viernes, 5 de junio de 2015

Así es Raúl Castro, Felicidades Raúl, Viva Raúl


Cuba's President Raul Castro smiles during a twice-annual legislative session at the National Assembly in Havana, Cuba, Friday, Dec. 19, 2014. When the leaders of the U.S. and Cuba had their first phone conversation in more than 50 years, they were not at a loss for words. As President Barack Obama told the story at his news conference Friday, he opened his call with Cuban President Raul Castro _ brother of famously longwinded Fidel _ with a 15-minute monologue, then apologized for taking so much time. "He said, 'Don't worry about it, Mr. President,fh Obama related. gfYou're still a young man, and you have still the chance to break Fidel's record. He once spoke seven hours straight."  (AP Photo/Ismael Francisco, Cubadebate)
Desde el primero de enero de 1959, Cuba es noticia recurrente en todos los medios de prensa y propaganda del orbe, y sobre todo, el nombre de Fidel Castro Ruz ha recorrido todos los rincones de la tierra. Si dudas, Fidel es una de las personalidades históricas más trascendentales de la segunda mitad del siglo XX y de lo que va del siglo XXI. Fidel es leyenda y es historia. 


Los enemigos de la revolución en su propaganda anticubana hasta el año 2008 hablaban de la “Cuba de Castro”. Después que Raúl es designado presidente hablan de la “Dictadura de los Castros.” Esto es un viejo proceder de los medios de difusión norteamericanos, por eso acumulan una gran experiencia sobre como manipular a la opinión pública internacional y siempre en interés de sus pretensiones hegemonistas.
No es un secreto para nadie que Raúl siempre fue considerado el compañero más adecuado para ocupar el cargo de presidente y primer secretario del PCC, en caso de que por alguna eventualidad no estuviera Fidel. El propio Fidel en varias oportunidades había expresado que Raúl era “la persona que tenía más autoridad, más experiencia y capacidad” para sustituirlo.
Todos los revolucionarios cubanos estamos convencidos de que a pesar de que Fidel y Raúl son hermanos, que salieron del mismo vientre; cada cual labró su propia historia, alcanzó sus propios méritos, poseen sus propias virtudes y defectos como humanos. Ambos son paradigmas de revolucionarios y han consagrado toda su vida en lograr el bienestar del pueblo cubano. Por tal razón, desde mi modesta posición de revolucionario cubano me atrevo a hablar de Raúl, con la convicción de que es un encargo de nuestro pueblo.
Raúl Modesto Castro Ruz nació el 3 de junio de 1931 en el poblado de Birán, Holguín. Cursó los primeros estudios en la ciudad de Santiago de Cuba y posteriormente se traslada a La Habana. Allí ingresa en la Universidad, donde participa en las luchas estudiantiles contra el corrupto gobierno de Carlos Prío Socarrás y la tiranía de Fulgencio Batista Zaldívar.
Perteneció a la Juventud Socialista y en junio de 1953, participó en la Conferencia Internacional de la Juventud, celebrada en Viena, Austria, y luego en la reunión del Comité Internacional Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Al regresar a La Habana, el 8 de junio, en compañía de dos jóvenes de nacionalidad guatemalteca, que se hicieron sospechosos a los agentes de la Aduana, quienes veían a todo estudiante de ese país como un elemento subversivo vinculado al gobierno de Jacobo Arbenz, y por supuesto considerado comunista, fue detenido y remitido al Buró de Investigaciones primero y después al Vivac del Castillo del Príncipe, donde permaneció detenido varios días. Ya en libertad se incorporó de lleno al Movimiento de la Generación del Centenario. Raúl fue uno de los firmantes del llamamiento al IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, pero no pudo asistir como Delegado pues en esos mismos momentos, tuvo una importante cita con la historia: El asalto al Cuartel Moncada.

Detenido por los sucesos del 26 de julio, al percatarse de que Fidel no había sido capturado manifestó ser el máximo dirigente de esta heroica acción. Mantuvo consecuente actitud en el reclusorio de Isla de Pinos siendo liberado junto al resto de los jóvenes del centenario el 15 de mayo de 1955, y llega a México como exiliado político el 23 de junio, donde recibió entrenamiento y regresó en la expedición del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956. Un día antes del desembarco fue designado jefe del pelotón de retaguardia.
Tras el descalabro de Alegría de Pío, con varios expedicionarios armados, logró adentrarse en la Sierra Maestra, reunirse con Fidel en Cinco Palmas e iniciar la lucha armada. Quince meses de sucesivas misiones combativas, una vida guerrillera en contacto con los problemas del campesinado de la región y las enseñanzas de Fidel, forjaron en él al jefe adecuado para la nueva empresa invasora.
El 27 de febrero de 1958, Raúl es ascendido a comandante y en dicha orden se le designa jefe de la Columna 6, que operaría en el territorio montañoso situado al norte de la antigua provincia de Oriente, desde el término municipal de Mayarí al de Baracoa, lo que más tarde sería el II Frente Oriental.
El territorio del noroeste del Oriente cubano se diferenciaba de la Sierra Maestra por su numerosa población, una compleja situación sociopolítica, facilidades de comunicación, presencia de alzados, autorizados unos por el movimiento revolucionario y otros por la libre; importantes propiedades mineras y azucareras norteamericanas y la presencia de la Base Naval Yanqui en Guantánamo. Por tales causas era necesario organizar la administración civil y otros complejos asuntos, para lo cual se requería de una jefatura experimentada, cohesionada, capaz y fiel a la causa y a las indicaciones de Fidel. Los méritos y cualidades de Raúl determinaron su promoción para tan trascendental encomienda.
Para entonces ya Raúl, no obstante su juventud (tenía 27 años) se había destacado por una ascendente labor político-militar, su desarrollo ideológico y carácter afable. Sus subordinados reconocían su capacidad de mando, firmeza, sensibilidad humana y proceder franco y abierto. Era comunicativo, alegre y poseía un alto sentido de la disciplina y la autoexigencia, así como un estilo muy particular de escuchar y solicitar las opiniones de los demás.
Uno de sus subordinados, el comandante Belarmino Castilla Mas ha testimoniado: “Nos llamaba la atención la actitud del veterano combatiente, ahora Jefe del Segundo Frente. Junto a su experimentada dirección, recio carácter y precisión a la hora de impartir las ordenes, su trato con los combatientes era fraternal y amistoso.”
José Pardo Llada, un popular periodista y comentarista de los años 50 del pasado siglo, quien oportunista al fin, mantuvo una posición electoralista frente al movimiento guerrillero en la Sierra Maestra, el 22 de diciembre de 1958 escribió las siguientes impresiones sobre Raúl:
“El caso de Raúl es extraordinario. Este muchacho muestra una serenidad, una madurez, una superioridad, que parece increíble que cuente solo 28 años. Su pensamiento político tiene la firmeza de quien sabe perfectamente el camino que debe seguir la Revolución para no confundirse con una simple insurrección armada.”
“Raúl Castro ve la Revolución con una proyección profundamente nacionalista y anti-imperialista. Cuando me habla del episodio del “secuestro de los norteamericanos de Caimanera” me recuerda, con sincera indignación, como el ejército americano entregaba a Batista las bombas de quinientas libras que sirvieron para bombardear criminalmente a la indefensa población campesina.”
“Fue tanto el terror que sembraron estos cobardes-agregó Raúl- que en un poblado cerca de Songo, hasta una cotorra, de una modesta familia guajira, aprendió a dar la voz tétrica de alarma: ¡avión, avión!.”
“A los prestigios que Raúl ha ganado en la guerra une un aire de modestia y sobriedad, que lo enaltece y distingue. Raúl Castro, que estuvo en el Moncada, que sufrió con Fidel la prisión de Isla de Pinos, que llegó en el Granma, que peleó en la Sierra y fundó el II Frente, ha ganado sus grados, a pesar de ser hermano del Jefe. Nadie le discute su valor. Todos le reconocen su capacidad e inteligencia.”
Alrededor del día 15 de noviembre de 1958, Radio Rebelde transmite la noticia de la ocupación de cuatro puestos del ejército, por las tropas del Segundo Frente Oriental. Cuando Fidel recibe la noticia de los triunfos arrolladores de Raúl, se vuelve sonriente al Capitán Coroneaux, advirtiéndole:
“Oye, si no nos apuramos y Raúl sigue avanzando, vamos a tener que rendirnos todos al Segundo Frente.”
El 18 de diciembre de 1958 en la reunión de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, efectuada en La Rinconada, se discutió la posible composición del gabinete revolucionario, pues ya se veía cerca el triunfo revolucionario. Allí se propuso a Manuel Urrutia como presidente del futuro gobierno revolucionario, pero Raúl manifestó su inconformidad al plantear que este era un burgués sin aval revolucionario alguno. Por esta razón decidió, al triunfar la Revolución, entrar en Santiago de Cuba y no continuar viaje hacia La Habana.
Meses después Fidel y el Che sostienen varias conversaciones con Raúl y logran convencerlo para que aceptara el cargo de Ministro de las FAR. Raúl sostenía “que no quería ser Ministro, pues ello suponía la burocratización del trabajo.”
Sin embargo, Raúl desde su cargo de Ministro de las FAR dedico muchos esfuerzos a la organización de la defensa en la antigua provincia oriental.
“En 1960 – recuerda Raúl – Fidel me mandó para Oriente: si salvamos Oriente, salvamos la Revolución, dijo. Vete para allá, yo me hago cargo del MINFAR con Sergio del Valle, dedícate a organizar el Ejército Oriental, es mucho la importancia de ese territorio, de sus montañas, y por la presencia de la base naval de Guantánamo.”
Después, durante la etapa de la Lucha contra Bandidos, la presencia de Raúl en las operaciones y cercos fue cotidiana.
Respecto al papel desempeñado por Raúl como Ministro de las FAR, Fidel ha expresado: “…ha sido un educador, un formador de hombres, y con mucha ecuanimidad y seriedad.”
Su pasión por la Revolución, su confianza en el pueblo, su firmeza de principios y su optimismo se pusieron de manifiesto cuando ante las vicisitudes del periodo especial, en su momento más difícil y complejo le hicieron expresar: Si se puede.
Que hablen los que lo conocen.
En un artículo periodístico de José Ramón Fernández y Asela de los Santos, dos amigos entrañables de Raúl, expusieron el siguiente testimonio:
Raúl como jefe.
“La guerra de liberación forjó en Raúl las cualidades de mando que lo caracterizan. Es sistemático en su estilo de trabajo y dirección. Cuando toma una decisión va a sus detalles, pero además a las relaciones y al entramado de actividades y plazos que reclama su cumplimiento. Sin cansancio ni desmayos sigue la trayectoria de sus órdenes e indicaciones, y de esa manera enseña a sus subordinados la importancia de la constancia en una tarea y de su seguimiento. Constancia y seguimiento que de perderse podrían conducir al debilitamiento de esa tarea, por bien que haya sido diseñada.”
Estilo de trabajo.
Muestra con su ejemplo personal, un sentido ético y pautas de comportamiento y actuación de dirección. Su estilo de dirección, no solo en la vida material, sino en las tareas gubernamentales y partidistas, demuestra lo sustancial de ese enfoque en el trazado de pautas y en su control eficiente. Modesto y firme a la vez, Raúl educa en la importancia de la elaboración colectiva de las ideas, el control colectivo de la marcha de las misiones, del papel estratégico de la unidad, la cooperación y el espíritu colectivista a la vez que combate la vanidad, la autosuficiencia, la pedantería, el individualismo y todo rasgo negativo y contrario a la moral socialista en que nos forjamos.
Valores patrios.
Estudioso y conocedor de nuestra historia, Raúl ve en ella una fuente de formación de valores patrios. Desde la llegada del pueblo al poder, concibió las conmemoraciones históricas como vías de instrucción y educación revolucionarias. Expresa que las fechas patrias deben servir de recuento y análisis; de ejemplo, estímulo y aliento. Exhorta a que se refuerce el contenido político e ideológico de conmemoraciones y efemérides revolucionarias, tanto nacionales como internacionales, a fin de que, ajenas a todo formalismo y espectacularidad, contribuyan al logro de objetivos concretos como la mejor forma de honrar a héroes y mártires.
Su familia.
Raúl siempre ha encontrado tiempo para atender a su familia y preocuparse por la educación de sus hijos que, ya adultos, son personas trabajadoras, responsables, sencillas y de gran calidad humana. Raúl y Vilma, formaron sus hijos desde sus valores y ejemplos personales. Hablar de Raúl con respecto a su familia es imposible sin aludir a Vilma, figura imprescindible en la historia y en la obra de la Revolución. Vilma, a la quien Raúl admiró desde que la conoció y después amó.
Confianza en los jóvenes.
Su conocimiento de la vida, de los seres humanos, sus convicciones revolucionarias y su confianza infinita en los jóvenes hacen del compañero Raúl un calador profundo en la esencia de la educación de las nuevas generaciones, así como un crítico contundente de formas y métodos que no se corresponden con cada tiempo histórico, con cada nueva etapa del desarrollo de la Revolución, con la realidad con la vida misma. Reconoce que los jóvenes de hoy son en efecto más exigentes porque son incomparablemente más capaces, más instruidos, más cultos y, sobre todo, más críticos, y que no es un mal síntoma que sean así, sino al contrario. Ha alertado, al mismo tiempo, que lo erróneo es querer llegar a ellos mediante fórmulas esquemáticas, con recursos triviales y argumentos insustanciales.
Gianni Miná, en su célebre entrevista con Fidel al preguntarle sobre su hermano Raúl respondió: “Es capaz, responsable y brillante.”
Otra pregunta sagaz del periodista: “Comandante, ¿su sucesor será su hermano Raúl? ¿Qué cualidades posee él que usted no tiene y, a su vez, cuáles defectos tiene él que usted no tiene?
Fidel respondió: “Oye, me vas a poner a hacer un examen comparativo entre dos hermanos. Yo creo que no sería correcto que me pusiera a hacer ese tipo de examen.” Y añadió: “Lo que ocurrió es que al principio de la Revolución nosotros conocíamos los planes de la CIA para asesinarme, un método, algo que han tratado de hacer durante mucho tiempo, y lógicamente, había que tomar algunas medidas preventivas. En aquella época se hablaba mucho de que Raúl era más radical, todas aquellas cosas. Yo llegué a la conclusión de que realmente, en aquel momento, en aquellas circunstancias, ante el pueblo había que explicar que la eliminación física mía no liquidaría la Revolución y que inmediatamente habría otro jefe revolucionario. Y en mi opinión, el compañero que estaba más preparado de todos, al que conocía muy bien, para realizar esa tarea, era el compañero Raúl. Desde entonces se estableció ese precedente y se creó el cargo, incluso de Segundo Secretario del Partido.”
Frei Betto, en su obra “Fidel y la religión” hace la siguiente caracterización de Raúl: “Se puede ver que es una persona afable. Sin embargo, tiene fama de duro fuera de Cuba. Caprichos del imperialismo, que mediante sus poderosos medios de comunicación dibuja en nuestras cabezas la caricatura de sus enemigos. Pinta a Raúl como un sectario y a John Kennedy como un muchacho buen mozo. Pero quien planeó, organizó, patrocinó y financió la invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, en flagrante falta de respeto a la soberanía del pueblo cubano, fue el joven, risueño, demócrata y católico marido de Jacqueline. En su trato personal, Raúl es relajado y sabe hablar sonriendo, lo cual es raro en los políticos capitalistas, siempre circunspectos, ¿Y cómo puede ser duro el compañero de una mujer tan dulce como Vilma Espín?”.
Como es conocido, desde el 24 de febrero de 2008 Raúl fue electo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba. En el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba en abril de 2011 fue electo por la militancia para el cargo de Primer Secretario.
En fin, así es Raúl. Este es el otro Castro. Los cubanos estamos orgullosos de los Castros. Ojala se pudieran clonar más Castros.
Por Israel Valdés Rodríguez*
* (San Antonio de los Baños, 1952) profesor e historiador, miembro del secretariado permanente de la Unión de Historiadores  de Cuba.

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