jueves, 28 de junio de 2018

RAMZAM KADYROV, PRESIDENTE DE CHECHENIA Y HÉROE DE RUSIA


Es uno de los personajes más importantes de la Federación Rusa y de la historia de Chechenia, una república autónoma rusa del Caucaso que posee varias peculiaridades, entre ellas ser la única región de la Federación Rusa con ejercito propio. En Rusia operan tres ejércitos, el ejercito regular ruso, los cosacos como fuerzas auxiliares dependientes del Kremlin y los chechenos de Ramzam Kadyrov que, previo pago, luchan en varios teatros internacionales siempre defendiendo los intereses de Moscú, por lo que en realidad todos están estrechamente controlados por el Kremlin.

Se sabe que los chechenos de Kadyrov (los temidos Kadyrovsky), que forman un grupo paramilitar tolerado y promocionado por Vladimir Putin ya desde los tiempos del padre de Ramzam, Ahmad Kadyrov. Este grupo paramilitar está compuesto por chechenos, pero también por mercenarios bosnios, turcos o kazajos.

SU PRESENCIA ESTÁ CONSTATADA EN UCRANIA Y EN SIRIA

En Ucrania han luchado a favor del gobierno de Novorusia (una confederación creada de la secesión de Lugansk y Donestk), este nuevo país está en guerra con su antiguo estado, Ucrania, se ha constatado que los voluntarios rusos de Ucrania, novorusos, cosacos y chechenos de Kadyrov se encuentran en esta zona, de hecho han habido problemas entre chechenos y los chetniks serbios de Bratislav Zivkovic.

Todos son grupos operativos con cierta autonomía, pero integrados en estas unidades dependientes del gobierno de Novorusia.

En Siria la presencia de chechenos ha sido más normal de lo que se cree. Han formado parte de al Qaeda y del Estado Islámico (ambos grupos terroristas), estos chechenos llegaron del caucaso para hacer la Yihad, aunque también existen chechenos en el frente sirio del Presidente al Assad y, obviamente, forman parte del contingente ruso.
El mismísimo Ramzam Kadyrov pidió que se enviaran a las fuerzas especiales de los Kadyrovsky para luchar en Siria por el Presidente Bashar al Asad, esto se debe a que en la región del Caucaso norte, Abjasia, Osetia del Sur, Georgia, Chechenia, Daguestán y Osetia del Norte los grupos yihadistas tienen un santuario desde los años noventa.

Para combatir una reactivación en el cáucaso Ramzam Kadyrov es conocedor, al igual que Putin, de que la derrota del wahabismo yihadista terrorista en Siria es básica, de ahí que se hayan desplegado tropas rusas y chechenas, estos últimos en la región de Lataquia y también en Alepo.

FUNCIÓN DE LOS KADYROSVY

Son un ejercito privado regional, totalmente leal a Moscú, pero que también es usado como fuerza de seguridad por Ramzam Kadyrov en el territorio de Chechenia. Cuando en 1999 Rusia reconquistó el territorio secesionado en 1996 que se había convertido en una república independiente yihadista que ayudaba a la Afganistán de los Talibanes y hostigaba el territorio ruso constantemente. Para ello, obviamente, se necesitaba la ayuda de las facciones pro rusas chechenas a fin de apoyarse en ellos para poder controlar el territorio.

Los Kadyrov, curiosamente, fueron secesionistas en la primera guerra de chechenia, guerra sin connotación religiosa ya que enfrentaban a nacionalistas chechenos contra nacionalistas rusos, al llegar el comandante yihadista saudí Ibn al Jattab y expandir el wahabismo yihadista entre las tropas chechenas, muchos de los antiguos separatistas reconsideraron sus tesis y pensaron que era mejor formar parte de Rusia como República Federal, en lugar de ser un estado independiente controlado por yihadistas que establecerían una república islámica al estilo afgano.

Entre los que reconsideraron sus posiciones estaba Ahmad Kadyrov, padre de Ramzam, que fue considerado un traidor y por lo tanto asesinado el 9 de Mayo de 2004, sustituido por Alú Aljanov hasta 2007 cuando cedió el poder a Ramzam Kadyrov.

La estrategia de Kadyrov ha sido la de defender los intereses y la excepcionalidad de Chechenia en Rusia, pero jamás enfrentándose al poder de Putin. A primera vista podríamos concluir que Ramzam Kadyrov es un instrumento en manos de Rusia para sostener una imagen frente a los chechenos de autonomía amplia para su región (ya que verían al poder directo ruso como un invasor), de ahí que debido a los servicios prestados a Rusia y a la guerra librada por Ahmad Kadyrov y sus sucesores contra separatistas y yihadistas en Chechenia, ha hecho que Ramzam sea el único presidente de una República rusa que tenga un ejercito propio que sirve a los intereses de Rusia en el exterior y que sostiene la seguridad de la República Chechena, lo que ha permitido una reducción de efectivos rusos en la región. A cambio de esto Ramzam Kadyrov ha logrado altas cotas de poder dentro y fuera de Rusia, apoyos y un autogobierno pro ruso sostenible en la zona así como una pacificación que no se veía desde la época de la URSS.

Rusia: Los Cascos Blancos preparan una provocación química en Idleb


Varios habitantes de la ciudad siria de Idleb informaron al Centro ruso para la Reconciliación en el país árabe que empleados de la ONG Cascos Blancos preparan una nueva provocación con armas químicas, comunicó el jefe del centro, Alexéi Tsigankov.

“Según las personas que acudieron al centro, el domingo [el 24 de junio] llegó a la ciudad de Idleb un convoy compuesto por seis vehículos con emblemas de los Cascos Blancos, y un camión cargado con equipos de protección personal, recipientes con un líquido, equipos de grabación de vídeo y siete proyectiles”, dijo en una rueda de prensa.

Al llegar, continuó, cuatro personas, desconocidas por los habitantes locales,” cargaron ojivas de los proyectiles con el líquido y el polvo traídos”.

“Los proyectiles cargados luego fueron llevados en el camión en dirección a la localidad de Maarat al Numan”, relató.

Los otros vehículos, señaló, también tomaron camino a esa cuidad.

El 24 de junio el centro ruso comunicó que, según habitantes de Idleb, un grupo de personas de una agencia de información de Oriente Próximo llegó a la ciudad para grabar la supuesta evacuación por los terroristas del Frente al Nusra (grupo proscrito en Rusia) de los civiles al hospital Al Hilal Al Ahmar.

Además, grabó “el restablecimiento activo por los terroristas de la infraestructura civil presuntamente destruida por ataques de la aviación de Rusia y Siria”.

El pasado 14 de abril, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido bombardearon Siria bajo el pretexto del supuesto uso de agentes tóxicos que, según la controvertida ONG Cascos Blancos y las facciones armadas que operan en la zona, tuvo lugar el 7 de abril en la localidad siria de Duma, en Guta Oriental.

Esta ONG se define políticamente neutral y no beligerante, dedicada a la protección de civiles en Siria, aunque junto con los vídeos en los que Cascos Blancos rescatan a niños de las ruinas, también aparecieron en la web las imágenes en que se ve cómo manipulan las filmaciones, maquillando a las víctimas y dictándoles lo que deben declarar ante las cámaras.

El presidente sirio, Bashar Asad, afirmó que en realidad los Cascos Blancos son parte del grupo terrorista Al Qaida.

Según la organización, sus principales donantes son la fundación Mayday Rescue (financiada por el Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos y Alemania) y la empresa Chemonics, con sede en Washington.

Damasco rechazó todas las acusaciones de Occidente del uso de armas químicas y recordó que tiene destruido todo su arsenal de tóxicos agresivos, algo que fue convalidado por la OPAQ en 2016.

Moscú, por su parte, calificó el presunto incidente de Duma de “montaje” y criticó enérgicamente el ataque occidental contra Siria, “un Estado soberano que está en la primera línea de la lucha contra el terrorismo”.

Seis Grandes Fracasos de la Política Exterior de EEUU en la Era Post Guerra Fría


En la década de los noventa, funcionarios estadounidenses que posteriormente entrarían al servicio de George W. Bush en la Casa Blanca firmaron dos documentos programáticos breves pero muy importantes que, a partir de entonces, fueron la referencia de cualquier decisión importante de política exterior desde el año 2000 y, particularmente, desde el 11-S.

Según la Agencia Noticiosa de Ahlul Bait (ABNA) - Uno de esos documentos es la Guía de Planificación de la Defensa para el periodo fiscal 1994-1999 (más comúnmente conocida como Doctrina Wolfowitz). Como su propio nombre indica, uno de los autores de este documento fue el secretario de defensa de George W. Bush, Paul Wolfowitz, que lo escribió junto a I. Lewis “Scooter” Libby, asesor del anterior vicepresidente Dick Cheney. 

El otro documento fundamental, “A Clean Break: New Strategy for Securing the Realm” (Una ruptura limpia: nueva estrategia para asegurar el terreno), fue escrito en 1996 por el que fuera presidente del comité asesor sobre políticas de defensa con la Administración Bush: Richard Norman Perle. 

Ambos escritos muestran un plan de acción bastante simplista pero totalmente inequívoco de la política exterior estadounidense en Oriente Próximo, países próximos a Rusia y Asia Oriental. El contenido de la Doctrina Wolfowitz fue filtrado a los medios y publicado por primera vez por el New York Times en 1992. Poco después, muchas de las amenazas específicas mencionadas en el documento fueron reescritas con un lenguaje más general. Cuando comparamos la versión oficial con la filtrada, la diferencia entre ambas sería la que separa “lo que dije frente a lo que quería decir”. 

“A Clean Break”, por su parte, fue escrito en 1996 como un regalo para el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien, al parecer, no quedo muy impresionado con el mismo en aquel momento. A pesar de ello, Estados Unidos ha puesto en marcha muchas de las recomendaciones del documento con independencia de quién estuviera al mando en Tel Aviv. 

A pesar de que muchas de estas recomendaciones han sido implementadas, muy pocas han obtenido los resultados buscados. 

A continuación resumimos los principales objetivos de dichos documentos seguidos de una valoración de su éxito o fracaso. 

1. Cambio de régimen en el Irak de Saddam Hussein ("A Clean Break") 

En muchos aspectos, este objetivo fue el éxito inicial más claro y el fracaso global más ostentoso. 

En 1996, Richard Perle sugirió que el derrocamiento de Saddam Hussein favorecería los intereses de EE.UU. e Israel porque debilitaría a un Estado árabe grande y poderoso que tenía malas relaciones con Estados Unidos desde 1990 y un historial de malas relaciones con los diferentes regímenes de Tel Aviv. Aunque en 2003 una fuerza ilegal derrocó al presidente iraquí, lo que ocurrió a continuación no siguió el guión deseado por Perle. 

"A Clean Break" sugería que el Irak pos-Saddam podría y debería estar gobernado por una dinastía hachemita que había sido previamente destronada en 1958. Perle proponía asimismo que Jordania, el último Estado hachemita que quedaba en el mundo árabe, podría colaborar con Israel y EE.UU. con el fin de lograr este objetivo. Y, lo que es más absurdo, Perle sugiere que una posible unión hachemita entre Jordania e Irak podría imponer una mayor lealtad a los seguidores de Hezbolá de Líbano que Irán. 

La realidad no podría ser más diferente. Tras la invasión ilegal de Irak en 2003, la idea de restaurar la dinastía hachemita no volvió a ser mencionada en ningún foro serio, ya que era simplemente imposible de implementar. Ninguna de las principales facciones en disputa en Irak tenía la menor intención de restaurar una monarquía que fue destronada en 1958 por una revolución a la que muchos iraquíes siguen contemplando con orgullo patrio. 

Irónicamente, el mayor baluarte árabe contra un resurgente Irán fue Saddam Hussein. En los años ochenta, los futuros neoconservadores ya se dieron cuenta, aunque aparentemente ignoraron lo que ya sabían en 1992. 

Desde el derrocamiento y la ejecución violenta de Saddam Hussein, la mayoría chiita iraquí se ha juntado para apoyar a Irán política, militar y espiritualmente. Irak ha firmado recientemente un pacto militar defensivo con Irán y es sabido que muchas de las brigadas chiitas de voluntarios que combaten al ISIS en Irak han recibido entrenamiento y asesoramiento de especialistas iraníes. 

Aunque gracias a las bases militares de EE.UU. en Irak el ejército estadounidense está más cerca de Irán de lo que estaba antes de la invasión, de igual modo la influencia de Irán en el mundo árabe, especialmente en Irak, ha aumentado sustancialmente. En cualquier caso, la deseada guerra ilegal de “cambio de régimen” contra Irán probablemente nunca llegará a tener lugar por dos razones. La primera, que muchos en el Pentágono y en Washington son conscientes de que esa guerra sería un desastre absoluto para Estados Unidos. Y la segunda, que Irán tiene muchos socios internacionales influyentes con los que no contaba en los noventa, especialmente Rusia. Ni Rusia ni China tolerarían una guerra en Irán en 2017. 

En este aspecto, Estados Unidos ha conseguido muy poco de lo que pretendía al derrocar a Saddam, aparte de debilitar a un Irak unido. 

2. Contener a Rusia y a China evitando que se conviertan en superpotencias ("Doctrina Wolfowitz") 

Esta política ha fracasado en todos los frentes. Desde el ascenso de George W. Bush, el primer defensor de la Casa Blanca de la "Doctrina Wolfowitz", Rusia y China han adquirido el estatus de superpotencias globales, echando por tierra el sueño unipolar de Wolfowitz y Libby. 

El ascenso económico chino ha potenciado una posición más robusta de Pekín sobre asuntos globales. Ahora China defiende más enérgicamente sus reivindicaciones en el Mar de la China Meridional, ha sido más hábil que Estados Unidos en la cuestión coreana, participa activamente en la construcción de la Nueva Ruta de la Seda, la iniciativa comercial de mayor alcance de la historia moderna y acaba de abrir su primera base militar en el extranjero. 

Al mismo tiempo, el ejército de Liberación del Pueblo sigue adelante con su programa de modernización, convirtiéndose en una fuerza formidable a todos los propósitos y está tan preparado para la batalla como los de Estados Unidos y Rusia, países que durante la Guerra Fría contaban con fuerzas armadas muy superiores a la china. 

Rusia, por su parte, también ha recuperado su estatus de superpotencia, echando por tierra los planes de Wolfowitz y Libby. No solo ha reforzado viejas alianzas, sino que actualmente es un socio o aliado importante de países que fueron sus adversarios o formaban parte de los países no alineados durante la Guerra Fría. Nos referimos a sus alianzas con China, Pakistán, Turquía, Irán, Filipinas y, cada vez más, Indonesia. Rusia también está acercando su relación con Corea del Norte e incluso con Japón. 

El ejército ruso hace alarde de sus nuevos sistemas de defensa capaces de competir con los de EE.UU. y, en muchos casos, superarlos, por lo que la idea de que EE.UU. pudiera evitar que Rusia volviera a ser una superpotencia mundial o que China adquiera dicho estatus se ha convertido en algo absurdo. 

3. Contener a Siria mediante Turquía y Jordania ("A Clean Break") 

Durante algún tiempo, la Administración Obama desarrolló este plan con cierto éxito. Aunque Jordania nunca desempeñó un papel sustancial en las guerras por delegación en Siria, aparte de proporcionar un corredor de transporte a la OTAN, Turquía sí contribuyó a debilitar la soberanía siria con sus fuerzas armadas y sus propios agentes delegados. 

Aunque las relaciones entre Turquía y Siria son malas, también los son las de Turquía con el resto de sus “aliados” de la OTAN. Turquía ha suspendido su apoyo a grupos terroristas (de la oposición) en Siria, participa en el proceso de paz de Asatana con los viejos aliados de Siria, Rusia e Irán, y está unido por múltiples lazos comerciales con Rusia, incluyendo la compra del sistema de defensa de misiles 2-400 fabricado por Rusia. 

El resultado general de la participación turca en el conflicto sirio ha sido el fortalecimiento de las relaciones de Turquía con sus adversarios históricos, Rusia e Irán, lo que prácticamente ha coincidido con el fin de sus relaciones con la UE y un debilitamiento de sus relaciones con EE.UU. 

Mientras tanto, la Siria baazista están ganando el conflicto y continúa tan comprometida con la causa palestina como siempre. 

Lejos de haber sido “contenida”, Siria es ahora más admirada en el mundo que en cualquier momento de las últimas tres décadas. 

4. Causar problemas a Rusia en sus fronteras ("Doctrina Wolfowitz") 

El texto original de la "Doctrina Wolfowitz" disponía que Estados Unidos debiera trabajar para que lugares como Ucrania y Bielorrusia pasaran a entrar en la órbita económica y geopolítica de EE.UU, con “economías de mercado” y “democracias”. 

El golpe de Estado orquestado por EE.UU. en 2014 contra el gobierno legítimo de Kiev fue una reacción automática de Estados Unidos cuando el presidente ucraniano Viktor Yanukovych rechazó un acuerdo de cooperación económica con la UE, alegando que la economía ucraniana no podía permitirse aislarse de Rusia. 

Yanukovych fue destituido en un golpe de Estado violento y en su lugar se instaló un régimen neofascista proccidental. Pero este cambio no puede realmente considerarse como un éxito porque la violencia y la incompetencia del régimen de Kiev han hecho que Ucrania, un país cuyas fronteras siempre fueron dudosas, se fracture casi inevitablemente hasta convertirse en algo irreconocible. 

Gran parte del Donbas se ha incorporado a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, fuera del control de Kiev. En cuanto a Crimea, cuyas relaciones con Kiev eran aún más débiles, ha vuelto a unirse felizmente al resto de la Federación Rusa. 

Al contemplar el golpe de Estado en Kiev, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko prometió tomar medidas contra cualquier potencial alborotador y se mantiene como aliado, aunque dado a las rabietas, de Rusia. 

La única parte de este elemento de la "Doctrina Wolfowitz" que no ha constituido un fracaso ha sido la escalada de armamentos en Europa Oriental, que ha sido posible porque Rusia no tiene interés en invadir Europa Oriental. La única reacción de Rusia ha sido robustecer sus defensas frente al rearme provocativo de Polonia y los Estados Bálticos. 

5. Debilitar a Hezbolá ("A Clean Break") 

En 2017, Hezbolá no solo es más popular que antes, sino que su poderío militar nunca había sido tan grande. El papel desempeñado por Hezbolá en combatir el terrorismo en Siria le ha ganado las alabanzas de otros grupos libaneses que anteriormente no lo veían con buenos ojos, así como de aquellos individuos de todo el mundo que pretenden construir una auténtica coalición antiterrorista. 

El conflicto de Siria ha unido más de lo que nunca han estado a Irán, Irak, Siria y Sur del Líbano (el centro de poder de Hezbolá). En muchos aspectos, esto se debe a que han creado una causa común para combatir a grupos como al-Qaeda y el ISIS. 

El 2006, Hezbolá ocasionó una gran derrota al ejército israelí en el Sur del Líbano. Actualmente, Hezbolá es aun más fuerte y todo el mundo en Israel es consciente de ello. 

Esto supone un tremendo fracaso en el objetivo de conseguir la “destrucción” de Hezbolá defendida por Richard Perle. 

6. Hay que impedir el acceso de Corea del Norte a armas nucleares ("Doctrina Wolfowitz") 

El hecho de que Corea del Norte acabe de realizar un ensayo de lo que se da por seguro que es una bomba de hidrógeno es una clara señal del fracaso de este objetivo fundamental de Wolfowitz y Libby. 

Aparte de eso, aunque Rusia ha condenado las acciones provocativas por parte de Corea del Norte y de Estados Unidos en la península de Corea, el presidente ruso Vladimir Putin ha afirmado que Corea del Norte tiene el derecho a la autodefensa, algo aún más evidente una vez que este país ha sido testigo de la destrucción de Irak y de Libia, que no tenían armas capaces de prevenir una invasión estadounidense. 

Rusia y China han tomado claramente la iniciativa en el asunto de Corea del Norte. Aparte de lanzar una desastrosa guerra en Corea del Norte, Estados Unidos tiene poco más que hacer para cambiar las realidades en Pyongyang. 

Conclusión: 

Lo que nos dice la lectura conjunta de estos análisis es que Estados Unidos sigue siendo muy capaz de comenzar guerras y prender conflictos en todo el mundo pero que, por otra parte, casi nunca es capaz de ganar estos conflictos o tan siquiera de alcanzar una mayoría de los objetivos que pretende. 

Los dos documentos que más claramente muestran la política exterior de Estados Unidos en la era posterior a la Guerra Fría, la "Doctrina Wolfowitz" y “A Clean Break” han sido absolutos fracasos. En muchos casos, Estados Unidos ha terminado por lograr el efecto contrario al buscado. 

Estados Unidos cuenta con un enorme poder militar, pero si se evalúa su actuación estratégica, diplomática y geopolítica, su debilidad es notoria. 

EE.UU., la OEA y su intención de desestabilizar a Venezuela


Tras aplicar la guerra mediática, económica, comercial y financiera contra el gobierno constitucional de Venezuela, la OEA es otro escenario desde donde Estados Unidos y sus aliados pretenden continuar la desestabilización del país sudamericano.

El 5 de junio Washington y miembros del llamado Grupo de Lima presentaron ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos un proyecto para separar a esa nación del organismo hemisférico.

A pesar de las presiones de la Casa Blanca, el documento sólo logró 19 de los 24 votos necesarios para aplicar los artículos 20 y 21 de la Carta Democrática Interamericana y suspender a un Estado miembro.

En esencia el texto, presentado por Estados Unidos, Chile, Argentina, Brasil, Canadá, México y Perú, cuestiona la legitimidad de las elecciones del 20 de mayo, donde el presidente Nicolás Maduro resultó electo por más de seis millones de votos.

Además de desconocer la voluntad popular expresada en las urnas, la Casa Blanca y sus aliados llamaron a aplicar nuevas sanciones contra esa nación.

¿Por qué tanta obsesión con Venezuela? 

Las agresiones contra la Revolución Bolivariana están enmarcadas en toda una ofensiva de Estados Unidos y la derecha para desacreditar a gobiernos progresistas en la región.

De ahí las campañas que en los últimos años debieron enfrentar líderes latinoamericanos como el presidente de Bolivia, Evo Morales; los ex mandatarios brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, el paraguayo Fernando Lugo y la argentina Cristina Fernández.

En el caso específico de Venezuela, analistas políticos y académicos coinciden en señalar entre las causas de los ataques el interés por revertir los avances de la Revolución Bolivariana y su papel desempeñado en la defensa de la soberanía, no sólo nacional, sino también regional.

Con la llegada al poder del presidente Hugo Chávez en 1999, Venezuela recuperó la soberanía de sus recursos naturales, más de dos millones de familias fueron beneficiadas con viviendas, y la salud y la educación alcanzaron a las grandes mayorías, por solo mencionar algunos logros.

En el plano regional, es destacable su rol en la integración, con la creación de mecanismos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el acuerdo de cooperación energética Petrocaribe, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Para el profesor Rubén Zardoya, del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, la injerencia contra Venezuela comenzó desde el alzamiento del 4 de febrero de 1992, liderado por el comandante Hugo Chávez, abarca todas las esferas, política, económica, social y cultural, y no ha cesado en ningún momento.

El imperialismo norteamericano ha convertido a la Revolución Bolivariana en el principal blanco de sus ataques en la región, dijo a Prensa Latina el también doctor en ciencias filosóficas de la Universidad de La Habana.

Afirmó Zardoya que Estados Unidos y la derecha vieron en la muerte de Chávez su oportunidad y pensaron que con la llegada al poder del presidente Nicolás Maduro iban a terminar con la revolución.

Otro motivo para que Venezuela esté en el centro de los ataques es la posesión de enormes riquezas naturales, sobre todo el petróleo.

'La agresión contra Venezuela no es contra el presidente Nicolás Maduro, sino que busca apoderarse del petróleo de ese país', advirtió en una entrevista concedida a Telesur el jefe de Estado de Bolivia, Evo Morales.

Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo del mundo, calculadas en unos 300 mil millones de barriles, por encima de Arabia Saudita.

En 2002 el país sufrió un golpe de Estado que intentó derrocar al gobierno del presidente Chávez, seguido de un paro petrolero con el objetivo de boicotear la industria del crudo.

Durante los últimos años Venezuela ha enfrentado nuevos ataques que van desde la promoción de la violencia hasta las sanciones económicas y financieras, y las amenazas de una intervención militar.

En una entrevista concedida a una radio argentina, el politólogo Atilio Borón vinculaba los hechos violentos registrados el año pasado con el interés de desestabilizar al país y adueñarse de sus recursos.

'La causa es que hay una derecha alentada por EE.UU. porque el plan es recuperar para el gobierno de Washington el petróleo. Ahí no puede haber ninguna confusión: ese es el objetivo', aseguró.

Borón se ha referido también a los intentos del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de aplicar la Carta Democrática contra Venezuela para apartarla de ese organismo y calificó como sistemáticos y brutales los ataques contra la Revolución Bolivariana.

Si bien no se lograron los votos para separar a la nación de la OEA, el gobierno de Caracas consideró ridícula la iniciativa presentada por Estados Unidos y el Grupo de Lima porque desde abril del año pasado la nación sudamericana inició el proceso para su salida de ese organismo.

Las autoridades venezolanas consideran a la OEA como un organismo inútil, que ha violentado principios de soberanía y no intervención, y el presidente Maduro ya advirtió que la reunión del 5 de junio era la última cumbre a la que asistiría un canciller de su país.

Retórica de Trump, continua criminalización de los inmigrantes


Criminalizar la inmigración ha sido hasta hoy una estrategia habitual del presidente estadounidense, Donald Trump, y ni siquiera las condenas a sus más recientes acciones en esa área llevan al mandatario a aplacar tal retórica.

Nada parece haber cambiado en la postura del hombre que el 16 de junio de 2015, al anunciar su candidatura a la Casa Blanca por el Partido Republicano, provocó gran controversia al expresar que los inmigrantes mexicanos 'traen drogas, crimen, son violadores y supongo que, algunos, son buenas personas'.

Comentarios de ese tipo se han mantenido desde su llegada al poder el 20 de enero de 2017, fecha a partir de la cual comenzaron a aplicarse criticadas medidas como un veto de viajes desde países mayoritariamente musulmanes y ataques contra las llamadas ciudades santuario.

Desde mayo pasado el tema de la inmigración se encuentra en el centro de atención de la opinión pública del país e, incluso, a nivel internacional, porque su administración comenzó a aplicar una política bautizada como 'tolerancia cero'.

Tal práctica, que implica el procesamiento criminal de todos los adultos detenidos al cruzar ilegalmente la frontera norteamericana, llevó a que más de dos mil 300 niños indocumentados fueran sacados del lado de sus padres.

Aunque ya el mandatario firmó una orden ejecutiva destinada a poner fin a la separación familiar, presionado por las extendidas condenas a su política, la acción presidencial creó nuevas preocupaciones porque no acaba con la tolerancia cero, sino que establece que padres e hijos sean retenidos juntos.

En medio de los reclamos que llegan de diversos sectores estadounidenses y de la comunidad internacional, el gobernante ha tratado de justificarse con dos posturas: por un lado, culpar a los demócratas de lo que él considera leyes migratorias débiles; y, por otro, remarcar su criminalización de los extranjeros.

Así se vio el pasado viernes, cuando el presidente celebró un encuentro en la mansión ejecutiva con familiares de personas asesinadas por inmigrantes indocumentados.

Estamos reunidos hoy para escuchar directamente de las víctimas estadounidenses de la inmigración ilegal. Se escucha al otro lado, nunca se escucha a este lado. No sabes lo que está pasando, expresó Trump ese día.

Son ciudadanos estadounidenses permanentemente separados de sus seres queridos. Permanentemente. No están separados por un día o dos días, remarcó el jefe de Estado en un intento por restar importancia al drama de las familias divididas en la frontera.

Pueden ser asesinos, pueden ser ladrones, pueden ser personas horribles, subrayó el sábado en su mensaje semanal; y ese mismo día, en un acto en Nevada, culpó a los demócratas de ser débiles en la frontera y permitir la entrada de un tremendo crimen al país.

Esos comentarios, que son muy populares entre la base conservadora del mandatario, además de que pueden ser tildados de racistas tienen el problema de no estar sustentados en ningún tipo de dato.

Los estudios de científicos sociales y del Instituto Cato han demostrado que las personas que acceden ilegalmente a Estados Unidos son menos propensas a cometer delitos que los ciudadanos norteamericanos, y los números son incluso inferiores entre los inmigrantes legales.

De acuerdo con el Instituto Cato, un 1,53 por ciento de las personas nacidas en esta nación están en la cárcel, número mayor al 0,85 por ciento de los inmigrantes indocumentados y el 0,47 por ciento de los inmigrantes legales.

Asimismo, tras analizar datos de 1990 a 2014, un estudio de marzo de la revista Criminology encontró que 'la inmigración indocumentada no aumenta la violencia', y sostuvo que los estados con mayores porcentajes de inmigración tienen tasas de criminalidad más bajas.

Por su parte, el Proyecto Marshall, en un análisis de 2018 que revisa cifras de 200 áreas metropolitanas en las últimas décadas, encontró que el crimen ha disminuido a pesar de que la población inmigrante está aumentando.

En 136 de esos espacios, casi el 70 por ciento de los estudiados, la población inmigrante aumentó entre 1980 y 2016, mientras que el crimen se mantuvo estable o disminuyó.

La cantidad de áreas donde el crimen y la inmigración aumentaron fue mucho menor: 54, un poco más de una cuarta parte del total; mientras los 10 lugares con los mayores incrementos en inmigrantes tuvieron niveles más bajos de delincuencia en 2016 que en 1980.

Pero la retórica de Trump deja a un lado tales números porque tiene la capacidad de calar en un país en el cual, según encuestas de 2017, casi la mitad de la población considera que los inmigrantes sí empeoran los delitos.

En ese tipo de sentimientos se apoya el gobernante republicano para avanzar con su agenda migratoria de línea dura, la cual busca acabar con políticas como la inmigración en cadena y la lotería de visas para privilegiar la inmigración 'basada en el mérito', y llevar a una reducción en las entradas tanto ilegales como legales.

El factor afgano en Siria


Tras las rápidas victorias del Ejército sirio en el campo de batalla en estos últimos meses, la prensa norteamericana comienza a interesarse por el resto de los aliados de Assad distintos a Hezbolá, incluyendo los afganos.

El Wall Street Journal cita al politólogo Joshua Landis, que se refirió a la Brigada o la División de los Fatemiyun, compuesta de afganos de eje de la Resistencia y señala que ellos jugaron un papel fundamental en la liberación de Alepo y las localidades situadas en la periferia de esta ciudad. Este cuerpo tiene un antecedente en el Ejército de Muhammad, que luchó en Afganistán contra los talibanes hasta la caída de este régimen en 2001.

Investigador de la ciudad de Priceton, Landis estima que estos combatientes se caracterizan por su valor y eficacia. “Estos soldados han sido entrenados desde 2014 por oficiales del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica y de Hezbolá. Es un cuerpo compuesto por un número comprendido entre 8.000 y 14.000 hombres, algunos de los cuales conducen tanques y usan armas de francotirador. Ellos se concentran en Damasco y Alepo, pero también están activos en los frentes de combate de Hama, Homs y Deir Ezzor”.

“Se trata de combatientes muy motivados que creen totalmente en la justicia de la causa por la que combaten”, señala Landis antes de subrayar “sin la presencia del factor afgano, la toma de Alepo por el gobierno de Assad habría durado mucho más tiempo”.

El periódico afgano señala que los combatientes de Fatemiyun constituyen un contrapeso “a los militantes wahabíes que crecen en Asia Central. Es gracias a apoyo de combatientes como éstos que Assad cuenta con restituir la soberanía al conjunto de Siria”.

El factor afgano en la guerra de Siria se revela especialmente importante en la medida en que el EI y otros grupos takfiris se aproximan a su final en Siria e Iraq y, según numerosos analistas, Afganistán constituirá el próximo destino de estos grupos. Pero allí estarán de nuevo los miembros de Fatemiyun para combatirlos.

La cuestión del Sahel, una piedra en el zapato para la Unión Africana


La 31 cumbre de la Unión Africana (UA) avanza hoy en el análisis de cuestiones clave del continente, aunque, en opinión de expertos, la piedra en el zapato continúa siendo una estrategia adecuada para el Sahel.

Cuando ya cerraron las primeras sesiones de la cita, que agrupó al Comité de Representantes Permanentes como preámbulo de la reunión de jefes de Estado y Gobierno, los analistas se preguntan qué iniciativas adoptará la UA para resolver los pendientes en este tema.

En opinión de la mayoría, no basta con prolongar por períodos adicionales el despliegue de la fuerza conjunta regional contra el terrorismo del conocido grupo G5 del Sahel, integrado por Mali, Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad.

Medidas como esa, consideran algunos, atacan a los criminales, pero no a la raíz del problema, cuyo tratamiento a la luz del presente constituye una las principales críticas que se le hace al bloque regional.

Es este el momento oportuno, señaló Firawol Alemayehu, investigador del Centro de Estudios Estratégicos: el encuentro se celebra en Mauritania, sede de la Secretaría del G5 Sahel y lugar de nacimiento de la principal iniciativa continental en la franja sahelo-sahariana en marzo de 2013, conocida como el Proceso de Nouakchott, adoptada en 2013.

Los objetivos del mismo incluían la producción y distribución de información sobre el terrorismo; seminarios de trabajo para la mejora del control de fronteras, así como el envío de misiones de evaluación para el seguimiento y el fortalecimiento de las capacidades de los países.

Además, conllevaba el monitoreo de la ejecución de los acuerdos de seguridad.

Sin embargo, esos esfuerzos lograron resultados limitados; si bien el Proceso de Nouakchott generó una cultura de intercambio y cooperación entre los actores, el impulso político se debilitó ya que la última reunión ministerial tuvo lugar en 2015, apuntó Alemayehu.

La estrategia de Sahel 2014 sufrió un destino similar, debido a la falta de una clara división de trabajo (local, nacional y regional) y los recursos financieros y humanos limitados asignados para la implementación, subrayaron los estudiosos.

Aunque la Misión de la Unión Africana para Malí y el Sahel (MISAHEL), establecida para aplicar ese mecanismo, lucha por cumplir su mandato y desempeñar un papel fundamental en la aplicación del acuerdo de paz de Argel de 2000, los resultados aún no son del todo tangibles, puntualizó Daniel Ahmed, comentarista de temas africanos.

Un elemento positivo son las medidas tomas en la subregión: Malí, Níger y Burkina Faso ampliaron el mandato de la Autoridad Liptako-Gourma -formada en 1970 para reimpulsar cuestiones de seguridad, además de su enfoque de desarrollo nacional-.

Pero muchos continúan señalando que las operaciones en el Sahel deben estar en el marco de la Arquitectura de Paz y Seguridad Africana de la UA (APSA), puesto que algunos de los programas son patrocinados por gobiernos no africanos.

En la visión fragmentada prevaleciente de cómo lidiar con la seguridad, es un desafío para la Comisión de la UA imponer su voluntad a los actores regionales, pues obstaculizaría la apropiación de dicha estrategia y, por lo tanto, la puesta en práctica, aseguró Ahmed.

El mandato político proviene de la legitimidad de la UA como una organización panafricana que se esfuerza por encontrar soluciones a los problemas del área. Se espera que defina el marco de políticas y asegure la coordinación y la coherencia entre los diversos componentes, agregó.

Cualquier función que la Unión Africana desee desempeñar en el Sahel depende de su capacidad para aumentar su influencia tanto financiera como política, al tiempo que garantiza una alineación adecuada con las preferencias de los Estados miembros interesados.

Aunque es difícil de resolver, la crisis allí es una oportunidad para que la UA aclare su papel y misión cuando se trata de enfrentar una crisis prolongada, consideran los observadores.

El Sahel, la zona que forma un cinturón de cinco mil 400 kilómetros desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo y que se extiende desde el norte de Senegal, el sur de Mauritania, Malí, extremo sur de Argelia, Níger, Chad y sur de Sudán hasta Eritrea, es foco constante de acciones de grupos terroristas.

Mientras unos territorios sufren los ataques de Boko Haram (Níger y Chad), los otros están expuestos a la actividad de Al Qaeda en el Magreb Islámico, y sus fronteras son además atravesadas por redes de tráfico de personas y de drogas.

Alemania y Siria

Las relaciones de Alemania con Siria, excelentes en tiempos del emperador Guillermo II, son actualmente pésimas. Desde la guerra fría, la Alemania Federal se convirtió en el trampolín de la Hermandad Musulmana para derrocar la República Árabe Siria. Desde 2012, el ministerio alemán de Exteriores y el think tank federal SWP trabajan directamente para el Estado Profundo estadounidense, a favor de la destrucción de Siria.

En enero de 2015 una marcha por la tolerancia reunía en Berlín a responsables alemanes y líderes musulmanes, después del atentado de París contra la redacción del semanario Charlie-Hebdo. En aquella marcha, la canciller Angela Merkel desfiló del brazo con Aiman Mazyek, secretario general del Consejo Central de los Musulmanes. Aunque dice haber roto sus relaciones con la Hermandad Musulmana, Mazyek protege en el seno de ese Consejo a la Milli Gorus (la organización supremacista de la que fue miembro el actual presidente turco Recep Tayyip Erdogan) y a la Hermandad Musulmana (matriz de las organizaciones yihadistas y presidida entonces por Mahmud Ezzat, quien fue el brazo derecho de Sayyed Qutb).

Históricamente, Alemania tenía excelentes relaciones con el Imperio Otomano a principios del siglo XX. El káiser Guillermo II, fascinado por el islam, facilitó la realización de búsquedas arqueológicas, principalmente en Baalbeck (actual Líbano) y participó en la construcción de las primeras líneas de ferrocarril, como la conexión ferroviaria entre Damasco (en la actual Siria) y Medina (en Arabia Saudita). El Reich y el Imperio Otomano enfrentaron juntos a los británicos cuando estos últimos organizaron la «Gran Revuelta Árabe» de 1915. Juntos perdieron la Primera Guerra Mundial y, por tanto, juntos se vieron excluidos de la región por los acuerdos Sykes-Picot-Sazonov.


En 1953, el presidente estadounidense Eisenhower recibe en la Casa Blanca una delegación de la Hermandad Musulmana encabezada por Said Ramadan. A partir de ese momento, Estados Unidos respalda el islam político en el extranjero.

Durante la guerra fría, la CIA “recicló” oficiales nazis para utilizarlos en la lucha contra la URSS. Entre esos oficiales nazis se hallaba Gerhard von Mende, quien había reclutado musulmanes soviéticos para utilizarlos contra la Unión Soviética. En 1953, Gerhard von Mende, convertido en alto funcionario, instaló en Munich al jefe de la Hermandad Musulmana fuera de Egipto, Said Ramadan.


En 1954, la CIA instaló en Damasco al ex oficial de las SS y de la Gestapo, Alois Brunner. Considerado responsable de la deportación de 130 000 judíos, Alois Brunner había recibido de la CIA la misión de impedir que el gobierno del entonces presidente sirio Chukri al-Kuwatli se implicara en una alianza con los soviéticos.

Durante aquel mismo periodo, la CIA envía oficiales nazis –bajo diferentes coberturas– a casi todas las regiones del mundo para luchar contra las fuerzas políticas afines a los soviéticos. Por ejemplo, Otto Skorzeny –el oficial nazi al que el propio Hitler había confiado el rescate de Mussolini, en julio de 1943– fue enviado por la CIA a Egipto, Fazlollah Zahedi –militar iraní arrestado por los británicos durante la Segunda Guerra Mundial debido a su simpatía hacia la Alemania nazi– era enviado a su país de origen y Alois Brunner a Siria. Estos 3 personajes organizan los servicios secretos de los países donde habían sido enviados siguiendo el modelo de la Gestapo. Brunner es expulsado en el año 2000 por el actual presidente sirio Bachar al-Assad.

Durante el periodo que va desde la revolución iraní del ayatola Khomeiny hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001, la República Federal de Alemania se muestra prudente hacia la Hermandad Musulmana. Sin embargo, a pedido de la CIA y dado el hecho que Siria había reconocido la República Democrática Alemana, la RFA acepta ofrecer asilo político a los golpistas que habían intentado derrocar al entonces presidente sirio Hafez al-Assad. Entre esos elementos se hallaba el antiguo Guía Supremo de la Hermandad Musulmana en Siria, Issam al-Attar, hermano de la actual vicepresidente siria Najah al-Attar.

En los años 1990, la Hermandad Musulmana se reorganiza en Alemania con ayuda de dos hombres de negocios, el sirio Ali Ghaleb Himmat y el egipcio Yussef Nada, a los que Washington acusará posteriormente de financiar a Osama ben Laden.


Durante muchos años, el universitario alemán Volker Perthes participó, del lado de la CIA, en la preparación de la guerra contra Siria. Perthes dirige el think tank más poderoso de Europa, el Stiftung Wissenschaft und Politik (SWP), y asiste a las negociaciones de Ginebra en nombre de la ONU.

Cuando Estados Unidos inicia la «guerra sin fin» en el «Medio Oriente ampliado», la CIA empuja Alemania –ya reunificada– a abrir un «Diálogo con el Mundo Musulmán». En Berlín, el ministerio alemán de Exteriores se apoya para eso principalmente en el nuevo jefe local de la Hermandad Musulmana, Ibrahim al-Zayat, y en un experto, Volker Perthes. Este último se convertirá en director del think tank de Alemania: la Fundación por la Ciencia y la Política (SWP).


En nombre de la ONU, el fiscal alemán Detlev Mehlis acusó a los presidentes del Líbano, Emile Lahoud, y de Siria, Bachar al-Assad, de haber ordenado el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri. La investigación de Mehlis se basaba en testimonios falsos que, al ser desmentidos, lo obligaron a dimitir.

En 2005, Alemania participa en el asesinato de Rafic Hariri proporcionando el arma que sería utilizada para cometer el crimen –por supuesto, no se trata de un explosivo clásico, a pesar de lo que afirma la propaganda del «Tribunal» Especial. Después de aportar el arma del crimen, Alemania pone el jefe de la Misión Investigadora de la ONU, el ex fiscal Detlev Mehlis, y también su segundo, el ex policía Gerhard Lehmann, un comisario implicado en el escándalo de las cárceles secretas de la CIA.

En 2008, mientras la CIA prepara la supuesta «guerra civil» siria, la OTAN invita a Volker Perthes a participar en la reunión anual del Grupo de Bilderberg. Perthes participa en el encuentro acompañado de una siria que trabaja para la CIA, Bassma Kodmani. Juntos explican a los demás participantes todas las ventajas que Occidente puede obtener derrocando la República Árabe Siria y poniendo en el poder a la Hermandad Musulmana.

En 2011, habiendo adoptado el doble discurso de la Hermandad Musulmana, Volker Perthes escribe en el New York Times una tribuna donde trata de ridiculizar al presidente Bachar al-Assad, quien denuncia un «complot» contra Siria. En octubre del mismo año, Volker Perthes participa en una reunión de los jefes de empresa turcos. En esa reunión, organizada por la agencia estadounidense de inteligencia privada Stratfor, Perthes comunica a sus interlocutores la importancia de los recursos petrolíferos y gasíferos que tendrán la posibilidad de robarse en Siria.


Clemens von Goetze (director del Departamento III del ministerio alemán de Exteriores) y Anwar Mohammad Gargash (ministro de Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos), durante la reunión del Grupo de Trabajo a cargo de “repartir” la economía siria, encuentro realizado en Abu Dhabi.

Ampliando ese trabajo, Alemania organizó en Abu Dhabi una reunión de los «Amigos de Siria», bajo la presidencia de Clemens von Goetze. Este diplomático alemán repartió entre los participantes concesiones para la explotación de los recursos de Siria que quedarían a la disposición de los vencedores cuando la OTAN derrocara la República Árabe Siria.

A mediados de 2012, el Departamento de Defensa de Estados Unidos encarga a Volker Perthes la preparación de las medidas que habría que tomar en Siria después de haber derrocado la República, o sea la formación del gobierno que los agresores impondrían al pueblo sirio. Perthes organiza, en el ministerio alemán de Exteriores, una serie de reuniones con la participación de 45 personalidades sirias, como la ya mencionada Bassma Kodmani y Radwan Ziadeh, miembro de la Hermandad Musulmana llegado especialmente desde Washington. En definitiva, Perthes acaba convirtiéndose en uno de los consejeros del estadounidense Jeffrey Feltman, el número 2 de la jerarquía de la ONU. De esa manera, Perthes participa a todas las negociaciones de Ginebra sobre Siria.

Las posiciones del ministerio de Exteriores de Alemania son repetidas, palabra por palabra, por el Servicio Europeo para la Acción Exterior creado por la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Ese servicio de la Unión Europea, bajo la dirección de un alto funcionario francés, se dedica a redactar notas confidenciales sobre Siria para los jefes de Estados y de gobierno de los países miembros de la UE.

En 2015, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, convertido este último en protector mundial de la Hermandad Musulmana, organizan el movimiento de más de un millón de personas hacia Alemania, a pedido de los patrones de la industria alemana. Muchos de esos migrantes son sirios que Turquía ya no quiere mantener en suelo turco pero cuyo regreso a Siria Alemania quiere evitar.

La canciller Angela Merkel viaja esta semana al Líbano y Jordania para abordar el tema de Siria.

Thierry Meyssan