lunes, 6 de julio de 2015

Una docena de tesis sobre la crisis del capitalismo en Grecia



1. La crisis económica de Grecia es una manifestación de la crisis del capitalismo y no tiene ninguna solución dentro sino fuera del capitalismo que la ha engendrado, es decir, construyendo el socialismo. Las crisis económicas no tienen culpables. Con otros personajes y con otras políticas distintas, la crisis hubiera estallado exactamente igual.

2. En su etapa imperialista, las crisis del capitalismo son siempre crisis internacionales, conciernen a todos los países capitalistas. No hay países capitalistas que no estén en crisis. Pero sus manifestaciones son más agudas en aquellos países más frágiles, como Grecia, entre otros motivos porque las potencias más fuertes tratan de perder menos trasladando los perjuicios sobre ellos.

3. En los años ochenta la crisis de la deuda estaba en los países del Tercer Mundo. Ahora se ha trasladado al corazón de Europa. Los préstamos internacionales no se conceden para que se devuelvan en billetes de curso legal, porque es imposible, sino para crear Estados agradecidos, sometidos, dóciles, sumisos y necesitados de un segundo préstamo para pagar el primero.

4. El deudor perfecto no es el que paga sino que el que no paga. La economía burguesa nos confunde. El deudor que paga se libera. ¿Es eso lo que quiere el imperialismo? No. Lo que quiere son deudores que no paguen, porque son los que siempre están pagando. Pagan con decisiones políticas. Por eso los Estados deudores votan en la ONU lo que le dicen sus acreedores.

5. En el caso de Grecia, como en el de los demás países, la alternativa a la bancarrota económica comprende necesariamente la salida de la OTAN. Grecia entró en el euro por las presiones de Estados Unidos, para lo cual el banco Goldman Sachs falsificó la contabilidad del país, lo cual era sobradamente conocido por todos los países e instituciones financieras europeas.

6. A pesar de que Grecia y Turquía forman parte de la OTAN, Estados Unidos ha venido alimentando la rivalidad entre ellos, que alcanzó su máxima expresión durante la guerra de Chipre en 1974. Ambos países han padecido sucesivos golpes de Estado y están fuertemente militarizados. No obstante, el mayor perjudicado por dicha rivalidad es Grecia, entre otros motivos por su forzada pertenencia a la eurozona.

7. La crisis de Grecia no es, pues, exclusivamente económica sino también política e internacional y no saldrá de ella sólo con más préstamos ni más cambios en la política económica. Hace tiempo que Grecia ha llegado al final del túnel, lo que ha llevado a la bancarrota de todo el sistema político y de los partidos tradicionales en que siempre se ha sustentado.

8. La oligarquía griega sabe que Syriza no es su tabla de salvación, pero ante el agotamiento y la falta de alternativas viables para sus intereses, el reformismo tiene que gestionar la mendicidad internacional con promesas y frases sonoras. Las deudas engendran dependencias y subordinaciones que van mucho más allá de la bochornosa negociación de una suspensión de pagos. Grecia no tiene nada que ofrecer a Bruselas porque ya lo ha dado todo. No se puede exprimir más. Ha llegado a su tope.

9. Como organización reformista, el único proyecto de Syriza es apelar a la beneficencia internacional, convertir a Grecia en un país mendigo y pedigüeño para que el capital financiero europeo demuestre, una vez más, su buen corazón, que no es tan desalmado como lo pintan. En su rebuscada jerga financiera a las limosnas las llaman reestructuraciones, quitas, rebajas de los intereses y aumento de los plazos para pagar lo que no se puede ni se podrá pagar nunca. Grecia padece y seguirá padeciendo en el futuro una condena a cadena perpetua, la de devolver el dinero prestado, que sólo acabará cuando acabe con el capitalismo.


10. A la troika, Merkel, Draghi, Lagarde y demás no les gusta jugar el papel de buitres carroñeros que les ha tocado en suerte. Preferirían demostrar su generosidad, aumentar las propinas de los camareros y arrojar unas monedas a los hambrientos para que compren una barra de pan. Pero los millonarios benefactores saben que allá donde lanzan un hueso se llena de perros y donde tiran unas migas se llena de palomas. Detrás de Grecia van de cabeza los demás mendigos europeos a extender su mano, empezando por España.

11. Los mendigos nunca tienen suficiente, y el papel de las ONG y los reformistas en Grecia, en España y en otros países es el de quejarse de la tacañería del capital financiero. Aunque sus cajas fuertes rebosan de dinero, sólo regalan migajas. Han reconvertido la crisis del capitalismo es una crisis humanitaria. En el futuro inmediato, en Grecia y en España nos aguardan las interminables lamentaciones de quienes piden caridad y a veces incluso la exigen a gritos. Con las masas sumidas en la miseria, los más radicales dicen que hay que repartir la riqueza, no los medios con los que se produce.

12. Una crisis humanitaria afecta a todos. Por eso los reformistas no hablan de clases sociales sino de la ciudadanía y de la gente. Su proyecto es nacional. Pretenden convertir a los países deudores en albergues nocturnos para desamparados. Quieren ser la voz de todo un país, quejarse de que quienes nos mantienen sometidos están lejos de nosotros, en Bruselas, en Berlín o en Wall Street. Nos llaman a luchar contra siglas, fantasmagorías que nadie conoce y contra las que se puede despotricar sin compromiso alguno. ¿Quién puede oponerse a una protesta contra el FMI, el BCE o la OMC?

Escrito por Juan Manuel Olarieta

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