sábado, 20 de agosto de 2016

Despliegue militar de Rusia en Irán


Los dirigentes y los medios de prensa occidentales se sienten totalmente desorientados ante la instalación de una base militar rusa en Irán, que ha resultado para ellos tan inesperada como lo fue, en septiembre de 2015, el despliegue militar ruso en Siria. Se trata, sin embargo, de dos despliegues que llevaron mucho tiempo de preparación –desde noviembre de 2015, en el caso de Irán, y desde junio de 2012, en el de Siria. Aunque no se trata de una implantación permanente, la presencia rusa en la base de Hamadan es una expresión del cambio de estatus internacional de Rusia, ahora presente más allá de su tradicional zona de influencia.

El 30 de septiembre de 2015, Rusia desplegó un grupo de bombarderos de combate en la base aérea [siria] de Hmeymim para iniciar la campaña de bombardeos contra los yihadistas en Siria.

El 23 de noviembre de 2015, el presidente ruso Vladimir Putin estuvo de visita en Irán. Se supone que fue en el marco de esa visita cuando solicitó la autorización para utilizar la base aérea [iraní] de Hamadan desplegando allí al menos una escuadrilla de bombarderos pesados Tu-22M3 que operarían en Siria. Las condiciones de entrega de los misiles antiaéreos rusos S-300 a Irán incluían la autorización [iraní] para la utilización de esa base aérea por parte de los rusos. Putin quería que esos sistemas S-300 garantizaran la protección de los bombarderos pesados rusos desplegados en Irán. Por otra parte, la versión de los S-300 entregada a Irán es la más poderosa (laS-300 PMU2), cuyas resultados están muy cerca de los resultados de los S-400.

Hasta el momento de la Revolución Islámica de 1979, Estados Unidos había creado en Irán infraestructuras de aeródromos ultramodernos dotadas de grupos técnicos protegidos en bunkers para garantizar el funcionamiento, así como armar y garantizar el mantenimiento técnico de sus bombarderos pesados B-52 y de sus bombarderos supersónicosB-58 en caso de conflicto con la URSS. Por consiguiente, los bombarderos pesados Tu-22M3, con alas de geometría variable, disponen en Irán de instalaciones muy superiores a las que existen en Siria, lo mismo sucede en materia de almacenamiento y manejo de las municiones, y Rusia posee más de 70 bombarderos de ese tipo. En la plataforma de la base aérea [siria] de Hmeymim es técnicamente posible ensamblar y verificar electrónicamente el funcionamiento de dos bombas instaladas en los bombarderos ligeros Su-24, Su-25 y Su-34. Pero cuando se trata de 40 o 90 bombas instaladas en la barriga de un bombardero Tu-22M3, hay que contar con la presencia de un grupo técnico especial, de numerosos especialistas en armamento y disponer de medios técnicos especializados.

A finales de julio de 2016, el Ejército Árabe Sirio logró cortar la carretera de acceso de Castello, que conecta Alepo con la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, territorio parcialmente ocupado por los yihadistas. Ese logro del Ejército Árabe Sirio dejó aislado a un grupo de 10 000 combatientes en el este de Alepo. En una noche, los mercenarios lograron trasladar a Idlib alrededor de otros 10 000 combatientes que iniciaron dos contraataques en el noroeste y el sur de Alepo, en un intento de romper el cerco [desde el exterior].


Aunque varios drones rusos de reconocimiento detectaron con mucha antelación la formación de varias columnas que transportaban grandes cantidades de hombres, municiones y blindados, los pocos bombarderos rusos [presentes en Siria] sólo podían actuar sobre una de aquellas columnas a la vez. Se inició entonces una carrera a lo largo de los 55 kilómetros que separan Idlib de Alepo, distancia que los camiones y blindados de los yihadistas podían recorrer en 1 hora y 15 minutos.


Los bombarderos rusos (Su-24 y Su-25) restantes en la base aérea de Hmeymim luego de que los rusos fracasaran en su intento de imponer un cese de las hostilidades –el 27 de febrero de 2015– pueden realizar 2 o 3 incursiones diarias ya que cada avión necesita un mínimo de 3 horas para realizar las operaciones de reabastecimiento y rearme y volver sobre el blanco que debe neutralizar. Estos aviones llevan cada uno entre 2 y 4 bombas inteligentes de gran precisión (KAB-250 S/LGde 250 kilogramos, KAB-500 L/Kr de 500 kilogramos y KAB-1500 L guiada esta última por un sistema de televisión). Cada avión puede ser equipado además con misiles aire-tierra teledirigidos del tipo Kh-29 L/T y T Kh-25 T (guiados por laser o por una cámara de televisión), que pueden ser lanzados a 10 o 12 kilómetros del blanco.

Se sabe que si los yihadistas siguen oponiendo feroz resistencia a las fuerzas terrestres sirias es gracias a la protección que les ofrecen los túneles subterráneos que ya habían cavado anteriormente, gracias a la fragmentación del territorio en el noroeste de Siria y al moderno armamento antitanque estadounidense con el cual se entrenaron. En un análisis publicado el 2 de diciembre de 2015 en el sitio web Réseau International, nosotros señalábamos que Rusia había cometido un gran error al vacilar en desplegar al menos 30 bombarderos pesados Tu-22M3, Tu-95MS e incluso Tu-160 en un país vecino, desde donde esos aviones podrían ejecutar vuelos cotidianos, con 3 incursiones cada uno. La acción de los bombarderos consiste en garantizar la destrucción de las infraestructuras de los yihadistas, incluyendo los alijos de armas y municiones en la provincia de Idlib y en el norte de la provincia de Alepo, al igual que la destrucción de los yihadistas. Los objetivos de los bombarderos pesados rusos se hallan en una franja de 20 a 30 kilómetros de ancho y de 70 a 80 kilómetros de largo, a lo largo de la frontera, entre las gobernaciones de Alepo, Idlib y Latakia.

Sólo después de haberse limpiado mediante bombardeos esa banda fronteriza, el Ejército Árabe Sirio podrá garantizar el control de esa franja de territorio y la aviación rusa podrá extender sus bombardeos a otras regiones. A diferencia de los bombarderos tácticos Su-24, Su-25 y Su-34 que los rusos utilizan en Siria, un bombardero pesado Tu-22M3 cubre con sus bombas un área equivalente a varios terrenos de futbol en una sola misión. Por ejemplo, durante la invasión de Irak, en 2003, la coalición encabezada por Estados Unidos utilizó alrededor de 1 400 aviones de combate y, en los primeros días de la operación, utilizó más de 100 bombarderos pesados estadounidenses B-2, B-52 y B-1B.


El 15 de agosto de 2016, Al-Masdar News publicó fotos de los 3 primeros bombarderos pesados rusos Tu-22M3desplegados en la base aérea de Hamadan, en el oeste de Irán. Al día siguiente, varios Tu-22M3 y 4 bombarderos ligeros Su-34bombardearos objetivos del Estado Islámico [Daesh] y del Frente al-Nusra [ahora rebautizado como Frente Fatah al-Sham] en Seraquib (5 kilómetros al este de Idlib), en al-Bab (noreste de la gobernación de Alepo) y en Deir ezz-Zor.

Anteriormente, formaciones de aviones rusos Tu-22M3 (con un alcance de 2 500 kilómetros a plena capacidad de carga) habían realizado varios golpes aéreos en Siria, despegando desde la base aérea de Mozdok (en Osetia del Norte) y sobrevolando el Mar Caspio, Irán e Irak. Por tener que operar muy cerca del límite de su alcance táctico, fue necesario reducir la cantidad de bombas (entre 9 000 y 12 000 kilogramos) a la tercera parte de ese volumen para poder embarcar una reserva más importante de combustible. Los blancos bombardeados en Siria se hallan a más de 2 300 kilómetros de la base aérea de Mozdok y esa distancia se recorre en cerca de 3 horas. Con el uso de la base aérea de Hamadan, la distancia se reduce a la tercera parte, o sea a 700 kilómetros. Al despegar desde Rusia, el trayecto de los aviones era frecuentemente descubierto por los satélites de una gran potencia mundial que avisaba a los grupos yihadistas sobre la inminencia de un ataque aéreo ruso, dándoles así tiempo a meterse en sus túneles subterráneos.

El 23 de noviembre de 2015, un bombardero ruso Su-34efectuaba fácilmente un aterrizaje en la base aérea [iraní] de Hamadan. Aquel avión, muy probablemente en camino hacia Siria, tuvo al parecer un fallo técnico y prefirió aterrizar en Hamadan. Allí esperó al equipo técnico, que llegó al día siguiente en un avión de transporte IL-76 para reparar el fallo. Los dos aviones abandonaron de inmediato la base aérea de Hamadan.

Posiblemente, el despliegue de los bombarderos pesados rusos en la base aérea de Hamadan se pospuso en espera de que los 5 batallones de misiles antiaéreos rusos de largo alcance, entregados a Irán a partir del 15 de abril de 2015, estuviesen en disposición combativa y de que sus operadores terminaran su entrenamiento en condiciones de tiro real.

Uno de los 5 batallones de S-300 fue instalado al sur de Teherán, o sea a menos de 100 kilómetros de la base aérea de Hamadan. Los bombarderos allí desplegados se hallan por tanto bajo la protección de los misiles S-300 vendidos a Irán. El sistema antiaéreo ruso S-300 se compone de 8 lanzadores montados en el chasis de un vehículo de transporte, cada uno con 4 misiles sobre la rampa. Es capaz de seguir simultáneamente 100 objetivos aéreos y de disparar contra 12 o 36 de esos objetivos a una distancia de más de 200 kilómetros.

Valentin Vasilescu

Alá en la Casba: la gestación del islamismo en Argelia


Preguntado en 1999, el maestro Kapuściński dijo de Argelia que era un lugar complejo, como una casba: callejones estrechísimos, calles angostas, una maraña de escalones. Un laberinto en el que es fácil entrar y del que es difícil salir.

La casba, como se verá, no solo es el símbolo de la identidad magrebí previa a la colonización, sino también, consecuentemente, un icono contestatario, y con su particular disposición urbana, un refugio seguro en los años de insurgencia y rebelión. Es pues también un lugar del que es difícil hacer salir a alguien.

Por aquel entonces Argelia estaba saliendo de una cruenta guerra civil que había durado casi una década y había dejado entre 100.000 y 200.000 muertos (según las fuentes) y que todavía daría algunos coletazos hasta el año 2002. El recién elegido presidente Bouteflika pondría en marcha un proceso de concordia civil enmarcado en un ambiente de hartazgo social frente a la violencia, que después de tantas víctimas no parecía haber dado ningún resultado.

Sin embargo, después de 17 años de gobierno de Bouteflika –hoy un anciano enfermo- los viejos fantasmas que avivaron la rebelión argelina esperan en la casba para volver a hacerse oír, quizá, en elincierto escenario que se abrirá con el fallecimiento del presidente, que se ve cercano.

Argelia, una finca francesa

Francia había ocupado y colonizado Argelia en 1830 y lo había hecho de una manera muy particular, que después tendría costosas consecuencias para todos: a diferencia de otros territorios magrebíes, como Marruecos y Túnez, donde los franceses habían conservado las instituciones locales a través de un protectorado, con Argelia se pretendió que fuera una provincia más de la Francia metropolitana al otro lado del Mediterráneo.

El gobierno, pues, y más si cabe en un país de gestión tan centralizada como Francia, pasaba siempre por París, y la dominación económica y social era total. Los franceses habían llegado a Argelia con el propósito de hacer de ella una enorme finca a donde llevar el excedente demográfico de la metrópoli, y de la que obtener abundantes recursos agrícolas destinados a la exportación. La propiedad del terreno cambió de manos, los cultivos de subsistencia se apartaron en beneficio de otros más rentables como la vid, y la agricultura tradicional argelina desapareció.

Hija del modelo sociopolítico de colonización practicado en Argelia, la brecha social no hacía más que agrandarse, y así, mientras el mundo contemplaba a la orquesta de las independencias postcoloniales a la que cada vez se unían más países, Argelia, como provincia francesa, no figuraba en el programa. Los argelinos, ya tras la Primera Guerra Mundial, y sobre todo después del año 1945, habían empezado a pedir cambios, aunque los franceses, por supuesto, no variaron su postura.

La casba como refugio: la Batalla de Argel

Frustrados ante la imposibilidad de negociar con Francia, los argelinos optaron por la vía violenta, y durante ocho años (1954-1962) se libró una cruenta guerra que acabó con la independencia de Argelia y que llegó a poner en jaque la estabilidad de la misma Francia metropolitana.

Esta guerra, ejemplo clásico de conflicto asimétrico donde uno de los bandos está notablemente menos instruido y armado que el otro, se libró en las calles de Argel y otras ciudades del territorio, y como muestra magistralmente la película La Batalla de Argel, la casba sirvió desde el principio como refugio para los insurgentes, reunidos en el llamado Frente de Liberación Nacional (FLN).

Es aquí ya cuando el islam empieza a usarse como elemento destinado a unificar al pueblo arabo-argelino en torno a una identidad opuesta a la franco-argelina, es decir, laica, europea, y unida a la metrópoli. A partir de ahora, en la medida en que, durante la revolución, ser musulmán era ser argelino, ser argelino significará ser musulmán. Alá había entrado en la casba.

El esforzado caminar de una nueva Argelia

Desde los primeros años con el líder de la independencia Ahmed Ben Bella en adelante, la religión musulmana será usada por los sucesivos gobiernos de Argelia como aglutinador de la identidad nacional, en un peligroso equilibrio de fuerzas con el socialismo, inspirador último de la revolución.

Celebración de la independencia en Argel, 2 de julio del 1962. Marc Riboud

Mientas intentaba poner en marcha un país destrozado por la guerra y todavía dominado en lo económico por la antigua metrópoli, Ben Bella sería víctima del verdadero poder en la sombra, el Ejército, que en 1965 inauguraría una etapa de dominio castrense iniciada con un golpe de estado contra el carismático presidente. Sin embargo, en su corto mandato había tenido tiempo de introducir potentes medidas arabizantes –destinadas a desplazar la lengua francesa– y de constituir a Argelia como un estado musulmán.

El general Boumedian, nuevo presidente, terminaría de definir un régimen en el que se confundían el partido único y de masas, el FLN, que conservaba en esos años el halo de simbolismo fundacional del Estado; la burocracia, mastodóntica y corrupta, sostén del régimen; y el Ejército, guardián de la revolución.

Gran productora de hidrocarburos y lastrada por su dañada agricultura heredera de la gestión francesa, bajo el vehemente liderazgo de Boumedian Argelia basó toda su economía en la exportación de petróleo y gas –todavía es uno de los grandes suministradores del sur de Europa- mientras emprendía una utópica industrialización acelerada basada en las teorías marxistas de los economistas de la revolución.

En el campo, las grandes fincas coloniales se convirtieron en autogestiones propiedad del Estado, pero esto no consiguió aliviar la gran necesidad de productos de alimentación básica que Argelia se veía obligada a importar a un alto coste, debido a que, como ya se ha dicho, la agricultura tradicional de subsistencia acabó con la gestión francesa; las políticas de socialización de tierras de Boumedian solamente pudieron confirmar su desaparición.

Una crisis social larvada

Durante los años setenta, el país consiguió salir bien parado gracias a las rentas que dejaba el alto precio de los hidrocarburos. Mientras se esperaba a que la altamente técnica y costosa industrialización de iniciativa pública repercutiera en la aparición de otras industrias y con ello en el bienestar del país, miles de personas abandonaban el campo para emigrar a las ciudades de la costa mediterránea, que pronto se convirtieron en urbes populosas de insalubres arrabales.

Sin agricultura ni apenas industria, el sueño del socialismo árabe solo se sostenía con la riqueza natural del petróleo y el gas, y dejaba tras de sí en Argelia una legión de desempleados hambrientos y frustrados. Al mismo tiempo el régimen ponía en marcha una exitosísima campaña de alfabetización y arabización de la educación, que progresivamente se llevó a todos los niveles. Sin embargo, la mayor parte de los licenciados universitarios engrosaban el paro nada más acabar la carrera.

Ante la falta de profesores y de imanes con que llenar las nuevas escuelas y mezquitas que el Estado estaba construyendo, Argelia trajo también multitud de académicos y teólogos extranjeros, entre ellos egipcios que aprovecharon la oportunidad para huir de un país que los perseguía por su afiliación a movimientos islamistas como los Hermanos Musulmanes. Así se introducirán en Argelia las ideas de Hassan al-Banna o el más radical Sayd Qutb, que propugnaban el gobierno del islam. Tenemos pues, ante nosotros, los dos escenarios donde se forjará el poder del islamismo en Argelia en los años venideros: la universidad y la mezquita.

La política del equilibrismo, el pueblo frente a Dios

El régimen castrense, liderado por el autoritario Boumedian, jugó siempre con varias barajas para mantener el dominio político sobre una población ante la cual le resultaba difícil justificarse. Calificados a sí mismos de defensores de la revolución socialista, los militares siguieron al mismo tiempo apoyándose en el islam como elemento legitimador y aplacador de las críticas, aunque siempre sin aplicar medidas verdaderamente islamistas: a la religión le correspondía cubrir el déficit social y de libertades democráticas del Estado.

Es este un extraño equilibrio, un inestable posicionamiento ecléctico que toma del islam su ideal de religión liberadora de la esclavitud del hombre –con su modelo de igualdad y justicia– y del socialismo su visión crítica con el capitalismo y favorable a la distribución de la riqueza. Sin embargo, las dos posiciones son en realidad irreconciliables, entre otras cosas porque el materialismo ateo de la izquierda es frontalmente contrario a la religiosidad del islam, y porque los religiosos siempre sospecharon de injerencia extranjera a través de la influencia marxista.

Consecuentemente este malabarismo se convirtió pronto en un ejercicio peligroso cuando el régimen se vio atacado por los conservadores por sus inclinaciones socialistas, y por la izquierda por la lentitud de las reformas y la falta de libertades democráticas. En aquellos años parecía que el socialismo era la gran amenaza para el statu quo, así que Boumedian no dudó en apoyarse en los ulemas para balancear la pugna, algo que ellos aceptaron con gusto, viendo en el régimen un dique ante la izquierda.

Desplome del ideal socialista

A finales del año 1978 murió el general Boumedian y su sucesor, Benjedid, pronto empezó a introducir medidas para liberalizar la economía, consciente de que el milagro económico que el alto precio del petróleo de los años 70 había ofrecido a Argelia no sería eterno.

La tendencia poblacional había seguido su curso imparable, y una demografía galopante, unida al masivo éxodo rural, agolpaban multitudes en las ciudades de la ribera mediterránea. La juventud, que no había llegado a vivir la independencia, estaba cada vez más desenganchada del FLN, partido que veían más como el partido del régimen que como el de la heroica revolución; el socialismo era, para ellos, la escenificación del fracaso y la crisis.

Pirámide poblacional de Argelia correspondiente al año 2014, de IndexMundi con datos delCIA World Factbook

Paralelamente y de manera soterrada habían aparecido miles de mezquitas libres –es decir, no controladas ni financiadas por el Estado– que se llenaron de estos jóvenes desarraigados; las universidades, llenas debido a la exitosa política educativa, sirvieron de plataforma de actuación para el islamismo y fueron escaparate de las largas barbas que identifican a sus simpatizantes.

El gobierno, que, distraído, no había advertido la amenaza que no venía ya de la izquierda sino de las mezquitas, reaccionó tarde y mal: reprimió a la oposición laica y procuró aplacar al islamismo haciéndole cada vez más importantes concesiones, y citaremos un ejemplo paradigmático: el Código de Familia aprobado en junio de 1984 institucionalizará el patriarcado tradicional islámico instituyendo la subordinación de las mujeres en Argelia a través de medidas como dificultar su acceso al trabajo. Losguardianes de la revolución, víctimas de su ambigüedad, claudicaban de esta manera ante el cada vez más influyente bando islamista y eran incapaces de imaginar el estallido social que semejantes condicionantes sociopolíticos nos permitirían anticipar ahora.

La revancha de Alá

Durante décadas el islam había estado incubándose en los barrios pobres de las ciudades de Argelia, en los arrabales, en la casba de Argel. El régimen había alimentado e instrumentalizado un movimiento que en su momento le sirvió para desactivar a la oposición, pero que a la larga, inconscientemente, acabaría por constituir una oposición mucho más poderosa y masiva, espoleada por el éxito de la Revolución Iraní del 79, que sentaba precedente y servía de inspiración para el resto de movimientos islamistas allá donde estuvieran presentes.

Las citadas condiciones socioeconómicas y demográficas pintaban un escenario peligroso para el régimen: miles de jóvenes desempleados, frustrados con la corrupta y autoritaria estructura partido-Ejército-burocracia, y políticamente involucrados en un movimiento cada día más crítico con el sistema, esperaban su oportunidad para hacerse oír. Y esa oportunidad llegó.

El día 4 de octubre de 1988 una manifestación estudiantil se desbordó con jóvenes de las clases más marginales de Argel, protestando por el paro y la crisis económica, y a la que pronto se sumaron los islamistas. Empezaba así la primavera argelina, anticipándose más de 20 años a las que el mundo árabe viviría en el siglo XXI. La crisis fue tal que el gobierno se vio obligado a introducir rápidamente reformas democráticas que permitirían entre otras cosas la legalización de otros partidos políticos y el desplazamiento de las Fuerzas Armadas de la política. Además, la nueva Constitución del 89 abandonaba el socialismo, escenificado en el sustitución de la fórmula previa al texto legal de “En el nombre del pueblo…” por la Basmala, sentencia que reza así “En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso…” para dar comienzo a las suras del Corán y que es frecuentemente usada en declaraciones políticas del islamismo.

Las reformas se notarán enseguida en la legalización de decenas de partidos políticos, entre los que aparecerá uno todavía irrelevante, pero que vendrá a unificar todo el movimiento islamista bajo sus siglas, el Frente Islámico de Salvación (FIS), nombre cargado de significado dadas las circunstancias. Era este, con todo, un ejercicio de gatopardismo –cambiarlo todo para mantenerlo igual-, ya que la cúpula castrense, a estas alturas muy descontenta con Benjedid, nunca se planteó seriamente dejar el poder.

Sin embargo, para alarma del gobierno, las elecciones regionales y municipales del año 90 se saldaron con una aplastante victoria del FIS, que empezará muy pronto a implementar medidas islamistas en las parcelas de poder que ha tomado y saldrá a la calle reivindicando la legitimidad del movimiento para gobernar el país. Los garantes de la revolución tuvieron que hacer honor a su sobrenombre y se declaró el estado de sitio, dejando claro que la partida era cada vez más entre el islamismo y el Ejército… El breve experimento democrático argelino empezaba a desmoronarse.

Con semejante inestabilidad las elecciones legislativas previstas para junio del 91 debieron aplazarse a diciembre, entre disturbios y enfrentamientos callejeros. La catástrofe para el régimen se consumó, a pesar de ello, en estas elecciones, que el FIS volvió a ganar de manera clara. Cundía la desconfianza en los dos bandos, y a falta de una segunda vuelta que confirmara su mayoría absoluta, el Ejército se decidió a actuar. Queriendo salvar la democracia, acabó con ella: forzó la dimisión de Benjedid, y estableció un gobierno militar. Empezaba la guerra.

Guerra civil

El FIS, ilegalizado y con sus líderes encarcelados, frustrado ante la imposibilidad de llegar al poder por la vía democrática, se radicalizó, y su brazo armado, el Ejército Islámico de Salvación (AIS por sus siglas en francés) encabezó el bando islamista en contra del Ejército durante una guerra intestina que se libró en cada calle y en cada pueblo desde 1992 hasta al menos 1999.

El islamismo moderado combatió contra la junta militar encabezada por el nuevo presidente, el general Zeroual, pero también contra otro movimiento islamista mucho más radicalizado que creció con la violencia de la guerra: el Grupo Islámico Armado (GIA), heredero de los combatientes islamistas de la Guerra de Afganistán contra la URSS –de donde también nacería Al Qaeda– y que no aceptaba la moderación del FIS.

A pesar de que la oposición moderada –conformada por todo tipo de movimientos desde marxistas a islamistas pasando por socialdemócratas, muchos de ellos en el exilio– se unió en pedir al gobierno aperturismo democrático y el reconocimiento del FIS como interlocutor legitimado por las urnas, el régimen nunca llegó a escucharla del todo, e incluso se habló de una colaboración de los militares con el GIA para deslegitimar al islamismo moderado.

En medio de la violencia civil más cruda y después de haber usado citas electorales de dudosa validez democrática para legitimar el régimen, el general Zeroual anunció su renuncia y la convocatoria de elecciones en abril de 1998. Para entonces el AIS estaba dejando las armas para aislar al GIA en su lucha que cada día era más terrorífica e irracional, pero la oposición moderada seguía sin confiar en las intenciones del régimen.

La calma impuesta solo anticipa más tormenta

En las elecciones del 1998 el candidato oficialista, Bouteflika, ganó de manera aplastante unas elecciones a las que se presentó sin rivales, después de que la oposición llamara al boicot. El nuevo presidente intentaría en los años siguientes levantar al país tras el conflicto y traer la concordia con la citada ley de amnistía, al mismo tiempo que se ocupaba de tapar las vergüenzas que los generales habían cometido en los años de la guerra.

De reconocidos y esperanzadores inicios, Bouteflika se mostró pronto como lo que era, el candidato del régimen, y en las sucesivas citas electorales que ha habido estos años ha seguido ganando entre rumores de fraude y llamadas a la abstención por parte de la oposición. Incluso cuando alguna de estas citas se ha llevado a cabo de manera democrática, la poca presencia mediática de la oposición y la apatía de los votantes –que se abstienen normalmente por encima de un 50%- ha garantizado que Bouteflika gobierne desde aquel ya lejano 1998 hasta hoy, en que, convertido en un enfermizo anciano,es objeto de crecientes críticas.

El Presidente Bouteflika con Manuel Valls. Esta fotografía, twitteada por el primer ministro galo, ha levantado gran revuelo en Argelia recientemente, por el aspecto enve-jecido de su presidente en comparación con Valls

Y es para la Argelia de hoy, que temerosa del terror de la todavía reciente guerra, ha campeado con cierta calma el temporal de las revueltas árabes, las condiciones socioeconómicas previas a una crisis están presentes de manera similar a los años 50, y también a los años previos a la guerra civil. La pregunta ahora es, y a sabiendas que un disminuido movimiento islamista es todavía el primer partido de la oposición, ¿qué pasará cuando la decrépita autoridad caiga y muera el presidente Bouteflika?

Argelia, siempre compleja, sigue buscándose a sí misma entre los intricados callejones de una casba que desde hace décadas está ocupada por los temerosos de Alá, el movimiento islamista que espera una nueva oportunidad para volver a hacerse oír.


elordenmundial.com

Estamos perdiendo en Siria la poca decencia que nos quedaba: El infierno sirio es un gran negocio

La situación en Siria sigue empantanada. Fatah Al-Sham (la antigua Al-Nusra, muy cercana a Al Qaeda y al Estado Islámico, aunque ha tenido confrontaciones con ambos) recibe nuestras armas, provisiones y dinero (por medio de Arabia Saudí y Qatar), las cuales les llegan desde Turquía. Por tanto, gracias a nuestro apoyo resisten, atacan con éxito a las tropas sirias y alargan la guerra… y el número de muertos, refugiados y desplazados… y los beneficios de la industria armamentista mundial.

El gobierno sirio unido a los iraníes, libaneses y rusos sigue cercando Alepo, pero no parece tener la suficiente capacidad como para terminar con los rebeldes, no al menos a corto plazo mientras sigan siendo armados, financiados y aprovisionados. Se habilitaron a finales de julio hasta cuatro corredores humanitarios para huir, pero la ONU y Estados Unidos se mostraron contrarios a esta iniciativa.

En mitad de toda esta carnicería, Médicos Sin Fronteras se encuentra sumergida en la más absoluta desesperación porque los bombardeos no les dan ni un respiro. Tanto los hospitales como los colegios son las víctimas preferidas de unos y otros. Los médicos afirman que la situación es tan desesperada que ahora solo pueden decidir quiénes pueden vivir y quiénes no, abandonando a heridos que de otra forma podrían haber salvado su vida.

La ONU ha solicitado a Rusia y Siria que dejen de bombardear los hospitales porque ya son 44 los centros sanitarios atacados en toda Siria, y ha denunciado ataques con gas cloro y barriles de bomba. En los últimos días, treinta personas han muerto en Al Raqa también por bombardeos rusos o sirios, aunque estos niegan.

En Millis hace solo unos días fallecieron trece personas en otro bombardeo a otro hospital de Médicos Sin Fronteras, lo que suman un total de 37 muertos y 466 heridos en los dos hospitales de esta organización en la provincia en lo que va de año. Una catástrofe.

Aunque alguno pudiera pensar, al informarse en los medios de comunicación, que Occidente no tiene nada que ver con atrocidades como bombardear civiles, hospitales y colegios, convendría recordar que los muertos en Siria debido a los bombardeos de la coalición ascienden a más de 5.400. Una monstruosidad. Tanto Alepo como el norte de Idleb también están siendo bombardeados por la coalición, lo que complica saber quién es el verdadero responsable de muchos crímenes.

En mitad de este infierno, lo peor es que en Occidente nos frotamos las manos: más combates equivalen a munición, armas y refugiados muertos o arrojados al foso del Mediterráneo o al muro turco en el que les esperan ametralladora en mano.

Rusos, sirios y occidentales bombardeando civiles, hospitales y colegios mientras nuestros aliados, los rebeldes moderados (los antiguos amiguitos de Al Qaeda, esos que derribaron las Torres Gemelas), reciben nuestras armas por medio de otros que también son nuestros aliados (turcos, sauditas y qataríes). La idea es que el infierno sirio no termine nunca o, por lo menos, que se alargue hasta que nuestros bolsillos estén llenos.

La frontera turca

Lo de la frontera turca, miembro de la OTAN, es un caso de estudio. Es permeable e impermeable a la vez. El petróleo para Occidente y las armas para Fatah Al-Sham transitan con fluidez a plena luz del día a pesar de su frecuencia y abundancia, pero los refugiados son repelidos aunque intenten cruzarla solos y en mitad de la noche.

¿Cómo puede ser que Europa y Occidente no se replanteen el conflicto sirio y la expulsión de los refugiados?

Pensemos en España y Pedro Morenés, por ejemplo. Las ventas de armas españolas a Arabia Saudí no paran de crecer, semestre a semestre, rompiendo todos los récords (447,6 millones de euros en el primer semestre de 2015) y lo hacen sin el más mínimo escrúpulo por lo vendido (proyectiles de artillería, bombas o granadas por 24,2 millones en ese mismo semestre en el que Arabia Saudí estaba bombardeando Yemen y el conflicto sirio ya era un infierno).

Este mes, por poner otro ejemplo, EE.UU. ha vendido 130 carros de combate Abrams, 20 vehículos blindados y otros equipos por valor de 1.150 millones de dólares, que se unen al sistema de misiles Patriot Avanzado con Capacidad-3 (PAC-3) que sumaron 5.400 millones de dólares el mes pasado. No es una excepción, en 2014 Arabia Saudí se convirtió en el mayor importador de armas del mundo con un gasto de 6.400 millones de dólares. ¿Casualidad?

El infierno para unos es un negocio para otros

La guerra de Irak costó más de 6 billones de dólares (tres billones a EE.UU. y otros tres billones al resto de participantes), ello contabilizando única y exclusivamente los gastos directos. En Afganistán, los cálculos oficiales, intencionadamente bajos, sitúan el coste de la guerra en 1,7 billones de dólares solo para EE.UU., lo que daría una estimación total de unos 3,5 billones de dólares si contamos a todos los países participantes. Es decir, ambos conflictos suman unos 10 billones de dólares sin contar los gastos indirectos y haciendo los cálculos a la baja.

La vida y el futuro de los refugiados cotiza en el mercado actualmente a unos 6.000 millones de euros.

Por tanto, las cifras son claras; Guerras de Irak y Afganistán, 10 billones de dólares; compra de armas de Arabia Saudí a EE.UU. unos 6.400 millones de dólares al año; y expulsión de los refugiados, unos 6.000 millones de euros.

Este es el gran negocio de los 65 millones de desplazados en el mundo, niveles que no se alcanzaban desde la II Guerra Mundial, y este es el infierno del que proceden los refugiados y al que les condenamos a regresar con nuestro genocidio… Pero ¿qué importa todo esto si la pretemporada de fútbol ya ha comenzado?

Luis Gonzalo Segura

La doctrina Obama está causando estragos en Oriente Medio



Todo el mundo parece tener una teoría sobre cómo destruir al Daesh. Sin embargo, hay dos aspectos que apenas se citan: uno, los orígenes del grupo y, dos, si las intenciones de derrotarles son realmente sinceras.

Debemos abordar con valentía el primero para poder desenmarañar el enigma existente tras el ascenso y crecimiento del Daesh, de otra forma, ¿cómo desmantelar al grupo?

Y tenemos que lidiar con el segundo punto antes de enzarzarnos en discusiones superfluas sobre la estrategia bélica más apropiada, si es que la guerra es en absoluto la respuesta.

Son cuestiones muy urgentes que, sin embargo, se pasan con frecuencia por alto de algún modo, relativizadas a través de alguna falsa lógica o achacando siempre la culpa a otra parte.

Ahora que los estadounidenses han lanzado otra guerra aérea contra Libia, supuestamente para atacar las posiciones del Daesh allí, la discusión está siendo cuidadosamente orientada hacia hasta dónde debe llegar EEUU para derrotar al grupo combatiente.

En realidad, la pregunta “¿se puede ganar una guerra sólo con ataques aéreos sin ‘botas sobre el terreno’?” se ha transformado de alguna manera convirtiéndose en el quid de la cuestión, enredando a un gran número de intelectuales a ambos bandos del debate.

A los gurús de los medios estadounidenses, divididos entre dos partidos igualmente belicistas, les encanta saltar en esas oportunidades para desacreditarse los unos a los otros, como si emprender guerras en otros países fuera un asunto estadounidense exclusivamente local.

Hace mucho ya que pasaron los días en que EEUU se esforzaba en establecer coaliciones para emprender la guerra, como hizo en Kuwait e Iraq en 1990-91 y, a un nivel menor, de nuevo en Iraq en 2003. Ahora las guerras se llevan a cabo como si se tratara de algo habitual. Muchos estadounidenses no parecen ser conscientes, o se quedan indiferentes, ante el hecho de que su país está luchando realmente guerras en varios frentes y que está implicado indirectamente en otras.

Con múltiples frentes de guerra y los conflictos fermentando por doquier, muchos se están volviendo insensibles. Por desgracia, los estadounidenses en particular se han tragado el suero de la guerra perpetua hasta un grado en que raramente se movilizan de forma seria contra ella.

En otras palabras, que el estado de guerra se ha convertido en el statu quo.

Aunque la administración estadounidense del presidente Obama ha matado a miles de seres, la mayoría de ellos civiles, no se han producido alborotos ni protestas masivas. Aparte del hecho de que la marca Obama se creó para que pareciera el contraste pacífico del belicista George W. Bush, en modo alguno ha habido algún cambio importante en las políticas exteriores de EEUU en Oriente Medio que pudiera sugerir que un presidente es “mejor” que el otro.

Obama ha continuado simplemente el legado de su predecesor, sin obstáculos. El cambio fundamental que se ha producido es de orden táctico: en lugar de recurrir al aumento masivo de tropas sobre el terreno con el encargo de derrocar gobiernos, Obama ha utilizado ataques aéreos para arremeter contra quien percibe como enemigo, aunque invirtiendo en los que considera suficientemente “moderados” para que acaben el trabajo.

Al igual que la “guerra contra el terror” preventiva de Bush, la doctrina Obama ha sido igualmente desastrosa.

Las guerras de Obama se diseñaron para producir pocas bajas estadounidenses (o ninguna), ya que estaban casi enteramente dirigidas desde el aire y a través de aviones no tripulados operados por control remoto, en ocasiones desde miles de kilómetros. Ese enfoque ha demostrado ser menos gravoso a nivel político. Sin embargo, empeoró la situación sobre el terreno y extendió la guerra, en vez de acabar con ella.

Aunque la invasión de Iraq por Bush revitalizó a Al-Qaida y metió al grupo en el corazón de la región, las guerras aéreas de Obama les forzaron a reagruparse y a utilizar una estrategia diferente. Se dieron un nuevo nombre, pasaron de células militantes a “Estado”, buscaron una rápida expansión territorial, utilizaron la guerra de guerrillas cuando se enfrentaban a un ejército organizado o eran bombardeado desde el cielo y llevaron a cabo atentados suicidas por todo el mundo para romper la moral de sus enemigos y servir a sus esfuerzos propagandísticos destinados a seguir reclutando militantes.

Considerando que los enemigos del Daesh son ellos mismos enemigos unos de otros, el grupo se ha asegurado de que su existencia, al menos en un futuro próximo, sea sostenible.

La verdad es que el Daesh se nutre de intervenciones militares porque nació de anteriores intervenciones militares. Se está expandiendo porque sus enemigos no actúan al unísono, porque cada uno sirve a agendas que raramente tienen que ver con poner fin a la guerra sino con una oportunidad para conseguir ventajas políticas.

Con esta lógica en mente, uno no puede esperar que la “Operación Odisea del Amanecer” de EEUU, que empezó oficialmente el 1 de agosto en Libia, consiga resultados que puedan acabar estabilizando el país.

“¿Cómo podría proyectarse esa “estabilidad”? Fue la guerra que EEUU y otros miembros de la OTAN emprendieron contra Libia en 2011 la que en gran medida desmembró el que en otro tiempo era un país árabe rico y relativamente estable. En efecto, fue el vacío dejado por los posteriores conflictos lo que invitó al Daesh a entrar en Sirte y en otras zonas. Ahora, EEUU –y otras potencias occidentales, dirigidas por Francia- están poniendo en práctica una serie de tácticas en una guerra imposible de ganar tratando de frenar una enmarañada crisis que ellos mismos crearon al librar la anterior guerra.

Incluso aunque expulsen al Daesh de Sirte, el grupo encontrará algún otro entorno inestable donde generar y sembrar el caos. Sirte, a su vez, volverá probablemente a un estado de vorágine donde diversas milicias, muchas de ellas armadas en su día por la OTAN, volverán sus armas unas contra otras.

Sin un enfoque totalmente nuevo del problema, los conflictos seguirán multiplicándose.

Según airwars.org, que realiza un seguimiento de la guerra contra el Daesh, la coalición ha lanzado 14.405 ataques aéreos contra el grupo en Iraq y Siria en 735 días de implacable campaña. Se ha estimado que se han arrojado 52.300 bombas y misiles, aunque la cifra real debe ser mucho más alta, ya que ha habido numerosos ataques que ninguna de las partes ha reivindicado, por tanto, no están oficialmente registrados como tales.

Esta estimación, desde luego, no tiene en cuenta los bombardeos aéreos rusos o de cualquier otra parte que no esté integrada en la coalición.

¿Pero se ha conseguido algo positivo con todo eso, aparte de matar a muchos civiles, destruir masivamente infraestructuras y extender al Daesh por otros lugares vulnerables de Oriente Medio y África del Norte?

Hay pocas voces serias en el gobierno y los medios de comunicación estadounidenses respecto a cambiar completamente la perspectiva sobre la guerra contra el terror de Bush-Obama. Los llamamientos sensatos, como los de Jill Stein, candidata del Partido Verde para la presidencia, de que hay que abordar las causas-raíz del terrorismo para poder acabar con él, raramente llegan a los pasillos del gobierno y Congreso de EEUU.

En enero, el coste de la guerra contra el Daesh, según estimaciones del Departamento de Defensa estadounidense, saltó de 2 millones de dólares al día hasta un total de 11 millones. “La guerra aérea le ha costado a EEUU alrededor de 5.500 millones de dólares desde que se inició en agosto de 2014”, informaba el Business Insider. Es probable que la escalada en Libia produzca pronto cifras más asombrosas aún.

Como era de esperar, este es un buen momento para hacer negocios para todos los que se benefician con las guerras. Al mismo tiempo, el ciclo de guerra y violencia sigue alimentándose a sí mismo sin un final a la vista.

“Confiar en que los bombardeos aéreos sean como el profiláctico de la paz es absurdo”, escribía recientemente Vijay Prashad, profesor de Estudios Internacionales en el Trinity College en Hartford, sobre la inutilidad de la guerra a base de ataques aéreos. “Lo único que hemos conseguido es inestabilidad y caos. Hay que abrir otras rutas. Admitir otros caminos”.

No puedo estar más de acuerdo.


Ramzy Baroud

¿Dónde está Abdullah Öcalan?


Desde hace más de un año nadie puede visitar al líder del PKK, encarcelado hace 17 años en la isla-prisión de Imrali. El Movimiento Kurdo de Liberación multiplica los reclamos para tener noticias sobre un hombre clave en la política de Medio Oriente.

La habitación es estrecha y sus paredes oscuras parecen encogerla. Apenas hay una ventana, asegurada con barrotes, por la que entra el sol pero no la brisa del mar. Al lado de la cama, el lavatorio y el inodoro blancos reducen todavía más el espacio. Sobre una de las paredes, hay una biblioteca angosta y negra en la cual se acumulan libros y papeles. Al frente, una mesa sirve para apoyar más libros y papeles. Entre la biblioteca y la mesa, Abdullah Öcalan lee, recostado sobre su lado izquierdo, con las piernas cruzadas y descalzo. En esa habitación -que quedó retratada hace algunos años-, rodeada de casi mil soldados, el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) hace 17 años que pasa sus días y sus noches.

Afuera de la habitación-celda, el paisaje es ideal, aunque Öcalan apenas lo disfruta una hora por día, cuando le permiten salir para que el viento lo rodee. La isla de Imrali está ubicada en el sur del mar de Marmara y mide apenas 10 kilómetros cuadrados. Nadie sabe si cuando Öcalan sale a estirar sus piernas puede ver el cerro Türk Tepesi (“colina de los turcos”), de 217 metros de altura y que corta la tierra plana de la isla, calificada por muchos como la “Guatánamo de Europa”. Entre las prohibiciones que el dirigente sufre es no poder tocar a nadie, por eso ni siquiera puede estrecharles la mano a sus familiares.


Öcalan fue arrestado en 1999 cuando se encontraba en Kenia, camino hacia Sudáfrica, donde el gobierno de Nelson Mandela le había ofrecido refugio. Un operativo de los servicios de inteligencia turcos (MIT), la CIA y el Mossad israelí cortaron esta posibilidad. El líder kurdo fue llevado a Turquía, donde lo condenaron a muerte. Las masivas movilizaciones del pueblo kurdo y la presión internacional permitieron revertir la condena, aunque fue confinado a cadena perpetua.

Los temores

Desde abril del año pasado no se conocen noticias del líder kurdo, y tampoco el Estado turco permite que sus familiares y abogados lo visiten. Luego del intento de golpe de Estado del 15 de julio pasado, el temor por la situación de Öcalan se multiplicó en todo Kurdistán. Las organizaciones políticas y sociales kurdas redoblaron las campañas para que el gobierno de Recep Tayip Erdogan permita que el dirigente sea visitado o, al menos, comunique cómo se encuentra. Los temores crecieron tras la declaración de emergencia en Turquía, medida que le permite al gobierno un poder absoluto sobre el Estado, como se ve por estos días, en los cuales fueron despedidos más de sesenta mil trabajadoras y trabajadores, y el Poder Judicial y el Ejército fueron depurados de miembros díscolos.

Uno de los primeros en pronunciarse sobre Öcalan fue Cemil Bayik, comandante máximo del PKK y co-presidente de la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK, por sus siglas originales), organización que nuclea a cientos de agrupaciones kurdas. En una entrevista con Med Nuçe TV, Bayik recordó que el proceso que desembocó en el intento de golpe de Estado comenzó “con el aislamiento de Öcalan”, que desde la prisión había advertido que si la cuestión kurda no se resolvía Turquía iba a ser víctima de sublevaciones militares. Bayik agregó que “Erdogan fue puesto justamente en el poder después de la conspiración internacional contra Öcalan, y fueron los Estados Unidos y la OTAN los que llevaron al poder a Erdogan”.

El silencio de la soledad

En un principio, Öcalan fue el único prisionero en Imrali. Hace unos años, otros cinco dirigentes kurdos fueron llevados a la isla, pero dos de ellos fueron trasladados a otras cárceles y de los otros tres no se conoce el paradero. Uno de los detenidos trasladados denunció que el líder kurdo recibía de forma permanente cartas en las cuales lo amenazaban de muerte.


Ante el actual panorama, desde la KCK expresaron que “siempre hemos defendido que no puede haber vida sin el líder. Hemos evaluado que la vida sin nuestro líder es como una vida peor que el infierno, por lo tanto advertimos: vamos a hacer la vida imposible a los que nos hacen la vida un infierno”.

Al mismo tiempo, el juez Essa Musa, que fue abogado de Nelson Mandela, declaró que “es absolutamente esencial para que haya paz en el Oriente Medio y en Turquía, así como para que exista libertad para el pueblo kurdo, que Öcalan sea puesto en libertad, sin condiciones, y poder participar en el proceso de paz”. Durante la conferencia “La paz y la estabilidad en el Medio Oriente a través de las ideas de Abdullah Öcalan”, que se realizó en la ciudad de Sulaimani, en el Kurdistán Sur (Irak), Essa Musa explicó que el líder kurdo “ofrece una alternativa” política y social que se puede ver en lo que sucede en el Kurdistán sirio (Rojava) “donde la democracia nace desde abajo”.

El garante de la paz

Para una buena mayoría del pueblo kurdo, Öcalan es la persona clave para alcanzar la paz en Turquía. Desde que fue encarcelado, el líder del PKK intentó entablar un diálogo de paz con los sucesivos gobiernos turcos. Bajo el dominio de Erdogan, el PKK (y las organizaciones vinculadas a la guerrilla) entabló un proceso de conversaciones que fue abortado por el gobierno a mediados del año pasado. Öcalan escribió la “Hoja de ruta”, un extenso programa histórico, político y social para alcanzar la paz en el Kurdistán turco, territorio que ahora es azotado por la represión y los bombardeos del Ejército.

En marzo de 2015, Öcalan envió una carta al pueblo kurdo, que por esos días festejaba en Newroz (año nuevo), en la cual llamó a una “solución democrática” y construir una sociedad “libre, igualitaria y constitucional en el marco de la República de Turquía”. En ese momento, el líder kurdo propuso realizar un Congreso para que el PKK defina si continúa o no con la lucha armada. En la misiva, Öcalan también remarcó que “la crisis del neoliberalismo en el imperialismo capitalista está destruyendo nuestra región y llevando a luchas étnicas sin sentido”.

En octubre de 2014, en otro mensaje aseguró que el pueblo de Kobane, ciudad en el Kurdistán sirio, resistirá hasta el final los ataques del Estado Islámico, a la que calificó como “organización artificial que causará graves problemas tanto a los estados, a los gobiernos y a las personas que le apoyan”. Al referirse al diálogo con el gobierno de Erdogan, el líder del PKK expresó que “hablan de proceso de paz pero no he recibido la visita de mis abogados en años. ¿Acaso un proceso de paz puede progresar de esta manera?”.

La semana pasada, quien también alertó sobre la situación sobre Öcalan fue Ibrahim Bilmez, uno de sus abogados, que relató que al otro día de la sublevación militar llamó telefónicamente a Imrali para saber sobre el líder kurdo. La única respuesta que obtuvo fue que el dirigente “estaba bien”. Posteriormente, se solicitaron pedidos de visita a la Oficina del Jefe del Ministerio Público, “pero fueron negados”, aseguró Bilmez. El abogado afirmó que las preocupaciones sobre el líder del PKK “son legítimas y deben abordarse inmediatamente”, porque “se debe asegurar el derecho legal de los abogados para reunirse con Öcalan, así como de su familia”. Bilmez agregó que si las visitas son negadas, el Estado tiene la obligación de otorgarle “su derecho a la comunicación y telefonear a su familia o escribir una nota de puño y letra sobre su bienestar”.

Con una realidad cruzada por la represión ordenada por el gobierno turco, en ciudades y pueblos de Kurdistán y Europa casi todos los días se realizan movilizaciones y actividades exigiendo que Öcalan sea visitado. En el pueblo kurdo saben que la intervención del líder del PKK puede ser fundamental para democratizar no solo Turquía, sino a todo Medio Oriente.

Madres en pie de paz y otras batallas de las kurdas

Cemile, Penham y Bedia, madres de guerrilleras kurdas, reivindican el papel de las milicias en la lucha contra el ISIS, al mismo tiempo que reclaman el fin de la violencia en su país, pues sienten que ellas ponen las muertas. Estrenamos sección con la fotoperiodista Judith Prat. En ‘Mapas y luciérnagas’, a través del retrato fotográfico de mujeres diversas, nos explicará sus historias y contextos.

Cemile Akgun en la sede de madres por la paz en Estambul / Foto de Judith Prat

Cemile sonríe orgullosa mientras se coloca el pañuelo y habla de su significado. El pañuelo blanco tiene una enorme simbología en la cultura kurda. Según nuestras tradiciones más antiguas y arraigadas, cuando había un conflicto entre clanes o familias, si una mujer salia de su casa con un pañuelo blanco en la cabeza, los disparos debían detenerse para que ella pudiera cruzar la calle.

En honor a esta tradición, las Madres por la Paz kurdas decidieron desde sus inicios en 1999 que su distintivo sería el pañuelo blanco como símbolo de la paz, aunque en la actualidad, dice Cemile, ya nadie respeta a una mujer que lleva un pañuelo blanco.

Dersim, el pueblo de Cemile, fue quemado y destruido por el ejército turco en 1994. A pesar de que el valle de Munzur no era una zona que apoyara mayoritariamente al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), el Gobierno turco emprendió una campaña de tierra quemada en la que se destruyeron más del 80% de pueblos y aldeas de la zona. Cuentan cómo fueron quemados campos y cultivos e incendiados los bosques. Rápidamente, el fuego se propagó alimentado por los productos químicos que pulverizaban desde los helicópteros. Muchos hombres fueron detenidos, torturados y otros simplemente desaparecieron. Miles de familias quedaron repentinamente sin hogar.

Cemile recuerda el día en el que los militares entraron en su casa y torturaron a su marido delante de ella y de sus hijos. Después quemaron la casa, quemaron todo el pueblo. Su hija tenía entonces 12 años y decidió irse a las montañas a luchar en la guerrilla. Muchos jóvenes hicieron lo mismo en aquellos días y, empujados por la represión y la violencia, se unieron a la filas del PKK.

“Habíamos perdido todo -continua Cemile- no quedaba nada allí y tuvimos que huir a Estambul. Pero la mitad de mi corazón se quedó en las montañas. Es imposible describir el dolor de hacer esto. Mi hija se quedaba luchando por la causa kurda en las montañas y yo me alejaba de ella y me iba a vivir a Estambul con el resto de la familia. Nada puede ser más duro para una madre”.

Las historias de las Madres por la Paz son dramáticamente similares. Penham llegó a Estambul en 1993 después de que su pueblo fuera totalmente destruido y la mayoría de sus vecinos asesinados. Recuerda lo duro que fue llegar a una ciudad donde no conocía a nadie, donde no se hablaba su idioma, donde no tenía nada. Pero buscaba un futuro mejor y a pesar de que su familia tenía una larga tradición revolucionaria, ella pensaba que las armas que debían empuñar sus hijos eran un cuaderno y un bolígrafo. Su hija era una estudiante brillante y pronto se convirtió también en una respetada activista política. “Un día ella me dijo: mamá, soy una estudiante excepcional, pero no puedo hablar mi lengua; soy activista política, pero si doy mi opinión pueden matarme“. Con estas palabras comunicó a su madre que iba a unirse a las filas del PKK. En la actualidad se encuentra en Kobane luchando contra el ISIS.

Las Madres por la Paz kurdas hablan con orgullo de sus hijas, que luchan o “han dado la vida”, como ellas mismas dicen, por la supervivencia de su pueblo. “No son terroristas, son guerrilleros y guerrilleras que defienden nuestros derechos, nuestra identidad, nuestra propia existencia. Sin ellos, ya habríamos sido eliminados”, dice Bedia.

Cemile, Penham y Bedia reivindican el papel de las milicias kurdas en la lucha contra el ISIS en Irak, Siria o la propia frontera turca, al mismo tiempo que reclaman el fin de la violencia en su país, pues sienten que ellas ponen las muertas. No sólo abogan por el fin de la violencia sino que han desempeñado un papel esencial en el proceso de paz con Turquía, que se inició en 2013 y que Erdogan dio por finalizado en julio de 2015.

Pero el papel y la relevancia de las Madres por la Paz no puede entenderse aislado del movimiento feminista kurdo y del Congreso Kurdo de Mujeres Libres (KJA por sus siglas en kurdo). Mientras Occidente construye un relato casi romántico del papel militar de la mujer kurda en la lucha contra el ISIS, la realidad pone de manifiesto que su activa aportación en todos los ámbitos de la vida pública -también en el terreno militar- no es sino una deriva natural de un largo proceso de lucha por la igualdad.

Una de las más importantes contribuciones del movimiento de mujeres kurdas en toda Turquía ha sido el proceso de igualdad que a día de hoy está presente en todas las organizaciones civiles y políticas kurdas. La igualdad dentro del HDP (Partido democrático de los pueblos) es un ejemplo que trasciende el ámbito de la representatividad formal y se conforma como un motor de feminización de la acción sociopolítica. Algo que, como ellas bien conocen, no puede ser si no se aplica a todos los niveles institucionales y organizativos desde la más pequeña asamblea o institución local.

Quizá por ello la represión y la violencia del Estado contra las mujeres kurdas se sitúa a la altura de sus logros. Tanto el Congreso Kurdo de Mujeres libres como las Madres por la Paz, denuncian esta situación, fruto, según sus representantes, “del miedo que le da al poder que las mujeres se organicen y luchen”. Varias activistas han sido asesinadas en Estambul por la policía en la puerta de sus casas y delante de sus familias; a diario muchas otras son detenidas y golpeadas y en varias ocasiones se han exhibido los cuerpos desnudos de guerrilleras muertas.

Sin ir mas lejos, el 4 de enero de 2016 tres reconocidas activistas y políticas kurdas eran asesinadas por la policía en Silopi cuando abrieron fuego intenso durante horas sobre la población. Miembros del HDP aseguran que los cuerpos de Seve Demir, Pakize Nayir y Fatma Uyar mostraban signos de haber sido torturados. Estos asesinatos se enmarcan en la campaña de violencia desatada en el Kurdistan turco desde que el pasado 28 de julio de 2015 el Gobierno diera por finalizado el proceso de paz.

Apenas unos días después de esa fecha, varios alcaldes y representantes de ciudades y distritos kurdos hicieron declaraciones de autogobierno y la reacción del ejecutivo no se hizo esperar. 17 alcaldes y alcaldesas fueron detenidos y según el informe de 2015 de la Asociación de Derechos Humanos (IHD) de Turquía y la Fundación de Derechos Humanos (TIHV), un total de 1.299.061 personas fueron víctimas de los 52 toques de queda ordenados por el Gobierno desde el 16 de agosto al 12 de diciembre. En esta situación continúa en la actualidad el distrito de Sur en Diyarbakir y las ciudades de Cirze y Silopi, donde fueron asesinadas las tres activistas.

La violencia contra el pueblo kurdo y la violencia específica contra sus mujeres sufren destinos paralelos si bien es cierto que, según el KJA, hay una manera de actuar concreta para atacar, humillar y destruir a las mujeres que llega incluso al ámbito parlamentario,donde los intentos por ridiculizar a las diputadas kurdas son constantes por parte de los representantes de otros partidos. El hecho de que el 29 de julio del pasado año el viceprimer ministro Bulent Ariç, en el transcurso de una sesión del Parlamento, le dijera a la diputada del HDP Nursel Aydogan “cállate como debe hacer una mujer” pone de manifiesto las intenciones del actual ejecutivo, que busca limitar el papel de las mujeres en la sociedad al ámbito familiar y desenmascara su ideología patriarcal. Quizá sea ésta la explicación del incremento de la violencia machista en un 1500% desde la llegada al poder del AKP.

En Turquía, cada día 5 mujeres son asesinadas a manos de los hombres. Solo en el año 2015 fueron asesinadas 282 mujeres y 132 fueron violadas o sufrieron abusos sexuales.

Cemile, Penham y Bedia son conscientes de las terribles consecuencias de la violencia. Las han vivido muy de cerca como kurdas, como mujeres y como madres, y así las relatan, con toda su crudeza, cargadas del dolor de la perdida pero también de la serenidad de quien busca la paz y de quien mantiene la esperanza de conseguirla. Por eso y a pesar de todo reivindican la alegría, algo que resulta entrañable tras escuchar el relato de sus vidas.

Comunicado de la comandancia general de YPG/YPJ sobre los bombardeos del SAA en al-Hasakah (Siria)

El SAA (Syrian Arab Army, ejercito Assadista) ha bombardeado posiciones kurdas en al-Hasakah. La comandancia general de las YPG/YPJ ha lanzado el siguiente comunicado:

Para los medios de comunicación y opinión pública:

El 18 de agosto de 2016, aviones de combate del régimen sirio atacaron zonas civiles y la sede de las Fuerzas de Seguridad Asayish en la ciudad de al-Hasakah. Al mismo tiempo, las fuerzas del régimen dispararon, al azar, contra la ciudad con artillería pesada y disparos varios – matando e hiriendo a decenas de civiles. Ello ha llevado a un gran temor entre los residentes de al-Hasakah, obligándolos a abandonar sus hogares y huir de la ciudad.

Anteriormente, se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas de Asayish y y las del régimen en el interior de al-Hasakah – sin embargo, los aviones de guerra nunca fueron utilizados por las fuerzas del régimen.

Precisamente en el momento las Unidades Popular de Defensa (YPG) y las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) han logrado un nuevo éxito en la lucha contra los terroristas del Daesh (ISIS), utilizar aviones de combate y armamento pesado para disparar contra barrios residenciales lo interpretamos como un intento de socavar los buenos resultados de la ofensiva de Manbij, y dar respaldo al Daesh. Ello, también, significa que el régimen ve las pérdidas de Daesh como propias – para llevar a cabo sus sórdidos planes, el régimen tiene depósitadas esperanzas en los restos de Daesh. Mediante la implementación de este tipo de acciones, el régimen está cometiendo un suicidio.

Engañando a la opinión pública, el régimen sirio afirma que “existe un alto el fuego en Hasakah”. En este momento, las fuerzas del régimen están bombardeando gravemente a todos los barrios de Hasakah, con la utilización de todo tipo de armas.

Como Unidades de Defensa Popular, de cara a estos ataques brutales contra nuestro pueblo, no vamos a permanecer en silencio.

Para proteger al pueblo, vamos a estar firmemente de pie contra los asaltos y responder a los que están matando a nuestra gente.

Comandancia General de YPG | 18 de agosto del año 2016

Mark Toner: ¿angustia frente al avance antiterrorista?

Ha causado estupor la falta de lógica demostrada por el gobierno estadounidense al plantear una gran “preocupación” debido a que Rusia ha comenzado a lanzar ataques cada vez más efectivos contra el grupo terrorista Daesh y sus aliados desde una base iraní, lo que triplica la acción de bombarderos en Siria. Según el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, en su conferencia de prensa diaria el día martes 16, ha informado sobre la llamada telefónica entre Kerry y Lavrov, donde el secretario de Estado de los Estados Unidos expresó al ministro de Exteriores ruso su inquietud por el uso de una base aérea iraní para embestir posiciones extremistas en Siria.

Al respecto, la contradicción absoluta en la supuesta “preocupación” de este funcionario es evidente en tres puntos.

Primero, si EE.UU. está comprometido en destruir al terrorismo, la lucha efectiva contra éste debería ser motivo de regocijo ya que se está logrando la destrucción masiva de esa banda. Por el contrario, molesta sobremanera dicho avance lo que deja una interrogante respecto a si dicho gobierno está realmente disgustado por otra razón cual es que no posee ningún deseo de destruir al takfirismo genocida en Medio Oriente.

Segundo, las razones de la molestia parecen ser que: “Es algo desafortunado y solo complica más aún una situación ya compleja", sin explicar porqué la victoria sobre el enemigo puede ser exactamente lo contrario, es decir, una derrota. La pregunta es si no se desea aceptar públicamente que eliminar a quienes causan masacres afecta sus propios intereses, ya demostrado en la teoría del caos controlado para mantener a la región en una crisis permanente.

Tercero, Toner reiteró la intranquilidad de Washington pues los ataques de Rusia también afectan a sus aliados, los “rebeldes moderados”, bandas asociadas a Al- Qaeda, FrenteFath-al-Sham oAl-Nusra y Estado Islámico

Parece ser que el Pentágono desconoce que, después de varios años agrediendo a la sociedad civil, los autodenominados “insurgentes con moderación diferente” son apoyados por el gobierno Obama y Hillary Clinton, los cuales se destacaron recientemente por cortar la garganta y luego la cabeza a un niño de 10 años, publicando un video en el cual se solazan con dicha masacre debido supuestamente a que el menor sentía simpatía por el presidente sirio Bashar al-Assad. También son autores de atentados tóxicos con material facilitado por agencias de inteligencia (tal como lo ha reconocido el secretario de Estado Kerry), asaltos a comunidades indefensas y destrucción de colegios, hospitales y centros de desarrollo social, así como propiciadores de terror en la sociedad siria. Su posición es lejana a políticas de diálogo lo que la caracteriza como organización destructiva.

Cabe destacar que la airada reacción de Estados Unidos viene después que el Ministerio de Defensa de Rusia informara que sus bombarderos habían despegado desde una base aérea en Hamedán (oeste de Irán), para realizar el primer ataque que lanza Moscú desde territorio iraní contra el EIIL, complementada con la información internacional según la cual esta nación “habría posiblemente” violado resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sin aportar prueba concreta sobre ello por enésima vez nuevamente.

Para la mayoría de analistas serios lo que existe no es una inquietud por la “complejidad” del conflicto sino que, definitivamente, la intranquilidad surge de lo acertado de la lucha que lleva a cabo el ejército sirio con el aporte de fuerzas liberadoras y que conduce indefectiblemente a la derrota de Daesh. Si fuese una preocupación verdadera, la concertación de una política conjunta entre la Coalición Occidental y el ejército sirio sería ya un hecho probado. De este modo, a agosto de 2016, la unidad de ambas fuerzas ya habría expulsado a los terroristas. En cuanto a la supuesta violación, ya el gobierno ruso ha solicitado al Departamento de Estado que se someta a un examen de conocimientos sobre legislación internacional puesto que la ignorancia de cánones jurídicos la ha llevado a afirmar reiteradamente equivocaciones legales que rayan en un desconocimiento a nivel escolar básico. Esta situación si es preocupante pues primero se ha debido educar al gobierno estadounidense en normatividad ya que desconoce que las resoluciones del CSNU, específicamente la número 2231, castiga cuando se suministra, vende o transfiere, aviones de combate a la República Islámica de Irán, situación que no ha ocurrido.

En realidad, lo que inquietaría a un gobierno responsable, que desea eliminar definitivamente el terrorismo, es si su conducta ha permitido la financiación de Estado Islámico, creando una guerra interminable y la muerte de cientos de miles de inocentes producto de su torpeza política al considerar que las guerras son el preámbulo del orden y la paz.

No sin razón la afirmación del aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ha suscitado también una reacción inmensa y fuerte de las élites más afectas a la violencia en dicho país: la acusación a Hillary Clinton de ser la cofundadora de la banda delincuencial terrorista Daesh, con documentación ya probada, ha sido el motivo de una compulsiva respuesta opositora que demuestra el efecto causado por dicha constatación ya que de ser falsa no habría provocado tal grado de exasperación. En esa dirección, John Kerry debería sentirse preocupado de la autorización para el uso de armas químicas a la “oposición moderada”, la que causa genocidio o del apoyo con armas y mercenarios a Arabia Saudí en contra de Yemen. Cuando se conoce que en estos días las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, dejaron escapar a los terroristas de Daesh en la ciudad de Manbiy (norte de Siria), aunque se “desconoce cuántas personas viajaban en los vehículos como rehenes” según el coronel Chris Garver, portavoz de la Coalición, el terror se incrementa. Así, la estrategia de Obama para alimentar los conflictos es evidente y debería ser objeto de preocupación de este funcionario, la Unión Europea y la ONU…lo que no ha sucedido.

Al respecto, todas las evidencias anteriores indican que la Administración estadounidense debe utilizar la investigación y la razonabilidad para enfocarse en el desarrollo y bienestar correcto de su propio pueblo, ya que tiene demasiados problemas internos para dedicarse a construir conflictos artificiales en otras naciones agudizando problemáticas ajenas.

Tal vez lo inteligente para un gobierno es hacer caso a la historia y dedicar sus esfuerzos a la democracia real, a la paz y a la consolidación de amistad internacional por sobre la codicia, el atentado y el chantaje, tácticas amorales para ser considerado el “policía del mundo libre”. Ese sería el camino elegido por un gobierno sabio y soberano.

EE.UU. envía aviones para advertir a Siria contra los bombardeos cerca de las posiciones kurdas


El Pentágono ordenó un despegue súbito de los aviones participantes en la lucha contra el Estado Islámico para proteger a sus aliados ante un repentino ataque de la aviación de combate siria.


La Fuerza Aérea de EE.UU. ha enviado aviones hacia la ciudad de Hásaka (noreste de Siria) después de que dos aviones Sukhoi Su-24 lanzaran bombas "peligrosamente cerca" de la zona donde las fuerzas especiales de Washington entrenan a la milicia kurda.

Los aviones sirios fueron vistos cerca Hásaka este jueves, ha informado a los periodistas el portavoz del Pentágono Jeff Davis, cuyas palabras recoge el sitio web TruNews. Las bombas que lanzaron cayeron cerca de algunos agentes estadounidenses 'empotrados' en las denominadas fuerzas Democráticas Sirias, que están integradas por el movimiento kurdo conocido por las siglas YPG y milicias árabes locales.

Cuando el bombardeo empezó, las "fuerzas de la coalición sobre el terreno" intentaron ponerse en contacto con los pilotos sirios usando una frecuencia de radio común, pero no recibieron ninguna respuesta, ha detallado el portavoz. Entonces los estadounidenses se comunicaron con el mando deloperativo antiterrorista aéreo ruso en Siria por medio de los canales acordados y Moscú confirmó que sus aviones no participaban en el ataque.

Ante el ataque aéreo Washington ordenó a las fuerzas especiales retirarse de la zona como medida de precaución. Ningún estadounidense ha resultado herido durante la operación siria este jueves, ha admitido Davis.

Gorbachov revela el error que provocó el Golpe de Agosto de 1991 contra la URSS


El expresidente de la Unión Soviética compartió en una entrevista concedida en la víspera del 25.º aniversario del Golpe de Agosto su visión de aquel acontecimiento histórico y la política occidental. Gorbachov evoca cómo reprochó a EE.UU. que "repartiera democracia como si fuera café empaquetado".

En una entrevista a la agencia Interfax Mijaíl Gorbachov cree que la URSS no se desintegró por las consecuencias del Golpe de Agosto de 1991, sino por las "contradicciones" y las "formas viejas" del Estado soviético. "Al centro le faltaban capacidades para vigilar y hacer todo y mandar, mientras que en las repúblicas ya se habían creado su propios grupos económicos populares, habían crecido unas élites. Ahí se perfiló un desajuste", evoca el expresidente de la Unión Soviética, que recuerda que intentó enmendar el problema.

Cuando el exmandatario decidió tomarse dos semanas de descanso en una dacha –residencia vacacional– gubernamental en la península de Crimea antes de la firma del proyecto de acuerdo constituyente de la Unión de Estados Soberanos, una versión renovada de la URSS, estaba convencido de poder contener "aquellas fuerzas que se habían cruzado en el camino de la Perestroika". Sin embargo, Gorbachov admite que "en algún momento aquella seguridad en sí mismo se convirtió en presunción" y esta fue "la metedura de pata principal".

La firma estaba programada para el 20 de agosto y el pronunciamiento del denominado Comité Estatal para el Estado de Emergencia se produjo el día 19.

"El motín no fue un fenómeno que ocurriera una sola vez", cree Gorbachov. "Hubo intentos de socavar el proceso de la Perestroika, obstaculizar la democratización de todo el sistema político en más de una ocasión. Yo los veía y tomaba medidas lo suficientemente eficaces como para que no tuvieran éxito", recuerda. Dada aquella experiencia, Gorbachov dice que estaba seguro de haber podido controlar a los que se oponían a los cambios.

Los acontecimientos sucedidos hace hoy 25 años no mejoraron la situación. A juicio del expresidente soviético, aquello inspiró la siguiente intentona golpista, la registrada en 1993 en Rusia. "Si se pudieron permitir acciones anticonstitucionales en 1991, ¿por qué no emprender otro intento en 1993, cuando algunos deseaban hacerlo?", se pregunta.

Gorbachov cree que la disolución de la URSS no era inevitable ya que pudo haber sido "reformada y descentralizada". A juicio del retirado político, los dirigentes soviéticos perdieron el tiempo necesario para "iniciar serios procesos de reforma del sistema político y económico del país, el propio sistema de dirección".

El flaco servicio de Occidente a la Perestroika

Además, pese a la publicidad que se hacía personalmente a Gorbachov en los medios occidentales, hubo una resistencia por parte de los occidentales, se queja el retirado político. "No querían que la URSS llegara a ser un potente Estado democrático", explica. "Una Unión así habría sido una garantía de que no surgiera una política de medidas unilaterales, la del predominio de EE.UU., y parte de los políticos estadounidenses veían en Gorbachov un obstáculo para sus planes", subraya el exlíder comunista.

"En su momento le dije a los estadounidenses: ustedes tratan de imponer su democracia a los distintos países, la reparten como si fuera café empaquetado, mientras que es preciso darle a la gente la posibilidad de elegir por sí misma", revela Gorbachov. "Pero ellos continuaban y continúan llevando a cabo esa política exterior", lamenta.

"Incluso el presidente Obama, democráticamente elegido y con un importante respaldo en el país, no ha podido alterar este rumbo, el rumbo de la imposición de las decisiones unilaterales", destaca. Además, Gorbachov duda que el actual gobernante haya deseado cambiar alguna vez esta forma de proceder.