domingo, 8 de mayo de 2016

El sangriento despojo de Israel al pueblo palestino


Los genocidas ataques y bombardeos perpetrados durante más de 50 días por el ejército, la aviación y la armada israelí contra la población civil en la bloqueada Franja de Gaza reafirman que Israel no desea la paz con los palestinos. Desde su constitución en mayo de 1948, sus fines geoestratégicos solo persiguen el criminal exterminio, la ocupación y colonización de toda Palestina.

Durante 66 años, y mediante guerras de conquistas, masacres, limpieza étnica, asesinatos selectivos, actos de barbarie y terrorismo, el Estado sionista expandió el territorio que le fuera asignado por la Resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas, el 29 de noviembre de 1947, que consumó el arbitrario Plan de Partición de Palestina y constituyó el más infame e inhumano despojo a sus históricos y genuinos pobladores.

La gran conjura que significó la división de Palestina, adjudicando al sector judío 14 mil 942 kilómetros cuadrados, el 56,47 % de todo el territorio —una superficie de 25 mil 532 kilómetros cuadrados— dejó cercenado al sector árabe, al cual se le concedieron 11 mil 203 kilómetros cuadrados, solo el 42,88 % de su extensión original, sin que se cumpliera lo establecido en la Resolución 181, que determinaba también la constitución del Estado árabe.

Lo injusto de tan ilegal reparto era más evidente por cuanto en Palestina residían entonces 1 millón 380 mil árabes, musulmanes y cristianos, y unos 700 mil judíos.

La segmentación cambió la correlación de habitantes palestinos e israelíes, pues en el sector árabe quedaron residiendo 725 mil palestinos y 10 mil judíos, mientras que en el judío, la proporción era de 497 mil árabes y 498 mil judíos.

En Jerusalén, con el status otorgado por la ONU de ciudad internacionalizada y en un territorio de 177 kilómetros cuadrados, correspondiente al 0,65 %, esta proporción era de 105 mil palestinos y 100 mil israelíes.

En menos de un año y como resultado de la guerra árabe israelí de 1948-1949, de la que el país hebreo salió victorioso, este aumentó su superficie en el 23 % al usurpar y anexarse 6,6 mil kilómetros cuadrados de territorios que no le fueron asignados por la ONU, debido a estar destinados al Estado árabe.

Las persecuciones, matanzas, represiones y vejaciones a la población condujeron a que entre 1947 y 1949 más de 800 mil palestinos se refugiaran en países vecinos o fueron desterrados por los sionistas.

A partir de esos años los dirigentes de Tel Aviv exacerbaron sus apetitos expansionistas y designios de un gran Israel desde el Nilo hasta el Éufrates. Con el apoyo del imperialismo norteamericano, convertido en su fiel aliado, desataron en junio de 1967 la Guerra de los Seis Días contra los Estados Árabes.

Como consecuencia de esta artera agresión, Israel ocupó la península egipcia del Sinaí, las alturas sirias del Golán, Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén y la Franja de Gaza, añadiendo a su territorio 60 mil kilómetros cuadrados, cuatro veces más que la superficie que le fuera concedida por la ONU. Por primera vez desde su proclamación Israel se extendió más allá de las líneas fronterizas de Palestina.

Mediante los Acuerdos de Camp David, suscritos con El Cairo, Israel devolvió a Egipto el Sinaí y con posterioridad, para concentrarse en la colonización de Cisjordania, evacuó unilateralmente, en el año 2005, la Franja de Gaza, para bloquearla tiempo después por aire, mar y tierra y desatar sobre ella una devastadora agresión.

Se estima que hoy día el Estado sionista abarca más del 78 % de toda la superficie original de Palestina.

La negativa de Israel de retirarse de los territorios ocupados en la actualidad y cesar la construcción de asentamientos judíos en estos, como su desconocimiento de todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que así lo demandan, han hecho fracasar durante más de 23 años las diversas negociaciones de paz con los palestinos, que exigen el reconocimiento a sus plenos derechos a la constitución de su Estado independiente con Jerusalén Este como capital, el cese de los asentamientos de colonos judíos, la excarcelación de miles de sus prisioneros políticos y el retorno de sus 7 millones de refugiados.

La respuesta israelí a estas demandas han sido la guerra, el terrorismo, la desolación y la muerte de miles de palestinos, la destrucción de sus viviendas, hospitales, escuelas, refugios, centros de cultivo y de producción y de la infraestructura económica y administrativa de ese sufrido pueblo árabe, que aún en tan trágicas condiciones de vida hace la más patriótica, firme y heroica resistencia al invasor sionista.

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