viernes, 19 de junio de 2015

La oposición trama un golpe en Ecuador





Por Vicky Peláez.- La semana pasada, Ecuador estaba sacudido por las marchas de protesta, plantones y violencia convocados y dirigidos por la oposición a través de las redes sociales bajo el pretexto de no permitir al gobierno de Rafael Correa prosiga con el proyecto de la Ley de Distribución de Riqueza (herencia) y la Ley de Ganancias Extraordinarias (plusvalía).

Pero lo que más exigían los manifestantes azuzados por los líderes de la derecha, especialmente en Guayaquil, Quito y Cuenca era la dimisión del presidente Correa. Su consigna principal era ¡Fuera Correa, Fuera!

Lo que buscaba la oposición era provocar el caos y la violencia y así crear condiciones para la "transición democrática". Estaban utilizando la mismas tácticas y estrategias probadas durante el golpe de Estado en Venezuela el 2002 o el intento de derrocar al presidente Evo Morales en 2009 y al mismo Rafael Correa el 30 de setiembre del 2010.

Las manifestaciones contra Dilma Rousseff en Brasil, el reciente paro general convocado por el sindicalismo amarrado con la derecha en Argentina y la guerra declarada de las élites venezolanas contra Nicolás Maduro son parte de un plan general imperial para desestabilizar los gobiernos en Latinoamérica que se oponen a la globalización en términos neoliberales y se empeñan por crear su propio desarrollo con soberanía.

En cada uno de estos países, el gobierno tiene que resistir las acusaciones de la oposición tanto de la izquierda como de la derecha. Mientras que los izquierdistas acusan permanentemente a Rafael Correa, Evo Morales, Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Nicolás Maduro por tratar de instalar el sistema capitalista consumista y desarrollista, la derecha llama a la población a oponerse al plan de imponer el comunismo a la nación. En todos estos países los opositores de ambos extremos exigen respeto a las libertades y a los derechos humanos pero apenas salen a las calles recurren inmediatamente a las provocaciones, insultos y a la violencia.
En el caso de las recientes protestas en Ecuador (8 a 15 del mes en curso) por gravar con intereses a los que tienen riqueza, se da la impresión como lo anotó el periodista ecuatoriano, Orlando Pérez que "estaríamos en un escenario completamente loco: si Ecuador se levanta por los impuestos a la herencias, quiere decir que una gran mayoría goza de grandes fortunas y, en consecuencia, somos un país desarrollado con altos índices de acumulación de capital y riqueza nacional".

La realidad es completamente diferente. Según el informe del World Ultra Wealth Report, Ecuador cuenta con 265 personas que acumulan 30 mil millones de dólares. Si tomamos en cuenta que el Producto Bruto Interno (PBI) del país es alrededor de 94 mil millones de dólares, la riqueza de estas personas es equivalente al 35 por ciento del PBI. En total el 10 por ciento más rico recibe 25 veces más ingresos que el 10 por ciento más pobre. El salario mínimo en el país es de 354 dólares al mes. Si tomamos en cuenta que el 53,5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) pertenece al sector informal, donde más de la mitad de los trabajadores perciben mucho menos de esta cantidad, veremos que alrededor de 3,5 millones de los ecuatorianos del total de la población tiene muy poca posibilidad a tener acceso a una herencia. Lo mismo pasa con otros 3,6 millones de ecuatorianos que son pobres y ganan alrededor de 82,11 dólares al mes y los siguen 1,4 millones en extrema pobreza que se defienden con 42,27 dólares al mes.

Si sumamos todo esto nos daremos cuenta que de los 15,7 millones de habitantes de Ecuador una pequeña minoría se vería perjudicada si se aprobara esta Ley de Herencia. En una de sus recientes intervenciones Rafael Correa explicó que la reforma de impuestos a las herencias sólo afectará el dos por ciento de la población. A la vez el impuesto a la plusvalía reconocerá una ganancia justa que será de 24 salarios básicos, es decir una base exenta. Explicó que "los pobres son pobres porque estamos viviendo hoy en día un dos por ciento de las familias manejando el 90 por ciento de las empresas…y esta gente y sus corifeos no están defendiendo a los pobres, a la clase media…están defendiendo sus intereses, sus bolsillos".

Jamás en la historia de Ecuador o cualquier otro país latinoamericano las élites económicas y políticas hayan convocado alguna vez las protestas para promover garantías económicas, sociales y políticas tanto para los pobres como para la clase media. Siempre supieron defender sus propios intereses, manipulando hábilmente a otros segmentos de la población. Resulta que en Ecuador los ingresos de integrantes de 115 consorcios empresariales, que son equivalentes al 46 por ciento del PIB, es decir alrededor de 43 mil millones de dólares, representan el 0,2 por ciento de los contribuyentes.

Precisamente este sector logró promover movilizaciones utilizando a la clase media desinformada e inclusive a miles de pobres para que se opusieran a cualquier intento del gobierno para redistribuir la riqueza.

Los más ambiciosos representantes de las élites como Mauricio Rodas, Guillermo Lasso, Jaime Nebot, Andrés Páez utilizaron hábilmente las redes sociales y todos los medios de comunicación a su alcance, que son la mayoría, para convertir el proyecto de Ley a la Herencia en un motivo ideológico para que la clase media cumpliera su rol de organizar el "despertar de las calles" al estilo venezolano. En el caso de prenderse la chispa, los opositores están planificando a empezar a disputar el espacio político al partido de gobierno, Alianza País y a la Revolución Ciudadana. Saben perfectamente que por la vía legal no podrían llegar a la presidencia, entonces utilizan a los tergiversadores profesionales y a los medios de comunicación para convencer a los que no tienen nada o tienen poco, como lo resaltó la periodista ecuatoriana Nancy Bravo de Ramsey, "protestar airadamente a favor de los que tienen más, que son quienes los dirigen y los ordenan qué es lo que deben hacer o exigir".

El hecho es que todo este alboroto sucedió durante la ausencia del presidente, que estaba asistiendo a la Cumbre CELAC-Unión Europea en Bruselas, muestra la incapacidad del partido gubernamental y de los líderes de la Revolución Ciudadana de actuar por si solos sin la presencia del timonel. A la vez, la reacción de Rafael Correa frente a las marchas de protesta fue demasiado precipitada cuando declaró: "¿Quieren sacar al presidente? ¡Háganlo democráticamente!" En realidad Rafael Correa reaccionó como un niño mimado sin tomar tiempo para la meditación sobre lo ocurrido cuando planteó a sus detractores que promuevan un referendo revocatorio si quieren sacarlo del poder.Recién, después de meditar algo tomó una decisión correcta de retirar temporalmente proyectos de ley mencionados y abrir un gran debate nacional sobre la dimensión y el contenido de estas leyes y como él dijo "sobre la clase de país que deseamos". Al día siguiente de la declaración del presidente, una comisión legislativa anunció que iniciará una campaña cívica de información para dar a conocer en el campo y la ciudad los alcances de los proyectos de ley sobre herencias y plusvalías. "Así los ciudadanos en todos los rincones del país", según el presidente de la Comisión de Régimen Económico de la asamblea Nacional, Virgilio Fernández, "podrán ver que estos proyectos no afectan ni a los sectores populares ni a la clase media".

Precisamente esta campaña hubieran tenido que hacer los líderes de la Revolución Ciudadana antes de enviar el proyecto de las leyes a la Asamblea Legislativa. Entonces la reacción del pueblo hubiera sido completamente diferente pues los ricos y poderosos de Ecuador no habrían tenido espacio para su campaña de desinformación, sembrando el pánico y la inquina en el país debido a la falta de reflexión de la gente y su susceptibilidad a los rumores. Los oligarcas vieron su momento en la torpeza, falta de análisis y el desconocimiento de la psicología humana por los burócratas del gobierno. Lo aprovecharon inmediatamente para engañar con el apoyo de la prensa a su servicio y con el dinero de los banqueros a numerosos sectores de la población, haciéndoles creer que serían los más afectados por la ley de la herencia y la de plusvalía.

La semana de protestas y violencia podría convertirse en una escuela de reflexión, meditación y el análisis para el gobierno si sacan las conclusiones objetivas de lo sucedido y corrijan sus errores para que puedan seguir adelante con la Revolución Ciudadana que ya tanto bien hizo a la sociedad ecuatoriana y en especial a sus desposeídos, sacándolos de la pobreza a un ritmo más acelerado en América Latina y a la clase media que creció notoriamente durante siete años del gobierno de Rafael Correa.


También los líderes de la Revolución Ciudadana tienen siempre tener en cuenta que "el pueblo", según el poeta inglés Alexander Pope, "es una fiera de múltiples cabezas".

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