miércoles, 11 de mayo de 2016

El África despojada


¡África! ¿Cómo se ve el continente negro en el extranjero? ¡Obsérvelo! África para la mayoría de la gente está relacionada con la mala suerte y el fracaso. Guerra, sequías, pobreza, chicos que mueren de hambre y a los que hay que ayudar, parece que todo el continente solo suscita una mezcla de piedad y rechazo”.

Estas expresiones tan fuertes proceden de Sylvie Brunel (2005). ¿Un estereotipo? Desde luego que no, puesto que los mismos africanos no están lejos de compartir la imagen negativa que genera nuestro continente. Efectivamente cuando se produjeron las independencias africanas se planteó una pregunta, ¿por qué a pesar de sus riquezas mineras y sus abundantes recursos el continente negro no logra despegar económicamente y salir del subdesarrollo? No es dinero lo que le falta. Individualmente los países africanos son consideraos los más pobres del planeta. Es una idea por lo menos errónea, que trasciende la realidad, los países africanos no son (aún los menos ricos podrían lograr la autosuficiencia racionalmente administrados) pobres, sino su población. Son finalmente los pueblos africanos los que soportan los malos gobiernos, la dilapidación y la corrupción a gran escala.

Las clases medias africanas han sido erradicadas, reemplazadas por otras dos categorías poblacionales: una ínfima minoría que monopoliza las riquezas y una gran mayoría que sobrevive. Una clase dirigente depredadora, propietaria de bienes patrimoniales en Occidente y en los paraísos fiscales, frente a pueblos abandonados a su suerte. En efecto, luego de las independencias, África no ha sido nunca dueña de su destino, vigilada por los antiguos imperialismos y gobernada por las multinacionales.

Estas últimas han acaparado las riquezas y las materias primas del continente, a lo que se ha agregado un endeudamiento desestabilizador inducido por políticas de un draconiano y sobre todo ilógico ajuste estructural. Cuando África toma prestado un dólar debe reembolsar entre tres y cinco dólares. ¡Una verdadera estafa!

¡Es que por allí pasó el FMI! La primera consecuencia de esa política voluntarista ha sido la desagregación de las sociedades africanas. Existen también otros parámetros: la multiplicación de los golpes de Estado, la ausencia de democracia, encuadrada en dictaduras de largo plazo, apenas una fachada (cuestionada por hombres que se han enriquecido mientras se empobrecía el país que gobernaban), una calamitosa inserción dentro de una globalización económica para la que los Estados africanos no estaban preparados ni contaban con los medios necesarios. Hubo también una desintegración de las naciones africanas debida a la reaparición del tribalismo y del etnicismo (alentado por las antiguas potencias coloniales) que mediante golpes violentos apoyados por esas mismas potencias (Francia a través del franco CFA, vinculado luego al euro) ha presionado sobre las finanzas del África francófona, por el acaparamiento de las materias primas africanas por las multinacionales y finalmente, pero no menos importante, por el sistemático pillaje del continente llevado a cabo conjuntamente por los africanos y sus socios occidentales.

Un informe publicado en 2010 por el think tank estadounidense “ Global Financial Integrity” bajo el título Illicit Financial Flows from Africa: Hidden Resource for Development (Flujos financieros ilícitos procedentes de África: los invisibles recursos para el desarrollo), pone el acento sobre el desvío y la masiva evasión de fondos de la que es víctima el continente. Se estima que durante las últimas cuatro décadas fueron transferidos 854.000 millones de dólares de África a Occidente. Es decir, así es como África financia a los países industrializados. De modo que estas delictivas transferencias –que otras fuentes estiman en 1,8 billones de dólares- significan una pérdida para los países africanos que les habría permitido construir una economía fuerte y competitiva. He aquí como un continente que habría podido arrancar económicamente y competir con los dragones asiáticos se ve condenado a la miseria y obligado a aceptar la ayuda extranjera para sobrevivir. ¿A quién imputar este desastre? ¿Qué han hecho esos dinosaurios que monopolizan el poder desde hace décadas? Preguntas a las que sería saludable que respondieran los dirigentes africanos.

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