sábado, 2 de abril de 2016

Libia; cinco años de agresión, destrucción y justificación

Un lustro ha transcurrido, desde el inicio del despertar islámico, proceso político de levantamiento de algunas sociedades árabes que Occidente denomina, con su terminología de impacto mediático, como Primavera Árabe.

El Occidente trataba de asimilarla así a las revoluciones de colores o de Flores impulsadas en países del espacio postsoviético, principalmente.

Revoluciones – de las Rosas en Georgia, Tulipanes en Kirguistán, Naranja en Ucrania o Blanca en Bielorrusia – basadas en módulos de intervención inicial no violento, con un marcado discurso pro-occidental, para transformarse posteriormente en mecanismos de injerencia extranjera indirecta – con armas sicológicas, sociales, económicas y políticas - a través de la cual determinadas potencias – Washington y sus aliados europeos– buscan cambiar determinados líderes políticos, considerados poco amistosos, por otros más sumisos a sus dictados. Ello, basado ideológicamente en los postulados del politólogo Gene Sharp, bajo el marco del denominado Golpe Suave, cuya experimentación la viven hoy en día los gobiernos de Brasil y Venezuela en Latinoamérica.

En otras zonas del mundo este Golpe Suave no se materializó en los pasos reseñados por Sharp, sino que de los alzamientos iniciales de la población se transitó a la agresión exterior y la intervención directa y brutal. Cinco años de levantamientos populares en el Magreb y Oriente Medio, que ha tenido actores relevantes: Washington y sus aliados europeos, junto a la triada conformada por Ankara-Riad y Tel Aviv; que han intervenido abiertamente en esos procesos políticos, direccionándolos en función de sus intereses geoestratégicos regionales y que ha tenido como efecto la pretensión de hegemonización occidental, que ha dejado un reguero de muerte y destrucción. Libia es uno de los ejemplos que más ilustranla hipocresía respecto a las motivaciones pata intervenir y luego destruir un Estado que era considerado, por los propios organismos internacionales como el país con los mejores indicadores de desarrollo humano de África.

Las consecuencias catastróficas, para millones de habitantes de esas sociedades, han sido reconocidas por los mismos políticos y líderes de los gobiernos que propiciaron intervenciones en ciertos países, derribo de presidentes en otros, insurrecciones y el comienzo de guerras donde los intereses económicos y políticos tienen sumido a Libia, Siria y Yemen, por mencionar tres de los más recientes ejemplos, en guerras que buscan desintegrar esos Estados, generando focos de inestabilidad y el desarrollo de bandas terroristas. Grupos armados, esencialmente de raíz takfirí, cuyos orígenes los encontramos en las decisiones de los organismos de inteligencia como la CIA estadounidense, el Mossad israelí, el MI6 inglés, la al Mukhabarat al A´amah de Arabia Saudita, la Milli Istihbarat Teskilati de Turquía, que han utilizado a estos movimientos armados para el logro de su objetivos estratégicos.

PRETEXTOS INEXCUSABLES

Barack Obama, Hillary Clinton, David Cameron, François Hollande, Ban Ki-moon, reconocen hoy que los planes originales respecto a Libia han sufrido tales mutaciones, que se teme por un aumento del accionar del terrorismo y la Balcanización total de la nación norafricana. Opinión claramente hipócrita, pues desde el inicio, en los planes del Pentágono, de Bruselas y la poco Santa Alianza entre la Monarquía Saudí y la democracia representativa turca, con la complicidad de la organización d elas Naciones Unidas – ONU - se ha planeado fragmentar, dividir y destruir principalmente a las sociedades árabes que conforman el Magreb y Oriente Medio, de tal forma que sirvan de antesala a botines mayores como es la destrucción de la República Islámica de Irán e impedir la expansión de la Federación Rusa a zonas consideradas estratégicas en su frontera occidental.

Túnez, Libia, Egipto, Yemen, Bahréin, Palestina, Siria e Irak han sido el escenario donde la sangre, las víctimas mortales y la ruina son la constante en estos cinco años – haciendo especial mención a los acontecimientos de noviembre del año 2010 en Gdeim Izik, en las inmediaciones de El Aaium en el Sahara Occidental ocupado ilegalmente por Marruecos y que se considera, por algunos analistas como Noam Chomsky, como el verdadero inicio del despertar islámico. Un pueblo como el Saharaui traicionado por su antigua metrópolis, España, olvidado en el desierto argelino donde radican su campamentos de refugiados y sometidos a una brutal represión en su tierra, tras el muro construido por Marruecos en los territorios ocupados. Cuando el caso refiere a Irak nos encontramos allí con la representación de un continuum de agresiones, que se remontan al año 2003 al ser invadido por una Coalición de países liderados por Estados Unidos, bajo el falso argumento de tener armas de destrucción masiva.

Sea en tierras saharauis, en el Magreb, en el Levante Mediterráneo o en Irak las cifras son tan elocuentes como vergonzosa para nuestras sociedades que hace oídos sordos al clamor de terminar con las guerras de agresión contra esas sociedades. Desde inicios del año 2011 hasta hoy, los organismos internacionales constatan, por lo bajo, 500 mil muertes, dos millones de heridos, 12 millones de desplazados internos y 10 millones de refugiados, gran parte de ellos concentrados en países como Turquía, El Líbano, Egipto y Jordania. Con parte de esos de esos expatriados, tratando de ingresar a Europa ya sea desde las costas libias o cruzando a Grecia desde suelo turco bajo la amenaza de ser devueltos, tras la firma del convenio migratorio entre la Unión Europea y Turquía.

Con ese acuerdo la Unión Europea ha comprado la posibilidad de detener la irrupción de miles de hombres y mujeres que tratan de llegar a la fortaleza Europea, dejando en manos del gobierno turco el trabajo sucio de contención. Seis mil millones de Euros es el primer pago de Bruselas al gobierno de Erdogan, que gustoso está cumpliendo el papel de gendarme de los seres humanos que desean escapar de la guerra en la región. Un acuerdo que representa un desprecio al derecho internacional respecto a los derechos de los refugiados, cuyo objetivo no es proteger a la población siria que huye de la guerra, sino que contener flujos migratorios hacia Europa, violando con ello el estatuto internacional sobre refugiados. Para la Organización Amnistía Internacional - AI - “lo firmado por Europa con Turquía es un golpe histórico contra los derechos humanos… Las promesas de respeto al Derecho Europeo y al Derecho Internacional han quedado en un edulcorante para la pastilla de cianuro que la protección a los refugiados en Europa se ha tenido que tragar" señaló el Director de AI para Europa y Asia Central, John Dalhuisen.

EL NUEVO REPARTO DE ÁFRICA

Libia en la zona magrebí y Siria en Oriente Medio, son el ejemplo patente de esa conducta intervencionista. Esta directriz política se concreta bajo los más disímiles argumentos, entre esos llevar la democracia representativa a esos países, terminar con períodos de gobiernos definidos por occidente como dictatoriales. En el caso libio se expresaba esta idea, repetida tozudamente por los medios de comunicación, a pesar que el ex Líder Libio Muamar Gadafi fue considerado los últimos años de su vida un aliado cercano de los gobiernos de Italia, Inglaterra y Francia, presididos en ese entonces por Silvio Berlusconi, David Cameron y Nicolás Sarkozy respectivamente. Sin olvidar la estrecha amistad con Tony Blair o el español José María Aznar quien consideraba al ex Coronel libio como “un amigo extravagante”. Políticos europeos que veían con buenos ojos comerciar con la Libia que proporcionaba petróleo y protección frente a los afanes de miles de inmigrantes que deseaban cruzar el Mar Mediterráneo.

Se suma a lo señalado, como excusas para la intervención en Libia, el supuesto y publicitado apoyo a demandas políticas, sociales y económicas, como también a aquellos grupos alzados en armas con el respectivo suministro de armamento y financiamiento, sobre todo por parte de la Casa al Saud, las Monarquías feudales ribereñas del Golfo Pérsico, Turquía y la entidad sionista, que han jugado sus cartas en función de sus propios intereses regionales. Esto, con el norte definido de derrocar el gobierno de Damasco, y l meta mencionada de arremeter contra la revolución Iraní y en apoyo de la estrategia global de Estados Unidos y la OTAN de impedir la expansión de la Federación Rusa en su ámbito geoestratégico occidental.

A medida que transcurren los años, queda claro que ninguno de los objetivos planteados para el país norafricano se cumplió y con mayor certeza, nunca se trabajó en aras de lograr concretar la idea vendida al mundo, que la intervención en Libia era por razones humanitarias. Destinada a librar de gobiernos totalitarios a poblaciones que aspiraban a un cambio de régimen. Repetido en manifestaciones corales por los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y avalados por la ONU y la Liga árabe. Esta última ha cumplido lo largo de la historia labores de más de coordinación económica que de influencia política pero, en este tipo de situaciones suele servir de tapadera para planes de intervención. Libia es un mentís a la idea que el colonialismo en la mente de políticos occidentales ha pasado.

En el análisis del politólogo italiano Manlio Dinucci ese pensamiento colonialista ha abierto el apetito de la casta política italiana, casi sin excepción que aprovechando la destrucción del Estado Libio atacado desde afuera por la OTAN y desde dentro con grupos terroristas y fuerzas especiales “ha abierto la puerta a la reconquista y la partición de Libia, donde ahora vuelve a desembarcar una Italia que pisoteando su propia constitución reactiva su pasado colonial”. En el nuevo reparto de África el Pentágono le ha asignado a la Italia de Mateo Renzi – su Primer Ministro – el papel de guía mientras se consolida el denominado Gobierno de Unión Nacional dirigido por Sayez Farraj, que permita intervenir “con todas las de la ley en suelo libio sin que parezca una invasión. Simple teatralización pero que la Unión Europea ha exigido para actuar como agentes colonizadores”.

Patrick Haimzadeh, analista de OrientXXI, ante la proximidad de una nueva intervención en Libia, sugiere que esta fortalecería a Daesh “Sugerida desde hace dos años por los dirigentes franceses, británicos e italianos, por sus Estados Mayores y por los discípulos de la ideología neoconservadora estadounidense de la época de George W. Bush, la perspectiva de una segunda intervención militar en Libia vuelve al orden del día. El objetivo declarado sería la erradicación de Daesh en Libia, cuya capacidad de implantación sin embargo es limitada, creando más problemas que una solución e incapaces de resolverlos. Esta vez el objetivo declarado ya no sería «la protección de la población civil», sino la erradicación de Daesh de Libia en el marco de la «guerra contra el terrorismo» relanzada tras los atentados de París del 13 de noviembre de 2015” Haiunzadeh señala que el escenario ideal de la intervención en el que trabajan los Estados Mayores británico, francés, italiano y estadounidense sería el de una petición de ayuda del Gobierno de concertación nacional, prevista en el acuerdo firmado el 17 de diciembre en Skhirat bajo presión de las potencias occidentales y las Naciones Unidas.

Para Haiumzadeh, si esa posibilidad no pudiera llevarse a cabo en el primer semestre del año 2016 occidente aplicaría el ya clásico Plan B: intervenir sin apoyo de gobierno local legítimo. A estas alturas ciertas confesiones respecto a los “errores cometidos en Libia” o que la “situación no es óptima” parecen una perogrullada, pero no por ello se les debe dejar pasar como si esas palabras no reflejaran la profunda doble moral de políticos que hablan de paz, democracia y derechos humanos y en verdad son activos belicistas, irredentos totalitarios y violadores de esos derechos humanos. Así ha sido con George W. Bush, así se constata con Barack Hussein Obama y se descubre que la aspirante presidencial demócrata Hillary Clinton camina bajo la misma cornisa.

En declaraciones efectuadas a la cadena estadounidense CBS la Sra. Clinton defendió la agresión y bombardeo de Libia sosteniendo que “Sin nuestra participación en los bombardeos que condujeron a la caída de Gadafi o la ausencia de acción por parte de la OTAN o de miembros de la Liga árabe, probablemente habría convertido a Libia en algo como Siria lo que habría sido una situación aún más peligrosa”. Particular visión de la realidad de la aspirante presidencial demócrata, pues coincidentemente, tanto en Libia como en Siria el plan es destruir estos Estados. Es la hipocresía de gobiernos que se creen llamados a establecer su visión de mundo al costo de la muerte de millones de seres humanos, la destrucción de sus sociedades y la desintegración de sus Estados.

Hillary Clinton, los correos dados a conocer por medios de comunicación estadounidenses donde se muestra su papel político e influencia sobre las decisiones en política exterior de Washington.

Esto, en los inicios del despertar islámico – cuando su labor como Secretaria de Estado se encontraba en su cenit - y sobre todo un artículo publicado en dos partes en el New York Times los días 27 y 28 de febrero del 2016, permiten formarse una idea muy clara del peligro que representa para el mundo la posibilidad de tener a esta mujer dirigiendo los destinos de Estados Unidos. Si Donald Trump representa la imagen viva del payaso político republicano con posibilidades de ocupar la Casa Blanca y la posibilidad latente de seguir con una política exterior agresiva, Hillary Clinton representa la amenaza evidente, palpable, cuantificable y crónica del establishment político-militar estadounidense

CÓMPLICE DE CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El artículo del New Yor Times titulado Hillary Clinton, “Smart Power´and a Dictadors´s Fall en su primera parte y A New Libya, With ‘Very Little Time Left’ en su Parte II escrito por los periodistas Jo Becker y Scott Shane a fines del mes de febrero del 2016 , dimensionan en toda su magnitud el papel de primera línea que desempeñó la ex Secretaria de Estado en fomentar el derrocamiento de Gadafi, la destrucción de Libia y la apropiación de sus riquezas naturales. Afirma el artículo que Hillary Clinton se empeñó en convencer a Obama de la necesidad de atacar Libia “Her conviction would be critical in persuading Mr. Obama to join allies in bombing Colonel Qaddafi’s forces. In fact, Mr. Obama’s defense secretary, Robert M. Gates, would later say that in a “51-49” decision, it was Mrs. Clinton’s support that put the ambivalent president over the line”. Hillary Clinton muestra al mundo una cara de diplomacia activa, llamados al entendimiento pero, por otra parte alienta el bombardeo de Libia. Ese doble rasero tan característico de los políticos estadounidenses, sin distinción.

El análisis de esta aspirante a ocupar la primera magistratura revela, no sólo esa doble moral al que hago referencia, sino también un profundo enajenamiento en materia de sostener falsedades como si ello fuese la realidad sobre un país agredido. En Libia se financió la actividad separatista en aras de fragmentar al país en función de lo que la propia Clinton, en miles de correos dados a conocer por el Departamento de Estado que reveló el rostro real, sin maquillajes políticos y el real desempeño de Clinton en la agresión a Libia, que visualizan el fondo de la intervención, el derrocamiento de Gadafi y su posterior ejecución.

Entre los documentos desclasificados resalta uno enviado en el mes de febrero del año 2011 – cuando comenzó la campaña de desestabilización contra Gadafi – enviado por el Oficial de la Secretaria de Estado John Godfrey donde se detalla la forma en que debe intervenir Estados Unidos en el proceso de cambio y apoyar a las fuerzas aliadas tras la caída del gobernante libio. Armas, fortalecer el accionar de grupos separatistas y comenzar un proceso de fragmentación del país en áreas de interés entre Washington y sus aliados. Y esbozando lo que se conoce en la actualidad como el Plan B: intervenir directamente si un eventual Gobierno de Unión Nacional hace un llamado a fuerzas internacionales para estabilizar el país.

Los correos de la Sra. Clinton daban a conocer también, según lo señala la Revista Foreign Policy Journal y numerosos medios internacionales que se han hecho eco de estos correos, los intereses cruzados entre Washington y sus aliados europeos, entre ellos la Francia de Sarkozy. En esos correos y en especial uno que bajo el asunto titulado “El cliente de Francia y el oro de Gadafi” salen a la luz los objetivos del gobierno galo para intervenir en Libia y derrocar al que hasta entonces parecía ser “un buen amigo de Francia”: Obtener presencia para la explotación hidrocarburífera libia, reafirmar el debilitado poder militar francés en la zona evitando de esa forma que Gadafi ejerciera algún tipo de predominio en las antiguas colonias francesas del Magreb y el Sahel.

Igualmente se daba a conocer “la preocupación por las 150 toneladas de oro y plata que se supone Gadafi estaba dispuesto a utilizar para respaldar así una nueva moneda africana, que permitiría tener caminos de independencia económica, sobre todo en el Magreb”. Difícil aceptar un argumento de ese calibre cuando el continente africano, en general representa tan sólo el 1% del comercio internacional y donde países como Marruecos, Libia, Túnez y Egipto, principalmente, en el norte africano tenían y poseen altísimos grados de dependencia con capitales trasnacionales.

La Sra. Clinton jugó un papel relevante en la agresión a Libia y es responsable de la actual situación, por más que Obama sostenga que los gobiernos de Francia e Inglaterra no hicieron bien su labor. Una guerra de agresión contra Libia, que ha significado la muerte hasta hoy de 140 mil personas. Una cifra enorme para una población total de 7 millones de habitantes representando el 2 % de muertos sobre esa cifra. Proporcionalmente, si el Estado agredido fuese el país de la Sra. Clinton ese 2% representaría 6 millones de víctimas estadounidenses. Sin embargo, la Sra. candidata ha evitado, cada vez que se le encara respecto a su papel contra Libia cuando ocupaba la cartera de Secretaria de Estado en el 2011, responsabilizarse de sus actos y asumir su papel como impulsora de esta masacre.

No existe juez en Estados Unidos o alguna Corte internacional, que llame a declarar a esta candidata por la responsabilidad que le cabe en crímenes de lesa humanidad o sobre las mentiras vertidas para intervenir como fue el pretexto que las fuerza leales a Gadafi estaban a punto de cometer una masacre en Bengazi y era necesario establecer una Zona de Protección Aérea, como preludio del fin. La participación de HRC – Hillary Rodman Clinton – expresa la soberbia, la arrogancia, la mentalidad imperial y el carácter bélico de los políticos estadounidenses, con una política exterior inseparable de la práctica militarista. Hablar de Clinton es hacer presente la existencia del Complejo Militar-Industrial estadounidense y su tremenda influencia. Sumemos a ello el descaro y la desvergüenza de presentar “los logros en Libia” como parte de su acervo político internacional en materia de su aspiración a ser mandataria estadounidense”

Clinton señala que “aún es demasiado pronto para saber cómo evolucionará la situación en Libia”. Eso mientras las bombas siguen cayendo sobre Trípoli, Bengazi, Tobruk, sobre las regiones de la Cirenaica, Tripolitana o Fezzam. Eso, mientras el país se desangra internamente y vive bajo la amenaza de una intervención directa internacional, bajo el pretexto de combatir uno de los efectos de la guerra: la consolidación en suelo libio de grupos terroristas de raíz takfirí. Muchos de ellos con armas suministradas por el gobierno estadounidense y gobiernos europeos a las milicias que se alzaron contra Gadafi y que son la base de las bandas ligadas a Al Qaeda y Deash. Cuestión conocida por los políticos occidentales enceguecidos por apoderarse del país norafricano. Clinton presionó a Obama para intervenir militarmente y en forma directa, bajo razones de adelantarse a la posibilidad que los gobiernos de Francia e Inglaterra siguieran adelante con su campaña y dejaran atrás a Washington en la carrera por esquilmar a Libia y controlar su riqueza hidrocarburífera y el propio territorio enclavado en medio del Magreb.

Barack Obama, en una entrevista concedida a la revista The Atlantic trata de desligarse de su responsabilidad en los hechos de Libia, calificando a David Cameron y Nicolás Sarkozy como políticos poco comprometidos con llevar a buen puerto la campaña militar en el país norafricano y haber actuado con desidia “Cameron dejó de prestar atención, poco después de la operación militar pues se distrajo en otras cosas mientras que Sarkozy sólo estaba interesado en darse importancia y quería tocar la trompeta de los vuelos que enviaba a la campaña aérea a pesar que nosotros habíamos acabado con las defensas aéreas y esencialmente establecimos toda la infraestructura”

DAESH COMO PRETEXTO

Tras cinco años de intervención en suelo Libio el resultado de ese actuar de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, fundamentalmente, de esa desidia, de esa visión imperial es desastroso: dos gobiernos, cada uno apoyado por fuerzas diametralmente opuestas: Uno en la región de la Cirenaica con sede en Tobruk –con la denominada Cámara de Representantes de Libia. Reconocido por la ONU y respaldado política y económicamente por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto- Y el gobierno de la región de la Tripolitana con sede en Trípoli y denominado Congreso General Nacional, sostenido fundamentalmente por los gobiernos de Turquía y Qatar. A ellos se une un gobierno fantasma – Gobierno de Unión Nacional – presidido por Fayez Sarraj - criatura surgida en las oficinas de Washington y Bruselas, que aspira a agrupar en un solo ejecutivo el desgobierno libio.

Para organizaciones como Amnistía internacional, tras este lustro de intervención de Estados Unidos y la OTAN en Libia “hay que pedirles cuenta a los miembros de esta Coalición por los horrores que se desarrollaron en Libia. La restauración del imperio de la ley debe ir acompañada de la justicia por los crímenes y la ayuda humanitaria” señaló Said Boumedouha alto ejecutivo de esta organización que constata los efectos crónicos que suelen acompañar el juego de intereses políticos y económicos de las grandes potencias cuando al amparo de frases altisonantes como: democracia, fin de las dictaduras, defensa de los derechos humanos, suelen convertir a los países que están en su mira en un remedo de Estados, destruidos, aniquilados, fragmentados y a años luz de lo que alguna vez fueron. Tal es el caso libio, otrora considerado uno de los países con los mejores indicadores de desarrollo humano de África.

En este primer trimestre del año 2016, las líneas de trabajo de los gobiernos de las potencias occidentales parecen estar encaminadas a llevar adelante la propuesta del gobierno francés ante sus homólogos de la Unión Europea:establecer sanciones a dirigentes libios que están obstaculizando el proceso de formar el impotente gobierno de unidad nacional presidido por Sarraj. Se une a ello las especulaciones sobre la pronta puesta en marcha de una operación militar destinada a combatir a las fuerzas de EIIL – Daesh en árabe - en Libia, que es ya una realidad evidente y amenazante, en un número de combatientes que crece día a día y que ha aprovechado el vacío de poder para ampliar su base de operaciones más allá de Sirte.

Es la nueva excusa que se está ofreciendo al mundo a través de los medios de comunicación afines, que suelen repetir como borregos estas ideas-fuerza elaboradas en los laboratorios de comunicaciones de Washington y Bruselas, bajo la premisa que la sociedad internacional puede digerir cualquier cosa que se le presente pues difícilmente podrá oponerse. Y en ese plano, Martín Kobler, Representante Especial de la ONU en la nación norafricana sostuvo ante el Consejo de Seguridad de la ONU que “Libia no tiene instituciones efectivas y este vacío político y militar está permitiendo que grupos terroristas y redes criminales – dedicadas al tráfico de inmigrantes – establezcan raíces profundas. Daesh se ha aprovechado de esto y está extendiendo su campo de acción hacia el occidente, el oriente y el sur del país constituyéndose en una amenaza urgente y creciente para el país”

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que la intervención militar en Libia será inútil y pidió a todos los países encontrar soluciones políticas para resolver la crisis de ese país. “La solución militar es inútil y poco concluyente en muchas de las crisis internacionales, y la comunidad mundial debe encontrar una solución para la crisis libia lo más pronto posible”, manifestó el titular de la ONU quien manifestó, igualmente, su profunda preocupación por la situación que vive Libia, advirtiendo que actualmente los países africanos se enfrentan al peligro del terrorismo organizado. 

Por su parte el canciller Ruso Serguei Lavrov en visita efectuada a Argelia a principios del mes de marzo sostuvo que la causa fundamental de la actual crisis de refugiados en Europa ha sido la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico norte – OTAN – “las consecuencias de la intervención en libia y los efectos en materia de inmigración es precisamente la disolución del Estado Libio. La intervención de la OTAN a partir del año 2011 es una acción ilegal que desestabilizó a Libia y a la región, particularmente a los países vecinos donde grupos extremistas están operando activamente.” Tanto Lavrov como el Presidente argelino Abdelaziz Buteflika declararon que es fundamental solucionar la actual crisis en Libia donde bandas takfirí están ganando terreno, mismo que han ido perdiendo en Siria y eso requiere que los países tomen en cuenta y actúen conforme a las leyes internacionales y la Carta de las Naciones Unidas.

El peligro actual en Libia lo representa la posibilidad que Estados Unidos aplique sus crónicos Planes B e intervenga en Libia aun si las partes en conflicto llegar a un acuerdo y formar Gobierno. Así fue anunciado por el jefe de Operaciones Especiales del Ejército norteamericano, el General Donald Bolduc que en Dakar, la capital de Senegal aseguró a los medios de comunicación que los responsables políticos y militares del Departamento de Defensa de Estados Unidos están apostando por una intervención directa en Libia y han enviado los planes respectivos a la casa Blanca para su análisis. Las próximas elecciones presidenciales pueden ser el marco adecuado para dar mayores índices de popularidad a quien se enfrasque en esta agresión.

Buldoc no dio detalles del mencionado Plan pero se explayó sobre la necesidad de desplegar en una primera etapa de la intervención a Fuerzas Especiales, que preparen el terreno – operación que según denuncias efectuadas ya estarían realizando comandos de los Ejércitos de Francia y Gran Bretaña en clara violación del Derecho Internacional, tal como sucedió en Siria – para un despliegue posterior de fuerzas aliadas que combatan, en terreno a los grupos terroristas. Decisión surrealista pues, sintomáticamente, esos mismos países ayudaron a crear y desarrollar esos grupos terroristas a partir de la decisión de armas amílicas radicales en aras de derrocar Gadafi.

En febrero pasado, Comandos franceses desembarcaron e Libia para apoyar la ofensiva del general Jalifa Haftar – que cuenta con la nacionalidad estadounidense - dando inició a los planes finales de intervención en Libia y que tendrán, como primera misión tratar de detener la ola de inmigrantes con destino a Europa, a partir de las advertencias de la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea – UE – que alertó sobre la existencia de 450 mil potenciales inmigrantes, desplazadas en Libia por la guerra y que podrían encauzar sus pasos hacia la fortaleza europea "El conflicto en marcha en Libia y la falta de ley permite a los traficantes operar con inmunidad. Estabilizar Libia constituye un paso crucial para impedir la pérdida de vida frente a las costas libias y en la ruta del Mediterráneo Central". La excusa de Daesh ha sido lanzada, el pretexto migratorio ha comenzado a ser citado. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina, en noviembre próximo y todo ello en modo alguno es un buen augurio para el cada día más disgregado, mutilado y destruido Estado Libio y una sociedad que malvive.

viernes, 1 de abril de 2016

Palmira: victoria rusa y afonía occidental


Cuando Palmira, una de las joyas del Patrimonio Cultural de la Humanidad, cayó en manos de Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países) en mayo de 2015, el mundo se echó las manos a la cabeza.

Aburridos o habituados a las cifras cotidianas de víctimas civiles de Daesh, los medios de prensa internacionales hicieron de este episodio de la guerra en Siria un hito que alimentaba la idea de la impotencia ante el avance del terror islamista.

A las imágenes de las banderas negras ondeando sobre las ruinas grecorromanas se añadían en los informativos televisados extensos documentales sobre el lugar. Los archivos visuales quedaron agotados en horas.

Casi un año después, ese pesimismo y ese entreguismo mental han sufrido un choque que, sin embargo, no ha generado un reflejo directamente proporcional en esos medios occidentales que vertían lágrimas de impotencia.

En una ofensiva que los analistas militares afirman que ha llevado veinte días, el Ejército sirio ha recuperado Palmira. Por supuesto, las tropas del régimen tuvieron el honor de la foto, pero nadie pone en duda que la victoria sobre Daesh hubiera sido imposible sin la participación rusa.

Para los dirigentes de Estados Unidos y de sus aliados europeos la reconquista de Palmira, era admitida con un alivio, pero un alivio algo amargo. Para otros aliados de los anteriores, como Arabia Saudí y Turquía, se puede hablar simplemente de amargura. No porque Daesh pierda un territorio simbólico y estratégico, sino porque el éxito es obra de Rusia, Irán y Bashar Asad.

Que los dirigentes occidentales hayan permanecido silentes y que sus portavoces hayan tomado tanto tiempo para reaccionar solo puede chocar a los ingenuos. A veces, dentro de un mismo gobierno, las voces han sido, incluso, divergentes. Así, el responsable francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, admitió por primera vez en una entrevista a la radio Europe1 que Rusia había hecho un buen trabajo y que "por fin", subrayó, atacaba a Daesh.

También dentro del estamento militar, el general Dominique Trinquand, antiguo responsable de la misión militar francesa en la ONU, señalaba en la emisora pública de radio France Info que "la estrategia rusa en Siria era la buena".

Pocos días más tarde, su compañero de Gabinete y ministro de Exteriores, Jean Marc Ayrault, rebajaba el "homenaje" mediático a Rusia insistiendo en que la recuperación de Palmira no podía hacer olvidar que "el presidente sirio es el principal responsable de la guerra en su país". Dos días le costó al Ministerio de Ayrault enviar su primer comunicado saludando la noticia.

El periodista británico y especialista en Medio Oriente, Robert Fisk, se preguntaba en las páginas del Independent por qué David Cameron no decía una palabra sobre Palmira, "la mayor derrota sufrida por Daesh en dos años", según el cronista.

Mientras tanto, Barack Obama se reponía de las agujetas provocadas por su tango en Buenos Aires. El Pentágono suplió la afonía de la Casa Blanca y admitió el papel positivo de la aviación rusa sobre las fuerzas del EI, aunque su portavoz matizó que "era lo que les pedíamos desde el principio". Estados Unidos y sus aliados no han parado de vocear que los aviones rusos atacaban solo a las fuerzas de la oposición "moderada" y no a las de Daesh. Pero el ridículo no solo se hace al hablar: según la prensa norteamericana, las facciones apoyadas en el terreno por el Pentágono se han enfrentado militarmente contra los grupos financiados por la CIA.

Estados Unidos lleva a cabo bombardeos sobre objetivos de Daesh desde 2014. Rusia, desde septiembre de 2015. Para los observadores que no son especialistas en cuestiones militares, el ratio de efectividad parece decantarse claramente hacia el lado ruso.

Entre los argumentos para rebajar el éxito ruso-irano-sirio se esgrime que Bashar Asad dejó caer voluntariamente Palmira para forzar la implicación militar exterior. Se critica que el Ejército sirio perdiera sus posiciones y huyera de Palmira en pocas horas. Pero otras voces responden a esto señalando que ni los aviones de Estados Unidos ni los de sus aliados en aquel momento optaron por bombardear las columnas de Daesh que se dirigían hacia "la perla del desierto".

Inevitablemente, la toma de Palmira abre una nueva competencia entre las fuerzas que luchan contra Daesh. Palmira es también un punto estratégico para acceder a Al Raqa, la "capital" del grupo terrorista, el próximo objetivo del régimen de Damasco y de sus aliados rusos e iraníes. El portavoz del Pentágono, Peter Cook, insistía en la importancia de la inminente batalla por Al Raqa, pero recalcaba que no colaborarán directamente con las fuerzas rusas para recuperar la ciudad. Para Washington, Londres y París, cualquier sombra de colaboración sobre el terreno con las tropas rusas significaría renunciar a su política anti-Asad.

Al mismo tiempo, si los aliados de Damasco se apuntan otra victoria en Al Raqa, la goleada puede ser bochornosa para Washington.

Derrotar a los yihadistas sin por ello reforzar la posición política de Bashar Asad; es la difícil ecuación de las potencias occidentales y de sus aliados saudí y turco. Es una de las razones por las que toma tanto tiempo en vencer al teórico enemigo común.

La más calurosa felicitación a Rusia por la recuperación de Palmira vino del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Muchos dirán que es una prueba más de que esa organización internacional se preocupa más de asuntos culturales, de viejas piedras, que de vidas humanas. Son los mismos que lloraron desconsolados cuando vieron ondear la bandera negra de los terroristas sobre las ruinas de la ciudad.

Sobre perdidas y esperanzas: Los habitantes de Palmira vuelven a casa


Tras la captura de Palmira por los terroristas de Daesh, los habitantes dejaron sus casas para huir de las brutales matanzas y la violencia. Ahora la liberación de la ciudad se da por concluida y los moradores regresan a sus casas. Sputnik conversó con los palmirienses sobre las primeras impresiones de regresar a su hogar.


Algunos de los habitantes tuvieron suerte y sus hogares no fueron afectados por la guerra. Pero a otros la fortuna no les favoreció tanto y les toca construir sus casas desde las ruinas.


El hombre llamado Muhammad señaló que después de la invasión terrorista, la ciudad vivió uno de los periodos más críticos de su historia.
"Fue un crimen espantoso que tomó la vida de centenares de civiles. Ellos hacían solo lo que querían los terroristas. Agradezco a nuestro Ejército y a Rusia, cuya cooperación llevó a la liberación de nuestra ciudad. Ahora esperamos el momento cuando termine el desminado y volvamos a nuestras casas", contó.
Muhammad logró sacar a su familia de Palmira tras conocer que la ciudad fue capturada por los terroristas. El Ejército sirio les aseguro el camino de Palmira a Homs, donde pudieron encontrar asilo.
"Abandonamos la ciudad literalmente pocas horas antes de que Daesh estableciera el control total. Los yihadistas mandaron decenas de coches minados a Palmira. Hasta el momento, todavía desconozco el destino de algunos de mis conocidos", declaró.
La familia del palmiriense Jasem también huyó de la muerte que trajeron los terroristas a todos los habitantes. Jasem fue pastor antes de dejar su casa y escapar a Deir Ezzor.
"Tras entrar a la ciudad, los combatientes de Daesh me quitaron mi rebaño de ovejas y mis cabras. Ellos quemaron la casa de uno de nuestros vecinos al conocer que trabajaba en el servicio postal estatal", narró.
A su vez, el soldado del Ejército sirio Aijam también espera el desminado completo del área. Aijam estaba cerca de la localidad de Al Nabek cuando se informó de que el Ejército sirio estaba preparando una ofensiva en Palmira.
"Para mí, ha sido un honor y orgullo luchar por mi ciudad natal. Pedí que me incluyeran en la operación para recuperar mi Palmira. Ahora quiero dirigirme a sus habitantes: ¡Regresen, nuestra casa está liberada!", relató sin poder contener su felicidad.

El soldado participó en la ofensiva en la Ciudadela de Palmira, la que los terroristas pretendían mantener para controlar la entrada de la ciudad.

El Ejército sirio y el grupo Halcones del Desierto recuperaron el 27 de marzo el control de Palmira que había permanecido en manos de Daesh (autoproclamado Estado Islámico, proscrito en Rusia en otros países) desde mediados de mayo de 2015.

El papel de Ceausescu en el movimiento comunista de Rumanía y mundial

Me ha parecido muy interesante traducir el siguiente artículo de Radu Florin, un joven comunista rumano, profesor de historia, y activo militante de los pocos grupos comunistas que sobreviven en Rumanía, en el cual repasa los que, según su punto de vista, son algunos de los principales logros y defectos del presidente de la Republica Socialista de Rumania y lider del Partido Comunista Rumano desde mediados de los sesenta hasta su asesinato por los ejecutores del golpe de estado de diciembre de 1989.

El artículo, dejando de lado una crítica más profunda de sus aciertos, olvidos o afirmaciones más o menos cuestionables, es de gran interés por varios motivos, entre los que destacan que se trata de la opinión de un joven rumano que estudia el pasado socialista de forma crítica, pero sin olvidar los incontestables logros alcanzados por la clase obrera rumana durante los más de cuatro decadas de Socialismo (en un contexto en el que la propaganda oficial somete a la población a un bombardeo masivo precisamente intentando cambiar la historia).

En general coincido con él en su análisis, aunque creo que entre los errores olvida uno garrafal, que sin embargo es consecuencia de algunos de los que Radu Florin cita: su acercamiento a las potencias capitaistas occidentales y la aceptación de prestamos multimillonarios del FMI que, a la postre, fueron una de las causas que precipitarian al final su caida, aunque años después se diera cuenta de su grave equivocacion y se intentará devolver la deuda lo antes posible (cosa que se consiguio totalmente en marzo de 1989, aunque el esfuerzo habia provocado un enorme sacrificio a la clase trabajadora, aunque no tanto a la elite precapitalista formada durante la R.S.R.).

Igualmente, pienso que exagera, no en la idea general, sino en su polarización, en su descripción de la URSS en la epoca de Brevnev y posterior, aunque si que acierta al señalar que tras la muerte de Stalin Hruciov y sus sucesores fueron alejándose progresivamente del Socialismo para ir empujando a los trabajadores sovieticos hacia el abismo capitalista (cosa que se perpetraria, de mano del gran traidor Gorbachov y su camarilla, a principios de los noventa). Pero aun así, y aunque la denuncia sea correcta, aunque insito que algo simplista, parece restar importancia a que, a pesar de todo, durante todo el periodo que duró la Union Sovietica los derechos y el bienestar (completo, no solo economico) de la clase obrera y del campesinado fueron, en comparación con el desastre que en general vive la clase obrera mundial (incluyendo a la que vive en paises "desarrollados") significarán, como dijo el arquitecto brasileño Niemeyer, "setenta años de gloria para la humanidad". 

También me parece destacable el pequeño análisis que hace del posicionamiento de Nicolae Ceausescu en la disputa entre Brejnev y Mao, que fueron en realidad profundas divergencias ideologicas, pues mientras las propuestas del primero suponian el abandono progresivo del socialismo, las de Mao se orientaban hacia su profundización 

El artículo original se puede consultar en su blog Pentru Comunism (Por el Comunismo). A continuación, os dejo la traducción:

El papel de Ceausescu en el movimiento comunista de Rumanía y mundial (por Radu Florin)

Nicolae Ceausescu (26 de enero de 1918-25 de diciembre de 1989) dirigió el Partido Comunista Rumano desde 1965 hasta 1989, siendo durante todo este tiempo el conductor incontestable tanto del partido como del país. Sin duda que para nuestro movimiento comunista es necesario tener una opinión clara sobre esta personalidad que, por sus realizaciones, es absolutamente imposible de ignorar. Es necesario un posicionamiento claro acerca de Nicolae Ceausescu, tanto para subrayar lo que hizo bien como para evitar en el futuro los errores, algunos enormes, cometidos en los años que dirigió el PCR y Rumania. 

¿Cuáles son los méritos y los defectos de Nicolae Ceausescu? ¿Cuáles son sus logros positivos y cuáles los negativos? ¿En qué es bueno seguir sus pasos y en qué es mejor no hacerlo?

Empecemos con los errores. Los méritos al final y los errores al principio, porque, personalmente, estoy convencido de que los primeros superan con creces los errores, por lo que dejaremos que aquellos tengan la última palabra. 

1-En cuanto a la política interna, aumentó de forma imperdonable las filas del PCR, lo que minó al final su carácter de partido marxista-leninista de vanguardia del proletariado.

¿Por qué digo que se equivocó? 

Es absolutamente evidente que el aumento del número de militantes de un partido comunista es totalmente necesario para realizar el acercamiento escalonado de la vanguardia a la gran masa de los proletarios sin partido. El comunismo no puede ser concebido en base a una elite restringida que conduzca las masas, incluso siendo en su nombre. El leninismo enseña que al alcanzar el comunismo pleno el propio partido de vanguardia va a desaparecer. El partido de vanguardia es necesario solo en aquella época de transición que llamamos socialismo. Se entiende que a medida que avance el socialismo y nos acerquemos al comunismo los dirigentes deben ir fundiéndose con las masas y el partido comunista debe hacer lo propio con las masas sin partido, y que el partido comunista debe crecer y crecer hasta el momento en el que efectivamente se va a identificar con la sociedad, e identificándose acabará desapareciendo. Así pensaba Ceausescu, y sin duda que pensaba correctamente. 

¿Por qué digo entonces que el aumentó inaceptablemente el número de miembros del partido? 

Porque en el avance del socialismo hacia el comunismo la calidad debe superar sustancialmente, muy por delante, a la cantidad. Como el socialismo es un periodo de transición hacia el comunismo el crecimiento de los efectivos del partido no debe concebirse como algo mecánico. El socialismo es todavía un periodo en el que se puede caer hacia atrás, hacia el capitalismo, como magistralmente demostró Mao Zedong. Por lo tanto, la calidad debe jugar un papel más importante, y Ceausescu en esto falló, en no prestar la atención suficiente a la calidad de los nuevos miembros del PCR. El PCR dirigido por Ceausescu recibía en sus filas nuevos y nuevos militantes, pero no se ocupaba lo suficiente de la calidad de su preparación. He constatado este error tanto a través de mis familiares como de otras muchas fuentes. Mis padres, por ejemplo, fueron recibidos en el PCR al terminar su facultad exclusivamente en base a sus notas altas, pero sin verificación detallada del modo en que ellos hacían suyo el marxismo-leninismo. Cuando la aceptación del marxismo-leninismo se tenía algo en cuenta, por ejemplo para la promoción de las funciones, el acento se ponía en la memoria, en la memorización de las citas de Marx, Engels, Lenin o el propio Ceausescu, sin ningún intento de comprobar si se entendía lo memorizado. El nivel de comprensión del marxismo-leninismo en el 99% de los antiguos miembros del PCR era extremadamente escaso. Las consecuencias fueron que los pelotas y oportunistas llenaron las filas del PCR y, en última instancia, incluso su dirección. Soy totalmente de acuerdo con la apreciación realizada por el profesor Ungureanu después de 1989: no quedaba ningún comunista en el PCR salvo el propio Ceausescu. Ceausescu se encontró rodeado en los difíciles días de diciembre de 1989 de traidores y cobardes. 

2. El segundo gran error que se puede imputar a Nicolae Ceausescu, y que se deriva directamente del primero, está relacionado con la extremadamente errónea apreciación frente a los métodos auténticamente revolucionarios de hombres como Stalin o Gheorghiu-Dej, métodos duros pero justos utilizados por ellos contra los enemigos de clase, incluidos los de dentro de las mismas filas del partido de vanguardia. Ceausescu y sus adeptos querían olvidarse de “las prácticas negativas del pasado”, sin darse cuenta de que los métodos duros de su antecesor Gheorghiu-Dej y de Iosif Stalin eran necesarios como el aire en lo relativo a la lucha contra los enemigos de clase.

Ceausescu nunca entendió que Stalin tuvo razón la mayoría de las veces con su lucha contra los enemigos de clase infiltrados en las filas comunistas. Para Ceausescu, tristemente, no existián enemigos escondidos dentro del propio PCR. Así se explica que Stalin muriera en su cama, llorado por millones y millones de hombres (también de Rumanía), mientras que Ceausescu murió… odiado por millones de personas que él creía realmente que le amaban. Para Ceausescu no existían enemigos ocultos, para Ceausescu el Socialismo ya había triunfado definitivamente en Rumanía. Su blandura excesiva, este exagerado optimismo, le costaron caro, como a los rumanos, en los días duros de diciembre de 1989. 

3. En cuanto al problema nacional, Ceausescu cometió algunos errores evidentes, como la exageración del rol jugado por los rumanos en la historia de Rumanía y la minimalización del rol, a veces muy importante, jugado por las minorías nacionales de su territorio. En tiempos de Ceausescu se dejó de estudiar Historia de Rumanía en la escuela para pasar a estudiarse la Historia de los Rumanos. Este es un error que los comunistas no deben jamás repetir cuando regresen al poder. No de un espacio menor para las minorías nacionales hay necesidad en los manuales de historia, sino, al contrario, de un espacio mayor. 

Ceausescu acostumbraba a decir que “Noi nu am asuprit niciodata pe nimeni!” (nosotros no hemos sometido jamás a nadie). ¡Falso! En realidad ha existido un pueblo sometido durante siglos en Moldavia y Tara Romaneasca, el pueblo gitano, que fue esclavizado por los boyardos rumanos y los monasterios ortodoxos desde el siglo XIV hasta la mitad del SXIX. El pueblo rumano no podrá jamás integrarse con el gitano mientras los intelectuales no digan la verdad sobre el crudo y vergonzoso pasado y la esclavitud del pueblo gitano, que manchó Rumanía durante cinco siglos. Los gitanos son los primeros que tienen derecho a un espacio mayor en los manuales de historia y la futura Rumanía Socialista les dará este espacio, sin duda alguna. 


4. Pasemos ahora a un error cometido por Ceausescu en las relaciones exteriores. Ceausescu rechazó tomar parte activa en la disputa entre la URSS y China en la época de Brejnev y Mao. Ceausescu continuó defendiendo que las divergencias político-ideológicas irreconciliables se resolvieran “mediante el diálogo”, y pidió igualmente “el final de cualquier reprobación recíproca”. Estas llamadas de Ceausescu a la unidad hubieran tenido sentido solo en el caso en que hubieran sido diferencias superficiales, debates entre comunistas de verdad. Pero las divergencias entre Brejnev y Mao no eran para nada superficiales, sino muy profundas, y algunas de ellas de la categoría de irreconciliables. La “pelea” entre Brejnev y Mao no lo fue “entre comunistas”, sino que lo fue entre un comunista de verdad (Mao) y un traidor al comunismo (Brejnev), que haría dar a la URSS un paso atrás, del Socialismo al Capitalismo de Estado. Se trataba de un enfrentamiento entre un comunista y un capitalista que se hacia pasar por comunista, igual que el que tuvieron Lenin y Plehanov y Rosa Luxemburgo y Scheidemann durante la primera guerra mundial. Por el hecho de que refusó tomar parte en el conflicto entre Mao y Brejnev, Ceausescu actuó en realidad como un centrista. Igual que lo fue Kautsky en la disputa Lenin-Plehanov o Rosa Luxemburgo-Scheidemann, Ceausescu fue un centrista en la disputa Mao-Brejnev. 


Después de algunos de los graves errores de Ceausescu, pasamos a citar algunos de sus logros incontestables, que le convirtieron de hecho, en el mayor, junto a Gheorghiu-Dej, dirigente que ha tenido nuestro pueblo en su historia bimilenaria.

1. Su obra de construcción es fenomenal. No insistiré en ello aquí porque todo el mundo lo sabe y casi todo el mundo valora la manera en la que Ceauşescu supo construir para el país y para el pueblo. Quien no sepa cómo eran las condiciones del 90% de la „pequeña Paris” antes de la llegada de los comunistas y sobre todo antes de la llegada de Ceauşescu al frente del PCR mejor que pregunte a los mayores que aun recuerdan las chabolas insalubres de los tiempos de la „monarquía interbélica”, o que consulte un libro muy documentado, “Bucureştii Mahalalelor” (“El Bucarest de los suburbios”, Adrian Majuru, editorial “Compania”, 2003). Hay personas en este país que prefieren recordar los escaparates ultra elegantes de la Calle Victoria de antes de 1944, pero no quieren recordar los suburbios insalubres que desfiguraban el 90% de Bucarest, a dos pasos del lugar por dónde paseaban los capitalistas, terratenientes y ricos. Estas personas que creen el el mito del "pequeño París" son, afortunadamente, cada día menos.

2. Otro mérito absolutamente innegable de Ceauşescu fue el desarrollo espectacular de Rumanía. Rumanía se convirtió, con Ceausescu, en un país industrializado. Y esto a pesar de todas las zancadillas del capitalista pintado de rojo llamado Brejnev. Aquí tampoco merece la pena insistir, porque los hechos se conocen de sobra. Hay también personas que hablan de “montones de chatarra”, refiriéndose a la industrias socialista rumana, como por ejemplo el siniestro Petre Roman. Afortunadamente, también estas personas son cada día mas minoritarias. Los mentirosos que (aun) dicen esto y los que tienen los cerebros bien lavados se olvidan que aquellos “montones de chatarra” daban trabajo a millones de personas, y que exportaban millones de toneladas de bienes, no necesariamente hacia occidente, sino también hacia países tercermundistas que no se permitían adquirir los productos caros del oeste. Los que creen que un país debe producir solo alta tecnología o cerrar las fábricas improductivas y sustituirlas por centros comerciales o descampados son enfermos mentales y no merece la pena hacerles caso.

3. La política de amistad de Ceaușescu hacia los países tercermundistas que habían salido o procuraban de manera desesperada escaparse de la dominación rapaz y genocida del occidente “desarrollado” fue también destacable. No hay ninguna declaración o articulo importante de Nicolae Ceaușescu donde no se denuncien el colonialismo y el neo-colonialismo, es decir el saqueo tremendo, destructivo, practicado, de frente u ocultamente, por los poderes “civilizados” del occidente hacía tantos países de África, Asia y América Latina. Ceaușescu aprovecho también la tribuna de la ONU para condenar a los que seguían perpetrando el saqueo de los países pobres, incluso después del fin “oficial” del colonialismo. Pero Ceausescu no se limitó a condenar solo con palabras a los capitalistas occidentales que saqueaban al "Tercer Mundo" o que bañaban en sangre a Vietnam, Palestina, Nicaragua, Guatemala, Libano o Panamá. Ceausescu merece ser recordado para siempre gracias a sus conocidas relaciones de amistad con personas como Ho Shi Minh, Yasser Arafat, Robert Mugabe, Saddam Hussein, Moammer Gaddafi, gente que, sin ser comunistas, luchaban al menos por la justicia y para la liberación de sus patrias contra el yugo y el saqueo occidental. Ceausescu merece ser recordado y respetado para siempre por el apoyo económico-militar ofrecido a estos países y a sus líderes, en su lucha contra el monstruo occidental. No olvidemos que hoy en día aun quedan personas en el mundo árabe o en África que respetan a Rumanía por aquello. Hay gente, sin embargo, que cree que Ceausescu podía haber hecho más. Pero yo creo que Ceausescu ofrció el máximo que podía ofrecer un país como Rumanía para una causa profundamente internacionalista como la de liberación nacional del yugo del colonialismo y el neocolonialismo occidental, israelí o sudafricano, en la época del apartheid.


4. Otro mérito incontestable de Nicolae Ceausescu fue la oposición frente a la tendencia absurda, y en realidad capitalista-imperialista, de Brejnev de condenar a Rumania al subdesarrollo con su así llamada teoría de “especialización económica internacional”. Igual que también haría Hrusciov en tiempos de Dej, Brejnev lo intentó con Ceausescu. 

No es necesario tener conocimientos muy grandes de marxismo-leninismo para darse cuenta de que la idea de “especialización económica internacional” no es socialista ni comunista, sino capitalista. El embalaje puede ser rojo pero el contenido era claramente capitalista. Capitalista-imperialista, para ser más exactos.

Los comunistas deben proponerse acercar el campo a la ciudad, la industria a la agricultura, el trabajo físico al intelectual ¿Por qué? Muy simple. Porque si no, no es posible el comunismo. Sin que el trabajo físico y el intelectual vayan de la mano no hay como acercarse al comunismo. Sin acercar los ingresos y beneficios del trabajo físico a los del trabajo intelectual, si enseñar al intelectual el trabajo físico en la misma medida que se acerca la cultura al trabajador, sin hacer esto no hay manera de acercarse al comunismo. Sin hacer esto no solo no se avanza, sino que se corre el riesgo (un riesgo muy serio) de volver atrás hacia el capitalismo de estado o hacia el capitalismo privado. Brejnev, Tito, Deng Xiaoping, todos aquellos que en lugar de acercar los ingresos y beneficios del trabajo físico a los del trabajo intelectual los han separado cada vez más, llegando a ser el de los manage y directores cien veces mas que el de los trabajadores, todos esos lideres crearon de hecho no las premisas del comunismo, sino las de una nueva burguesía con dividendos enmascarados en salarios enormes. Con ello, consiguieron acercarse no al comunismo, sino al capitalismo, aunque en la forma maquillada del capitalismo de estado. 

Lo mismo se puede decir de las diferencias entre los pueblos y las ciudades. Sin acercar el campo a la ciudad, sin acercar las condiciones materiales de los pueblos a las condiciones materiales de la ciudad, no hay forma de avanzar hacia el comunismo. Stalin conocía bien este problema. Stalin repitió, en su magistral trabajo “Los problemas económicos del socialismo en la URSS” (1952) lo que Marx y Engels habían ya expuesto en su Manifiesto Comunista, más de un siglo antes. 

Sin embargo, Hrusciov y Brejnev no deseaban acentuar estas diferencias entre el campo y la ciudad, creando, tanto en la URSS como en “bloque socialista”, regiones, repúblicas, e incluso países enteros, de miles de kilómetros cuadrados, especializados en industria o especializados en agricultura. En consecuencia, no se acercaba el campo a la ciudad, sino que se convertían regiones enteras, países enteros, de miles de kilómetros cuadrados, en “campo”, y otras regiones, repúblicas o países en “ciudad”. No es difícil darse cuenta que este plan es similar al capitalismo como también lo es la línea de dar a los manager y directores salarios cientos de veces mayores que los de los trabajadores. No es difícil darse cuenta de que este plan profundiza las diferencias de nivel de vida entre el campo y la ciudad, y entre los países “agrícolas” y los “industriales”. No es difícil darse cuenta que este plan profundiza las diferencias en lo que significa el desarrollo y, por lo tanto, en lo que se refiere al nivel de vida. 

Condenando a países enteros o republicas soviéticas a la “especialización agrícola” está claro que Hrusciov y Brejnev les condenaban al subdesarrollo, y este significa, indiferentemente del sistema, pobreza y miseria, lo que tiene como consecuencia la relación de estas con los países o regiones industrializadas entre colonias y metrópolis capitalistas.

Tito, que bajo la máscara del “socialismo yugoslavo original”, llevó a su país al capitalismo de estado, hizo que Eslovenia y Croacia tuvieran en los años 80 un nivel de vida similar al de Austria, mientras que Kosovo era una zona subdesarrollada, con un desempleo del 55% -una gran vergüenza para un país y un sistema que se autodefinía como “socialista”-. Quienes acusan solo a la “subversión occidental” de la crisis de Kosovo de los 90 no sabe lo que dice. En realidad las semillas de la crisis de Kosovo fueron plantadas por el capitalismo de estado yugoslavo, con máscara comunista y con la etiqueta de “socialismo yugoslavo original”, instaurado por Tito y sus sucesores

Brejnev provocó en la URSS un aumento de las diferencias entre las repúblicas ricas (Estonia, Letonia, Lituania…) y las agrícolas (Moldova, Tadjikistan, Uzbekistan, Kirghizstan), creando de hecho una metrópoli en el marco del capitalismo de estado y unas enormes colonias en Asia Central y, por ejemplo, Moldova. No es para nada casual que las antiguas repúblicas soviéticas que aceptaron la “especialización económica” de Brejnev serán las más pobres después de 1991, cuando las repúblicas soviéticas pasaron del capitalismo de estado al capitalismo puro y duro, es decir, privado. En realidad es normal que un sistema capitalista de base privada someta a los trabajadores y colonice más violentamente que un capitalismo de estado, porque en el primero se concentra el capital y los bienes en manos de unos accionistas particulares mientras en el segundo los “accionistas”, es decir los directores, manager, ministros, etc.… con salarios burgueses, están más o menos al mismo nivel, sin una competencia feroz y una jerarquía económica clara entre ellos. Sea como sea, Ceausescu hizo muy bien en oponerse a la especialización económica de Brejnev y en su esfuerzo por industrializar Rumanía, desarrollándola. No es por otra cosa que incluso en la Rumania sometida al capitalismo privado las cosas estén relativamente mejor que en la Republica Moldova sometida al mismo capitalismo privado, o que la Rumania de Ceausescu tuviera un mayor desarrollo que la Republica Moldova de su época o el Tadjikistan, bajo un capitalismo de estado.

Ceausescu fue un líder comunista contradictorio: descuidó la vigilancia y la lucha de clases, asumió que la burguesía había desaparecido en el socialismo cuando de hecho, así como demostró el genial Mao Zedong, la burguesía solo desaparece cuando se llega al comunismo. Navegó sin brújula en la disputa entre Mao y Brejnev, pero por otra parte defendió con rotundidad la independencia económica y política de Rumanía en la época en que esta defensa no era un capricho, sino una cuestión extremadamente importante: el derecho al desarrollo o la pérdida definitiva de ese derecho.

Ceausescu llevó una política profundamente correcta tanto en el plano exterior, con la defensa de la independencia y soberanía del país, como en e plano interno, con un desarrollo económico acentuado. En qué medida existieron también en Rumanía elementos de capitalismo de estado, surgidos del rechazo de Ceausescu al maoísmo, o en qué medida estos elementos fueron dominantes o no, queda por verse en más profundidad. Son necesarios más estudios serios para determinar cuanto se alejó en realidad Ceausescu de la línea marxista-leninista. También es necesario estudiar mejor en qué medida se acercaron los directores y la elite del partido de la Rumania de Ceausescu al nivel de vida de estos en el capitalismo de estado de la URSS de Brejnev, de la Yugoslavia de Tito, o de la China dentista y ju-jintaista (que ya sufre no solo de capitalistas de estado enriquecidos sino también de capitalistas privados con derecho multimillonarios). Yo no he hecho en este artículo más que exponer algunos hechos ya conocidos extrayendo las conclusiones que me parecen necesarias.

jueves, 31 de marzo de 2016

La captura de Radovan Karadžić, el carnicero de los Balcanes

El caudillo serbio fue capturado en 2008 tras una búsqueda de trece años en la que participó la CIA, las fuerzas especiales británicas y un soldado disfrazado de gorila.

Han pasado más de dos décadas desde que se cometieron actos de genocidio en suelo europeo; un recuerdo incómodo que ha quedado prácticamente enterrado en un continente que ahora intenta frenar la llegada de personas que huyen de crímenes de guerra más recientes. Los campos de exterminio europeos se han convertido en improvisados campamentos de refugiados sirios.

Este jueves, el veredicto contra Radovan Karadžić en la Haya, condenado por haber cometido actos de genocidio y crímenes contra la humanidad en la guerra de Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995, ha terminado de una vez por todas con la amnesia en torno a la incapacidad del continente para impedir una carnicería. Para el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, que a menudo se conoce con el nombre de Tribunal de la Haya para crímenes de guerra, creado 24 años atrás, la sentencia marca un momento histórico. Para la justicia internacional en su conjunto se trata sin duda del momento más importante desde los juicios de Núremberg.

Todas las personas que conocen el caso a fondo esperaban un veredicto de culpabilidad. Al fin y al cabo, Karadžić estaba al frente de un pequeño Estado serbio separatista, una entidad que se dedicaba a "la limpieza étnica", una expresión orwelliana que describe el uso sistemático del terror contra bosnios, musulmanes y croatas.

Este psiquiatra y poeta grandilocuente, alto y de pelo blanco y ondulado, ha desempeñado el papel de mártir nacional durante todo el proceso. La mayoría de serbios en Bosnia se han olvidado de él o si lo recuerdan es para mofarse. Sin embargo, su actuación podía suponer su último minuto de gloria, una oportunidad de oro para nadar en el victimismo. El conflicto terminó hace más de veinte años pero Bosnia está más dividida que nunca.

El veredicto es un recordatorio de las proporciones de la matanza; solo en Bosnia, murieron unas 100.000 personas. También hubo más víctimas en Croacia y Kosovo. Asimismo sirve para constatar la escalofriante lentitud de la justicia. La larga espera se debe, en parte, a la naturaleza de este tribunal, que ha sido extremadamente imparcial y que ha dado un gran margen de tiempo a los abogados de la defensa para que puedan preparar sus argumentos.

El juicio ha durado cinco años y el tribunal se ha tomado otros 18 meses para sopesar el veredicto. Sin embargo, la mayor demora se debe a que se necesitaron 13 años para detener a Karadžić y llevarlo ante el Tribunal de la Haya. A pesar de su imputación en julio de 1995, el caudillo vivió durante dos años una existencia tranquila en la localidad alpina de Pale, situada en las afueras de Sarajevo, que sirvió como capital de la república separatista de los serbios de Bosnia durante el conflicto.

Aunque en los años posteriores a la guerra más de 64.000 oficiales de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la OTAN estaban desplegados en el país, se prefirió no poner en peligro a los soldados o, simplemente, la frágil paz del país, con una operación de captura.

Cuando dos años más tarde la situación cambió, Karadžić había desaparecido y logró escabullirse hasta 2008, a pesar de que la operación de búsqueda estaba integrada por muchos países, y contaba con todos los recursos y armamento de una fuerza internacional. Para el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que se acercaba al final de su segundo mandato, la detención de Karadžić era un pilar fundamental del legado que quería dejar.

Un grupo operativo especial del Consejo Nacional de Seguridad recibió la orden de intensificar la búsqueda y la consigna de que no debía escatimar en gastos. Hasta los atentados del 11 de septiembre, la captura de los criminales de guerra de los Balcanes representó el mayor despliegue de tropas de operaciones especiales, entre las que se incluían las Fuerzas Delta y el Seal Team 6 de Estados Unidos, y el SAS del Reino Unido. Karadžić era el objetivo número uno y la prioridad de la CIA, la DIA y el MI6 británico. Era el hombre más buscado del mundo.

Los Balcanes no son Hollywood

Las lecciones aprendidas en la persecución de Karadžić y de sus militares sirvieron más tarde en Afganistán, Irak y durante la persecución de Osama Bin Laden; la mayoría de estas operaciones se llevaron a cabo sin una resolución de las Naciones Unidas, a diferencia de la operación de detención en los Balcanes.

Por aquel entonces, David Petraeus, más tarde director de la CIA, servía en Sarajevo como general de brigada. Se quedó fascinado por los métodos empleados por las fuerzas especiales y quiso participar en una redada nocturna. "Un día, me lo llevé a un helicóptero, le pedí que se vistiera como civil y que llevara una gorra de béisbol", explica el militar que dirigía la operación, el teniente coronel Andy Milani, a Paula Broadwell, la biógrafa de Petraeus. El romance entre la escritora y Petraeus terminó con la carrera de este último.

Tras un viaje por el vertiginoso altiplano del este de Bosnia, el helicóptero llegó hasta donde se encontraban los soldados de las Fuerzas Delta de Milani. "Nos subimos a una furgoneta con los cristales tintados y Petraeus estaba más contento que un niño en una tienda de caramelos", explica el teniente coronel en el libro.

Petraeus y sus hombres solían presentarse sin previo aviso y en medio de la noche en casa de Ljiljana Karadžić, la esposa del fugitivo, con el objetivo de alardear de una inminente captura e intimidarla, con la esperanza de que ella corriera hasta el escondite de su esposo para avisarlo. Petraeus solía decir que se trataba de su "rutina Eddie Murphy" (ya que el actor interpretó a un ex preso que se convierte en policía en la película Límite 48 horas).

Lo cierto es que los Balcanes no son Hollywood. Siguieron a Ljiljana a todos partes y, de hecho, la mujer fue una de las primeras personas en el mundo que fue espiada por un dron, que en aquel momento era más que un nuevo juguete de las fueras de seguridad de Estados Unidos que estaba siendo probado en Bosnia. La mujer no les proporcionó ninguna pista útil.

Los perseguidores removieron cielo y tierra. Hicieron un barrido por todas las aldeas remotas situadas en la frontera entre Bosnia y Montenegro, buscando cualquier tipo de actividad, como una conexión a internet en medio de la noche, la presencia de antenas parabólicas en esa región empobrecida del país o suscripciones a periódicos. La NSA accedió a compartir la totalidad de la información recabada sin demoras con las unidades que buscaban a Karadžić en Bosnia.

En uno de los episodios más extraños de la larga búsqueda, los soldados de la Fuerza Delta se escondieron en una carretera de montaña para esperar la llegada del vehículo del caudillo. Uno de los soldados se puso un disfraz de gorila que había llegado el día anterior desde Estados Unidos.

El objetivo era que los guardaespaldas de Karadžić, conocidos como la Preventiva, se quedaran sin habla, redujeran la velocidad y los soldados pudieran lanzar una granada cegadora especialmente diseñada para aturdir a los pasajeros. Si este plan hubiera funcionado, habría formado parte de la historia de la Fuerza Delta, sin embargo el protagonista principal no se presentó. No fue ni la primera ni la última vez que trazaron un plan sobre una pista errónea o, todavía más probable, falsa. A Karadžić y a sus hombres les divertía burlarse de la maquinaria militar más poderosa del mundo.

El escurridizo fugitivo todavía humilló más a Occidente cuando consiguió publicar un éxito de ventas. Karadžić publicó una recopilación de poemas; uno de los capítulos tenía el título de "Me puedo cuidar solo". Su novela Crónicas milagrosas de la noche se agotó en la Feria Internacional del Libro de Belgrado.

Un hombre alto, de barba espesa y pelo blanco

Años más tarde, cuando los investigadores del Tribunal de la Haya entrevistaron al entorno de Karadžić, llegaron a la conclusión de que el caudillo cruzó la frontera y llegó a Serbia en la Nochebuena de 1999, en un viaje en bote por el río Drina durante la noche. Si es así, el hecho de que el Gobierno de Clinton intensificara la búsqueda, con tecnología punta, unidades de élite y planes sofisticados, no sirvió de nada ya que su objetivo ya no se encontraba en el país.

Tras la llegada de Karadžić a Serbia, esta historia de picaresca todavía se complica más. Le perdieron la pista hasta 2005, cuando un supuesto sanador espiritual y clarividente de Belgrado, Mina Minic, abrió la puerta de su consulta y se encontró cara a cara con un hombre alto, de barba larga y espesa y abundante pelo blanco recogido en un moño atado con una cinta negra. Años más tarde, Minic hizo la siguiente descripción del encuentro: "Parecía un monje que hubiera cometido algún pecado con una monja".

Se trataba de Karadžić, que estaba poniendo a prueba la nueva identidad que le habían proporcionado sus simpatizantes en el servicio de inteligencia serbia. Se presentó con el nombre de Dragan Dabic, un terapeuta que regresaba a su país tras una temporada en Nueva York y tras un duro divorcio. Lamentablemente, su ex esposa no había querido enviarle sus títulos y diplomas. Dabic quería aprender los métodos de un vidente de los Balcanes, incluido el uso del visak, un péndulo que se supone que puede identificar anomalías en el campo magnético de pacientes que tienen algún problema o una enfermedad.

Poco después, Dabic compró un visak y su carrera como sanador espiritual despegó. Se puso un segundo nombre poco serbio, David, y lo empezó a utilizar como apodo en su profesión. También creó la página web Ayuda Psi Energía, que promovía el programa de bienestar David. Asimismo ofrecía servicios de acupuntura, homeopatía, medicina cuántica y cursos "tradicionales". También vendía unos collares con el nombre de Velbing (un guiño a well-being); unos amuletos de la suerte que proporcionaban salud y protección frente a las radiaciones nocivas.

Karadžić había estudiado psiquiatría en Sarajevo y ahora se atrevía con un tipo de terapia bastante más tenue. En la década de los setenta, trabajó durante una temporada como psiquiatra en plantilla del equipo de futbol multiétnico de la ciudad, con el objetivo optimista de reforzar su sed de victoria y más tarde hizo el mismo trabajo para el Estrella Roja de Belgrado. Los jugadores de Sarajevo recuerdan que les pedía que se tumbaran en el suelo de una habitación a oscuras mientras él ponía música y les invitaba a imaginar que eran unos abejorros que iban de flor en flor.

Para crear el personaje de Dabic, se valió de su experiencia como psiquiatra y la embelleció con el concepto New Age de "la fuerza vital", "energías vitales" y "auras de las personas". En su tiempo libre, colaboró en un proyecto de una conocida sexóloga de Belgrado que tenía el objetivo de rejuvenecer el esperma de los hombres estériles. Aseguraban que los espermatozoides más perezosos iban más rápido si Dabic ponía una mano cerca del miembro viril.

Karadžić, este jueves 24 de marzo, durante la lectura del veredicto que lo condena a 40 años de prisión por genocidio y crímenes de lesa humanidad y de guerra EFE

Vivía en uno de los altísimos bloques de apartamentos situados en la calle Yuri Gagarin, en honor al primer astronauta que viajó al espacio, en el desgastado barrio de Nuevo Belgrado; los restos del sueño de hormigón socialista. Los niños del barrio llamaban Santa Claus a ese hombre bonachón que hablaba con ellos de camino al supermercado. Una de las vecinas de Dabic trabajaba para la Interpol y su trabajo era precisamente coordinar la búsqueda de fugitivos internacionales como Karadžić.

Su osadía aumentó a medida que se fue sintiendo cómodo con su nueva identidad. Se convirtió en una celebridad en el circuito de la medicina alternativa de Serbia. Era columnista de una revista sobre hábitos de vida saludables y se hizo con los derechos de una franquicia de una compañía de vitaminas de Estados Unidos.

También empezó a frecuentar un bar del barrio, el Luda Kuca ("Casa de locos"), un lugar tosco y lleno de humo que parecía atraer a los veteranos de guerra empobrecidos, a los serbios de Bosnia y a los montenegrinos. Servía vino del país,šljivovica (aguardiente de ciruelas) y un nacionalismo fuerte y sin diluir. En las paredes forradas de madera colgaban imágenes que homenajeaban el nacionalismo serbio moderno, con un lugar de honor reservado a Karadžić. En al menos una ocasión, lo invitaron a tocar el gusle, un violín de una sola cuerda muy típico de la región y el hombre tocó una balada épica serbia bajo un retrato de sí mismo. Y, sin embargo, nadie lo reconoció.

"Usted es Radovan Karadžić"

Al final, esta hazaña épica quedó al descubierto por un error de Luca, el hermano empresario de Karadžić. Una noche de primavera en 2008 llamó a Dabic desde un teléfono con una tarjeta SIM que los investigadores de crímenes de guerra habían relacionado con la red de apoyo de Karadžić y habían pasado a los servicios de inteligencia serbios (BIA).

En mayo, un detective recibió el encargo de investigar al receptor de la llamada, este personaje que se parecía a Gandalf y vivía en Nuevo Belgrado, y finalmente cayeron en la cuenta. El detective, así como el resto del equipo, no sabía qué hacer. Los servicios de inteligencia, como el conjunto del país, se encontraban en un momento de transición. Y si bien el entonces presidente de Serbia, Boris Tadić, era prooccidental, lo cierto era que el Parlamento y muchos altos cargos estaban en manos de los nacionalistas.

El equipo decidió arriesgar su futuro profesional y en vez de informar a sus superiores fue directamente a la oficina de Tadić y siguió vigilando a Karadžić. Su destino pendía de un hilo. Cuando Tadić formó una coalición, tres meses después de las elecciones parlamentarias, pudo poner a un hombre de su confianza al frente de los servicios de inteligencia. Karadžić sabía que lo estaban siguiendo. Según su abogado, Sveta Vujacic, el fugitivo empezó a encontrarse con desconocidos en los pasillos de su edificio o en el Luda Kuca a partir de mediados de julio. "Sabía que estaba rodeado", recuerda Vujacic.

En la tarde del 18 de julio, el hombre que se hacía llamar Dragan Dabic salió del número 267 de la calle Yuri Gagarin, llevando una camiseta de color azul celeste y un gran gorro de paja que le cubría el rostro. Cargaba con una bolsa de plástico de color blanco, una cesta para la compra de rafia y una mochila; todo parece indicar que llenas. Caminó hasta la parada de autobús más cercana y uno de los agentes que lo estaba siguiendo se acercó sigilosamente a él. Los dos se subieron al autobús 73, en dirección al norte de la ciudad. Dabic se sentó en un asiento situado cerca del conductor. Su sombra, varias filas más atrás.

Cuando llegaron al cinturón verde que rodea la capital serbia, dos coches patrulla se situaron delante del autobús y cuatro policías de paisano se subieron al vehículo, dos por la puerta de delante y los otros dos por la de atrás. Se hicieron pasar por revisores; mostraron su identificación y pidieron los billetes a los pasajeros. El anciano del gorro de paja estaba buscando su billete cuando uno de los policías lo agarró del brazo.


—¿Doctor Karadžić? —preguntó el policía.

—No, me llamo Dragan Dabic —dijo el hombre.

—No, usted es Radovan Karadžić —le contestó el policía.


—¿Tus jefes saben lo que estás haciendo? —preguntó el hombre.

—Sí, totalmente —fue la respuesta.

El agente ordenó al conductor que parara el autobús y el fugitivo fue acompañado hasta el arcén. A las nueve y media de la noche del 18 de julio de 2008 el personaje ficticio y extravagante de Dragan David Dabic se evaporó. En su lugar, se volvió a materializar el fantasma de Radovan Karadžić, el sumo sacerdote de la "limpieza étnica" bajo orden de búsqueda y captura en los Balcanes durante más de una década. Se había convertido en un anciano nervioso, con un sombrero de paja torcido y que se aferraba a una bolsa de plástico blanca.

Turquía sigue siendo el principal obstáculo para la derrota del Estado Islámico en Siria

Las líneas rojas muestran los progresos de las YPG y la zona amarilla su actual expansión.

No hace falta ser un especialista en terrorismo y seguridad internacional para comprender que la capacidad de acción del Estado Islámico en Europa depende directa y esencialmente del que tiene en Siria. Tampoco es necesario ser un experto para concluir que Turquía sigue siendo la principal zona de tránsito y comunicación física entre sus células europeas y los centros de mando, organización y entrenamiento situados en las zonas que todavía mantienen bajo su control, principalmente en Siria pero también en Irak. La información obtenida al investigar los atentados perpetrados en París y ahora en Bruselas así lo demuestra.

Pero lo verdaderamente grave de esta amenaza terrorista, la mayor que ha tenido la Unión Europea en toda su historia, es que en estos momentos podría pertenecer al pasado o haber quedado reducida a la mínima expresión si el Gobierno turco de Tayip Erdogán no hubiera impedido el avance sobre el terreno de las YPG (Unidades de Protección Popular) y sus aliados cristianos, izquierdistas y árabes no yihadistas, principales enemigos de los seguidores de Al Bagdadi.

Así lo demuestran sus avances desde septiembre de 2014, con una efectividad reconocida explícita y reiteradamente por el Pentágono, Rusia, Francia, Alemania y más recientemente por el Comité de Exteriores del Parlamento Británico, que ha pedido a Turquía que deje de obstaculizar las operaciones terrestres de las YPG.

Esta eficacia se demuestra al comparar las líneas rojas del mapa superior: la continua correspondiente a la máxima expansión del Estado Islámico –septiembre de 2014-; la punteada, de junio de 2015, y la discontinua –rayas y puntos-, a finales de ese año, mostrando la zona amarilla el actual territorio bajo control de las YPG, que es el brazo armado del Partido de la Unidad Democrática (PYD), principal organización kurda de Siria.

Si en septiembre de 2014 estuvo a punto de caer en manos yihadistas toda la frontera de Turquía con Siria ya que prácticamente habían ocupado Kobani y amenazaban las ciudades de Qamisli, Hasakah y Afrín, en junio de 2015 el Estado Islámico había perdido ya las principales bases desde las que lanzaban sus ofensivas, como Tel Hamis, los montes Abdulaziz o la cuenca del río Habur, estando las YPG en disposición de cruzar el río Éufrates y de ocupar Tel Abyad, el principal paso fronterizo por el que el Estado Islámico recibía suministros y voluntarios extranjeros para la yihad.


Con estos movimientos quedaban bajo administración de la “autonomía kurda” los pozos petrolíferos y el aeropuerto de Rumelan, actualmente acondicionado para operaciones aéreas de la alianza internacional.

En diciembre de ese año, las YPG habían cortado una de las principales rutas entre Raqqah y Mosul -capitales del Califato en Siria e Irak respectivamente- al ocupar Al Hol, declaraban estar en posición de arrebatarles el único paso fronterizo que les quedaba, Jarabulus, y la ciudad de Manbij, en la ribera occidental del Éufrates, y comenzaban su progresión hacia Raqqah y Deir er Zoor, ocupando finalmente Al Shaddadi, con lo que quedaba totalmente cortada la comunicación entre Raqqah y Mosul.

Incluso, el pasado mes de febrero, las YPG y sus aliados comenzaron un avance desde Afrín y Kobani para converger en la única franja fronteriza con Turquía en posesión del Califato; atravesaron el Éufrates por la estratégica presa de Tishrin en dirección a Manbij, y desde Afrín hacia Al Bab y Azaz, ocupando la igualmente importante base aérea de Menagh, a la que rebautizaron con el nombre de Abdulá Ocalán, líder y fundador del PKK.

De haber continuado su progresión, el Estado Islámico habría quedado totalmente debilitado y reducida su presencia en Siria a algunas bolsas de resistencia y a la franja del río Éufrates entre Raqqah y Deir er Zoor. Si las YPG no han logrado sus objetivos, tal y como han hecho con todos los que se han propuesto, ha sido simplemente por la oposición de Turquía, que no solo ha presionado a EEUU para que frene el avance de las YPG, sino que, a través de territorio turco, ha enviado a cientos de combatientes de distintos grupos islamistas, con armamento moderno, para impedir que sigan su progresión en la zona de Azaz.

La posición de Turquía, desde la perspectiva del presidente Tayip Erdogán, no deja de tener su lógica. La derrota del Estado Islámico supondría el triunfo de las YPG, la consolidación de la autonomía kurda en el norte de Siria y, por lo tanto, el fortalecimiento del PKK, auténtica “bestia negra” del Gobierno turco. El PYD y el PKK no son la misma organización pero tienen la misma línea política; ambos siguen las teorías de Abdulá Ocalán.

Para Erdogán, por lo tanto, ambas organizaciones son terroristas, posición que no comparte ninguno de sus aliados. Erdogán, en este sentido, ha declarado públicamente en varias ocasiones que su principal enemigo es el PKK y sus aliados sirios del PYD, quedando la amenaza del Estado Islámico en segundo lugar. Se trata de un orden de valores exactamente contrario al que defiende EEUU y la Unión Europea que, a la postre, permite el mantenimiento de la capacidad de actuación de la amenaza yihadista en Siria y, por lo tanto, en Europa.

Por esta razón, el Gobierno turco se ha granjeado duras críticas entre sus aliados y tampoco han faltado voces pidiendo su salida de la Alianza Atlántica. Por eso resulta tan sorprendente que, siendo tan grave la amenaza terrorista para Europa y EEUU, los aliados de la OTAN todavía permitan que Turquía siga actuando en contra no solo de los intereses de la Alianza Atlántica sino de toda la comunidad internacional.