sábado, 9 de abril de 2016

"Collar de Abdel Nasser" en el cuello del Rey Saudita...



el límite de la IRONIA y CINISMO, "Collar de Abdel Nasser" en el cuello del Rey Saudita



Abd el-Nasser tiene que estar revolviéndose en su tumba

jueves, 7 de abril de 2016

Vilma Espín, paradigma para las mujeres cubanas

Cualidades humanas normadas por preceptos familiares, sentido de justicia, rechazo a la mentira, a lo banal y superficial, caracterizaron a Vilma Espín Gui­llois, quien naciera en Santiago de Cuba hace exactamente hoy 86 años, el 7 de abril de 1930

Cualidades humanas normadas por preceptos familiares, sentido de justicia, rechazo a la mentira, a lo banal y superficial,1 caracterizaron a Vilma Espín Gui­llois, quien naciera en Santiago de Cuba hace exactamente hoy 86 años, el 7 de abril de 1930. Ante la situación imperante, fundamentalmente en lo social, a pesar de su vida acomodada repudió lo que veía, preguntándose “¿por qué hay pordioseros en la calle?, ¿cómo poder resolver e­sto?”. 2

Inició la carrera de Ingeniería Química en 1948, en la Universidad de Oriente, coincidiendo con las luchas por su oficialización y por un presupuesto, actividades en las que es­tuvo presente. Se afilió a la Federación Es­tu­diantil Universitaria de Oriente (FEUO) y no vaciló en sumarse a las disímiles jornadas de protestas convocadas.3

Con el golpe de Estado de 1952, al violarse la Constitución, y perderse el triunfo del Par­tido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), se aviva su ideal de acabar con la tiranía y considera lo ocurrido como una ofensa personal. En tal sentido, participa en diversas acciones de oposición junto a otros estudiantes y se integra a la generación que movilizó su pensamiento ra­dical hacia una militancia revolucionaria que propugnó la insurrección armada.

Consecuentemente en 1953, luego de condenar la muerte en La Habana del joven estudiante Rubén Batista, consolidó su pensamiento y tuvo el valor de acercarse al Mon­ca­da junto a otras compañeras, y de vincularse luego a los combatientes tras el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Cés­pedes, llevados a cabo en Santiago de Cuba y Baya­mo, respectivamente, por la Generación del Centenario encabezada por Fidel. De ello diría: “…Muchas familias acogimos a compañeros del Moncada, ayudamos a los que permanecían en el hospital, le llevábamos comida a los que estaban en la cárcel”,4 ejemplo fue su ayuda a José Pon­ce y Abe­lardo Crespo. Tam­bién escondieron a Seve­ri­no Rosell, en la casa familiar en Punta de Sal.

Su vínculo con Frank País y José Tey (Pe­pito), le dio una mayor preparación ideológica que encauzó en el Movimiento Nacional Re­volucionario, con un programa serio acorde con sus ideas.5 “Así, toma parte en un desfile de homenaje a Antonio Maceo que fue re­primido, pero logra llegar a la casa del Titán expresando en una nota: “…muchos salimos a honrarte hoy 7 de diciembre, solo un pequeño grupo hemos llegado… Las fuerzas policiacas que destronaron la nación que tú liberaste, se encargaron de detenerlos. Más sa­brás, Titán de Bronce, con esto, que tus hijos saben defender la patria”. 6

Al crear Frank, Acción Revolucionaria Orien­tal (ARO), Vilma se incorpora y trabaja junto a él en la sección de finanzas, donde de­mostró honestidad y desempeño. La organización crece y es llamada Acción Nacional Re­vo­lucionaria (ANR), nombre que según Calas Be­navides fue acordado en una reunión en casa de Frank en la que estaban Vilma y Pepito Tey.
La oportunidad de leer y comprender La Historia me absolverá, fortalece su formación ideológica, de ahí que llegara a expresar: “…lo leí de un tirón… estábamos todos fascinados, se clarificaba un programa en el cual podíamos aglutinarnos para luchar…”,7 y acto seguido contribuyó con su distribución. Tras culminar sus estudios el 14 de julio de 1954, continuaría vinculada al centro y a los revolucionarios.

Junto a su hermana Nilsa borran los rastros de pólvora que Frank tenía en las manos luego del asalto al cuartel del Caney.

Cuando este cae preso asume algunos de sus trabajos. Era considerada su ayudante y de ello dijo Gra­ciela Aguiar: “… mandó a hacer todo lo posible por garantizar su vida… juntas fuimos a la cárcel y me dijo tengo tantas cosas que decirle en tan poco tiempo, que no sé cómo lo ordeno”. Mostró su capacidad de manejar las estrategias del Movimiento.

El Movimiento Revolucionario 26 de Julio, se funda en Oriente en el último trimestre de 1955 y Vilma participa en el proceso de consultas efectuado por Frank, antes de marcharse a estudiar a Boston, Estados Unidos. Podría pensarse que cesaba una etapa activa de lu­cha, aunque no dejó de preocuparle la situación de Cuba.8 En junio de 1956 va a México, se reú­ne con Fidel Castro ya en el exilio, y trae a Cuba mensajes para la coordinación de acciones de apoyo en el país. Fue protagonista de este trabajo en Santiago, donde preparó botiquines y facilitó su hogar para la organización del le­van­tamiento armado del 30 de noviembre, casa que luego pasa a ser la sede del cuartel general.
El año 1957 fue decisivo. Estuvo en la Sie­rra Maestra en reunión con los jefes de la guerrilla nacida tras la expedición del Granma, y participó en la entrevista de Fidel con el periodista norteamericano Herbert Matthew. Junto a Frank or­ganizó el primer envío de hombres a la Sierra y le es asignada, el 20 de julio, la Coordinación Pro­vincial de Oriente, responsabilidad que la ubicó en la vanguardia en momentos decisivos, como la muerte de Frank y todo lo que ella generaría posteriormente.

Su accionar no se detiene y en 1958 se le puede ver en el abastecimiento a la guerrilla, en la huelga del 9 de abril y en reuniones importantes convocadas en la Sierra Maestra, lo cual contribuyó a que Oriente fuera considerado un baluarte en la lucha. En junio participa junto al Comandante Raúl Castro Ruz en las conversaciones con el cónsul americano, a raíz de la Operación Antiaérea realizada en el Segundo Frente Oriental Frank País, y por su seguridad se decide que permanezca en el territorio rebelde, como Delegada Na­cional del MR-26-7. Participó en las diferentes reuniones sostenidas para la toma de San­tiago de Cuba y entró triunfante a su ciudad natal el 1ro. de Enero de 1959.

A partir de entonces se iniciaría una nueva etapa de lucha, por la plena igualdad de derechos de la mujer, desde la Federación de Mujeres Cubanas, que presidió por 47 años, así como desde el Partido Comunista y como Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. El 18 de junio del 2007 nos deja físicamente, pero sigue siendo la eterna Presidenta y su ejemplo, como dice Fidel, es hoy más necesario que nunca.

Vilma Espín de Castro y Madame Ceausescu

La obra "Cubana" es la historia de la legendaria Vilma Espín, esposa de Raúl Castro Ruz, el segundo hombre de mayor poder en Cuba, es la mujer castrista que mayor poder político a logrado alcanzar en la pirámide política del régimen dictatorial castrista. Ciertamente, la historia de la Primera Dama de la revolución Cubana es una cronologia tradicional de las mujeres de los dictadores en el Tercer Mundo.A decir verdad, es una biografía que no tiene nada que enviar a las historias de Michelle Bennett Duvalier, Primera Dama de Haití; Jiang Qing, Primera Dama de la Revolución Cultural Maoísta; y Madame Elena Ceausescu, Primera Dama de Rumania. De hecho, La Revolución Castrista que Vilma Espín Guilloys ayudo a construir, por más de cuarenta años de trabajo, exhibe ahora el retrato de una vieja tirania que a duras penas logra sobrevir.

Madame Ceusescu

En el antiguo Mundo Soviético el papel de esposa del dictador fue para muchas mujeres una plataforma para alcanzar altos poderes políticos. Ciertamente una figuración que sólo se convertía en sueño para cientos de heroínas revolucionarias y lideres políticas, pues el 99,0% no lograba pasar la barrera de parlamentarias de segundo nivel, ministras de Cultura o Presidentas de la Federación Femenina Nacional.

Ahora bien, desde los años sesenta hasta el año de su muerte en 1989, Elena Petrescu de Ceusescu, esposa del dictador más famoso de Rumania, se convirtió en la segunda mujer con mayor poder gubernamental en la historia del Mundo Socialista. A decir verdad, el poder político de la esposa de Nicolae Ceausescu era sólo inferior a Jiang Qing, la mítica esposa de Mao Tse –tung. Nacida el 7 de enero de 1919 en Petresti (Dimborta, Rumania), ella fue una mujer que llamó la atención a propios y extraños a raíz de su extraña personalidad :obsesión por el poder político, prefabricado perfil académico y amor por la frivolidad.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Elena destacó como una importante militante de las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, quienes cooperaban con las guerrillas izquierdistas rumanas en la expulsión de las fuerzas pro-fascistas y en el fin de la monarquía absolutista. Tras el triunfo de las guerrillas izquierdistas, en 1946 Rumania se convirtió en uno de los primeros Estados Socialistas de la Tierra, al lado de Bulgaria, Yugoslavia, Albania, Mongolia, Corea del Norte y la Unión Soviética.

Con estudios superiores en el Colegio de Química Industrial y en Instituto Politecnológico, más tarde ella empezó a ser reconocida en el Partido Comunista Rumano por ser la esposa "inteligente" de Nicolae Ceausescu, uno de los principales líderes del nuevo régimen totalitario del país de Europa Oriental. Pronto, en 1965, su sueño de ser la Primera Dama de la Nación se convierte en realidad cuando su esposo fue electo Jefe de Estado de Rumania. A partir de ese momento hasta 1989, la científica del Instituto Químico de Bucarest se alzó como uno de los principales verdugos del régimen dictatorial de Nicolae Ceusescu. Muy bien disfrazada con maratónicos discursos y proyectos a favor del desarrollo de la ciencia y la tecnología, la sanguinaria Primera Dama de Rumania empezó a escalar posiciones importantes dentro de la estructura machista del poder totalitario. A decir verdad, ella no quería ser una figura limitada como Vilma Espín, la Primera Dama de la Revolución Cubana, o las esposas de los viejos gobernantes de la URSS, Alemania del Este y Albania. Ella aspiraba a ser recordada tal como lo fue Madame Jiang Qing, la Primera Dama de la Revolución Maoísta.

En los primeros años de la década de los setenta, Madame Ceusescu escaló rápidamente posiciones dentro de la alta jerarquía del Partido Comunista: De miembro del Comité Central se convierte en miembro del Comité Político. Posteriormente, después de ser nombrada delegada de la Gran Asamblea Nacional, ella recibió el cargo de Vice-primera ministra, el mayor puesto político conquistado por una mujer en la Europa del Este Socialista. Con anterioridad, ella y su esposo viajaron por diversas zonas del Tercer Mundo. En 1973 los esposos Ceausescu visitaron el Perú, gobernado bajo la dictadura populista del general Juan Velasco Alvarado. En aquella oportunidad, la Primera Dama de Rumania fue declarada Profesora Honoraria de la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima. En este año, la familia Ceausescu tuvo que cancelar su visita a Chile por el golpe militar que sufrió el gobernante marxista Salvador Allende. No obstante, el régimen tiránico de los Ceausescu no tuvo mayores problemas en reconocer al gobierno anticomunista de Augusto Pinochet Ugarte, una de las dictaduras más brutales en la historia política del Tercer Mundo. En tanto, la alta cantidad de títulos académicos que recibió Madame Ceacescu fueron especialmente por la cooperación rumana en muchos países del Tercer Mundo, entre ellos Ecuador, Ghana, Argentina, Filipinas, Irán, Turquía , Pakistán y Perú.

En diciembre de 1989, el pueblo rumano fusiló sin piedad al matrimonio Ceausescu, pero el fin de la familia más poderosa del país socialista dejo la tradicional señal de los regímenes dictatoriales: Rumania se había convertido en uno de los países más pobres de la región. En el decenio de los ochenta, la impopularidad de Madame Ceausescu era gigantesca especialmente por su apoyo a las masacres de las minorías étnicas y por respaldo absoluto a la brutal explotación de la fertilidad de la mujer rumana. Ella fue una de las arquitectas del "proyecto 8 hijos por cada madre de familia", una política que llevó a millones de rumanos a la mendicidad. La población del país de Europa Oriental tampoco olvidó sus elevados gastos en honor a sus gustos aristocráticos, tal como ocurrió Imelda Romualdez de Marcos, la Primera Dama de Filipinas durante el gobierno dictatorial de Ferdinand Marcos. Ciertamente, su exclusiva colección de abrigos de piel y sus lujosos palacios de mármol Carrara fueron dos de sus pasiones que la llevaron a la muerte en un país donde su nombre era frecuentemente comparado con el legendario Conde Drácula de Transilvania, pues para muchos Madame Ceausescu también se alimentó de la sangre del pueblo de Rumania...

La cuñada de Fidel Castro

Primera Dama de la Revolución Cubana Vilma Espín está muy lejos de representar el típico papel de esposa frívola de un dictador del Tercer Mundo obsesionada por los suntuosos trajes de marca Yves Saint Laurent y Karl Lagerfeld, peinados al estilo del escocés Vidal Sassón, además de los brillantes que lucirá cada noche diplomática en los salones de alguna Embajada. Ella difícilmente puede ser comparada con la imponente y aristocrática Michelle Bennett Duvalier, la Primera Dama de Haití (1982-1986), que tenía como "hobby" gastar miles de dólares en las exclusivas boutiques de París. En un hecho sin precedentes, Michelle, hija de una rica familia aristocrática mulata, en los primeros años de su matrimonio logró despojar del titulo de Primera Dama de Haití a la anciana Simone, la matriarca de la Dinastía de los Duvalier. Regresando a la dictadura castrista, diremos que a cuñada de Fidel Castro tampoco se puede comparar con Marie -Therese Houphouet -Boigny, para algunos de sus admiradores la "Jacqueline Kennedy del África", la bella Primera Dama del país africano de Cote d’Ivoire, pues nunca despilfarró dólares en vacaciones por Europa Occidental.

El Papel de la esposa del Primer Ministro Raúl Castro, el segundo hombre más poderoso desde 1960, fue otro. Convertir a la mujer cubana en una activa defensora de la Revolución Cubana. Al igual que Armando Hart, Haydée Santamaría y los hermanos Fidel y Raúl Castro, en 1960 Vilma Espín fue nombrada Presidenta Vitalicia de la Federación de Mujeres Cubanas, cargo en la cual desarrolló una intensa participación nacional e internacional en beneficio del Estado Socialista. Trabajó mucho en el desarrollo humano de las mujeres y los niños de la Isla, principalmente en las áreas del analfabetismo, nutrición, salud y educación superior. A la par llevó a cabo sistemáticas campañas marxistas-leninistas con el objetivo de convertir a los niños y mujeres en fieles aliados de la Revolución Cubana, con un atípico acento antiestadounidense. Tanto su esposo como su cuñado Fidel Castro Ruiz, quedaron asombrados por la aptitud que exhibía Vilma Espín como organizadora y defensora de la Revolución Castrista.

No hay duda, Espín se convirtió en la mujer de mayor poder político en la historia de la Revolución Cubana, pero poder comparativamente muy reducido en relación a otras mujeres dentro de la historia de la igualdad de género del Mundo Socialista, como Nguyen Thi Binh (Viet Nam), Graca Machel (Mozambique), Raisa Gorbachov (URSS), Amelia Pinto Da Costa (Santo Tomé Príncipe) y Lydmila Zhivkova (Bulgaria).

Antes de la revolución Cubana, ella era una atractiva joven miembro de la alta sociedad aristocrática de La Habana. Su padre destacaba como uno de los principales ejecutivos de la famosa industria de ron Bacardi. Sin embargo, mientras muchas jóvenes de su edad soñaban con los reinados de belleza del balneario de Varadero, los deportes acuáticos y el matrimonio, la señorita Espín exhibía sus primeras simpatías por la causa revolucionaria. Pronto viajó a los Estados Unidos con la firme idea de perfeccionar su educación superior tras finalizar sus estudios universitarios de ingeniería química en la Isla. Posteriormente estudio en el prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT), aquel centro universitario ubicado entre los mejores del mundo, por el cual han pasado lideres mundiales como Koffi Annan, Secretario de las Naciones Unidas. Al regresar a la Isla, lideró el movimiento de mujeres revolucionarias en medio de los últimos tiempos de la dictadura de Fulgencio Batista.

Un gran parecido con los tiempos de la URSS

En el tema de la mujer existe una gran similitud entre la propaganda de la época de la URSS y la actual Cuba. Sistemáticamente la revolución Cubana, a través de su eterna embajadora Vilma Espín de Castro, tipifica a la mujer como la heroína nacional en el trabajo, deporte, cultura, educación y medicina, es decir es el casi mismo panorama que presentaban los desaparecidos Estados socialistas de Europa del Este, clima que en los años sesenta, setenta y ochenta engañó absolutamente a la opinión internacional al punto que el triste Consejo Nacional de Mujeres de Rumania, dirigido por la corrupta y frívola Madame Elena Ceausescu, y el Comité de Mujeres Soviéticas ganaron importantes premios internacionales. Posteriormente, luego de la caída del Imperio Soviético, el mundo se enteró de la lamentable situación marginal en que se encontraban millones de mujeres. De hecho, las cifras sobre el desarrollo humano de la mujer socialista habían sido adulteradas para llamar la atención internacional. Existen fuertes indicios de que el papel de la mujer cubana no forme parte de la realidad exhibida por Vilma Espín, presidenta vitalicia de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC): la excesiva politización que sufren las mujeres, la fuerte presión en el deportes, la ausencia de líderes sociales, la marginación en los altos círculos políticos, las noticias sobre prostitución, los embarazos prematuros y las políticas de aborto libre. También poco se sabe sobre la suerte que corrieron miles de mujeres que fueron como trabajadoras internacionalistas en el África y otros países del Sur.

Ahora bien, en la actualidad, la política de la señora Vilma Espín de Castro sobre la mujer antillana es un feminismo radical y contradictorio, muy cerrado en comparación con otros regímenes socialistas del Tercer Milenio, que casi no ha cambiado frente a sucesos como la Caída del Imperio Soviético. Aunque en el siglo XXI el culto a la personalidad ha desaparecido del mapa de naciones socialistas como Laos, China continental, Tadjikistán, Corea del Norte y Vietnam, pero en la Isla la mujer sigue atada al viejo papel de rendir culto al dictador Fidel Alejandro Castro Ruíz, claro está que no llega al fanatismo como ocurrió en los tiempos de Kim Il-Sung, Enver Hoxha y Mao Tse-tung. No obstante, el culto a la personalidad en Cuba no pierde su esencia totalitaria por gritos o llantos a favor de un dictador, pues se trata de un trabajo sutilmente prefabricado por más de cuarenta años: se presenta al presidente de por vida como el "Superman" de los pueblos del Sur.

La mujer con mayor poder en la historia castrista

Su figura como la mujer de mayor poder en la Revolución Cubana surgió justamente en la época en que renacían las viejas raíces del feminismo alrededor del planeta. En la siguiente década, cobró notoriedad internacional cuando las autoridades gubernamentales de la URSS reforzaron la propaganda del modelo socialista del desarrollo humano de la mujer del Mundo Soviético, política que anteriormente tuvo gran éxito con la presentación del viaje espacial de la cosmonauta Valentina Tereshkova y las medallas de oro conquistadas por las deportistas soviéticas durante los Juegos Olímpicos de Verano 1952-1972. En esta década se multiplicaron los aliados del Mundo Soviético por varias regiones del Tercer Mundo, muchas de ellos gobiernos prosoviéticos y populistas que se inspiraron en el modelo de la mujer soviética para llevar a cabo parciales reformas a favor de las mujeres. De esta manera, la esposa de Raúl Castro tuvo la oportunidad de ejercer influencia por diversos países en vías de desarrollo, región de gran interés para la URSS. Desde su puesto vitalicio de Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas viajó al exterior y recibió en La Habana a un gran número de delegaciones femeninas de todas partes del mundo. Se entrevistó y trabajó con influyentes feministas y aliadas de la Revolución Cubana, como Hortensia Bussi de Allende, Winnie Mandela, Valentina Tereshkova, Beverly Manley y la controversial Rosario Murillo de Ortega.

Presidenta de por vida de la FMC

En 1966, el Jefe de Estado Vitalicio de la Isla, Fidel Alejandro Castro Ruíz señaló el compromiso de la revolución Cubana con los derechos integrales de las mujeres, quienes conformaban el 49.8 de los habitantes de la Isla tropical: "Y si a nosotros nos preguntan que es lo más revolucionario que está haciendo la Revolución es precisamente esto; es decir, la revolución que está teniendo lugar en las mujeres de nuestro país. Desde entonces el destino de la mujer cubana ha estado entre los parciales avances en materia de desarrollo humano y la obligatoria disciplina socialista del culto a la personalidad al gobernante vitalicio de la revolución Cubana. No hay duda, Vilma Espín fue una figura clave en el manejo de las mujeres cubanas. En 1960 se creó la Federación de Mujeres Cubanas, uno de los brazos derechos de la propaganda de la Dictadura Castrista, que posee el monopolio de la representación de la mujer en la Isla. La federación trabaja en dos niveles: en el campo del desarrollo humano y en el área político ideológico. No es ninguna novedad que Vilma Espín, la flamante presidenta de la FMC, encuentre su principal inspiración en el viejo modelo de la mujer soviética, experiencia que también se aplicó en Mongolia, Vietnam, Guinea, Etiopía, pero con enormes fracasos sobretodo por la falta de ayuda económica de Moscú y Europa del Este.

En el campo del desarrollo humano, la situación de la mujer cubana ha mejorado parcialmente, casi lo mismo podríamos decir de las mujeres surcoreanas y taiwanesas en los tiempos de Chun Doo-hwan y Chiang Kai-shek, aunque tiene que pagar el precio del culto a la Revolución Castrista. En los decenios sesenta y setenta, hubo buenas campañas de alfabetización a las amas de casa, gestión que a la FMC le valió el Premio UNESCO Krupskaia 1983. Por otra parte, las femeninas poseen facilidades para su salud reproductiva, incluyendo subsidios durante y después de la gestación. Asimismo, cuentan con circuitos de cunas infantiles, un peso menos para las profesionales, deportistas y estudiantes. En tanto, el régimen socialista prácticamente ha marginado a la mujer de los altos puestos en el sector laboral y la política gubernamental. De hecho, los parciales avances de la Federación de Mujeres Cubanas no son ajenos a un sistema dictatorial, como pretende señalar sistemáticamente la Primera Dama de la Revolución Cubana, Vilma. Entre 1960-1989 naciones bajo sistemas autocráticos como Turquía, Corea del Sur, Tailandia y Taiwán lograron importantes avances en el desarrollo humano de la mujer. A pesar de los gastos militares producto de la inseguridad por las tensiones con la república Popular de China, a partir de 1978 el gobierno autocrático de Taiwán favoreció el desarrollo humano de la mujer al superar la barrera del 25 por ciento de los gastos netos del gobierno en los sectores en educación, ciencia, cultura y seguridad social, uno de los presupuestos más altos en la historia de las naciones.

Gran aliada de la URSS

El 12 de febrero de 1973, Espín recibió la visita de Consuelo Velasco, esposa del dictador peruano Juan Velasco Alvarado. A decir verdad, ambas mujeres tenían muchas cosas en común: la presidenta de la Junta de asistencia nacional del Perú era una fiel partidaria de la corriente extremista del feminismo de origen izquierdista, de gran influencia durante los últimos años del gobierno populista del dictador militar. Posteriormente, Espín viajo al Perú, más los contactos se cortaron tras el golpe de Estado que derrocó al gobernante andino. Por otra parte, en septiembre, en La Habana, movilizó a más de 30 000 mujeres cubanas durante una manifestación contra el golpe militar que puso fin al gobierno marxista del presidente Salvador Allende. Durante esa protesta, atacó severamente al gobierno militar de Augusto Pinochet Ugarte: "¡Qué no crean los fascistas que han amedrentado a un pueblo!" ¡Que no sueñe el imperialismo que este golpe de Estado va aterrorizar a los pueblos de América Latina!"

Al año siguiente organizó el II Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, certamen que contó con un fuerte número de delegaciones del Mundo Soviético y naciones del Tercer Mundo. El Congreso era un paso para cohesionar intereses comunes para la Primera Conferencia mundial sobre la Mujer Naciones Unidas México (1975). Sin lugar a dudas, ella fue una de las principales autoras intelectuales del manejo político de las Conferencias Mundiales sobre la Mujer (1975-1985) como una plataforma de revisión de los asuntos de la política internacional con influencia estadounidense, temas ya tratados en la agenda internacional de las Naciones Unidas y otros organismos regionales. Muchas delegaciones extranjeras, aun las que simpatizaban con Cuba, se sintieron defraudadas por la forma tan descarada en que se utilizó las citas universales. Las delegaciones no entendieron como la política antiestadounidense de los Estados Socialistas primaron por encima de los trabajos de la mujer de la Comunidad Mundial.

En 1976, la Primera Dama de la Revolución Cubana promulgó el Código de Familia que estableció la igualdad de varones y mujeres en la responsabilidad del hogar, un hecho que en la realidad solo se cumple de forma parcial. En los siguientes años fue electa miembro del Comité central del Partido comunista y del Consejo de Estado de la Revolución Cubanas, el único título que posee una mujer. En 1980 la señora Espín fue condecorada con el Premio Internacional de Lenín, un galardón que otorgó el Presidíum del Soviet Supremo de la URSS a sus mejores aliados alrededor del planeta. "La compañera Vilma Espín hace un aportación notable a la causa de la paz y el progreso. La condecoración de la compañera Vilma Espín es testimonio brillante de nuestroreconocimiento", señaló Kiloi Blojin, embajador soviético en La Habana. Ciertamente, en el año de la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer Naciones Unidas, Dinamarca se tuvó que premiar a la mujer de mayores simpatías con la política expansionista de la Unión Soviética, es decir la que callará para siempre la política genocida del ejercito ruso en tierras de Afganistán, además de patrocinar gobiernos sangrientos e impopulares en Angola, Etiopía, Yemen, Camboya, Vietnam y Laos.



Tras el fin de la Guerra Fría, la Federación de Mujeres Cubanas, bajo la dirección de Espín, redujo su espacio político al ámbito de los intereses de emergencia del estado socialista de Cuba, como la formación ideológica de las mujeres y las tareas de apoyo social durante la ola de grave pobreza que se extendió en la Isla a inicios de la ultima década del Segundo Milenio. A nivel internacional, la influencia y poder de la FMC se extinguió por dos razones: primero, la gran mayoría de organizaciones feministas del Tercer Mundo se volcaron hacia la participación y lucha por la democracia liberal, rechazando de plano el modelo socialista. Segundo, el millonario presupuesto de la FMC fue reducido drásticamente por la cancelación de la ayuda del Kremlin. En medio de este panorama, Vilma Espín prácticamente solo era una figura simbólica.

Una federación de pueblos en el rompecabezas sirio


En el norte de Siria las organizaciones que defienden la zona del terrorismo declararon un sistema federal de gobierno.

Cuando el pasado 17 de marzo las organizaciones políticas y militares que controlan el norte de Siria (Rojava, en kurdo) declararon la federalización de esa región, se concretó una realidad que desde hace tres años se abre paso en la turbulenta Siria. Levantando una polvareda de declaraciones cruzadas a nivel nacional e internacional, pero también demostrando que el proceso político y social en el norte del país tiene un fuerte respaldo de los pobladores, este hecho deja en claro que los pueblos de Rojava tienen un peso político por demás de importante en el devenir de Siria.

Las milicias YPG/YPJ que combaten al Estado Islámico (EI), junto a una decena de agrupaciones, entre las que se encuentra el PYD (Partido de la Unión Democrática), se reunieron durante dos días en el pueblo de Rimêlan, al noreste de Rojava, para debatir el futuro de la región.

La conclusión del encuentro -en el que participaron 31 agrupaciones políticas y 200 delegados de los cantones de Kobane, Afrin y Cizire, además de pobladores árabes, asirios, siríacos, armenios, turcomanos y chechenos de las regiones de Girê Spî, Shaddadi, Alepo y Shenba-, fue la declaración de un Sistema Federal Democrático para el norte del país.

En un comunicado difundido con posterioridad detallaron que el nuevo sistema federal “encapsula a todos los componentes sociales y garantiza que la futura Siria será para todos los sirios”. Además, fueron electos los co-presidentes y 31 representantes del flamante Consejo de Organización, que tendrán que redactar un Contrato Social (Constitución). El nuevo sistema, según lo informado, adhiere a las resoluciones de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, por lo cual se llama a los pobladores a participar “en la fraternidad de los pueblos y la paz”.

Uno de los puntos más importantes de la declaración es el que refiere que “la liberación de las mujeres es la esencia del sistema democrático federal”. “Las mujeres tienen el derecho a una participación igualitaria y a la toma de responsabilidades en relación a los temas de su interés –resolvieron los participantes -. Las mujeres serán representadas en igualdad en todas las esferas de la vida, incluyendo todas las esferas sociales y políticas”.

A su vez, para este nuevo sistema se defiende que las comunidades del territorio tengan libertad para desarrollar las relaciones económicas, sociales, culturales y democráticas “con quienes ellos estimen pertinente, o compartir sus creencias y cultura con los pueblos y comunidades a nivel regional o internacional, a condición de que esas relaciones no interfieran con los objetivos e intereses del sistema democrático federal”.

La historia de la federación

El concepto de federación anunciado en Rojava fue uno de los objetivos principales de las organizaciones kurdas y de otras nacionalidades que habitan el norte de Siria cuando comenzaron la defensa de su territorio, atacado en un principio por el Ejército sirio y luego por grupos terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico. Su antecedente se encuentra en la ideología del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y de su líder, Abdullah Öcalan, principal teórico del Confederalismo Democrático, ideología que tiene una fuerte impronta en el pueblo kurdo. En Rojava, los preceptos del Confederalismo Democrático fueron avanzando al mismo tiempo que las YPG/YPJ repelieron los ataques terroristas y conquistaron territorio. Es más, cuando los cantones de Rojava aprobaron su Contrato Social en 2014, en ese texto se aseguraba que se “reconoce la integridad territorial de Siria y aspira a mantener la paz interna e internacional”.

Autoadministración, construcción de poder comunal, una economía mixta que priorice las formas cooperativas, respeto de cultos, religiones y costumbres, y una permanente participación de las mujeres tanto en el plano político como de autodefensa son, a grandes rasgos, las características del Confederalismo Democrático, una ideología que se ha vuelto incomoda, pero que sin dudas abre un camino novedoso para Medio Oriente.

“Atravesamos una fase histórica y circunstancias muy críticas –se explicó en la declaración de Rimêlan-. Siria está experimentando la peor tragedia en su historia. Millones han sido desplazados y cientos de miles de personas han muerto, sin mencionar el inmenso daño que ha sufrido la infraestructura del país. A pesar de esto, una experiencia democrática ha sido creada y defendida en Rojava con la sangre de los mártires. Grandes avances se han logrado en este periodo. Esta es una verdadera oportunidad para construir un sistema democrático federal. Estamos seguros y confiados en que esto va a ser un modelo para una solución a la crisis de Siria”.


Las críticas

Rechazados en los diálogos de Ginebra, -donde se trata de buscar una solución a la crisis siria-, con el acecho de Turquía sobre sus cabezas –que no sólo respalda al Estado Islámico sino que bombardea Rojava-, y con un fuerte respaldo de los pueblos que viven en el norte sirio, las agrupaciones políticas, tribus y clanes que habitan la zona, encabezados por el PYD y las YPG/YPJ, rompieron la tensa calma diplomática que sobrevolaba Siria con la creación del sistema federal.

Las respuestas no se dejaron esperar. El gobierno de Damasco rechazó la iniciativa a través de su cancillería, que en un comunicado advirtió “todo intento de socavar la unidad o la integridad territorial de Siria bajo cualquier nombre”. El Ejecutivo argumentó que la declaración de un sistema federal “constituye una violación de la unidad del territorio sirio, y eso contradice a la constitución y los conceptos nacionales y las resoluciones internacionales”.

Desde el Consejo Nacional Sirio (CNS), organismo opositor y vinculado fuertemente con grupos irregulares, también rechazaron el anuncio y expresaron que “cualquier intento de formar entidades, regiones o administraciones que confiscan la voluntad del pueblo sirio”.

Quien alertó sobre el nuevo sistema fue el gobierno de Moscú, que a principios de marzo había sugerido que un Estado federal en Siria podía ser un modelo adecuado para preservar la unidad y la soberanía del país. El vicecanciller ruso, Mijail Bogdanov, declaró que “no tiene sentido alguno proclamar nada al margen del proceso de negociaciones y del diálogo intersirio. Es una posición para negociar pero no se pueden tomar aquí decisiones unilaterales”. A su vez, llamó a tomar las decisiones de este tipo “por consenso” y reiteró el llamado de Rusia para que los kurdos y las kurdas formen parte de los diálogos de Ginebra, algo que es rechazado de manera tajante por Turquía, que los acusa de “terroristas”.

Por su parte, Estados Unidos también negó la posibilidad de un sistema federal de Rojava. “Hemos sido muy claros con que no vamos a reconocer las regiones autónomas en Siria”, expresó Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado. “Esto es algo que debe ser discutido y aceptado por todas las partes interesadas en Ginebra y luego por el propio pueblo sirio”, explicó el funcionario, aunque olvidó decir por qué los kurdos no participan en los diálogos.

Aunque las informaciones sobre el sistema federal en el norte de Siria son escasas, su concreción no es resultado de la coyuntura actual de Siria. El pueblo kurdo, junto a otras nacionalidades que habitan esa región, tiene en sus espaldas una larga historia de luchas, resistencias y reveses. La defensa de Rojava, los combates contra el Estado Islámico y la construcción de una sociedad que rompa con los paradigmas de Medio Oriente, es parte de ese proceso histórico con final abierto.


¿Quién es Abdullah Öcalan?


Su imagen se multiplica en marcha y manifestaciones. Cuando el pueblo festeja el Newroz (año nuevo kurdo) en el mes de marzo, los afiches y pancartas tienen su rostro. En las montañas de Kandil, el campesinado que vive en esa zona del norte de Irak no deja de nombrarlo. En esa cadena montañosa, que cruza hacia, Irán se puede escuchar a hombres, mujeres y niños corear su nombre. “Viva el presidente Apo”, entonan bajo el sol abrasador o resistiendo los crudos inviernos de Kandil.

Militante, comandante y teórico, Abdullah Öcalan nació en el seno de una familia campesina el 4 de abril de 1949 en Ömerli, en la provincia de Şanlıurfa, en el Este del Estado turco. En la actualidad es el máximo dirigente del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Aunque desde hace más de diez años se encuentra preso en la prisión-isla turca de Imaril, Öcalan es el símbolo más fuerte de la lucha de liberación del pueblo kurdo.

Luego de cursar estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de Ankara y de trabajar como topógrafo, Öcalan funda el PKK en 1978, junto a un grupo de militantes que luchaban por la liberación del pueblo kurdo en Turquía. Vedada toda instancia política legal para los kurdos (y ante la creciente represión por parte del Estado turco), el PKK decide tomar las armas en 1984. La influencia del Partido de los Trabajadores de Vietnam y del movimiento palestino Al Fatah (con quienes se entrenan militarmente en Líbano) serán los faros para que la guerrilla del PKK comience su accionar y desarrollo político, en un principio en el Kurdistán turco.

Al mismo tiempo que la figura de Öcalan crecía entre el pueblo kurdo la persecución en su contra aumentaba vertiginosamente, impulsada por los sucesivos gobiernos de Turquía, que lo veían (y todavía lo ven) como “el enemigo público número uno”.

Refugiado en Siria durante muchos años durante el gobierno del presidente Hazef Al Assad, en 1998 es expulsado de ese país debido a las presiones de Turquía contra el Ejecutivo sirio. Desde el PKK han explicado que la presencia de Öcalan en Siria fue desequilibrante para entender lo que sucede hoy en día en el norte de ese país, donde la guerrilla junto a los pueblos de diferentes nacionalidades defienden Rojava, y en particular la región de Kobane, asediada por el Estado Islámico y las fuerzas militares turcas. Por primera vez y de forma concreta, en Rojava se aplica el Confederalismo Democrático, ideología elaborada por Öcalan luego de intensos debates dentro del PKK. Desaparecido el campo socialista, la organización reactualizó su política de raíces marxistas-leninistas y definió al Confederalismo Democrático como la guía táctica y estratégica para desarrollar su política.

Expulsado de Siria, Öcalan recorre varios países de Europa buscando ser recibido como refugiado político. Al mismo tiempo, la cacería contra el líder del PKK estaba desatada. Pese a que la Duma (Congreso) de Rusia vota a favor del refugio y el Parlamento griego aprueba un documento invitándolo oficialmente y reconociéndolo como representante de la población del mundo más oprimida, Öcalan es apresado en Kenia (África) durante un operativo conjunto de las fuerzas de seguridad turca, el Mossad israelí y la Central de Inteligencia estadounidense (CIA).

Apresado en la isla de Imrali en Turquía, el 31 de mayo de 1991 comienza el juicio en su contra, en el que se lo acusa de traición.

Conocida la sentencia, la Unión Europea (UE), el Consejo de Europa, el Kremlin, Amnistía Internacional y la ONU, exigen a Ankara que no ejecute la condena. Al mismo tiempo, miles de kurdos y kurdas encabezan masivas movilizaciones rechazando la pena de muerte de Öcalan.

En 2003, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emite una sentencia condenatoria contra Turquía por no garantizar un juicio imparcial al líder kurdo.

Apresado en Imrali, Öcalan propone en varias oportunidades entablar diálogos de paz con el Estado turco, hechos boicoteados por Turquía. El líder kurdo contempla siete puntos para iniciar las negociaciones: el fin de las operaciones militares contra el pueblo kurdo; el retorno de los refugiados; disolución del cuerpo paramilitar de los Guardianes de las Aldeas; autonomía para la región kurda sin cuestionar las fronteras de Turquía; reconocimiento de los mismos derechos y libertades que los turcos; reconocimiento de la identidad, lengua y culturas kurdas; y libertad religiosa.

En la actualidad, Öcalan puede recibir visitas esporádicas en la isla donde es el único preso político. Desde ese lugar transmite sus palabras al pueblo kurdo, centradas en lograr un acuerdo de paz con Turquía y defender la revolución que se lleva a cabo en Rojava. Y su cara, con gruesos bigotes, sigue presente en cada una de las movilizaciones que realizan los kurdos. “El presidente Apo”, como ellos lo llaman, se ha convertido en un líder indiscutido y, por lo visto, el único capaz de encabezar una paz que canalice los anhelos de autonomía y libertad para el pueblo más grande del mundo que, desde hace décadas, vive sin un Estado propio.

Los orígenes del pueblo kurdo

El origen del pueblo kurdo es incierto. Hay varias posturas en relación a ese tema. Unas dicen que el pueblo kurdo vive en la región conocida como Kurdistán, desde seis siglos antes de Cristo. Otras dicen que su origen en la región es de más de 3.000 años, y otras, más de 10 mil. Otras dicen otras cosas, y otras, como la difundida por el nacionalismo turco, dicen que no existe tal origen, sencillamente, porque el pueblo kurdo no existe.

El Kurdistán está ubicado en la parte septentrional de Medio Oriente, entre los ríos Tirgis y Eufrates. Ocupan las alturas de las montañas de Anatolia y los montes Zagros; de ahí se los conoce como “el pueblo de las montañas”.

El pueblo que habita el Kurdistán es descendiente de los Medos, quienes derrotaron a los asirios en el año 612 antes de Cristo (A.C). Según esta versión que muchos kurdos dicen –y es objetiva-, la nación kurda lleva treinta siglos viviendo en esa zona.

Al vencer a los asirios, los kurdos intentan un imperio que será derrotado por los persas en el 550 A.C. Si bien ha logrado vivir en cierta calma durante la edad media, bajo el resguardo de los feudos, desde aquel 550 A.C. el Kurdistán viene viviendo un periplo de sucesivas dominaciones sin establecerse como nación libre e independiente.

Por los años del siglo 16, el creciente imperio Otomano y su rivalidad con el imperio Savafavid (persa), convirtieron al Kurdistán en una zona beligerante; en un territorio en disputa por su importancia estratégica, ya que, en ese entonces, se encontraba en medio de esos dos monstruos militaristas y era el paso hacia Medio Oriente o hacia Europa.

Los y las kurdas eran ciertamente autónomas, dado que, bajo el imperio Otomano, las autoridades de los feudos kurdos eran respetadas. Tan es así que el imperio Otomano “negocia” con los kurdos el paso por su territorio para llegarse hasta las puertas del imperio persa. Sin embargo, la primavera autónoma iba a sufrir socavamiento por parte de los otomanos. Las permanentes, y cada vez más profundas, interferencias en sus asuntos internos, terminaron por querer romper esa autonomía. Así es como surgen los primeros levantamientos kurdos contra el imperio Otomano.
A comienzos del siglo 20 surgió una ideología nacionalista que iba a trasformar el imperio Otomano en república e iba a prevalecer hasta el día de hoy. Ese pensamiento-práctico fue gestado por Mustafá Kemal (Atatürk). Nace la ideología “kemalista”.
Atatürk es considerado el padre de Turquía, ya que, junto a los Jóvenes Turcos, derrocaron al Rey Otomano en 1908, y tomaron el poder prometiendo dar igualdad al pueblo, abriendo un camino de reformas hacia la democracia. Así nació la actual república de Turquía.

Los Jóvenes Turcos pretendían expandir su ideología estableciendo su poderío sobre toda Asia Central. Por supuesto, como toda ideología expansionista, la unionista era racista y chauvinista.

En 1914, y bajo los efectos narcotizantes de realizar el sueño de una ideología turca para todos, los unionistas se proponen exterminar a toda aquella persona que no fuese de la nación turca. La cruzada lleva a la persecución, entre otros pueblos, del griego, el armenio y el kurdo. Durante la Primera Guerra Mundial, un millón y medio de armenios y armenias fueron exterminadas por la práctica de esa ideología.

Sin embargo, ante tamaña planificación de exterminio que surgió a través de los años, el rumor de que el propio Atatürk habría escrito, en los años de la década de 1920, que había que darle autonomía al pueblo kurdo es cierto. El rumor sigue explicando que esos papeles fueron destruidos.

En la Primera Guerra Mundial, el imperio Otomano es derrotado por las fuerzas británicas y francesas. Luego de esa guerra, y lejos de pretender la autonomía de los pueblos, los ingleses y franceses se dividen el botín. Francia se quedó con Líbano y Siria, mientras que Inglaterra se quedó con Irak y Jordania. En tanto, Persia se transformó en Irán.
En 1918 se firma el tratado de Sèvres, siguiendo el Programa de los Catorce Puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson. Según ese tratado, Kurdistán comenzaría a vivir la autonomía tan esperada. Con los tratados de Laussane y de Ankara, en 1923, Kurdistán pasaría a cobrar la forma fraccionada que tiene ahora, estando el territorio repartido entre Siria, Irán, Irak y Turquía.

En enero de 1946, el líder kurdo Qazi Muhammad, de la región kurda de Irán, declara la República de Mahabad o República del Kurdistán. El contexto político fue similar al de muchas luchas de los kurdos. La región estaba dividida entre el Ejército Rojo de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el Ejército del Sha de Irán. Con apoyo de los soviéticos, los kurdos izan su bandera en la ciudad de Mahabad, la cual sería capital de la república kurda. Sin embargo, el proceso fundado en 15 mil kilómetros cuadrados llega hasta el mes 11 de vida, puesto que Irán acuerda con la URSS.

No todo el Kurdistán es igual a todo el Kurdistán. Hay cuatro dialectos que se hablan en el territorio: el Sorani, el Zasakí, Goraní, y el Kurmanji. Y si bien la religión predominante es el Islam sunita, hay alevíes, chiítas, zoroastrianos, yezidís y cristianos.

El PKK surge en 1978 de un grupo de jóvenes universitarios del Kurdistán anexado por Turquía. En su origen, el PKK es de ideología marxista-leninista. Basado en esas ideas, se propone librar al Kurdistán del colonialismo y establecer un Estado independiente. Para ello, el 15 de agosto de 1984, un grupo armado encabezado por Abdullah Öcalan realiza su primera acción atacando dos cuarteles turcos. Desde entonces, la guerrilla del PKK sigue afincada en las montañas que cosquillean las fronteras de Irak, Irán y Turquía.

El pueblo kurdo suma un total de casi 40 millones de personas. Debido a lo complejo de su situación, los datos sobre la distribución poblacional varían, pero estaría repartido, más o menos, así: Irán: 8 millones (17% de la población); Irak: 4 millones (25% de la población); Siria: 2 millones; Armenia, Georgia, Azerbaiyán y Kasajtán: 600 mil; Turquía: 20 millones (25% de la población); Alemania y resto de Europa occidental: 2 millones; Resto del mundo: 4 millones.

Kurdistán posee en su seno casi toda el agua potable de Turquía además de las tierras más fértiles. Su territorio carga con los largos brazos de los río Eufrates y Tigris, dos masas de agua estratégicas para Turquía.

Entre tanto, Turquía le debe al Kurdistán el total del petróleo. Pero no solo Turquía vive de los kurdos. También Siria extrae casi el 100% de su petróleo de tierras kurdas, mientras que en Irak el crudo extraído de la zona kurda significa el 74% y en Irán el 50%.

A pesar de que el pueblo kurdo vale todo su peso en petróleo, no puede obtener su autonomía porque la intensión no es comprarle sino robarle. A ningún Estado-nación del mundo parece conmoverle la situación de extraños en su tierra del pueblo kurdo. A ningún país parece importarle que casi 40 millones de personas mendiguen su identidad. Ningún gobierno democrático del mundo parece querer tener intenciones democráticas en el Kurdistán prohibido. Ningún presidente ni presidenta del planeta parece querer ganar el premio Nobel de la Paz abogando por una salida pacífica en Kurdistán.

Terroristas del EI secuestran a 300 obreros de la Compañía de Cemento de al-Badiya en Damasco-campo

Bandas afiliadas a la organización terrorista del Estado Islámico han raptado este jueves a más de 300 obreros que corresponden a la Compañía de Cemento de al-Badiya en el noreste de Abou al-Shamat en la zona rural de Damasco.

Una fuente del Ministerio de Industria declaró a SANA que el ministerio contactó con la administración de dicha compañía para preguntar por la situación de los obreros secuestrados, donde la misma informó que al menos 300 de sus obreros y de los obreros de sus contratistas han sido secuestrados a manos de terroristas del EI.

Agregó que la compañía informó al ministerio que no ha podido hasta ahora establecer contacto con secuestrado alguno, asegurando que el Ministerio de Industria continuará sus contactos con todas las autoridades competentes y hará todo lo posible para liberar a los raptados.

En el mismo contexto, uno de los responsables de la reconciliación en de Yerud, Nadim Kreizan, precisó que los habitantes dicha localidad, cercana a la Compañía de Cemento de al-Badiya, vieron vehículos del EI con 125 obreros de dicha compañía a bordo, los cuales se dirigían hacia Tal Dakwa en los extremos de Ghouta Este, donde se despliegan los mercenarios de dicha organización terrorista.

Asimismo Kreizan informó que el Comité de Reconciliación en cooperación con los habitantes de Yerud recibió ayer a 106 obreros de “la Fábrica China” situada en la zona de Dmeir, que habían escapado de las salvajadas de la organización terrorista del EI.

Añadió que estos obreros fueron auxiliados y enviados a sus provincias gracias a las unidades del ejército sirio que operan en dicha zona.

Israel se niega a liberar a un niño de 11 años, el prisionero más joven del mundo

El día de ayer, un tribunal israelí se negó a liberar al prisionero más joven del mundo, un niño palestino de 11 años.

El día de ayer, un tribunal israelí se negó a liberar al prisionero más joven del mundo, un niño palestino de 11 años, a quien lo catalogan como un "terrorista", informó Quds Press. Los magistrados del Tribunal dictaminaron que Ali Alqam debería ser enviado a una residencia supervisada por el Ministerio de Bienestar hasta su próximo cumpleaños en menos de un año.

El sitio web israelí Ynet News informó que el tribunal informó que "esta es la primera vez que la seguridad de Israel se enfrenta a un terrorista tan joven ", señalando que la policía es incapaz de detener o interrogarlo porque está por debajo de la edad de responsabilidad penal, que es 12 años en Israel.

De acuerdo con la página web, sus padres podrán visitarlo en la residencia supervisada.

"En un año, el tribunal celebrará una audiencia sobre si debe o no debe permanecer en la residencia supervisada, teniendo en cuenta las evaluaciones de los funcionaros del Ministerio de Bienestar", indicó Ynet News.

Una audiencia se celebrará el 18 de abril con respecto al caso de Muawiya Alqam, de 14 años, informó su abogado Yousef Al-Haddad dice. Añadió que Muawiya no planeó asesinar a nadie, sino que "golpearlos".

Muawiya se le ha negado a permanecer en la residencia supervisada y se le ordenó permanecer en cárcel, ahora está en la prisión de Megiddo. Su abogado dijo que las autoridades están tratando de vengarse de las familias de estos niños prisioneros palestinos.

Muawiya y Ali Alqam, son residentes del campo de refugiados de Shuafat, fueron detenidos en octubre del año pasado después de que presuntamente apuñalaran a un guardia de seguridad israelí en el tren ligero de Jerusalén. La policía disparó e hirió a Alí, de 11 años.

Fuente: Middle East Monitor / Traducción: Palestinalibre.org

Chile: Se viene la Semana Contra el Apartheid Israelí


Desde el 11 al 15 de abril, en Santiago de Chile se llevará a cabo la Semana contra el apartheid israelí. Están desde ya todos invitados.

Apartheid es un término afrikáner que significa separación y fue el racismo de Estado practicado durante el siglo XX en Sudáfrica. Hoy es Israel quien replica dicho sistema, al consagrar por medio de leyes, políticas y prácticas la supremacía de un grupo humano sobre otro, sometiendo a la población palestina a un régimen jurídico militar, mientras que la israelí goza de un régimen civil.


Esta situación se visibiliza en prácticas exclusorias del Estado Sionista, como lo son los controles selectivos a la población, la segregación de carreteras, la construcción de asentamientos en territorios palestino, el muro de anexión en Cisjordania y el asedio de Gaza, una cárcel a tajo abierto. El trazado del muro tiene más de 700 kilómetros de largo y está diseñado para convertir de facto los asentamientos ilegales en territorio israelí. Ya hay 400 mil palestinos viviendo atrapados por el muro y sus puntos de control y cuando se termine su construcción, Israel anexionará más de 500 kilómetros de territorio palestino ocupado.


Porque la lucha contra el racismo no conoce fronteras ni excepciones históricas. La justicia es universal o no existe y para que se cumpla en Palestina, el BDS está en marcha.


Fuente: El Ciudadano - Chile

Crónica de una injusta deportación

El texto narra la historia de Nicole, chilena-palestina, que intentó ingresar a Palestina y el gobierno israelí la deportó por 5 años. Se relata la vivencia de Nicole en los interrogatorios, las excusas que le dieron para expulsarla y cómo el gobierno chileno no hizo nada.

Mi nombre es Nicole Carpentier Nazal, soy chilena, de origen palestino. Este relato no es sólo el mío, sino el de varios amigos que tuve la suerte de conocer en Jordania- donde viví siete meses para estudiar el idioma árabe – y de varias otras personas, de todas las nacionalidades, que por su origen o ideas, no pueden entrar en Palestina.

El viernes 31 de julio de 2015 intenté entrar en Palestina por segunda vez. Habían pasado siete meses desde mi primer intento, cuando el Estado de Israel me negó el acceso a Cisjordania en la frontera terrestre con Jordania- no es la Autoridad Nacional Palestina sino el Estado de Israel quien controla cada paso migratorio en cada una de las fronteras. En esta ocasión el trámite fue corto.

Desde que le entregué mi pasaporte a la oficial israelí, demoré solo hora y media en estar nuevamente en territorio jordano, pues de inmediato aparecí en la pantalla del computador como denegada. No hubo un largo interrogatorio, presiones, o revisiones de cada una de las prendas que llevaba en mi maleta. Esperé alrededor de una hora y la oficial a cargo del paso fronterizo me dijo: “Israel no permite el ingreso a personas que no están de acuerdo con sus políticas.” Agregó también que estoy denegada por cinco años, y me entregó un papel en el que se exponen las razones de la decisión: “prevención de inmigración ilegal” y “seguridad pública o consideraciones de orden público”.

Busqué apoyo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, que envió una carta al Ministerio del Interior en Israel, pidiendo aclaraciones ante la negación de acceso a una ciudadana chilena, acontecimiento que dista de ser un hecho aislado para los chilenos de origen palestino. El Ministerio del Interior de Israel respondió, en una carta que yo misma pude leer, explicando que se me negó la visa porque les mentí, ya que no les dije que estoy casada con un palestino, lo cual evidentemente es una mentira, y si no lo fuera, no constituye una razón de deportación en ningún lugar del mundo. Luego de recibir esta respuesta por parte de la institución israelí, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile no inició medida alguna ante esta situación de flagrante mentira y arbitrariedad.

Aquí comparto la historia de lo que viví en enero de 2015, cuando intenté entrar a Palestina por primera vez:

Hacia la frontera

Estoy sentada en un bus que me lleva desde la oficina de inmigración jordana hacia la oficina de inmigración israelí, ambas ubicadas en el cruce fronterizo llamado Puente de Allenby. Es mi primera vez en este lugar que divide Jordania y Cisjordania, que es controlado por Israel- como casi todo lo que sucede en Palestina.

Es muy temprano y hace mucho frío, pero estoy bien despierta por la ansiedad de ir a Palestina. En Amman, capital de Jordania, esperé 24 horas en un hotel porque había toque de queda debido a la nieve que había caído en los últimos días.

No son kilómetros los que hay que cruzar entre ambos controles, solo unos 600 metros, pero las oficinas de inmigración de Jordania e Israel están separadas por varios puntos de seguridad. En cada control, oficiales de ambos países revisan el bus y discuten con el conductor. Yo me como las uñas y miro el paisaje que hoy está dividido por esta frontera. Frontera que separa Palestina de Jordania, país de seis millones de habitantes, y en el que más de dos millones son refugiados palestinos- no hay datos oficiales de censo pero se estima que más de la mitad de la población es de origen palestino. Algunos son refugiados, otros desplazados, y otros descendientes de alguno de los anteriores. Muchos de ellos no pueden poner un pie en Palestina.

Con el bus en marcha se me viene a la cabeza mi abuelo Karim, quien en 1951 y con 17 años partió a Chile en un viaje que duró dos meses. Fue un viaje sin retorno que emprendió junto a su hermano menor y su primo. No puedo imaginarme lo que significa tener que irse así, dejar todo atrás. Se me aprieta el estómago pensando en él ahora que me miro intentando volver a su tierra.

La palestinidad

Una familia, probablemente de origen europeo, comparte el bus conmigo. En el bus hay varios palestinos, me doy cuenta porque hablan árabe, y por sus caras, en las que reconozco mis rasgos. Pienso que es buena idea quedarme cerca de la familia cuando me baje del bus, y empiezo una conversación con ellos. Un diálogo banal, totalmente desconectado de lo que pasa por mi cabeza en estos minutos. Intento ser turista, extranjera, como ellos, desmarcándome de gran parte de mí y de mi propósito en este viaje. Me comporto como si no quisiera encontrar algo mío en este lugar, como si no fuese un viaje hacia mis raíces. Actúo como si no me interesara vivir la ocupación, ni relacionarme con palestinos para entender como la sobreviven. No quiero que me inviten a fumar narguile, a comer un falafel, porque tengo miedo de transformarme en una posible amenaza para Israel, y que no me dejen entrar a Palestina -tal como les ha sucedido a varios chilenos de origen palestino.

Mientras memorizo los lugares que debo y no debo mencionar cuando me pregunten los oficiales de inmigración- amigos y familiares me recomendaron que no mencione los nombres árabes de algunas ciudades que antes eran palestinas, y ahora están en territorio israelí- mi cabeza solo piensa y mi cuerpo solo siente la tierra que veo a unos metros más allá. Me doy cuenta entonces de mi intento por desactivar mi palestinidad, por alejarme de los demás palestinos que comparten el bus conmigo. Quiero parecer lo menos Palestina (sí, con mayúscula) posible, tengo miedo de que descubran esa vulnerabilidad- que al mismo tiempo es fuerza- que traigo conmigo.

Superando el primer Control

Bajamos del bus, tomo mi maleta y mi mochila, y camino junto a la familia europea hacia la fila que se forma en la entrada del edificio de inmigración. Allí comienza el caos y me pongo nerviosa. Palestinos moviendo maletas, con ese desorden propio del árabe en general, y al lado, soldados con armas caminando entre ellos, pegando gritos en árabe y en hebreo.

Después de dejar mi equipaje en la rueda de maletas, me pongo en la fila. Logré quedar detrás de la familia europea y espero mi turno en la ventanilla de control de pasaporte. Me muestro indiferente ante los gritos y el caos. Mi turno. Avanzo hacia la ventanilla. Es una mujer, una oficial. Me pide mi pasaporte. Se lo entrego. Lo mira. Pasan unos segundos. Me mira. Pronuncia en voz alta mi segundo apellido, el materno, como en un tono de pregunta. Pronuncia especialmente la letra zeta, con ese zumbido tan característico de la lengua árabe: “Nazzzzal”. Me mira. La miro. Me mira como esperando una respuesta o una confirmación. Respondo pronunciando mi apellido como lo he dicho siempre: “Nazal”. Ella toma aire. Repite nuevamente su pronunciación intencionada. Repito nuevamente la mía. Llama a su compañero de ventanilla y le muestra mi pasaporte apuntando con su dedo mi segundo apellido. Ahora es él quien me mira y lo pronuncia de la misma manera que la oficial: “¿Nazzzzzal?” Yo lo pronuncio nuevamente manteniendo la calma, y pienso en la ironía de la situación: tener un apellido palestino me hace menos bienvenida en Palestina.

La oficial, en silencio y sin mirarme a los ojos, pega un adhesivo en la parte trasera de mi pasaporte. La marca tiene los números del uno al cuatro. Toma su lápiz y hace un círculo alrededor del número tres. No me explica nada, y me pide que avance hacia la siguiente fila, que termina con una máquina de seguridad y un segundo chequeo de identidad.

En la fila me encuentro nuevamente con la familia europea, y con todos los hombres y mujeres palestinos con los que compartí el bus.

La silla de los 40 minutos

Esta fila es larga y avanza muy lento. Cada quien tiene que dejar sus pertenencias en una caja, cruzar la máquina de seguridad de metales, y luego entregar su pasaporte en la ventanilla para que una oficial, de unos veinte años, lo revise y decida si es que puede avanzar

La miro en su ventanilla. Cada vez que recibe el pasaporte de un palestino lo revisa y, sin mirarlo a los ojos, se lo devuelve, como si no hubiese una persona parada al frente. Observo con atención la actitud de cada uno de esos palestinos, que sólo siguen avanzando, sin inmutarse ante la actitud de la oficial. Al parecer, ya es parte del orden natural de las cosas. Siento rabia.

Cruzo la máquina de seguridad sin problemas. Entrego mi pasaporte a la oficial. Lo toma y su mirada va directamente al adhesivo. Me indica una silla en la esquina de la sala y me ordena que me siente y espere. El pasaporte lo retiene ella. Espero. Respiro. Pienso. Espero.

Observo el caminar de los soldados vestidos de civiles que pasean por la sala con un arma en el cinturón. Estoy nerviosa, reviso y repito en mi cabeza lo que tengo- y lo que no tengo- que decir. Tengo que decir que soy turista, que soy católica, que quiero visitar los lugares santos (Belén, Jerusalén Nazareth, etc) y ciudades de Israel como Tel Aviv, Haifa y Eilat. Por ningún motivo debo decir que quiero visitar Beit Jala, pueblo en el que nació mi abuelo, o Hebrón, o que quiero estudiar árabe. Espero. Miro a la oficial de la ventanilla.

Espero sentada por más de 40 minutos hasta que un hombre joven vestido de civil se acerca y me pide que lo siga. Lo sigo y entramos a una sala contigua. Comienzan las preguntas. Él tiene mi pasaporte en sus manos. ¿Cuál es el objetivo de mi viaje? ¿Por qué estoy viajando sola? ¿Conozco a alguien en Israel? ¿Qué lugares quiero visitar? ¿Cuánto dinero traigo? ¿En qué trabajo en mi país? ¿Tengo un pasaje de vuelta a Chile?

Respondo una a una sus preguntas con calma. Parecen convencerle. Me dice “Bienvenida a Israel”, y con sus manos gesticula pidiéndome que avance al siguiente control.

¡Qué alivio!, pienso, y siento el cambio de temperatura en mi cuerpo. Queda una última etapa: el chequeo de pasaporte y el timbre de la visa.

Otras preguntas y otras sillas

Otra ventanilla. Otra oficial recibe mi pasaporte. De nuevo el adhesivo pegado.

Preguntas. Las mismas que antes, pero ahora puedo distinguir un tono más incisivo. Me ordena que pronuncie los nombres de toda mi familia. También que los escriba en un papel. Pienso: nuevamente el apellido, el castigo por formar parte de un pueblo que sigue resistiendo. El interrogatorio continúa. Ella profundiza. Me pregunta de dónde es mi abuelo materno. Contesto: de Beit Jala -y agrego- pero vive en Chile. Me pregunta: ¿conoces gente en Beit Jala? Contesto: sé que el hermano de mi abuelo vive ahí, pero no lo conozco porque ni ellos han mantenido relación en el último tiempo.

La oficial me entrega un formulario de información del visitante. Me pide que me siente en una silla apostada en la esquina de la sala y que lo complete. En algunos minutos vendrá alguien a buscarme, explica.

Espero otros 40 minutos mientras observo cómo turistas de diversas nacionalidades hacen la fila frente a esa ventanilla, mantienen un diálogo de un minuto con la oficial y obtienen su visa. Tengo una mezcla de rabia y orgullo que nace del choque entre la injusticia y la resistencia, entre la humillación y la resiliencia.

Donde no quiero que me lleven

Dos mujeres jóvenes, vestidas de civil, y que no superan los 25 años se acercan y me piden que las siga. Entramos a un recinto cerrado. Caminamos por un pasillo que tiene varias puertas y entramos en una de las oficinas. Es una sala pequeña, con una mesa, tres sillas y un computador.

Una de ellas me pregunta otra vez lo mismo. La otra oficial mira en silencio, como con toda su atención puesta en mis expresiones, en mi comportamiento. Contesto lo mismo. Pienso: qué estupidez, qué ganas de reírme en su cara y responder algún sinsentido a las tonteras que preguntan y preguntan… solo para verles la cara. Pero cambian sus preguntas: ¿Has participado alguna vez en manifestaciones en Chile? ¿Perteneces a algún grupo o partido político? ¿Participas o has participado en actividades políticas?

Intento no mostrarme incómoda ante estas preguntas, porque sé que es acá donde no quiero que me lleven. Niego toda participación en actividades políticas, aunque admito haber asistido a las manifestaciones estudiantiles en Chile.

También la oficial me pregunta si conozco la situación en Israel, ante lo que escuetamente admito estar enterada de que existe un “conflicto” y punto. Qué difícil es verbalizar esta respuesta, se me revuelve todo dentro cuando callo lo que sé y explico lo que quieren escuchar, cambiando cada “Palestina” por “Israel”, cada “masacre” por “conflicto”, cada dolor por indiferencia. Me doy cuenta de que actúo pésimo, no sé mentir.

La oficial que miraba en silencio me dice que no entiende por qué vengo a meterme acá si sé que hay un conflicto, que este no es un lugar para relajarse ni hacer turismo.

Me preguntan de nuevo si mi abuelo tiene familia en Cisjordania, a lo que contesto que su hermano está en Beit Jala, pero que yo no tengo contacto con él. Me piden mi celular, y buscan números palestinos. No encuentran nada.

Tras media hora de preguntas sin tregua me dicen que terminaron y que una persona del Departamento de Inmigración del Ministerio del Interior de Israel va a continuar con este proceso. Que espere en la sala anterior, pero que antes recoja mis maletas de la banda. Pienso: esta tortura es interminable. Estoy agotada, asustada, sin fuerzas en las piernas, siento la boca seca de pronunciar las mismas respuestas, sin que sirva de nada.

La palestinidad escondida

Espero una hora más en esa sala. Tal vez más. Cada minuto es eterno, sentada, sola. Siento angustia. Observo de reojo a cada oficial vestido de civil. No me atrevo a conectarme a internet para comunicarme con mi familia; tengo miedo de que puedan leer las conversaciones.

Se acerca una oficial mayor, rubia y muy maquillada. Me invita a que la siga a otra sala en la que nuevamente hay una mesa, tres sillas y un computador. Esta vez me pide que abra mi maleta y mi mochila, y que saque, una por una, cada cosa que hay dentro. Me pide que desdoble la ropa, que abra los libros, mostrándole que no hay nada escondido dentro.

Nunca me había sentido tan presionada. Le explico cada cosa que hay en mi maleta. Cuando saco un jabón marca “Clinique”, comenta que le parece una marca excelente. Me hierve la sangre y transpiro frío.

Pese al repaso mental de lo que llevo en mi maleta, no puedo parar de pensar en la posibilidad de que haya algo incriminatorio. Solo se me ocurre la pinza de cejas, arma letal. Pero me equivoco: en uno de los bolsillos de la maleta encuentra un DVD en el que se lee “Enquette Personelle”, una película de Ula Tabari, directora de cine palestina.

La funcionaria israelí se pone histérica. Me pregunta qué es esto, a lo que le respondo que es una película. Toma el teléfono, dice algunas frases en hebreo, muy alterada, y a los pocos segundos llega una de las jóvenes que me interrogó antes y se lleva la película.

La mujer sigue con su interrogatorio, pero de acá en adelante el tono es bastante distinto. Me pregunta nuevamente todo lo que me habían preguntado en los interrogatorios anteriores, pero de manera muy agresiva, con un tono de voz más golpeado e incisivo, y me pide que escriba los números de teléfono de mi padre y mi madre en Chile.

La inteligencia de internet

Las preguntas son algo más específicas y me amenaza con que le diga la verdad, que si le miento de todas maneras se va a encargar de buscar la información que necesita al frente mío y se va a dar cuenta. ¿Participas en actividades políticas en Chile? ¿Posteas artículos u opiniones políticas en Facebook, Twitter u otra red social? Respondo que no. Es una pesadilla.

Abre el buscador de Google y teclea mi nombre completo. Cada segundo se me hace eterno. Miro detenidamente la pantalla. Ella también. En la tercera página encuentra lo que buscaba, una excusa suficiente para volverme culpable bajo su lógica: en el año 2012 firmé una carta en internet, en la que explícitamente se condenaba el asesinato de nueve ciudadanos turcos por parte de las Fuerzas de Defensa Israelíes en el ataque a la Flotilla Libertad, que iba rumbo a Gaza para romper el bloqueo, entregando medicinas y alimentos.

Comienza a gritarme, preguntándome si pretendía subirme a ese barco. No puedo creerlo… no puedo creerlo.

Le explico, intentando mantener la calma, pero con la voz quebrada, que era solo una firma en la carta, como otras cientos de firmas en la misma página. No lo niego, pero supongo que a esas alturas ya da lo mismo.

Me ordena que abra mi cuenta de Facebook y mi correo electrónico. Tengo miedo. No me atrevo ni a reclamar ni a defenderme, simplemente los abro. Revisa mis cuentas personales, junto a una de las jóvenes vestida de civil que me había interrogado antes, y luego me pide que espere afuera.

Espero una hora más en la sala de las sillas metálicas frías. No puedo pensar. Solo quiero llorar, pero me aguanto. Me siento culpable por mis respuestas, por mis errores.

Me conecto a Internet a través del celular y solo les escribo a mis papás para advertirles que los pueden llamar. Mi papá intenta tranquilizarme.

No sé cuánto tiempo más pasa hasta que se acerca la oficial del último interrogatorio, y me dice que no puedo entrar en Israel, que espere el bus de vuelta a la oficina de inmigración jordana afuera del edificio, sin darme ningún tipo de explicación. Le pregunto por qué, y me responde fríamente, por “descoordinación y desinformación”.

Me siento cinco minutos, siento el corazón latiendo como nunca, como si se me fuera a salir del pecho, como si quisiera gritar todo lo que yo estoy callando. No puedo irme así, necesito saber más. Me paro y camino hacia la oficina en que están los oficiales reunidos. Le pregunto a la oficial de nuevo por qué. Me responde, haciendo evidente su desprecio: “porque me mentiste, no me dijiste que habías firmado esa carta”. Me defiendo, y le digo que es algo que firme hace tres años, a lo que me responde de manera muy dura: “esto no es el mercado, si quieres discutir y pedir explicaciones, anda a la Embajada de Israel en Amman”.

Salgo del edificio, sin saber dónde esperar el bus. Aquí sí exploto en llanto, dejando salir toda la angustia, frustración, rabia y desilusión de este día que sé nunca voy a olvidar. Intento enchufar mi celular cerca de una caseta militar, pero se me acerca una oficial armada, apuntándome con su rifle, a pedirme que me vaya. Me resisto, y le pido que me deje tranquila, con una mirada que estoy segura le transmitió todo mi desprecio, repulsión e indignación por su forma, por jugar a la perfección el rol de opresor.

A la una de la madrugada, después de casi doce horas de interrogaciones, esperas, humillaciones y tortura psicológica, me subo al bus de vuelta a Jordania. El chofer del bus, probablemente de origen palestino, me sonríe todo el viaje, intentando apaciguar mi angustia, y pone en la televisión del bus a Mr. Bean.


Fuente: Nicole Carpentier Nazal, El Desconcierto

Este es un relato simplemente increíble, la dureza de la opresión israelí sobre Palestina..

Reseña sobre libro de Norman G. Finkelstein: Método y locura. La historia oculta de los ataques de Israel a Gaza

En este Libro, Finkelstein aborda la versión oficial israelí para justificar crímenes de guerra, violaciones a los Derechos Humanos, el ensañamiento del ejército israelí con la población civil palestina… y su potente aparato exterior de propaganda o hasbara; y, en particular, en el apoyo internacional —principalmente estadounidense— que blinda e inmuniza al Estado israelí ante el derecho y la justicia internacional …

Autor de textos emblemáticos como, entre otros, Imagen y realidad del conflicto palestino israelí (1995) y La industria del holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío (2000), ambos editados en castellano por la Editorial Akal, Norman G. Finkelstein aborda en esta nueva entrega las tres guerras protagonizadas por Israel en la Franja de Gaza durante el breve plazo de cinco años (invierno de 2008-2009, otoño de 2012 y verano de 2014).

Su objetivo es desmontar la versión oficial israelí sobre las causas que presuntamente motivaron estas repetidas intervenciones militares en una estrecha franja territorial, asediada y ocupada, de apenas unos 360 kilómetros cuadrados, que concentra a una población de cerca de dos millones de palestinos, con una de las tasas de densidad más altas del planeta.

En su argumentación Finkelstein destaca tres temas, interconectados a lo largo de su obra. Primero, los pretextos que en cada ocasión y repetidamente se ha inventado Israel para “lograr objetivos políticos de largo alcance”, con sus provocaciones e incumplimientos de acuerdos para suscitar una escalada de acciones y reacciones en la que presenta las suyas como meras represalias o “derecho a defenderse”.

Segundo, cómo Israel ha eludido “toda responsabilidad por los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad que ha cometido”, apoyándose en la supremacía de su fuerza militar en la región; en su potente aparato exterior de propaganda o hasbara; y, en particular, en el apoyo internacional —principalmente estadounidense— que blinda e inmuniza al Estado israelí ante el derecho y la justicia internacional (en dos capítulos se analiza el Informe Goldstone y la polémica que se construyó a su alrededor).

Por último, tercero, constata cómo después de cada confrontación “no se ha alterado el equilibrio político” de manera significativa o, dicho de otro modo, cómo la fuerza militar no ha logrado su objetivo. Ninguna parte ha logrado imponerse sobre la otra o imponer su voluntad, aunque ambas se proclaman igualmente triunfadoras. Evidenciándose, por enésima vez, que el conflicto no tiene solución militar.

Si bien, como resulta evidente, la parte más débil ha sufrido los mayores costes humanos y materiales. Así, la última agresión (verano de 2014) dejó un desolador rastro de muerte y devastación. Las víctimas palestinas ascendieron a 2.200, entre el 70 y el 75 por ciento eran civiles (que incluían unos 500 niños), mientras que las israelíes fueron 66 militares y 6 civiles.

Lejos de un supuesto “daño colateral”, este ensañamiento del ejército israelí con la población civil palestina es considerado por Finkelstein como un claro objetivo de la política israelí, que hace recaer sobre la misma los costes y castigos de la presencia armada de Hamas en Gaza.

“Ni la destrucción masiva ni las muertes fueron un efecto colateral y accidental de la invasión de 2008-2009, sino su objetivo real”. Israel buscaba restablecer su “capacidad disuasoria” después del fiasco de su intervención contra Hezbolá en el Líbano durante el verano de 2006. Además de neutralizar las iniciativas diplomáticas —y, por ende, pacíficas— palestinas en el medio internacional.

Como recordaba el desaparecido Edward W. Said, Israel parece ser un caso único en la historia de la ocupación militar. Por primera vez se hace responsable a la población ocupada de la seguridad de la potencia ocupante.

En este mismo orden, y ante la inutilidad de la guerra, el autor invierte los términos de la argumentación israelí sobre su derecho a defenderse o a la “legítima defensa”, recordando que se trata de una potencia de ocupación militar y, en consecuencia, se pregunta si “¿Tiene derecho Israel a mantener la ocupación por la fuerza?”

Conviene subrayar este argumento frente a cierta extendida idea de que en Gaza se enfrentan dos partes o entidades soberanas y en condiciones de igualdad. Por el contrario, es pertinente recordar que, pese al repliegue israelí de la Franja en 2005, Israel sigue ocupando —y asediando— Gaza desde el punto de vista del derecho internacional.

Dicho en otros términos, las fuerzas de ocupación israelíes evacuaron Gaza, pero Gaza sigue estando bajo la estructura de ocupación militar israelí, bloqueada férreamente por tierra, mar y aire. Sin olvidar que su paso fronterizo con Egipto responde también a los dictados de una estrategia de connivencia entre El Cairo y Tel Aviv, bajo el patrocinio y subsidio de Washington.

Por tanto, desde la óptica de Finkelstein, de lo que se trata es de poner fin a la ocupación para acabar con el ciclo de la violencia. Algo tan básico, y de manual de resolución de conflictos, como abordar las causas estructurales que lo provocan para acabar con este prolongado e inútil sufrimiento.

Por último, pero no menos importante, es la reflexión a la que invita Norman G. Finkelstein en torno a la estrategia de resistencia ante la ocupación militar israelí. En concreto, y pese a que reconoce el derecho (amparado, a su vez, en el internacional) a la resistencia en todas sus formas a una ocupación militar, no deja por ello de advertir que los repetidos ensayos de resistencia armada palestina se han mostrado insuficientes y costosos, por no decir que también contraproducentes en no pocas ocasiones.

En su lugar, aboga por ensayar una resistencia popular no violenta, que esté dispuesta a asumir los costes de la violencia de la ocupación israelí; y que, entiende, siempre será menos costosa que la derivada de la resistencia armada. En este sentido, cabe recordar que la primera Intifada (1987-1992) se articuló originalmente como un movimiento de resistencia y desobediencia civil no violenta —al menos parcialmente—, que se granjeó un eco y apoyo sin parangón en la historia del movimiento nacional palestino.

Autor: José Abu-Tarbush