vez primera disturbios que no sólo se produjeron en Iasi, sino que también en Cernautzi y la capital de Bucarest entre los días 3 y 4 de Diciembre de 1922. Entre las manifestaciones Corneliu conoció a quién sería su más fiel amigo y colaborador en el futuro, Ion Mota. Por fin, el 10 de Diciembre, el Gobierno otorgó la razón a los manifestantes a pesar de las protestas de la comunidad judía e igualó las leyes para que católicos, ortodoxos y judíos fueran diseccionados por igual sin distinción. Esta influencia causada por Codreanu hacia el Estado, del cual consiguió hacer cambiar una ley, hizo que se hiciera famoso en todo el país, un cambio inesperado y positivo que requería una modificación en su movimiento. Así pues, el 4 de Marzo de 1923 nacía como un partido político la Liga de Defensa Nacional Cristiana (LANC) inaugurada por Corneliu en la Catedral de Bucarest a la que asistieron 10.000 personas para observar la bendición del nuevo símbolo de la revolución rumana, un aro con los colores nacionales que rodeaban un círculo blanco.
Un joven Codreanu llamando a las masas.

A los pocos días de existir el LANC, el Estado abolió el Artículo 7 de la Constitución en el que se daba plenos derechos a los judíos. El problema de Rumanía con los judíos era muy diferente al resto de Europa, pues los hebreos mantenían un sistema feudal dentro del Estado en el que cada campesino trabajaba como vasallo de ellos dentro de una porción de tierra concedida. Obreros ni campesinos habían entendido el por qué de esta explotación por unos individuos que no eran rumanos, y ellos siéndolo tenían que vivir en unas pésimas condiciones para que sus amos tuvieran lujos. Por esa razón al abolir el Artículo 7 los judíos tendrían un control absoluto y total impunidad para tratar a su mano de obra más duramente de lo que ya hacían. Como era de costumbre Codreanu había denunciado el Artículo 7, por eso cuando fue eliminado una oleada de violencia sacudió todo el país en contra de los judíos y la monarquía, en la cual ni la policía ni la gendarmería a caballo pudieron controlar la situación, así que se tuvo que movilizar al Ejército Real Rumano sobre las calles para frenarla. Codreanu fue detenido por primera vez en su vida y encarcelado en la Cárcel de la Puerta Verde, aunque salió absuelto poco después, momento en el que se prometió con la joven Elena Ilionoiu el 10 de Agosto de 1923.

La lucha a las calles no tardó en llegar de nuevo como consecuencia del intento por parte de la policía de disolver una convención del LANC en Agosto de 1923 para honrar a los rumanos caídos en la Primera Guerra Mundial. La gendarmería de nuevo tuvo que emplear la fuerza para frenar a los estudiantes liderados por Codreanu. Poco después, el 17 de Septiembre, Codreanu abrió el I Congreso sobre agricultura del LANC en Campul Lung. Al acabar, partió junto a 30 campesinos hacia Bucarest para entrevistarse con el Primer Ministro Ion Bratianu, el cual los recibió con un regimiento de la guardia esperándoles, por suerte Corneliu consiguió hacer entrar en razón a los hombres armados y al final pudo verse con él, aunque no convencerle ante la necesidad de hacer una nueva reforma agraria.
Como la situación de Rumanía era cada vez más precaria, Codreanu decidió dar una especie de golpe mortal a los cabezas del Estado con una acción en la que debían morir seis ministros, tres banqueros y los tres directores de los periódicos La Lucha, La Verdad y La Mañana. El plan consistía un cometer los asesinatos por regiones según el país: El propio Codreanu e Ilia Garneatza en Moldavia, Ion Mota y Corneliu Georgescu en Transilvania, Aurel Vernichescu en el Banato, Radu Mironovici en la Bucovina y Tudose Popescu en Valaquia. Sin embargo, el 8 de Octubre de 1923 la policía entró en el lugar donde estaban realizando los últimos preparativos de la operación y los pilló “in fraganti”. Estaba claro que uno los había traicionado por dinero, fue Aurel Vernichescu, individuo que corrió peor suerte cuando el amigo de Codreanu, Ion Mota, que había escapado de ser detenido vació el cargador de su pistola en la Cancillería contra él matándolo al instante.

Durante su estancia en la Cárcel de Vacaresti, la experiencia cambió de sobremanera a Corneliu. Se convirtió en un hombre reflexivo, lleno de paz y un gran amor espiritual. Según los testimonios tuvo una experiencia religiosa en el que se le apareció el Arcángel San Miguel para indicarle el camino que había de seguir Rumanía. Al juicio contra los detenidos acudieron miles de personas en su apoyo, quedando el jurado impresionado con el discurso de Codreanu al defenderse en la sala. La sentencia dictaminó que no podían ser detenidos ante la carencia de pruebas, así que los liberaron a excepción de Mota, que continuó internado en prisión por el asesinato de Verchinescu, aunque al poco tiempo también salió.

Al salir de prisión la personalidad de Codreanu había cambiado notablemente, algo que también variaría su obra. Normalmente parecía más distante que otras veces y rechazaba cualquier método de los utilizados en el pasado como la violencia. Precisamente la mayor parte del tiempo estaba sólo rezando a un icono del Arcángel San Miguel. Su contacto tan a menudo con la religión hizo que volviera a tener una iluminición: en lugar de perder el tiempo con mítines que solo aportaban palabras, según él eran mejor los hechos. Así nació el primer campo voluntario de trabajo del mundo el 8 de Mayo de 1924 inaugurado en Ungheri por 26 estudiantes universitarios y Codreanu. El objetivo de este campo financiado a través de los donativos a cambio del inmueble que recolectaban los miembros del LANC consistía en construir obras, escuelas o viviendas para los más pobres y cultivar para los campesinos más desfavorecidos. Los 26 miembros del LANC se dividían en cinco grupos y trabajaban desde las 4:00 de la mañana hasta el anochecer, obteniéndose al final del día 300 ladrillos y cada cierto tiempo dos hectáreas de tierra cultivada. Los obreros que veían a aquellos políticos trabajando voluntariamente para ayudarlos desde un primer momento les dieron su apoyo, pues todas las ganancias iban a los más necesitados, a excepción de un muy pequeño porcentaje del dinero que se quedaba el LANC para poder subsistir. La teoría de hechos en lugar de palabras de Codreanu se había cumplido.

Constantin Manciu, un prefecto de policía que odiaba al LANC, decidió por cuenta propia asaltar con sus hombres el campo de Ungheri y detener a sus trabajadores. En la comisaría los torturaron a golpes de fusil, los colgaron del techo y les hicieron todo tipo de humillaciones, todo esto en complicidad con el Gobierno central de Bucarest. Codreanu que se encontraba en Iasi se ofreció para la defensa legal de uno de los jóvenes torturados. Al llegar a los juzgados el 6 de Mayo de 1924 el prefecto Manciu se abalanzó sobre él para agredirle y Codreanu en defensa propia sacó la pistola y disparó contra él provocándole la muerte en seguida. Evidentemente Codreanu fue detenido al momento y enviado a la Prisión de Galata. Sin embargo salió sin cargos en libertad el 20 de Mayo, pues había actuado en defensa propia contra un individuo que había torturado a personas inocentes.
Elena Ilionoiu fue la afortunada que contrajo matrimonio con Corneliu Codreanu el 14 de Junio de 1924. La ceremonia casi pareció una boda real, pues la pareja llegó a la iglesia sobre unos majestuosos caballos seguidos por miles de personas afines o simplemente curiosos. Toda la boda fue filmada, aunque la cinta se perdió al confiscarla el Gobernador local.

Con la nueva vida familiar, Codreanu tuvo que dejar la vida política un tiempo y terminar sus estudios, por esa razón se marchó con Elena a Grenoble, Francia, exactamente a un pueblecito llamado Pont D’Uriage en 1925. Junto a él víno su fiel amigo Ion Mota que acababa de casarse con la hermana de Corneliu, Iridenta Codreanu. A la vez que Codreanu y Mota estudiaban, también trabajaban en el campo francés como agricultores para costearse los gastos. Mientras tanto en Rumanía el Gobierno cayó y hubo celebrar elecciones, realizándose la campaña electoral sin el jefe del LANC, siendo sustituto fue Alexandru Cuza, aunque Codreanu se presentó unos días en Rumanía para ofrecer un discurso antes del día de las votaciones. Gracias a ello el LANC sacó 120.000 sufragios y 10 candidatos entraron en el Parlamente Rumano. En Francia de nuevo, Corneliu obtuvo el Doctorado de Derecho y Mota el Doctorado de Jurisprudencia. Al regresar a Rumanía el panorama no podía ser peor, pues el LANC se había dividido en dos bandos enfrentados entre Cuza y otros compañeros políticos. Codreanu pensó que lo mejor era no intervenir en la disputa y crear un tercer grupo al margen al que se fueran todos los seguidores de él que eran la abrumadora mayoría.


Legión de San Miguel Arcángel

A las 22:00 horas del 24 de Junio de 1927, nació la Legión de San Miguel Arcángel (LSMA), una organización y partido político en el que sus miembros serían conocidos como los “legionarios”. Los principios de la Legión eran bien claros, su pensamiento se basaban en la defensa de la nación, en la ayuda a los ciudadanos más desfavorecidos con hechos y en el amor en Dios. También acogió ciertas similitudes con el fascismo italiano como los saludos romanos con el brazo derecho en alto, la uniformidad de las escuadras llamadas Camisas Verdes y la mezcla ideológica entre socialismo y nacionalismo. El símbolo por excelencia fue el Arcángel San Miguel y Codreanu empezó a ser llamdo “el Capitán”. Lo más novedoso de todo es que la LSMA predicaba una renovación del espíritu, estando los legionarios en comunión con Dios a través del canto para elevar su alma de manera ancestral a un grado superior de amor por el mundo. Podía decirse que la Legión de San Miguel Arcángel era un movimiento político y espiritual.


Voluntarios de la Legión de San Miguel Arcángel haciendo el saludo romano a Codreanu.

Si en algo destacaba Codreanu era por la administración y gestión de sus hombres respecto a la organización. Creó los Cuibs, grupos de 13 hombres cada uno cuya tarea era trabajar para los demás y hacer propaganda por las zonas del país. Como la represión política reinaba por doquier, sólo podían entrar aquellos que fueran conocidos por dos legionarios, los cuales una vez elegidos tenían que demostrar su valor entre tres y cuatro meses y por último militar dos años en el Cuib para convertirse en legionario del LSMA, el cual, una vez conseguido, se le hacía el rito de bienvenida muy parecida a la investidura de caballeros teutones. Cuando el número de trece personas se superaba, entonces el jefe del anterior creaba un segundo Cuib para continuar ampliando filas. Las reuniones de los Cuib debían hacerse siempre en la casa de algún legionario o en una iglesia cedida por algún sacerdote simpatizante, aunque la cúpula central se reunía en la sede Casa Verde de Budapest. En estos actos siempre figuraban un crucifijo, la foto del Arcángel San Miguel junto a la de Codreanu, una lámpara de aceite y un cirio. La primera parte de la reunión consistía en el canto y rezar las plegarias, luego resumían los acontecimientos de la última semana, debatían la futura táctica a seguir y revisaban la prensa amiga, enemiga e internacional; en la segunda parte los legionarios trataban de consagrarse con Dios haciendo un elevamiento espiritual. Por último los legionarios que cometían errores dentro de la organización, Codreanu consideraba que no debían ser castigados con maldad, sino constructivamente ayudando en beneficios de otros duramente, por eso, una vez les fuera levantado el castigo se sentirían renovados por dentro. Toda esta forma de vida y administración fue reunida en la Caticica Sefului de Cuib.

Uno de los aspectos fundamentales en la vida de una nación dependiendo de la profesión para Codreanu era el trabajo. Como los nobles y gobernadores no hacían nada en un país que necesitaba de recuros cuanto antes, la LSMA se encargó de realizar el trabajo que los impuestos no invertían. Como ya había hecho en época del LANC en Ungheri, Codreanu adaptó la idea de los campos de trabajo voluntarios al LSMA, aunque esta vez con una eficaz red completa que se extendía por todo el país. Los campos de trabajo voluntarios se multiplicaron y rápidamente cientos de legionarios comenzaron a trabajar por toda la geografía rumana construyendo escuelas, puentes, iglesias, infraestructuras o simplemente cultivando el campo por las aldeas y pueblos más humildes. Los legionarios con profesiones también abrieron sus campos a sus respectivos oficios, es decir, obreros, albañiles, carpinteros, herreros y campesinos. Otros se ofrecían a trabajar en talleres o la industria téxtil a cambio de ladrillos, cemento o hierro, para que los campos pudieran seguir proliferando. Los ciudadanos del país se quedaron pasmados al ver aquellos universitarios, estudiantes, profesores, abogados, ingenieros, sacerdotes, intelectuales, entre gente de toda clase de oficios trabajando para ellos de manera gratis y sin pedir nada a cambio. También crearon una pequeña red de comercio legionaria para pagarse sus gastos dentro de lo posible vendiendo productos de primera necesidad a precios casi gratis. Otra curiosa facilidad para los ciudadanos fue la apertura de restaurantes legionarios, en los que la comida valía de dos a diez lei (moneda rumana), un precio que rozaba lo regalado y con un excelente servicio. Cuando los legionarios no estaban trabajando organizaban misas, cantos corales y juegos para los niños, siempre tenían ocupaciones. Así cuando el ejército o la policía boicoteaban de vez en cuando y perseguían a algunos legionarios que trabajaban para ayudar a los pobres, la población rumana veía a quién deseaba ayudar el Gobierno y a quién no, por supuesto a la gente humilde de ninguna manera, sólo a los ricos. Con la táctica de campos de trabajo, Codreanu ganó su más grande tanto.

Se creó un brazo armado llamado Guardia del Icono que dirigía Radu Mironovici para defenderse de la policía o los comunistas y divulgar el pensamiento legionario. Pero el cuerpo más importante estaba compuesto por la juventud de 14 a 18 años bajo el nombre de Cofradía de la Cruz, en la cual se prohibía fumar e ingerir bebidas alcohólicas y para entrar era necesario hacerse una pequeña incisión con un crucifijo de madera en el dedo e intercambiarse las gotas de sangre con los compañeros. La universidad fue testigo de ver como la gente de izquierdas pasaba a la LSMA, por eso Codreanu hubo de fundar también el Centro Universitario Legionario con sus respectivos Frentes Universitarios Provinciales. La mujer por primera vez experimentó un cambio en la vida del país, pues las legionarias del LMSA fueron las primeras políticas que pasaron a un primer plano en la vida pública rumana.

El final de los años 20 fue muy malo para Rumanía. La muerte del monarca Ferdinand I hizo que el Príncipe Nicolae fuera nombrado regente para después pasar la Corona a Carol II, uno de los reyes más corruptos de la Historia del país. A los problemas palaciegos había que añadir la caída de la Bolsa de Wall Street en Nueva York con la Crisis de 1929. Codreanu pudo sacar partido de todo esto colocando a la LSMA en una muy buena posición en las elecciones. En 1930 tal era la popularidad del “Capitán”, que se permitió un baño de masas en el mítin de Cahul donde acudieron a escucharle 20.000 campesinos.

Guardia de Hierro

El 20 de Junio de 1930 la Legión de San Miguel Arcángel se disolvió para convertirse definitivamente en la Guardia de Hierro, siendo su emblema una reja en forma de cruz para representar los barrotes de la cárcel, el lugar donde los legionarios habían estado tantas veces encerrados. Justamente esto ocurrió en un clima tenso para la política rumana, pues más que el nuevo Rey Carol II a la hora de dirigir el Estado, era realmente la amante de este la que presionaba una y otra vez al monarca para tomar decisiones políticas, precisamente una mujer de origen judío llamada Elena Lupescu. El hecho de el Soberano cometiera infidelidad a su esposa con una judía, ya era grave en un país tan religioso, pero la influencia de ella en la política exterior para acercarse a países tradicionalmente enemigos de Rumanía como era la Unión Soviética, causó un profundo enfado. Codreanu se dispuso a protestar, por lo que empezó a organizar una marcha sobre la Besarabia, territorio reclamado por Iósif Stalin y que cada vez ambicionaba más debido a la debilidad de Rumanía. Por eso mismo la Guardia de Hierro preparó una impresionante demostración de fuerza con siete columnas de legionarios separadas 18 kilómetros cada una que cruzarían el Río Prut. Sin embargo la marcha fue prohibida y las manifestaciones de protesta violentamente disueltas. Otra vez Codreanu fue a la cárcel acusado de querer provocar un conflicto contra la Unión Soviética, pero de nuevo los fundamentos eran falsos y fue liberado al poco tiempo.

La Guardia de Hierro y Codreanu se habían convertido en un serio problema para la monarquía, por eso Carol II decidió deshacerse de ellos ilegalizándola el 11 de Enero de 1931. Corneliu fue encarcelado después de registrar su casa y desordenarla, otros miles de legionarios fueron detenidos y encerrados. Pero los jueces no pudieron condenarle al no encontrar de nada, así que fue puesto en libertad como de costumbre, además de ser otra vez la Guardia de Hierro legalizada. El espectáculo de aquel intento de represión fallida hizo ganar a la Guardia de Hierro 34.183 votos en las elecciones de Julio de 1931. Por esa razón la Guardia de Hierro de nuevo fue ilegalizada antes de las elecciones de 1932, aunque se repitió el proceso anterior, pues volvió a ser legalizada por los tribunales y Codreanu obtuvo la altísima cifra de 70.674 votos y 5 diputados en el Parlamento.

Gracias al escaño de Codreanu su propaganda en el Parlamento se hizo altísima con sus discursos y mostrando innumerables pruebas. Curiosamente una vez enseñó a los ministros un trozo de pan rancio y podrido que comían los ciudadanos rumanos en la región de Marmures. Siempre aportaba soluciones y nunca debates. El ejemplo más grande fue cuando Codreanu ofreció al Parlamento en el verano de 1933 a sus legionarios de manera gratuita para construir una presa de 2 kilómetros en el Río Buzau, pues cada año su caudal se desbordaba e inundaba Visani. Los ciudadanos de Rumanía se exhaltaron de alegría al saber lo de la presa, pues jamás ningún Gobierno había querido solucionar el problema, pero también era un disgusto para los ricos y el Rey, por eso mismo, nada más comenzar la Guardia de Hierro las obras sus miembros fueron detenidos, apaleados por la policía y las infraestructuras destruidas para tristeza de los habitantes de la zona que verían de nuevo el agua tragarse sus hogares. Con ese gesto del Gobierno, a Codreanu le quedó realmente claro que la monarquía, los políticos, los bancos y los ricos odiaban a Rumanía.

La noche del 9 al 10 de Diciembre de 1933 la Guardia de Hierro fue ilegalizada antes de que los ciudadanos pudieran ir a votar en las elecciones de ese mes, el artífice de esto fue el Primer Ministro Ion Duca que el Rey había puesto en el poder adrede para acabar con Codreanu. Esta vez fue la peor represión hasta el momento, hubo 19 legionarios muertos, 20.000 detenidos y 18.000 viviendas registradas, siendo Codreanu e Ion Mota encarcelados junto a la cúpula del movimiento. Los juicios empezaron acusando a Codreanu de ser un vasallo de Adolf Hitler y de la Alemania Nacionalsocialista, pero las pruebas como siempre eran falsas y los jueces tuvieron que darlas como inválidas, así que una vez más “el Capitán”, Mota y todos los legionarios fueron absueltos sin cargos, puestos en libertad y legalizada la organización el 5 de Abril de 1934. A causa de esta gran primera represión, Codreanu proclamó que cada 10 de Diciembre, coincidiendo con las fechas de las detenciones, fuera el Dia del Sufrimiento Legionario. El conspirador de toda esta trama, Ion Duca, murió asesinado en un atentado.

Las mejores elecciones

A lo largo de 1934 Codreanu alcanzó gran fama por todo el país con el trabajo voluntario de los legionarios a los más desfavorecidos y sus ataques contra el capitalismo. El 20 de Marzo de 1935 la Guardia de Hierro incluyó el nombre también de “Todo por la Patria (Totul Pentru Tzarase)” en la organización. Codreanu tenía el mando supremo de Capitán y como Presidente fue elegido un general rumano héroe de la Primera Guerra Mundial y condecorado con la medalla de Miguel el Grande llamado Cantazucine Granicerul. Además entabló contacto con un militar que al final estuvo desinteresado, pero que dió la enhorabuena a Corneliu, era Ion Antonescu, el futuro Conducator de Rumanía. En ese tiempo Codreanu escribiría una serie de libros como Pentru Legionari, El Manual del Jefe y La Guardia de Hierro. Incluso Codreanu sufrió una serie de intentos de asesinato en dos ocasiones, ambas orquestadas por un exmilitante traidor llamado Mihai Stelescu: la primera vez se colocó en una ventana de francotirador; mientras que la segunda intentó envenarle con cianuro potásico, pero fracasó, por tanto intentó derrotarlo políticamente a través de fundar un partido de extrema derecha para hacer la competencia denominado Cruzada del Rumanismo (Cruciada Rumanismului) que tampoco resultó, pues poco después murió en un atentado.

Corneliu denunció la nueva amistad que surgía entre la Unión Soviética y Rumanía, por eso en un congreso nacionalista y fascista internacional en Montreux, Suiza, la Guardia de Hierro estuvo presente con Ion Mota a la cabeza. Pensadores de todo el mundo llegaron a Rumanía para conocer al Capitán como el escritor italiano Mario Sani y el filósofo francés Julius Evola, este último narró cuando volvió a su país la humildad del Capitán, que a pesar de sus dificultades económicas, le ofreció en la visita un plato con un poco de mermelada y un vaso de agua.

Codreanu vestido de civil pasa revista a los legionarios de la Guardia de Hierro que saludan fieles a su “Capitán”.

Al estallar la Guerra Civil Española el 18 de Julio de 1936, Corneliu tuvo que dar permiso para marchar a España a los rumanos que quisieran ingresar en el Ejército Nacional de Francisco Franco, concretamente entre ellos su mejor amigo Ion Mota. Fue entonces cuando el 13 de Enero de 1937, recibió tal vez la más triste noticia de su vida, pues Mota había muerto junto a otro legionario llamado Vasile Marin en la Batalla de Majadahonda, Madrid. Triste y emocionado, junto a la hermana viuda de su mejor amigo, recorrieron el trayecto tras los féretros por la Bucovina, Transilvania y Bucarest junto a más de 300.000 personas que acudieron a despedirlos.

Las elecciones de 1937 serían las más movidas, la “Totul pentru Tzarase” de Codreanu coalicionó con el Partido Nacional-Campesino de Juliu Maniu y con el Partido Liberal de Gheorghe Bratianu; mientras que en el lado opuesto se presentaron el bloque de los partidos monárquicos, tradicionalistas y curiosamente los comunistas. El objetivo de dicha unión era acabar con la corrupción del Rey Carol II. La estratégia de Codreanu se basó en no responder a las provocaciones de los adversarios y no hacer discursos hablando de los demás, sino hablando de las virtudes de los legionarios, un caso muy único en la política de esa época. Asombrosamente la coalición antimonárquica ganó de manera aplastante en Diciembre de 1937, en la cual la “Totul Pentru Tzarase” o Guardia de Hierro obtuvo 478.378 votos y 66 diputados en el Parlamento, superando incluso al Partido Nacional Cristiano que sacó 39 escaños y por detrás del Partido Nacional Campesino y el Partido Liberal, siendo la tercera fuerza política en el país. También Codreanu consiguió imponerse en las provincias de tradición socialista como Teolorman y Vlasca, incluso en otras en las que había tenido poco enganche como Moltenia y Oltenia.

El Martirio del Capitán

A pesar del éxito de la coalición antimonárquica en las elecciones, el Rey Carol II al ver que podía perder el trono ordenó la disolución del Parlamento y declaró el resultado electoral como inválido a finales de 1937. Todos los políticos de los partidos protestaron, incluido Codreanu, pero el Rey no sólo les invalidó las elecciones sino que incluyó en el poder a su movimiento político más leal, el Partido Nacional Cristiano, que curiosamente había quedado el cuarto en las elecciones y estaba dirigido por Alexander Cuza y Octavian Goga, además de tener como Ministro del Interior a Armand Calinescu, un individuo que odiaba al Corneliu. La situación para Codreanu era clara, Carol II estaba moldeando el ambiente para abolir la democracia e instalar una monarquía absoluta como en la Edad Media.

Todo el mundo se quedó perplejo cuando Codreanu anunció el 8 de Febrero de 1937 en una audiencia pública que si el monarca lo deseaba, su grupo se retiraría para siempre de las elecciones con tal de que no hubiera derramientos de sangre. Nadie entendió que alguien a punto de llegar al poder como Codreanu dijera algo así, la opinión pública no se explicaba este derrotismo cuando la victoria estaba a la vuelta de la esquina. Pero Codreanu, a través de su gran visión de futuro, sabía que ya no iba a ver más elecciones porque el Rey Carol II acabaría con la democracia de un momento a otro. Su única intención era causar desilusión para salvar todas las vidas posibles de legionarios ante lo que se avecinaba.

Sus temores se convirtieron en realidad cuando el 11 de Febrero de 1938, el Ejército Real Rumano se echó a las calles del país, acto seguido el Parlamento fue disuelto y todos los partidos políticos prohibidos, ya fueran monárquicos, tradicionalistas, comunistas o la Guardia de Hierro. Carol II había dado un golpe de Estado. Sustituyendo a las fuerzas políticas suprimidas, el Rey alzó al poder a un partido único llamado Frente del Renacimiento Nacional, un movimiento nacionalista, religioso, anticomunista, antifascista y antisemita, siendo a dedo elegido Primer Ministro el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Miron Cristea. A pesar de ello Codreanu no hizo ninguna declaración pública, él sabía que ya estaba sentenciado antes de que comenzaran las represiones, pero prefierió ser cauto para evitar todo el mal posible a sus jóvenes legionarios.

Por fin, el 26 de Marzo de 1938, comenzaron las detenciones por toda Rumanía con una ferocidad nunca vista hasta la fecha. Todos aquellos que se opusieron al Rey fueron detenidos, apaleados y torturados en las comisarias. Como en las cárceles no cabían todos los presos tuvieron que abrirse campos de concentración por toda la geografía rumana para internarlos. La persecución llegó a todas las altas esferas de la política ya fueran de derechas, de izquierdas, de la Guardia de Hierro o los comunistas, incluso se persiguió en alguna ocasión a los judíos en oleadas antisemitas. Codreanu junto a millares de legionarios fue detenido y llevado a juicio.

Los jueces para que esta vez no le absolvieran fueron también encarcelados, para ello el Ministro del Interior Armand Calinescu pudo poner a magistrados que cumplieran sus órdenes directamente. La acusación de nuevo fueron invenciones como conspirar contra el Estado, la supuesta comunicación con Hitler a través de una carta que nunca se escribió y la apertura de procesos antiguos que no tenían nada que ver. Codreanu en uno de sus fabulosos discursos se lució más de 10 horas desmontando todas las acusaciones, pero esta vez el juicio era a puerta cerrada y la opinión pública no podía decir la verdad al no saber lo que ocurría en la sala. La sentencia dictaminó que Corneliu quedaba condenado a 10 años de cárcel, aunque realemente él sabía que era una pena de muerte encubierta, pues le asesinarían en cuanto tuvieran oportunidad.

Codreanu ingresó en la Prisión de Jilava el 17 de Abril de 1938. La estancia en la cárcel esta vez fue bastante triste, recibió todo tipo de maltratos y torturas, tanto físicas como psicológicas. Vivía en una celda de 6 metros de largo por 4 metros ancho en la que hacía mucho frío y había una terrible humedad, donde dormía vestido sobre unas tablas de madera y en un ambiente muy sucio. Como hasta los guardias tenían prohibido hablar con él, Codreanu sació la soledad escribiendo un libro que nunca terminó llamado Diario de la Cárcel, el cual se publicaría en el futuro gracias a que un funcionario de buen corazón le sumistró papel. Sin embargo la mayor parte de las horas Codreanu las pasaba rezando. El 24 de Abril de 1938, Día de Resurrección, aceptó en una plegaria a Dios el sacrificio de la muerte que estaba a punto de sufrir. Rápidamente la humedad de la cárcel hizo que sus pulmones se aguaran y enfermara de tuberculosis. Incluso en los últimos dias de su vida, Codreanu estuvo rezando en comunión por Dios pidiendo por los demás y deseando lo mejor para Rumanía una vez que él muriera.

A las 10:00 horas de la noche del 29 de Noviembre de 1938, Codreanu junto a 13 prisioneros de la Guardia de Hierro fueron sacados por los funcionarios de sus celdas en la Prisión de Jilava y llevados al exterior. Los subieron a la parte trasera de un camión con las manos atadas y los hicieron sentarse mirando hacia delante y erguidos. El camión arrancó y circuló por la carretera entre Ploiesti y Bucarest. El trayecto duró gran parte de la noche. Cuando empezó el amanecer del 30 de Noviembre de 1938, el camión paró en el bosque de Tancabesti e hizo descender a los presos que fueron conducidos a la cuneta. Detrás de cada legionario, se pusieron en fila 14 gendarmes, uno por cada presa. Entonces una luz de linterna dió la señal. Con velocidad cada gendarme sacó una cuerda, la pasó alrededor del cuello de cada prisionero y lo estranguló con fuerza. De esta manera murió Corneliu Codreanu.

Una vez muertos el Capitán y los otros 13 legionarios, el camión regresó a la Prisión de Jilava para ser los cadáveres tirados a una fosa común. Dentro del agujero, los guardias con fusiles y pistolas los tirotearon para simular que habían muerto por los disparos al intentar escapar. Luego se les enterró, pero al día siguiente, 1 de Diciembre, fueron desentarrados y trasladados a un lugar más lejos para arrojarlos en otra fosa y echaron sobre los cuerpos 20 bombonas de ácido sulfúrico para que fueran irreconocibles, después se les tapó con una capa de cemento y otra de tierra. Todo había sido orquestado por el Ministro del Interior Calinescu y el jefe de la Gendarmería Ion Bengliu. Los 14 verdugos recibieron como recompensa 20.000 lei de dinero a cambio de silencio. Era el crimen perfecto. El parte oficial fue que Codreanu y los prisioneros habían muerto en un tiroteo intentando escapar.

La mentira de la muerte de Codreanu se mantuvo durante años, pero con la fundación del Estado Nacional-Legionario en la Segunda Guerra Mundial, entre Ion Antonescu y Horia Sima, el cadáver fue descubierto y reconocido el 25 de Septiembre de 1940. La respuesta por parte de la Guardia de Hierro fue brutal, una contestación que el Capitán nunca la hubiera tolerado, pues entraron en la Prisión de Jilava, donde en aquellos momentos se encontraban los antiguos colaboradores de Carol II y fueron asesiandos 64 de los encarcelados con mucha rabia, entre ellos Ion Bengliu que había llevado a cabo el asesinato de Codreanu.

Corneliu Codreanu fue un personaje único del siglo XX, una estirpe de profetas ya mucho tiempo extinguida. Es posible que pueda denominársele como una especie de reencarnación de un Jesucristo moderno, aunque con métodos menos ortodoxos, pero también con una intención tan noble como el propio honor.



Bibliografía:
Corneliu Codreanu, Manual del Jefe, Colectia Europa (2004), p.5-189
Carlo Sburlati, Codreanu el Capitán, Acervo (1979), p.25-247
Carlos Caballero Jurado, Ejército Nacional Rumano, “Corneliu Codreanu y la Legión de San Miguel Arcángel”, García Hispán Editor (1997), p.23-58

www.eurasia1945.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario