La decisión fue tomada por el ministro de Cultura, Dario Franceschini, tras la propuesta del alcalde de Turín, Piero Fassino, indignado por la ejecución de uno de los mayores expertos en arqueología de MedioOriente, jefe de antigüedades de Palmira de 1963 a 2003.
Assaad, de 82 años, fue ejecutado por los yihadistas el martes por la tarde en la famosa ciudad antigua de la provincia de Homs (centro), su cuerpo fue colgado de un poste y la cabeza abandonada en el piso.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, propuso por su parte que todas las reuniones organizadas por su partido, el Partido Democrático(izquierda) durante el verano boreal, llamadas la "Fiesta de la Unidad", dediquen una jornada al arqueólogo.
"No hay que ceder ante la barbarie", escribió en un tuit Renzi.
La Unesco, Francia y Estados Unidos denunciaron el asesinato "brutal" cometido por "bárbaros".
En el cartel colocado en el cadáver de Al Asaad, los yihadistas lo acusan de ser un partidario del régimen sirio, por haberlo representado en conferencias en el extranjero junto con "infieles", y de ser el director de los "ídolos" de Palmira.
Los yihadistas tomaron la ciudad vieja de Palmira, inscrita en el Patrimonio Mundial de la UNESCO por sus famosas ruinas, el 21 de mayo.
La versión extrema del islam promovida por el grupo EI proscribe formalmente la visita de estos sitios arqueológicos o históricos, y considera las estatuas de figuras humanas o animales como idolatría.
Según la ONU, más de 300 sitios históricos sirios han sido dañados, destruidos o saqueados desde que inició el conflicto en 2011.
Por lo menos algo de dignidad le queda a una nación europea, cuando es muy evidente que la creación de estos salvajes criminales del ISIS son obra precisamente de ellos, del Occidente.
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