El 2 de Agosto de 1990, el Irak de Saddam Hussein invade Kuwait sin imaginar siquiera que dicha invasión sentaría las bases para la germinación de Al Qaeda y el Estado Islámico ISIS. Recordemos lo que sucedió esa noche.
Irak ha vuelto a las andadas. Al igual que en 1979 lo hizo sobre Irán, el ejército de Sadam Husein se lanzó en la madrugada del jueves sin previo aviso sobre un pretendido enemigo. A las dos de la madrugada (medianoche, hora peninsular española) de ayer, varias divisiones de infantería y dos acorazadas, 100.000 hombres en total, irrumpieron en suelo kuwaití sin declaración de guerra. Para los carros blindados de Sadam Husein, los 20.000 mercenarios del pequeño ejército de Kuwait no fueron obstáculo, alcanzando en tres horas la capital, a 125 kilómetros de la frontera. Radio Kuwait hizo un inútil llamamiento a la resistencia. La superioridad iraquí quedó patente cuando a media mañana el propio emir, jeque Yaber al Ahmad al Sabab, abandonaba su palacio con destino a Arabia Saudí. Poco después, Sadam Husein disolvió el Parlamento, destituyó a la familia real, ordenó la confiscación de sus bienes y nombró un Gobierno títere.
Las amenazas de las dos últimas semanas se han hecho realidad, y ahora el emirato depende de un "Gobierno provisional de Kuwait libre", que se ha hecho con el poder. Hasta ahí, toda una odisea de cohetes, balas, obuses y bombas de aviación. Las fronteras estaban cerradas desde el pasado fin de semana, y las conversaciones de paz que se desarrollaban en la vecina Arabia Saudí habían quedado rotas la víspera. Los habitantes de Bagdad estaban a punto de despertarse y ya comenzaban a pensar en el fin de semana. La radio seguía con sus programas de variedades, y los noticiarios sólo se ocupaban de acusar al vecino del sur de injerencia. Tranquilidad absoluta, Irak siempre acusa a alguien. De pronto, una banda entona una marcha militar y la presidencia de la República sale al aire. Ningún ciudadano iraquí puede abandonar el país desde ese momento, y el Ministerio del Interior comenzará a otorgar permisos para los extranjeros, que habrán de salir de Irak lo antes posible. Hacía tres horas que la guerra había comenzado.
Llamada a los reservistas
El Comando General del Ejército Iraquí hizo un llamamiento a todos sus oficiales, reservistas y voluntarios para que se reincorporaran a sus unidades en un plazo máximo de tres días. Para los residentes en el extranjero serán 15. En el mismo comunicado, el comando anunció la movilización del Ejército Popular, un cuerpo de voluntarios paramilitares reclutados entre los afiliados al partido Baaz, en el poder. Este ejército se compone de más de 350.000 efectivos y jugó un. importante papel en los ocho años de guerra contra Irán. Sadam Husein vistió durante todo el conflicto el uniforme verde, lo que llevó a muchos a confundir su profesión de abogado con la de militar profesional.
"Kuwait ha aceptado dialogar y queremos que Irak ponga fin de inmediato a su agresión y retire sus tropas. Kuwait, se reserva el derecho a defenderse por todos los medios para poner fin a este ataque". La radio oficial transmitía desde su emisora en el centro de la capital marchas patrióticas y llamamientos a la resistencia para defender las arenas y las dunas". Irak hacía oídos sordos y seguía avanzando.
El objetivo principal ya estaba a la vista a las cinco de la madrugada. Las luces de Kuwait resplandecían y se confundían con los espejismos provocados por los más de 40º centígrados que castigan al emirato en esta época. Las informaciones comenzaban a ser contradictorias. "Los iraquíes vienen 'por mar". "Llegan por el desierto". "¿Qué está pasando?". En efecto, las fuerzas conjuntas habían entrado en la capital por varios frentes y el desconcierto ayudaba en su incursión. El palacio de Dasmán estaba en el punto de mira. Los combates empezaron poco antes de las nueve de la mañana. Según varios testigos citados por la agencia de noticias France Presse, los soldados, con el apoyo de carros de combate, se dirigieron en primer lugar al hotel Sheraton, donde, tras, desalojar a los huéspedes, instalaron su cuartel general. Los principales edificios públicos de Kuwait City estaban rodeados, y la resistencia no tardó en caer. Las embajadas fueron puestas en estado de sitio. La Embajada estadounidense dio parte de intensos combates alrededor de su sede, aunque afirmó que no se habían producido daños materiales y que no tenía constancia de víctimas entre su personal. Para el portavoz norteamericano no existían trazas de que los soldados quisieran penetrar dentro del recinto. Sin embargo, las fuerzas iraquíes sí penetraron en el palacio del emir. La guardia pretoriana hizo acopio de energías y se batió durante largas horas contra el invasor. En ese lapso entró en acción la aviación de Irak. El humo negro de las explosiones ya oscurecía el cielo de la capital.
Sin embargo, las fuerzas iraquíes sí penetraron en el palacio del emir. La guardia pretoriana hizo acopio de energías y se batió durante largas horas contra el invasor.
Cinco helicópteros kuwaitíes acudieron en defensa del palacio, situado en el litoral sur de la ciudad, mientras las bombas caían alrededor provocando grandes incendios. Al menos dos misiles hicieron impacto directo en la fachada, según declararon varios testigos. El otro palacio, Bayán, fue borrado del del mapa. A sus pies, las primeras víctimas de las que había noticia, 13 soldados iraquíes muertos. Lo increíble viene después. El jeque consigue escapar, las tropas iraquíes dominan la ciudad, pero ¿por qué no toman los ministerios y la televisión? La cadena kuwaití seguía transmitiendo pasado el mediodía mensajes de alerta y llamamientos a la resistencia.
La "bárbara invasión [de Irak] debe cesar", repetían una y otra vez las consignas. Parece que los soldados iraquíes sólo quieren. la cabeza del emir y se olvidan del resto. Una vez tomadas las bases del ejército mercenario, ya nadie les puede hacer frente, pero el jeque se ha escapado. ¿Qué hacer? La respuesta no tarda en llegar. Irak anuncia la instauración de un Gobierno provisional. El Consejo del Comando de la Revolución Iraquí, la más alta instancia política de la República, anuncia que su intervención militar se debe a "la desesperada llamada del nuevo Gobierno kuwaití".
Destituida la familia real
La primera medida del nuevo Gobierno consiste en destituir a la familia real de Kuwait. Afirmando hablar en nombre del pueblo kuwaití: "Promulgamos la destitución del emir y del príncipe heredero, y la de todos sus mercenarios. De igual forma, disolvemos el Consejo Nacional (Parlamento)". El Gobierno proiraquí ordenó inmediatamente después la confiscación de todos los bienes de la familia real, "en el país y en el extranjero", para proceder a su devolución a "sus legítimos propietarios, los hijos del pueblo kuwaítí". Irak dejó claras sus intenciones. El Gobierno convocará elecciones "libres y honestas" en cuanto se restablezca la calma.
Kuwait negó toda la historia, y su emisora oficial dejó bien claro que los habitantes del emirato serían fieles al emir hasta el último momento. Negando cualquier vinculación con el pretendido Gobierno provisional,la propia radio anunció que Kuwait estaba dispuesto a todo antes de permitir que Irak controlara su territorio y llamó a la resistencia. Inútilmente. A medianoche de ayer, nuevas fuerzas iraquíes se dirigían, según France Presse, a los principales puertos petroleros del país y consolidaban su absoluto dominio sobre el territorio kuwaití.
El emir huye y su hermano muere en palacio
El emir y jefe de Estado de Kuwait, Yaber al Ahmad al Sabah, de 62 años, huyó ayer a Daminan (Arabia Saudí), junto al príncipe heredero, el emir Saad al Abdallah Ab Sabah -su primo y actual primer ministro-, según confirmó en Londres un diplomático kuwaití. Al parecer, el emir se encontraba' fuera de su palacio de Dasman cuando éste fue tomado al asalto por las tropas. Los relatos de diversos testigos que vieron el palacio envuelto en llamas hicieron temer por su vida. Su hermano Fahd al Ahmad al Sabah, por el contrario, fue muerto cuando participaba en la desesperada defensa del palacio real, según confirmaron distintas agencias. El emir Yaber al Ahmad al Sabah pertenece a la dinastía de Al Sabah, que gobierna el país desde hace más de dos siglos. Nació en 1926 en la capital y llegó al poder en 1977, por consenso de su tribu, tras la muerte de su predecesor y tío, el emir Sabah al Salem.
No hay comentarios:
Publicar un comentario