En el análisis de la política de Rusia respecto a Yemen hay que tener en cuenta que Moscú no considera a este país árabe dentro de su círculo de máximos intereses vitales. Además, los rusos saben bien que una intervención directa o indirecta en Yemen provocará la reacción del Occidente —como ha ocurrido ya en el caso de Ucrania— y esto puede poner en peligro sus intereses sensibles. Por estas razones, la reacción de Moscú ante los avatares en Yemen no ha sido tan agresiva.
Hay que tener en cuenta los siguientes puntos para entender mejor el enfoque de Rusia en cuanto a Yemen.
1. Los rusos ven los acontecimientos en Yemen desde su propio punto de vista. Ellos no toman posturas hasta que no hayan comprobado los costos y beneficios de una crisis. La actual postura del Kremlin demuestra que los rusos tienen dudas serias sobre la parte que va a triunfar en el conflicto yemení y, por esto, se abstienen de tomar partido por alguno de los lados. Los rusos saben muy bien que, en la actual situación, ninguna parte puede alcanzar la victoria sin un ataque terrestre en Yemen.
2. Debido a las consecuencias de una eventual intervención de Rusia en Yemen, la reacción de los rusos no diferiría mucho de la de los países occidentales. Por otro parte, hay tener en cuenta que Rusia tiene un protagonismo limitado en la escena internacional y no puede involucrarse en todas las crisis internacionales. De hecho, Rusia es una potencia que ha sido capaz de separar o anexionar a su territorio regiones como Osetia, Abjasia o la península de Crimea, con las que ha mantenido una influencia tradicional, sin embargo, Moscú carecer de la capacidad necesaria para ocupar o mantener amplia presencia militar en regiones y países donde no tiene intereses vitales.
3. Rusia ha anunciado oficialmente que apoya la reconciliación nacional en Yemen, de hecho, cree que los diálogos nacionales en Yemen se deben retomar y se debe atender las demandas e intereses de todas religiones y sectas en el país árabe. Desde antes, Rusia ha expresado su apoyo a la iniciativa de la Liga Árabe y del Consejo de Cooperación del Golfo (Integrado por los países árabes del Golfo Pérsico) para poner fin al conflicto en Yemen.
4. Al contrario de la antigua Unión Soviética, que apoyaba a los revolucionarios de todo el mundo, Rusia no se siente comprometida con respaldar revoluciones y grupos anti-EEUU. Hoy en día, la inestabilidad es el peligro más importante para Rusia, país que no considera ya más las revoluciones como una herramienta de su política exterior. El principal objetivo de Rusia en Yemen es contener a los grupos extremistas suníes, especialmente Al-Qaeda. Por esto, prioriza la estabilidad al conflicto entre grupos yemeníes y su apoyo a las corrientes revolucionarias. Esto porque el extremismo religioso en Yemen y Oriente Medio afecta la estabilidad en zonas como el Cáucaso del Norte, donde Rusia mantiene una influencia tradicional.
5. La postura de Rusia respecto a los avatares de Yemen muestran que Moscú ha adoptado una estrategia de no intervención. Parece que Rusia tiene una postura contraria a la de Arabia Saudí y el Occidente y que critica el doble estándar en loa casos de Ucrania y Yemen, pero en realidad, Moscú ha programado una estrategia de no intervención para poder así mantener sus contactos con todas las partes del conflicto y desempeñar el rol de mediador cuando sea preciso.
6. En caso de que la República Islámica de Irán aumentara sus negociaciones diplomáticas con Rusia para convencerla de que el movimiento yemení Ansarolá será el vencedor del conflicto. En este sentido, parece que hay tres factores que podrían influenciar en la política exterior de Rusia sobre Yemen.
Primero: Lo que puede provocar el interés de Rusia sobre Yemen es la situación geográfica de este país, especialmente su domino sobre el estrecho de Mandeb que conecta el golfo de Adén con el mar Rojo. Así los rusos incluirán a Yemen en la agenda de su rivalidad geopolítica con el Occidente.
Segundo: La confrontación de Rusia y Estados Unidos en Ucrania y la confrontación de este país con los Estados árabes en Siria son los factores que puede animar a Rusia a desempeñar un papel más activo en el caso yemení. De hecho, con la intervención en Yemen, Rusia puede abrir un nuevo frente contra el Occidente, principalmente contra EEUU y sus aliados de regionales.
Tercero: considerando las preocupaciones de Moscú sobre la expansión del extremismo en Oriente Medio y su contagio a las regiones musulmanas rusas como el Cáucaso del Norte, los chiíes houthíes de Ansarolá pueden contener a los extremistas suníes y grupos como Al-Qaeda en Yemen.
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