El proceso de expansión territorial de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha estancado, dice. Pero el proyecto continental de los gobiernos progresistas y revolucionarios no ha agotado sus energías, agrega.
En América Latina, dice Alvaro García Linera, se abrió un nuevo capítulo signado por el inicio del proceso de destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, que fue apartada del poder en forma temporal. Una suspensión de 180 días en los que el Senado deberá votar si la mandataria es culpable de lo que se la acusa: “pedaleadas fiscales” que implican el uso de fondos de bancos públicos para cubrir programas de responsabilidad del gobierno, aunque esas maniobras fueron usadas por gobiernos anteriores. Debido a la apertura del juicio político, la presidencia interina quedó en manos del vicepresidente, Michel Temer, lo que representa una muestra del giro a la derecha que se está viviendo en la región. “Quiero llamar la atención sobre lo que está pasando en el continente. No estamos en un buen momento. Algunos hablan de un retroceso, otros de un avance de los restauradores. Lo cierto es que en el último año, después de la irradiación de gobiernos progresistas y revolucionarios durante diez años, han triunfado las fuerzas conservadoras. Han iniciado un proceso de restauración de las viejas elites de los 80 y 90, que nuevamente han asumido o quieren asumir el control de la gestión estatal. Todo esto dirige su ataque hacia la década virtuosa o dorada de América Latina”, dice García Linera, vicepresidente de Bolivia, en diálogo con Página/12.
El intelectual orgánico, que formó parte del Ejército Guerrillero Tupaj Katari (EGTK), estuvo preso durante cinco años, y es desde el 2005 el compañero de fórmula del presidente Evo Morales, fue expositor en la conferencia “Restauración conservadora y nuevas resistencias en Latinoamérica” organizada por la Fundación Germán Abdala en la facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Durante la actividad, se realizó el lanzamiento de la Fundación como iniciativa de los gremios UTE Capital (Unión de Trabajadores de la Educación) y ATE Capital (Asociación de Trabajadores del Estado). Participaron dos referentes del pensamiento de la Patria Grande, el sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader y el filósofo y politólogo argentino, ex rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Eduardo Rinesi. Estuvieron presentes el secretario general de CTA, Hugo Yasky, junto a Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital, los diputados del Parlasur Daniel Filmus y Víctor Santa María, la ex diputada nacional y compañera de Germán Abdala, Marcela Bordenave, y el secretario de Comunicación y Difusión de CTA, Carlos Girotti.
Después del evento, la entrevista se realizó camino a la base militar de Aeroparque y en la sala de espera de dicho aeropuerto, donde lo esperaba un avión privado para volver a su país.
En los últimos meses el proceso de expansión territorial de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha estancado: a esa conclusión llega García Linera. “Hay un regreso de sectores de la derecha en países importantes del continente y hay una amenaza de que suceda lo mismo en otros. La derecha siempre va a buscar sabotear los procesos progresistas. Hay que evaluar qué cosas nosotros no hemos hecho bien, dónde hemos tenido límites y tropiezos, que permitieron que la derecha hoy tome el poder”. Con un discurso crítico, pero a la vez optimista, el vicepresidente considera que el proyecto continental de los gobiernos progresistas y revolucionarios no ha agotado sus energías, ni tampoco se ha derrumbado, sino que ha sido golpeado y saboteado.
García Linera cree que en el continente hay un proceso revolucionario que se da por oleadas, donde existe una izquierda que no agotó su proyecto y una derecha que no ofrece nada nuevo. Considera que la situación actual en Brasil y en Argentina, es un regreso a lo antiguo. “Cuando se dé la segunda oleada se tiene que saber recuperar los errores cometidos en la primera. Hay que darle mucha importancia a la economía en el sentido de que si no tenés una base económica que garantice bienestar a los más pobres, no tendrás estabilidad y garantía de continuidad. En segundo lugar, si bien un gobierno tiene que gobernar para todos, incluidos sus adversarios, nunca hay que hacerlo a costa de golpear a la base social que te llevó a dónde estás y que te sostiene. No podés cambiar de aliados a mitad de camino”.
En la línea de la autocrítica, el vicepresidente agrega más elementos a tener en cuenta: “El tercer factor tiene dos caras, una es que cada acción social que uno vaya a hacer de justicia y de igualdad tiene que ir acompañada por procesos de politización. La otra cara es saber entender las nuevas sensibilidades y discursos, formas de organización y comunicación de las clases medias emergentes. La cuarta lección es siempre llevar adelante una revolución cultural que acompañe las transformaciones económicas. Hay que modificar el alma intima de la sociedad. Un quinto elemento es el comportamiento ético. Un gobierno tiene que acompañar el decir con el hacer, lo que propugna con lo que es. El último elemento es cómo se garantiza en regímenes democráticos la continuidad del liderazgo y no tengo la menor idea, no le encontré solución”.
Tras la suspensión de Dilma, Bolivia fue uno de los países que dio su apoyo a la presidenta. Evo Morales emitió mensajes a través de la red social Twitter, dirigidos a su par brasileña. Uno de ellos decía: “No al golpe congresal. Defendamos la democracia del Brasil, su liderazgo regional y la estabilidad de América Latina”. De manera pública, el gobierno boliviano catalogó al impeachment como un golpe blando. “Hemos calificado al golpe como blando porque hubo un uso abusivo y manipulado de la legalidad para armar una trama que ha llevado a la destitución de una presidenta. La están acusando de algo que todos los gobiernos constitucionales de Brasil han hecho. ¿Por qué si es una tradición en el ámbito nacional brasilero se la culpa y enjuicia a ella? Porque es mujer, del Partido de los Trabajadores (PT) y ex guerrillera”.
Si bien el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, no descartó que los países miembros puedan aplicar la cláusula democrática, que condena las rupturas o amenazas a la democracia en la región, aún no existen iniciativas para una reunión de mandatarios. Para García Linera esto se debe a que el continente está en un momento de inflexión. “La correlación de fuerzas continental no es la más favorable. Antes estábamos en ascenso y podíamos tener acciones en conjunto. Ahora cada país de la región está pasando por problemas internos. Así es difícil construir un consenso para aplicar este tipo de cláusulas democráticas que permitan restablecer el orden democrático y la legitimidad que da el voto. Cuando tenés a Brasil y a Argentina replegados con lo suyo, a Venezuela con problemas, a Colombia mirando a Estados Unidos, es difícil que los países más pequeños puedan asumir un liderazgo en el continente”.
En Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS), al cual pertenece el vicepresidente, también sufrió un revés en el resultado de las últimas elecciones que concluyeron con el voto negativo al referéndum que buscaba determinar si Evo podría postularse para un cuarto mandato consecutivo entre 2020 y 2025. Detrás de la derrota del gobierno, existió una campaña llevada adelante por el periodista Carlos Valverde que hablaba del nacimiento de un hijo que sería de la empresaria Gabriela Zapata y el presidente. Recientemente, Valverde dijo que el niño no existió jamás. “Sabemos que el referéndum era un tema muy complicado, lo que pone en juego es la continuidad de un liderazgo. Nos ha afectado mucho la campaña de mentira y difamación. Recién hace pocos días salió la verdad a la luz acerca del supuesto hijo. Durante tres meses, toda la prensa de la derecha se dedicaba a hablar de Evo y de que no cumplía sus responsabilidades como padre. Eso nos afectó y se conjugó para la derrota. Pero tenemos por delante cuatro años de gestión que nos permitirán remontar. Pudimos acabar con la infamia, estamos vivos y seguimos con nuestra gestión de gobierno”.
Cuando tenés a Brasil y a Argentina replegados con lo suyo, a Venezuela con problemas, a Colombia mirando a Estados Unidos, es difícil que los países más pequeños puedan asumir un liderazgo en el continente”.
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