Ese es el mensaje que ha transmitido la rama oficial de la organización en territorio sirio, el Frente Al Nusra. Su líder, Al Fatih Abu Mohamed al Golani, ha concedido una entrevista a la cadena Al Yazira, en el territorio que su milicia controla en el noroeste de Siria, afirmando que su único objetivo es derrocar el régimen del presidente Bashar el Asad.
Es la segunda vez que Al Golani habla para Al Yazira. No lo había hecho desde el 2013, antes de la irrupción arrolladora de Estado Islámico, su gran rival en la guerra siria. Carente de los medios de difusión de que dispone el llamado califato, Al Nusra recurre, para hacerse oír, a la cadena de televisión qatarí, que emitirá una segunda parte de la entrevista la semana próxima.
En esta primera parte resultan obvios dos aspectos. Uno, que Al Qaeda en Siria pretende dar una imagen menos radical que la del Estado Islámico, afirmando que respeta a otras religiones. Y dos, que su objetivo es también territorial, se limita a la toma del poder en Damasco y lo ve cercano.
“Las órdenes que tenemos –de Ayman al Zauahiri, líder de Al Qaeda- son no utilizar Siria como base para que grupos externos o europeos lancen ataques contra Occidente o Europa, a fin de no entorpecer la actual guerra”, dijo Al Golani. No obstante, “eso podría cambiar si siguen atacándonos”. “Todas las opciones están abiertas” porque “cada cual tiene derecho a la autodefensa”.
El Frente Al Nusra ha sufrido bombardeos de la coalición encabezada por Estados Unidos, una acción criticada en ocasiones porque daba facilidades al Estado Islámico. La justificación norteamericana era que Al Nusra preparaba terroristas, en un grupo llamado Jorasán, para cometer atentados en Estados Unidos.
La existencia y naturaleza de Jorasán, que pareció surgir de la nada, nunca ha estado clara. Algunos, como el ex vicedirector de la CIA Michael Morell, citado por The New York Times, sostienen que Jorasán es “el brazo de operaciones externas de Al Nusra”, pero los mejores expertos en el yihadismo sirio lo descartan, y de hecho Washington ha dejado de hablar de este grupo hace tiempo.
“No existe semejante cosa llamada grupo Jorasán –aseguró Al Golani-. Por supuesto, los americanos dicen que hay intentos de golpear a América, que somos una amenaza para América, pero no han demostrado nada”.
No obstante esta afirmación, el hecho de haber sido bombardeados por EE.UU. sirve a Al Golani para asegurar que “América está apoyando al régimen”. “Es bien sabido en Siria que la coalición encabezada por Estados Unidos coopera con el régimen. ¿Cómo, si no, es posible que compartan el mismo espacio aéreo?”
“Seguiremos centrados en Damasco y en derrocar este régimen –afirmó-. Les aseguro que la caída de El Asad no llevará mucho tiempo. No quiero mostrar un optimismo excesivo, pero existen signos muy positivos”.
Para Al Golani una solución política a la guerra no es posible, ya que todo acuerdo “alcanzado en los despachos de Washington… sería a costa de la sangre del pueblo sirio”.
“Nuestra misión en Siria es la caída del régimen, sus símbolos y sus aliados como Hizbulah”, añadió, pero “nuestra guerra no es una venganza contra los alauíes (la minoría religiosa que sustenta al régimen de El Asad). Nuestra lucha es, estrictamente, contra los que atacan y asesinan a nuestro pueblo. Nuestra fe se basa en la misericordia y las nobles tradiciones. No somos asesinos. No les haremos daño ni les atacaremos, ni a los drusos ni a nadie”.
En otras palabras, serán respetadas aquellas minorías que se aparten del régimen. En el caso de los cristianos, podrán vivir bajo la ley islámica si pagan el correspondiente impuesto aquellos que tengan capacidad económica. “No estamos en guerra con los cristianos”. En el caso de los alauíes, “si abandonan su religión y abandonan a Bashar el Asad les protegeremos”. Y si los soldados de El Asad se rinden, podrán volver a su casa. “Ya lo hemos hecho antes”, señaló.
Otra cosa es el enemigo principal en esta lucha, que para Al Nusra parece ser el Hizbulah libanés. Según todos los indicios, es la milicia chií, con apoyo directo iraní, quien lleva la batuta en el bando gubernamental, dada la escasez de efectivos que sufre el ejército sirio.
“Hibzulah es el último recurso del régimen. Cuando el régimen caiga, Hizbulah se verá obligado a retirarse de Siria. Tan pronto Bashar el Asad sea derrotado será el fin del Hizbulah”, sentenció Al Golani.
Se conoce muy poco de este hombre, que apareció en la entrevista televisiva con un paño negro cubriendo su cabeza. Pero se sabe que es sirio, posiblemente originario de los Altos del Golán, como indica su nombre de guerra, Al Golani, y que militó en Iraq en el ISI, la organización que daría origen al Estado Islámico cuando aún estaba dirigida por Abu Musab al Zarqaui.
Enviado a Siria para constituir el Frente Al Nusra (el nombre completo del grupo es simplemente “frente de apoyo a Siria”), protagonizaría un cisma frente a Abu Bakr el Bagdadi. O más bien a la inversa, ya que Al Golani y su gente permanecieron fieles a Al Qaeda mientras que El Bagdadi y los suyos preparaban las bases de su califato.
Ante la intensa, universal campaña de propaganda del Estado Islámico, Al Nusra ha hecho algún tímido intento de contrarrestarla, lanzando el pasado febrero una página web titulada El Estado Islámico: un califato de tiranía y corrupción, en la que afirmaba que este “funciona intelectualmente y políticamente; debemos hacerle frente con las mismas armas”.
En esto Al Nusra no parece haber tenido mucho éxito, pero en cambio la presión del Estado Islámico ha favorecido la unión de varias milicias en torno suyo. Bajo el nombre de Ejército de la Conquista, en cuestión de un mes, el pasado abril, arrebataron al régimen sirio el control de la provincia de Idlib. Ese momento coincidió con una causa común entre Turquía, Qatar y Arabia Saudí contra el Estado Islámico en Siria.
Tan oscuro como el propio Al Golani es el dato de quién está detrás del Frente Al Nusra. Al Golani dijo que no recibe financiación de ningún país, tan solo de donaciones privadas, y que tiene sus propios recursos. Afirmó que es muy importante ser independientes económicamente y que a juzgar por los fondos que reciben otros grupos no vale la pena sentarse a hablar con los donantes.
En julio del 2013, el Gobierno turco negó estar apoyando al Frente Al Nusra, en un momento en que los yihadistas se enfrentaban a las milicias kurdas del YPG en el norte de Siria. En aquel entonces, Al Nusra y el embrión del Estado Islámico hacían causa común contra los kurdos de manera coyuntural.
Las sospechas de que Turquía continúa apoyándolos permanecen, sin embargo. El rápido y espectacular avance del pasado abril en la provincia de Idlib, que ha permitido al Ejército de la Conquista amenazar los territorios gubernamentales de la costa, estuvo precedido, según los observadores, por una entrada copiosa de combatientes y material desde la frontera turca. El gobierno de Erdogán sigue empeñado en derrocar a Bashar el Asad.
Al Golani niega que tenga a Turquía, Arabia Saudí o Qatar (el estado propietario de la cadena Al Yazira) detrás, pero dejó un comentario a tener en cuenta: “El Estado Islámico nos está distrayendo de una guerra total contra el Hizbulah y las milicías chiíes que apoyan al régimen”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario