Un nuevo escenario militar ha comenzado a surgir en Siria tras la pérdida de la provincia de Idleb y de Palmira, en el este del país, a manos del Frente al Nusra, vinculado a Al Qaida, y el EI respectivamente.
Dicho modelo se basa en el reforzamiento de las fuerzas de movilización popular a semejanza de las establecidas en Iraq unido a la clara decisión de Hezbolá de expandir su papel. Hoy, el eje de la resistencia ha tomado la decisión de tomar la iniciativa.
Hace tres meses, un alto responsable sirio explicó que la agresiva política llevada a cabo por Turquía, Qatar y Arabia Saudí, sin olvidar lo que calificó de hipócrita postura de Jordania, ha llevado a la entrada de miles de terroristas takfiris procedentes del extranjero a Siria y esto explica el éxito de los terroristas en la provincia de Idleb.
En Alepo, Homs, Hama y otras provincias del norte de Siria la situación es, sin embargo, diferente que en Idleb. Los terroristas han intentado sin éxito varias operaciones sin ningún resultado. La concentración de tropas y de las milicias populares es allí mucho mayor.
Coordinación con Iraq
Un aspecto importante ahora es la coordinación con Iraq en la lucha contra el EI. En este sentido, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Muallim, manifestó durante una conferencia de prensa con su homólogo armenio, Eduard Nalbandian, en Damasco hace unos días que: “Creemos que hacemos frente a un común enemigo y que nuestros hermanos en Bagdad se encuentran en la misma trinchera, pero la coordinación entre nosotros no ha alcanzado este nivel de peligro que nos confronta. Los dos países necesitan luchar juntos”.
Muchos en Iraq comparten este punto de vista, como el secretario general de la Organización Badr, Hadi al Amiri, que al ser preguntado sobre la conclusión de la operación de Anbar respondió: “Si Dios quiere no terminará”. El enemigo común y la amplitud de la lucha aconsejan, pues, unir los frentes.
Mayor despliegue de Hezbolá y las fuerzas de élite sirias
Según el diario Al Akhbar, el eje de la resistencia no está preocupado por los acontecimientos en el Líbano, Iraq o Yemen porque en los dos primeros países los terroristas son incapaces de lograr nada sustancial a pesar de sus avances. En Siria, la situación es más seria debido al apoyo masivo turco, saudí y qatarí a los terroristas y, en este sentido, el eje de la resistencia cree que es necesario tomarse las cosas en serio y moverse hacia Siria. En este sentido, Hezbolá ha decidido expandir su presencia en ese país.
Responsables iraquíes han señalado también que el general del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, Qassem Suleimani, ha visitado recientemente la zona de Hama.
En todo caso, Siria busca adaptar su formación a la realidad actual y expandir el papel de sus mejores unidades militares y de seguridad, incluyendo la Guardia Republicana, y la formación de otras nuevas. También se baraja el cambio hacia una estrategia ofensiva y no defensiva y la reforma de los programas de entrenamiento y formación.
Las fuerzas de defensa nacional
Un paso importante será también el reforzamiento del papel de las Fuerzas de Defensa Nacional, que gozan de una alta motivación, como manifestó Mohammed Abdo, un combatiente de las fuerzas de defensa nacional, al canal Al Mayadin: “No sé cuando disparo el arma si alcanzaré a parientes o amigos, pero opté por unirme a las Fuerzas de la Defensa Nacional después de que me di cuenta de lo que estaba ocurriendo”.
Mohammed es musulmán y lucha al lado de Moses Sukzayan, un cristiano armenio de Alepo. Este último vio una crisis para la convivencia en la ciudad de Alepo, similar a las masacres de armenios ocurridas de la Primera Guerra Mundial, si los takfiris tomaban la ciudad. “Soy un sirio que pertenece a la nación y debe defenderla”.
Todos los miembros de las Fuerzas de Defensa Nacional afirman que ellos defienden no sólo a sus familias y su religión sino, por encima de todo, la convivencia que existió en la ciudad desde tiempos inmemoriales y que está ahora amenazada por los terroristas takfiris
Su unidad está compuesta por más de 500 hombres y constituye un pilar de la defensa de Alepo frente a los ataques de los terroristas que operan desde los barrios que ocupan en el este de la ciudad. Su conocimiento de la ciudad y la geografía les permite luchar en los frentes más difíciles.
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