domingo, 8 de mayo de 2016

Historia del Frente Democrático para la Liberación de Palesina - FDLP


El Surgimiento y Fundación

El Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) surgió el 22 de febrero de 1969 como un destacamento de izquierda dentro del movimiento de la resistencia palestina y se caracterizó por ser independiente desde el punto de vista ideológico, político y organizativo. El surgimiento del Frente Democrático se produjo en el contexto de los grandes reveses sufridos por el proyecto nacional árabe tras la guerra de junio de 1967, en la que las corrientes progresistas de izquierda vieron que se había revelado fehacientemente el atolladero en que se encontraba el proyecto nacional árabe y reflejado la profunda crisis del movimiento nacionalista en todas sus formaciones y en particular, en el escenario palestino-jordano, así como la magnitud de ésta como una crisis de programa y de conformación de comando en los planos clasista, ideológico y político.

La identificación de la crisis y del atolladero en que desembocaba, representó el móvil para que amplios sectores de los cuadros de los diferentes partidos nacionalistas y de la estructura política del nacionalismo en general, se dirigieran hacia la izquierda y hacia la adopción de un programa patriótico de contenido democrático revolucionario, bajo una nueva bandera clasista e ideológica. De acuerdo con el nuevo despertar, los cuadros que buscaban una alternativa al tradicional proyecto nacionalista árabe, no pudieron optar por el movimiento Al-Fatah que, desde las posiciones del patriotismo palestino y de la histórica iniciativa de desencadenar la lucha armada, representaba el espontáneo rumbo del movimiento de resistencia, que estaba condicionado por la posición de la burguesía nacional y el horizonte de su ideología. La tradicional izquierda comunista. Por otra parte, no significaba un atractivo para tales sectores por estar aquejada de un conjunto de males internos que le impidieron comprender y apreciar cabalmente las peculiaridades de la causa nacional palestina. Ese sector, por consiguiente, perdió, la iniciativa política al no poder determinar el eslabón central de lucha en un momento histórico dado. Esa izquierda ni siquiera pudo entender el papel que podría desempeñar la lucha armada en el renacer de la identidad nacional palestina y en el levantamiento del pueblo palestino tras la guerra de 1967. Es más, esa izquierda renunció a su nombre palestino y lo sustituyó tras el desastre de 1948 por un título jordano, con lo que se alejó así del programa que revivía el papel particular del pueblo palestino y la necesaria vinculación dialéctica entre patriotismo, nacionalismo e internacionalismo.

Dentro de ese ambiente, el FDLP vislumbró la necesidad de una nueva dirección clasista de la revolución nacional patriótica, que adoptase una independiente línea marxista leninista capaz de cristalizar un programa de soluciones eficaces a la problemática nacional, en sus diferentes aspectos. De ese modo se respondía a una persistente y objetiva necesidad de un proyecto similar que fuera capaz de abrir su camino como una corriente singular en el marco de la Revolución Palestina.

Por otra parte y en gran medida, el surgimiento del Frente Democrático, también estuvo vinculado a las transformaciones izquierdistas en el seno del conjunto del Movimiento Nacional Árabe con sus componentes naseristas y baasistas; y además a todas las ramificaciones del Movimiento de los Nacionalistas Árabes desde el comienzo de los sesenta, en cuyas filas se agudizó el antagonismo político-ideológico en todo el Levante, confrontación que se aceleró tras la guerra de 1967 en el escenario palestino-jordano, y terminó con la formación de los marcos partidistas combativos independientes en sus respectivos países, incluyendo la rama palestina, que desde el 11 de diciembre de 1967 actuaba bajo el nombre de Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

El surgimiento del Frente Democrático para la Liberación de Palestina tuvo que ver también con el Informe Político Básico emitido en Agosto de 1968 por la Conferencia del FPLP, que fue presentado por Nayef Hawatmeh. Ese documento constituyó la base del carácter independiente del FDLP, en los planos ideológico, político y organizativo, ya que el ala izquierdista en aquel entonces logró que la mayoría apoyase los temas planteados por este informe.

Así, en esos primeros años de su surgimiento, el Frente Democrático adoptó el nombre del "Frente Popular Democrático para la Liberación de Palestina" (FPDLP), que expresaba la continuidad de la tradición combativa de sus militantes que contribuyeron a la fundación del Frente Popular y lucharon en las filas de los partidos del Movimiento de los Nacionalista Árabes y el Movimiento Patriótico Palestino en Cisjordania, la Franja de Gaza, Jordania y en las agrupaciones del destierro. La nueva organización reafirmaba además la identidad ideológica democrático-popular, base fundamental para su surgimiento como entidad de izquierda, independiente y popular armada.

El FDLP se mantuvo actuando bajo el nombre de FPDLP, hasta que en 1975, el Segundo Comité Central aprobó el nuevo programa político del Frente Democrático como expresión de las transformaciones programáticas clasistas e ideológicas alcanzadas, las cuales unían el pensamiento izquierdista democrático con las peculiaridades de la causa y los derechos nacionales palestinos en la etapa de liberación nacional que, según el Frente Democrático, requiere la convergencia de las diferentes clases y corrientes políticas en una amplia coalición nacional supeditada a un programa de denominadores comunes.

Si bien es cierto que el Frente Democrático se presentó en el momento de la fundación como un frente izquierdista unido y abogó tempranamente por el establecimiento de una alianza democrático revolucionaria que aglutinara a obreros y todos los trabajadores e intelectuales revolucionarios, también atrajo muy rápidamente a sus filas a sectores democráticos e izquierdistas de diferentes y variadas tendencias que no militaban en una organización determinada. Igualmente, captó grupos dispersos entre las filas del movimiento nacional y democrático y los movimientos juveniles en general.

Sobre esta base y a pocos meses de la fundación, en Junio de 1969, se incorporaron a sus filas dos organizaciones de izquierda, la "Liga de la Izquierda Revolucionaria Palestina" y la "Organización Popular para la Liberación de Palestina " y, más tarde, en 1972, secciones del "Frente Popular Revolucionario".

Desde los primeros momentos de su existencia, el Frente Democrático trató de presentar una izquierda capaz de asimilar las particularidades de la causa palestina y la problemática de la confrontación con el colonialismo, en las condiciones de la etapa nacional democrática determinada por esa izquierda como un período por el que el movimiento nacional árabe tenía que pasar.

La etapa de la fundación (1969 - 1971)

1.- La crítica a los programas de los llamados erróneamente regímenes de la "pequeña burguesía", las superfluas consignas en torno al marxismo-leninismo y el papel dirigente de la clase obrera, la lucha armada y la solución radical democrática a la cuestión nacional; no pudieron constituir una herramienta suficiente para crear una verdadera organización revolucionaria. Era imprescindible un palpable y profundo análisis de la realidad palestina con sus interrelaciones árabes y regionales, incluyendo las israelíes, con vistas a conformar un programa materialista que impulsara la marcha de la revolución nacional e hiciera levantar las capacidades revolucionarias de la clase obrera y de sus afiliados a la luz del papel protagónico del Frente Democrático en el seno del Movimiento Nacional.

Sin embargo, esa tarea que el FDLP pretendió resolver en sus primeros años de vida no pudo ser cumplida por el gran desconcierto, que reinaba en las filas de la organización, que estaba conformada por un grupo selecto que, pese a la vitalidad del diálogo interno y las discusiones constructivas, reflejaba un gran mosaico de pensamientos y tendencias izquierdistas.

2.- En el plano ideológico, además del aparatoso anuncio de la adopción del marxismo-leninismo, los dirigentes del FDLP hicieron entonces una fuerte crítica a la experiencia de la "burocracia soviética".

Al analizar la realidad árabe, el discurso político giró en torno a la idea de la "caída de los programas de la pequeña burguesía", una deforme expresión ideológica de una realidad comprobada. La burguesía nacional, a la sombra de la hegemonía del capital monopolista sobre la comunidad capitalista internacional, comenzó a dar los primeros pasos en la transformación hacia la globalización; ya no tenía ningún horizonte histórico y se le había hecho imposible allanar su propio camino hacia el desarrollo capitalista independiente, que sacara a sus países a flote del torbellino de la dependencia y el subdesarrollo. Por tanto esas burguesías nacionales se volvieron incapaces de dirigir al Movimiento de Liberación Nacional Árabe para el cumplimiento de las tareas de la revolución nacional democrática y de la unidad árabe, lo que impuso la necesidad objetiva de alcanzar un nuevo alineamiento clasista, donde la clase obrera ocuparía el lugar primordial de la alianza nacional.

3.- En lo relativo a la solución del conflicto palestino-israelí, el Frente Democrático enarboló la idea de "Estado Democrático Popular", a diferencia de la consigna de "Estado Democrático" planteada por el movimiento Al-Fatah, que daba a entender que la confrontación era de carácter étnico-religioso y que podía ser resuelta mediante el goce de iguales derechos por parte de los ciudadanos, independientemente de creencias o idiomas. En cambio, el FDLP había llegado a un reconocimiento prematuro de que, además de la cuestión nacional palestina, existía una "cuestión judía" que debía ser resuelta inevitablemente si se pretendía alcanzar un arreglo democrático al conflicto.

Ese reconocimiento siempre estuvo acompañado por el énfasis de que la solución de la cuestión judía estaba condicionada a la liberación del proyecto sionista y a la necesaria convivencia con los árabes palestinos sobre la base de la igualdad bajo la égida del "estado democrático popular" que sería erigido sobre los escombros del Estado de Israel. Pero, cómo se puede lograr este objetivo a la luz de la aplastante superioridad de Israel y su firme alianza con el Imperialismo Norteamericano?

La respuesta: "Mediante la guerra popular de liberación de largo alcance en la totalidad de la tierra palestina y árabe".

4.- El Frente Democrático consideró que el destierro sufrido por la mayoría del pueblo palestino y que obligó a sus "fuerzas principales a asentarse en los países árabes colindantes con Palestina, significa que el éxito o el fracaso de su resistencia, depende de la naturaleza de la situación existente en estos países". Por otra parte, la organización valoró que sacar provecho a la máxima de "enfrentar la superioridad militar del enemigo imperialista mediante la superioridad humana cualitativa y cuantitativa" como una de las leyes básicas de la guerra popular, no sería posible si la resistencia palestina no lograra impulsar a las masas árabes a "contribuir a diario con el enfrentamiento directo, lo cual requiere que la revolución palestina tenga una o más de una base en uno o más de un país árabe"; de modo que esas naciones desempeñen el mismo rol que Vietnam Democrático en relación con la lucha del pueblo sudvietnamita. Es decir, llevar la resistencia palestina a una guerra de guerrillas, dentro de la ocupada Palestina, y después a una guerra popular de liberación de largo alcance que requiere obligatoriamente ampliar la revolución del mero marco palestino al más amplio marco árabe.

Por consiguiente, el FDLP mostró la convicción de que las capacidades propias del pueblo palestino no eran suficientes para encarar la superioridad del eje imperialista-sionista, por lo que había que impulsar a los pueblos árabes al combate. Aún cuando hacía énfasis en la importancia de la lucha armada no la tomaba como el factor decisivo para asestar la derrota al enemigo, sino como la levadura, la espoleta, o la chispa que encendería la mecha de la guerra popular, en la cual participarían todos los pueblos árabes. Tras este planteamiento, se veía a todas luces la influencia de la experiencia vietnamita, aunque, por muy simple que sea, llevaba en sí dos conclusiones tempranamente maduras:


*La primera es la posición crítica del FDLP, a todas voces, ante las operaciones externas exhibicionistas que además del daño que causaban al tildar a la lucha del pueblo palestino de terrorista, imponían las acciones heroicas individuales en lugar de la acción mancomunada del pueblo, cuando la misión de la lucha armada es sin duda alguna, la movilización de las masas, al ser las únicas capaces de lograr la victoria.

*La segunda conclusión complementaria consiste en que la guerra del pueblo no representa que una vanguardia empuñe las armas, sino significa ante todo movilizar al pueblo, organizarlo y poner todas sus capacidades en función del combate. Esa idea fue la semilla que, en el transcurso del tiempo, dio lugar a la tesis de la "Intifada Popular Total".

Ese último análisis fue un incentivo a indagar, aunque de forma selectiva y experimental, las fórmulas más idóneas para organizar a las masas, cuestión que fue siempre el eje de la preocupación organizativa interna del Frente. El impetuoso deseo de encontrar fórmulas para una amplia movilización popular fue el origen de la auto denominación, en los primeros estatutos aprobados, como la de un "frente unido de izquierda", enfatizando la necesidad de ser dirigido por un núcleo marxista-leninista con miras a la implementación de un partido de vanguardia que en aquellos momentos se veía, vagamente como un cuerpo "distinguido" al Frente, pero a la vez unido por su papel dirigente.

Se observaba en esa época la influencia vietnamita sobre la formulación de la relación entre el Partido y el Frente de Liberación.

5.- Pese a las duras críticas a la derecha palestina, que se veía como la materialización de los "programas de la pequeña burguesía" dentro de la resistencia palestina, el FDLP adoptó desde el principio una posición madura con respecto al tema de la unidad y participó activamente en todas las estructuras unificadas de la revolución y organismos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), partiendo de la apreciación de la importancia vital de la coalición nacional sobre la base dl criterio de "unidad y confrontación" o de "confrontación en el marco de la unidad" o de "alianza con la crítica", donde planteó:


* La propia naturaleza de la revolución durante la etapa de liberación nacional pone la cuestión de la unidad nacional indiscutiblemente a la cabeza de los problemas que deben resolverse con éxito para alcanzar la victoria. La conformación de un frente unido que abarque a todas las clases nacionales constituye en una de las tareas fundamentales ante la revolución.

* Se debe seguir una política de "alianza con la crítica" hacia las direcciones nacionales dominantes en la actualidad. Esta política es expresada mediante la conformación de un frente nacional donde estén representados todos los destacamentos de la resistencia sobre la base de la reciprocidad e igualdad en las relaciones y la unanimidad en torno a un programa conjunto de trabajo. Este programa debe presentar un nivel mínimo de concordancia y un denominador común garantizando a cada organizaciones el derecho a la independencia ideológica, política y organizativa, así como la libertad plena de expresar prácticamente sus posiciones en torno a los temas de discusión para que la política de alianza no se convierta en un voto en blanco al quehacer de las actuales direcciones y pueda consolidar sus posiciones ante las masas.

* En este contexto, hay que comprender la "reciprocidad" como un emblema combativo y no como una condición anticipada a cualquier acuerdo o alianza nacional, teniendo en cuenta que su reconocimiento práctico depende de la correlación objetiva de fuerzas prevalecientes en su momento. Por tanto, para alcanzar esa reciprocidad se deben consolidar las posiciones de la izquierda en los niveles organizativos, militares y de masas, lo cual sería útil para facilitar este batallar y dejar en claro sus objetivos en la conciencia popular y nunca para imponer a las masas ataduras y condiciones previas.

6.- El Frente Democrático siguió firmemente la línea de participar en todas las fórmulas de alianza nacional y todo tipo de acuerdo de trabajo conjunto que no representara atadura a su independencia, y trató por esos medios de ampliar el margen del acuerdo y trabajar en aras de lograr un programa de nivel mínimo y sanear las relaciones, dentro de esos límites, para decidir las políticas adecuadas. En ese marco, tras su surgimiento, la organización tomó la iniciativa de incorporarse a la Dirección de Lucha Armada constituida con el objetivo de intensificar la lucha contra el enemigo sionista. Posteriormente trabajó en aras de ampliar el margen de coincidencia hasta la aprobación de un programa de acción común, en agosto de 1969. Al aparecer la Dirección Unificada del Movimiento de la Resistencia, tras la crisis del 10 de febrero de 1970 con el gobierno jordano, el FDLP participó activamente como miembro e impulsó la creación de las Comisiones Conjuntas de Coordinación en todos los niveles y en todos los campos de acción. Participó también en el Comité Central, cuya formación fue aprobada por la Séptima Sesión del Consejo Nacional, celebrada en El Cairo, el 30 de mayo de 1970, para asumir la puesta en vigor de todas sus resoluciones y tomar todas las decisiones urgentes entre sus dos sesiones, en lo referente a los aspectos políticos y militares.

Al plantearse la necesidad de tomar una decisión en relación con la OLP, al inicio de los debates sobre la formación del Sexto Consejo Nacional, en septiembre de 1969, el FDLP aceptó la entrada en los marcos de esa organización no solamente por la necesaria y acuciante tensión entre el movimiento de resistencia y el gobierno jordano para consolidar la alianza entre los diferentes destacamentos, sino al tomar en consideración los cambios sustanciales en el seno de la OLP a raíz del Quinto Consejo Nacional, que sesionó del primero al cuatro de febrero de 1969, que significaron grandes perspectivas para desarrollar esa organización como un marco amplio para la unidad nacional.

Tal Consejo dio lugar al ascenso de una nueva dirección de la OLP constituida en su mayoría por los destacamentos de la resistencia, especialmente de Al-Fatah y Al-Saeqa junto a militantes independientes, y que sustituyó a la tradicional dirección incapaz de contribuir al accionar palestino dentro de las nuevas condiciones en que la lucha armada ocupara un primer plano. A su vez, hubo cambios radicales en la relación de la OLP con los gobiernos árabes en el sentido de alcanzar mayor independencia de la oficial tutela árabe. Esos cambios permitieron que las masas miraran a esa organización de forma positiva, por la posición política y combativa que ha representó la nueva dirección nacional y por haber consolidado la aspiración popular de materializar la unidad nacional a través de la organización.

Aún cuando el FDLP reconoció esas transformaciones, no dejó de insistir en su planteamiento de que la OLP solo sería el escenario de un frente nacional palestino unificado tras una serie de mutaciones democráticas en sus instituciones y relaciones internas, como el cambio de los organismos burocráticos de formación y relaciones burguesas en estructuras de carácter popular al servicio de la guerra del pueblo, convertir la guerra de guerrillas en la doctrina del Ejército de Liberación de Palestina y eliminar los privilegios en sus filas e intensificar el trabajo político en su seno, además de disolver los aparatos administrativos burocráticos y reconstruirlos básicamente mediante la labor voluntaria.

El FDLP no perdió de vista los imperativos programáticos y organizativos derivados del anhelo de convertir a la OLP en un marco de la unidad nacional. Por tanto, planteó ante el Sexto Consejo Nacional un proyecto detallado para crear un Frente de Liberación Nacional Unificado a sabiendas de que eso requería de una correlación de fuerzas adecuada tras una ardua y paciente lucha. La organización intentó con esa política, que había trazado ante los problemas de aislamiento en el seno del trabajo nacional común, trasladar la cuestión de la unidad nacional del marco de los llamados a la fusión en una "sola organización" a través de "la anexión y la asimilación", que era inútil e imposible de lograr, al marco del reconocimiento de la diversidad y de sus causas objetivas para lograr la unidad democrática multilateral sobre bases programáticas.

Así fue como el FDLP resumió su llamado a todos los destacamentos de la resistencia para lograr un acuerdo sobre denominadores políticos comunes y apoyar esta unidad en las relaciones internas de carácter democrático.

Revisión y evaluación

1.- La gran falta cometida por el Frente Democrático en los primeros años de su fundación fue la posición adoptada respecto al agudizado conflicto entre la resistencia palestina y el gobierno jordano en ese país. Se trató de un doble error, que abarcó en primer lugar la excesiva actitud del izquierdismo al no saber analizar adecuadamente la correlación de fuerzas locales y regionales, que trabajaban en función de mantener la existencia del régimen y el papel desempeñado en la garantía del equilibrio en el Medio Oriente como zona considerada fundamental en la Guerra Fría; y en segundo lugar la deficiencia programática (de fondo) al apreciar el papel de la resistencia palestina en Jordania e incluirla, como parte principal, en la lucha por el poder hasta considerarla, en la práctica, un sustituto del movimiento nacional jordano y como instrumento para provocar la transformación nacional democrática. Este error también ignoraba la realidad de la formación interna de la sociedad, lo que conllevaba a divisiones y contradicciones surgidas por justificadas motivaciones objetivas. Por tanto, las consignas extremistas "del poder de la resistencia" exacerbaban la antipatía de las masas jordanas y facilitaban a las fuerzas derechistas de la región la tarea de infundir el miedo con el fantasma de "la patria alterna".

2.- El gran golpe fue la derrota que sufrió la resistencia en septiembre de 1970 y las demás batallas que sucedieron y pusieron fin a su presencia pública en el escenario jordano como las de Jarach - Ajloun (verano de 1971). En otras palabras fue eliminada "la base segura" (Jordania) y sacudidas las grandes esperanzas depositadas en "la guerra popular de largo alcance".

Esta derrota desató en las filas del FDLP un proceso de reevaluación total, tanto subjetivo como objetivo, que comenzó por la franca y abierta crítica a la política de la resistencia palestina y a la del propio Frente en el escenario jordano hasta septiembre de 1970. Este proceso tenía como objetivo alcanzar una visión analítica de la compleja realidad que dominaba las relaciones jordano - palestinas y en particular, las divisiones regionales en el seno de la sociedad jordana, sus raíces arraigadas en la peculiar posición que ocupaba dicho país en el mapa de intereses imperialistas y la función que se le asignaba.

Los primeros resultados de esta crítica fueron reflejados en el informe publicado a finales de 1970 y representaron el primer paso de un proceso interno de debates intensos y ricos que llevaron paulatinamente a la cristalización de lo que se conoció posteriormente como "El Programa Escalonado", que adoptó su formato definitivo en agosto de 1973. Las primeras ideas de este programa comenzaron a conformarse desde julio de 1971, en el informe presentado sobre "Las tareas actuales del movimiento de resistencia palestina". El mismo, fue presentado por el FDLP a la Novena Sesión del Consejo Nacional Palestino, reunido entonces en El Cairo y el cual abogó, mediante vagos términos, por la creación de una zona liberada que sirviera como trampolín revolucionario en Cisjordania y que garantizara la continuidad de la revolución palestina", hasta alcanzar sus objetivos para "convertir a Cisjordania en un bastión de la lucha revolucionaria".

Hubo otro factor que estimulaba tales discusiones: el planteamiento generalizado de que la derrota de la resistencia en Jordania abrió el camino hacia un arreglo árabe-israelí del conflicto, es decir un arreglo entre los gobiernos árabes y en particular Egipto, Jordania e Israel, sobre la base del proyecto de Rogers que fue aprobado por las tres partes antes de los acontecimientos de septiembre de 1970.

La idea predominante en el pensamiento político palestino, en general, se basaba en que la resistencia constituía el escolio principal en el camino de cualquier arreglo y que su derrota en Jordania lo aceleraría. Sin embargo, esa idea fue errónea ya que Israel mostró más reticencia y se desligó en la práctica de su compromiso persistiendo en sus afanes expansionistas en Jerusalén y demás territorios árabes ocupados, a raíz de la guerra de junio de 1967. Quedó claro que ese era el obstáculo verdadero ante todo arreglo. No obstante, la aceptación por parte de Egipto y Jordania del proyecto de Rogers, puso sobre la mesa la posibilidad de un arreglo árabe- israelí y planteó con fuerza la gran interrogante: ¿cuál será el futuro de la resistencia y de todo el movimiento nacional palestino independiente en caso de ser rubricado tal acuerdo?

3.- Este fue el comienzo de la marcha hacia un programa escalonado que, en la realidad, significaba una resíntesis del pensamiento político palestino que giraba, en aquel momento, en torno al binomio del "antagonismo entre la resistencia y el arreglo político" y "la lucha armada y la solución pacífica". Así comenzó también el proceso de la re-auto-identificación y la apreciación de la visión cosmopolita de todos los componentes del movimiento nacional, ya que la fórmula derivada del modelo vietnamita, es decir un Frente Unido dirigido desde su interior por un partido marxista-leninista, se volvió insignificante debido a las difíciles coyunturas derivadas de la derrota de septiembre de 1970.

La resistencia palestina se encontraba en una fase de supervivencia en todo el sentido de la palabra. Todo eso hizo sentir la verdadera necesidad de elevar la fórmula de la unidad nacional palestina y destacó que "el Frente Unido" es realmente el Frente que abarca en su seno todos los componentes del movimiento nacional palestino y que debía ser establecido sobre bases organizativas más sólidas y ante todo sobre la base de la representatividad porcentual. Esa fórmula se cristalizó en el proyecto detallado presentado por el FDLP a la Novena Sesión del Consejo Nacional Palestino en julio de 1971 bajo el título: "Hacia una firme unidad nacional palestina. Hacia un ejército unido de liberación popular" para establecer un frente unido de liberación nacional palestino.

En este contexto, el FDLP se vio como el cuerpo que debe convertirse en un partido marxista-leninista cuyo papel protagónico estaría determinado por la magnitud de su influencia sobre las masas y sobre la base de la representatividad relativa. Con la más absoluta transparencia de ver los defectos subjetivos, el FDLP reconoció que, en su actual status, no es un partido marxista-leninista sino una organización democrático revolucionaria que trata de convertirse en un partido marxista-leninista. Con espíritu muy ajeno a la jactancia revolucionaria, reafirmó que este partido no es más que un destacamento de los del anhelado partido unificado de vanguardia de la clase obrera palestina.

No obstante, teniendo en consideración la reducida base social (clase proletaria) de un partido de esta naturaleza en las sociedades palestinas en el destierro, donde fueron establecidas las principales bases organizativas del Frente y aún cuando el proceso de transformaciones proletarias de la sociedad en los territorios ocupados no ha tomado sus dimensiones correspondientes, surge la siguiente interrogante: ¿cómo podría lograrse la coherencia entre el proceso de transformación hacia un partido proletario y la estructuración de una organización de masas de amplia influencia?

Esa interrogante inauguró los debates en torno a las fórmulas de alianza democrática revolucionaria entre los obreros y demás trabajadores e intelectuales revolucionarios en el marco de un frente patriótico unificado, que condujeron posteriormente a la cristalización de la tesis de las organizaciones democráticas.

4.- El resultado de los debates y del diálogo interno, incluyendo las valientes autocríticas en todos los niveles programáticos y organizativos, fue delineado y perfilado en las importantes resoluciones aprobadas por la Primera Conferencia Partidista, en noviembre de 1971. Esta no fue elegida, sino conformada por el conjunto de instancias de cuadros y niveles de dirección del Frente y de representantes de las diferentes latitudes organizativas. Esa no fue la primera etapa principal en la marcha del Frente. Antes se había celebrado la Primera Conferencia Constitucional, elegida en agosto de 1970 en la víspera de los acontecimientos de septiembre en Jordania, que coronó el proceso de constitución del Frente tras un prolongado y difícil camino y que fue, desde el punto de contenido real, la verdadera Conferencia de Constitución del Frente Democrático, tal como lo conocemos hoy.

A partir de que la Conferencia tomó conciencia de que sus resoluciones y líneas de trabajo no significaban un nuevo programa ni nuevos estatutos, sino un punto de partida o el trampolín práctico para la cristalización de nuevos programas y estatutos internos, teniendo en cuenta las lecciones y enseñanzas de la etapa anterior y que no se tratase de un mero proceso intelectual sino de un proceso acumulativo de interrelación entre el diálogo y la práctica, se le asignó al Comité Central, el segundo elegido, la tarea de redactar ambos documentos y de aprobarlos con todas las facultades de esta magna cita.

Y así fue, la Conferencia se convirtió en el comienzo de un difícil y tortuoso viaje hacia la formación de un partido revolucionario tras una prolongada y angustiosa oscuridad ahondada por la situación de retroceso revolucionario, la que siguió a la derrota de septiembre 1970, y por los ambientes negativos que se engendraron en los territorios palestinos ocupados y en el destierro. A esa situación se le suma el éxito de la ocupación israelí al asestar un golpe rotundo a la Intifada armada en Gaza, en 1971, lo cual consolidó su anterior logro al reprimir al movimiento patriótico organizado en Cisjordania, durante 1969.

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