Sander es, de hecho, un reformador liberal del capitalismo. Quiere hacer que el sistema de explotación capitalista sea más humano.
La campaña de Bernie Sanders tiene un doble carácter. Por un lado, ha desenterrado y dado voz a la oposición generalizada contra Wall Street y la masiva injusticia y desigualdad económica. Pero por el otro, Sanders corre bajo el Partido Demócrata, que por generaciones ha sido y es controlada por los mismos oligarcas financieros contra los cuales las/os partidarios de Sanders se están rebelando.
La respuesta masiva a los llamados de Sanders de dividir los bancos y hacer que los ricos paguen por la educación universitaria, la atención de salud universal, el aumento del salario mínimo y así sucesivamente, es totalmente comprensible. Después de décadas de austeridad, retiro de subsidios, rompimiento de sindicatos, racismo y encarcelamiento masivo, no es de extrañar que las reclamaciones de Sanders hayan caído como lluvia sobre hierba seca.
Pero a la larga, el camino para hacer frente a los bancos, los multimillonarios y la corrupción, no se encuentra a través de la política electoral y el Partido Demócrata. Se encuentra a través de la movilización de masas y la lucha independiente. Las/os seguidores de Sanders eventualmente van a tener que enfrentarse a esta dura verdad.
Dicho esto, cualquiera que sea el resultado final de las primarias del Partido Demócrata, en la actualidad es innegable que la campaña de Bernie Sanders ha dado expresión a la ira acumulada contra Wall Street y la maquinaria política del Partido Demócrata. Hillary Rodham Clinton, amiga de Wall Street, halcón pro-Pentágono y política tremendamente oportunista, representa dicho establecimiento.
Cuando Sanders comenzó su campaña denunciando no sólo a Wall Street, sino a la cúpula de los monopolios corporativos, fue considerado como un candidato de poca envergadura, quien en el mejor de los casos seria una mera novedad en la campaña.
Como senador de un pequeño estado rural y quien se autodenomina socialista democrático, él estuvo fuera del club de senadores millonarios y se esperaba que fuera un candidato marginal en las primarias demócratas.
Pero en solo semanas después de que anunció su candidatura y comenzó su campaña, los medios de comunicación capitalistas comenzaron a notar que estaba atrayendo enormes multitudes en los campus universitarios, en las ciudades, en las zonas rurales, donde quiera que iba. Su público oscilaba desde unos miles hasta 28.000 en un mitin en Oregón.
La gran popularidad de la campaña Sanders, especialmente, pero no exclusivamente entre jóvenes blancas/os, trabajadoras/es y mujeres jóvenes, sorprendió a los medios capitalistas y al establecimiento político.
Cabe señalar que Sanders ya ha ampliado su atractivo a las/os afroamericanos y latinas/os, con un número de prominentes líderes de los derechos civiles, figuras políticas y artistas haciendo campaña por él.
Occupy Wall Street en las urnas
El mensaje de Sanders tiene un gran parecido al que Occupy Wall Street abogó.
En septiembre del 2011, OWS tomó el Parque Zuccotti en Manhattan, estableciendo una asamblea general en las calles y denunció la enorme desigualdad en EEUU. Este movimiento puso la consigna “Somos el 99%”. Se opuso al 1% que controla grandes cantidades de riqueza. OWS se dedicó a la acción directa.
Las asambleas se extendieron rápidamente a muchas ciudades de EEUU, mostrando que OWS tenía millones de simpatizantes pasivas/os. Incluso la prensa corporativa tuvo que fingir simpatía por un tiempo, hasta que la policía sistemáticamente expulsó las asambleas de las calles con brutalidad y arrestos. El desarrollo de este movimiento, y sobre todo su amplio apoyo, tomó a la clase dominante totalmente por sorpresa. Desde el punto de vista sesgado en sus salas de juntas y haciendas, los gobernantes siempre subestiman la ira del pueblo.
Y así como subestimaron al OWS, así también subestimaron el odio por Wall Street y la gran desigualdad que ha dejado a toda una generación sin un futuro. Las condiciones económicas y sociales han empeorado desde el 2011.
La campaña Sanders es, en cierto modo, una continuación de OWS en forma electoral. En ello radica el atractivo de Sanders y es la base de su inesperado éxito electoral.
En contra de la máquina
Para el 20 de marzo, Sanders había acumulado más de 6 millones de votos, sin contar los estados caucus de Iowa y Nevada. Incluso entonces, sus votos apenas reflejaban la popularidad de su mensaje anti-banquero y anti-multimillonario. Ha recaudado $140 millones en repetidas contribuciones pequeñas de una base récord de 2 millones de contribuyentes, más 4 millones en donaciones individuales.
Sin embargo, no todas/os sus seguidores pueden votar en las primarias por una variedad de razones – obstructivas calificaciones de votantes, límites de edad, conflicto con la escuela, etc. Para cuando termine la campaña, Sanders probablemente ganará millones más de votos.
Su amplio apoyo es considerable, ya que la campaña va contra dos de las maquinarias políticas más poderosas de la política capitalista, la de Clinton y la del presidente Barack Obama que se han combinado para bloquearlo en todos los sentidos posible. Estas maquinarias están profundamente arraigadas a nivel nacional y han existido desde hace años.
La campaña presidencial de Hillary Clinton ha estado activa desde 2007. Después de que perdió a Obama en 2008, reanudó su campaña en silencio durante su administración. Ella había sido senadora de Nueva York, el hogar de Wall Street, y luego se convirtió en secretaria de estado, donde trabajó estrechamente con el Pentágono.
Sanders comenzó sin ningún tipo de organización que podría ni remotamente parecerse a la maquinaria de Clinton.
Parcialidad de medios corporativos
Sanders también enfrenta a los medios de comunicación capitalistas. Los medios están utilizando a Donald Trump para aumentar sus índices de audiencias y acumular ganancias. El 29 de febrero, el Hollywood Reporter citó al gerente general de Les Moonves de CBS sobre Trump y el “circo” republicano: “Puede que no sea bueno para EEUU, pero es muy bueno para la CBS”.
Moonves continuó: “Está entrando dinero y esto es divertido. Nunca he visto nada igual, y va a ser un año muy bueno para nosotros. Lo siento. Es una cosa terrible de decir.
Pero, sigue, Donald. Sigue adelante”.
A Moonves casi no le importaría tener a millones de televidentes que probablemente verían a Sanders diariamente como Trump se ve. Pero Sanders ha atacado a demasiados millonarios y multimillonarios y no acepta su dinero. Así que para los magnates de los medios, la política viene después de los índices.
Las redes son corporaciones multimillonarias. Se sienten bien publicando a Trump. Pero entre Sanders y Clinton, todas ellas están con Clinton. “Fairness and Accuracy in Reporting” escribió el 20 de marzo que el Washington Post publicó 16 artículos negativos sobre Sanders en 16 horas. El Post es propiedad de Jeff Bezos, cuya fortuna de Amazon.com está valorada en $50 mil millones.
El New York Times ha marginado la campaña Sanders a tal punto que sus propias/os lectores se rebelaron y el editor público del Times tuvo que reprender públicamente a la administración.
El Informe Tyndall, que escruta la cobertura mediática de la campaña, informó que en 2015 Clinton recibió 121 minutos de cobertura (excluyendo las audiencias sobre sus emails) y Sanders recibió 20 minutos.
Los medios quieren ocultar el importante apoyo sindical para Sanders. Las/os Trabajadores de la Comunicación, la Asociación Nacional de Enfermeras, las/os Trabajadores de Correos y más de 40 sindicatos locales le han apoyado. Todos los sindicatos que avalaron Sanders preguntaron a sus miembros de base.
Los sindicatos que avalaron a Clinton, lo hicieron por vía ejecutiva, sin consultar a las bases. Pero debido al fuerte apoyo en las bases sindicales para Sanders, la dirección de la AFL-CIO no ha podido respaldar a Clinton.
Billonarios y banqueros temen Sanders
Los banqueros, financieros y jefes de grandes empresas quieren enterrar a Sanders. Lloyd Blankfein, CEO de Goldman Sachs, es tal vez el banquero más poderoso e influyente en EEUU.
Sanders lo señaló por su codicia y su culpa en la crisis financiera. Blankfein respondió el 3 de marzo en la CNBC, diciendo de la campaña de Sanders que “Tiene el potencial de ser un momento peligroso, no sólo para Wall Street, no sólo para las personas a las que señala, pero para cualquiera que está un poco fuera de línea”.
¿A quiénes se refería Blankfein? Son los 18 principales criminales corporativos que Sanders citó por evasión masiva de impuestos, cómplices de la crisis económica de 2008. Incluyen a Brian Moynihan, CEO de Bank of America, el banco que recibió $1,3 mil millones de dólares en el rescate del gobierno; Blankfein, de Goldman, que recibió $824 millones de dólares del plan de rescate del Tesoro; James Dimon de JPMorganChase, que recibió $416 mil millones en un rescate; Boeing; GE; y así sucesivamente.
Sanders enumera todos los puestos de trabajo que las corporaciones trasladaron al exterior, los miles de millones en impuestos que hubieran tenido que pagar si no fuera por los paraísos fiscales en el exterior y el hecho de que muchos de ellos pagaron cero impuestos. (Trueactivist.com)
Estas decisiones administrativas deben ser a lo que Blankfein se refería al decir “un poco fuera de línea”.
Elecciones capitalistas y lucha de masas
Las reglas de la política electoral capitalista en EEUU son extremadamente restrictivas, incluso comparándolas con otros países capitalistas. El ganador se lleva todo, lo que descarta la representación proporcional. Para cualquiera que no sea del Partido Demócrata o Republicano, solo para inscribirse existen requisitos onerosos de petición. Las campañas son extremadamente caras, lo cual ha facilitado que los ricos controlen totalmente el proceso de elección — incluso antes de la decisión “Ciudadanos Unidos” por el Tribunal Supremo que eliminó el límite de donación.
Solo en raras ocasiones puede una campaña primaria presidencial ser utilizada para expresar la oposición de las masas. Esto pasó en 1968 cuando el senador Eugene McCarthy abrió una campaña contra la odiada guerra de Vietnam. Sucedió de nuevo en 1984 cuando Jesse Jackson emprendió una campaña contra el reaganismo, la austeridad y el racismo.
Ahora ha ocurrido con Sanders. Sin embargo, las/os progresistas y revolucionarios no deben pasar por alto el lado negativo de Sanders y el señuelo engañoso del Partido Demócrata. Sanders todavía no ha acogido plenamente el movimiento las Vidas Negras Importan y la lucha contra el racismo y la brutalidad policial. Él todavía no ha denunciado el mar de billones de dólares de gasto militar que quita el dinero de los servicios sociales. Ha sido ambivalente sobre Cuba, defendiendo sus logros sociales en un momento y al otro diciendo que es una dictadura. Él es partidario de Israel y tiene muchas otras contradicciones.
Además, todos los verdaderos avances de las masas no han venido a través de las elecciones sino a través de la lucha. Los derechos sindicales, el seguro social y los beneficios sociales fueron ganados en los años 1930 con marchas, huelgas generales y huelgas de brazos caídos. Los derechos civiles fueron ganados a través de la lucha de millones de afroamericanas/os y blancas/os progresistas que se enfrentaron a la policía. Medidas contra la pobreza fueron ganadas por rebeliones en ciudades de todo el país. Los derechos de la mujer fueron ganados con marchas y protestas. La lucha por los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros comenzó con la Rebelión de Stonewall. La cruel legislación anti-inmigrante fue derrotada por la histórica huelga de millones de inmigrantes el 1º de mayo de 2006.
Reformas son siempre reflejo de lucha anterior
Sobre todo, mientras la auto descripción de Sanders como socialista demócrata haya legitimado el término socialismo, él es de hecho, un reformador liberal del capitalismo. Quiere hacer que el sistema de explotación capitalista sea más humano. El o la verdadera socialista se pone en pie en la plataforma de abolir el capitalismo.
Romper los bancos no es suficiente. No es suficiente frenar la avaricia corporativa. Mientras que los bancos y las corporaciones tengan el control de la economía, tienen decenas de miles de hilos por los cuáles pueden controlar el gobierno, el estado, el tesoro y la vida económica del país.
El verdadero socialismo busca abolir por completo el sistema de la esclavitud del salario y colocar la economía en manos de las/os trabajadores y oprimidos. La economía debe ser manejada de manera planificada para el beneficio del pueblo y no para ganancias de ninguna clase. Esa es la forma de acabar con la desigualdad de ingresos, la injusticia, y toda clase de opresión.
Hay una manera de registrar el apoyo para el socialismo revolucionario sin apoyar al sistema de dos partidos capitalistas. Voten para Monica Moorehead para presidenta y Lamont Lilly para vice presidente en la lista electoral del Partido Workers World/Mundo Obrero.
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