Los intensos combates en Yemen y la imposibilidad de implementar un alto el fuego han provocado la muerte de al menos 165 civiles del 3 al 15 de julio, lo que eleva el número de víctimas mortales no combatientes desde que comenzó el conflicto a 1.693 personas.
Este es el recuento hecho por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que contabilizó 53 niños y 23 mujeres entre los 165 civiles fallecidos. Además, 33 de las víctimas perecieron después del 11 de julio, cuando se suponía que debía comenzar la pausa humanitaria.
La mayoría de las víctimas fueron causadas por bombardeos, según señaló en rueda de prensa el portavoz del organismo, Rupert Colville, quien indicó que el resto murieron a causa de fuego de morteros o atrapados en combates callejeros.
Asimismo, los datos del Alto Comisionado indican que desde que comenzó el conflicto, el 26 de marzo, al menos 3.829 civiles han resultaron heridos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva otro registro de víctimas -civiles y combatientes- basado en los datos de los centros de salud del país, muchos de ellos destruidos.
Según el recuento de la OMS, hasta el 10 de julio y, globalmente han muerto 3.640 personas y otras 17.302 han resultado heridas.
El Alto Comisionado también ha documentado varios ataques contra áreas residenciales, mezquitas y mercados locales, y ha recordado que los ataques a civiles o a lugares usados por civiles representan una violación de la ley humanitaria internacional.
"Los principios de distinción, proporcionalidad y precaución deben ser totalmente respetados", aseveró el portavoz. Por otra parte, Colville afirmó que "hay informes que indican que los rebeldes hutíes reclutan niños".
Consultado por estas alegaciones, y cuál sería el número de menores implicados en los combates, Colville no pudo responder. Cristoph Boulierac, portavoz de Unicef, dijo que su organización estima que un tercio de los combatientes son menores de edad, "pero esa estimación se ha hecho a partir de observación visual, no en función de registros concretos".
Por otra parte, Colville recordó que más allá del ataque a la vida, los derechos a la seguridad, a la comida, al agua, los derechos económicos, sociales y culturales de los yemeníes "están severamente socavados".
Se estima que en 20 de las 22 provincias del país el acceso al agua es inexistente o esporádico. Cerca de 1,6 millones de niñas y niños menores de cinco años sufren de malnutrición y necesitan ayuda urgente, y el 80 por ciento de la población necesita asistencia para sobrevivir.
El país vive una crisis política desde 2011, que se agudizó con el levantamiento en armas de los rebeldes hutíes (chiíes) en septiembre del año pasado. En febrero, los rebeldes consiguieron controlar la capital, Saná, y obligaron al presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, a exiliarse en Arabia Saudí. A finales de marzo, Arabia Saudí formó una coalición de países árabes que ha bombardeado Yemen desde entonces, lo que ha exacerbado la ya desesperada situación de la población.