La guerra en la región de Oriente Medio continúa su marcha. Por estos días suceden acontecimientos, dentro de Siria e Irak, que marcan importantes retrocesos del Estado Islámico (ISIS), aunque la agrupación responde con ofensivas militares repentinas en otras regiones obteniendo algunos resultados positivos.
El pasado 23 de Mayo, el Primer Ministro iraquí, Haider al-Abadi, hizo anuncio del comienzo de una nueva ofensiva militar contras las fuerzas yihadistas del ISIS. El objetivo es la recuperación de la ciudad de Faluya la cual se encuentra bajo dominio de los fundamentalistas religiosos.
Faluya se localiza dentro de la gobernación de Ambar, si bien no es una ciudad muy grande en expansión territorial posee otras características que la destacan: es considerada foco del sunnismo iraquí, es conocida como “la ciudad de las mezquitas” por ser un importante centro religioso, y siempre sobresalió por poseer un gran movimiento comercial.
La ciudad es controlada por el Estado Islámico desde principios de 2014, siendo su obtención una de sus grandes victorias. Meses después tomarían Mosul, lo cual significó la conquista de mayor poderío territorial y económico para la posterior declaración del Califato, el 29 de Junio de 2014.
Desde comenzada la operación militar, las fuerzas locales han recuperado el dominio de muchos territorios periféricos a Faluya como así también la reconquista de la ciudad de Ramadi, capital de la gobernación de Ambar. El avance militar se realiza con bombardeos aéreos que cuentan con la ayuda de las tropas rusas. Los fundamentalistas religiosos también perdieron el control de la ciudad de al-Karma, otra localidad de importancia dentro de Ambar.
Como mencionamos anteriormente, el objetivo principal de esta operación es recuperar la ciudad de Faluya. Si bien todavía no está logrado, las victorias obtenidas en su periferia hacen ver por estas horas que las fuerzas locales puedan recuperar prontamente el control de Faluya, desplazando así a los fundamentalistas. Este panorama parece ir debilitando la resistencia del ISIS dentro de Faluya por el hecho de resistir pero encontrándose rodeados.
Las fuerzas kurdas de la región autónoma kurda de Irak, al norte del país, también se encuentran en combate para expulsar de aquellos territorios a los combatientes pertenecientes al Estado Islámico. En caso de concretarse ambas derrotas, el yihadismo perdería mucho territorio dentro de Irak y en poco tiempo, lo cual debilitaría también sus fuentes de financiamiento, claves para la supervivencia de su Califato.
En cuanto a los territorios sirios, la guerra cada vez es más intensa y el ISIS retrocede en algunos territorios a la vez que logra avances en otros.
Alepo, región cercana a la frontera turco-siria, continúa siendo foco de grandes combates donde los fundamentalistas ganan terreno para poder controlar más territorios que hoy se encuentran bajo dominio del Ejército Libre de Siria (ELS). Al ser una localidad inmediata a la región kurda de Siria, se espera que las fuerzas militares kurdas, Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), puedan cooperar con el ELS para combatir a las tropas yihadistas.
La importancia de los territorios de Alepo reside en poder dominar la ruta comercial del mercado negro del petróleo, mayor negocio financiero del ISIS, que va desde zonas turcas hasta todo territorio bajo su dominio.
La constancia de las operaciones militares hace que miles de civiles deban abandonar sus hogares, acrecentando la crisis de refugiados que azota la región desde comenzado el conflicto civil.
Pero la capital del califato es uno de los principales objetivos para derrotar al ISIS. La estrategia para ganarles el dominio de al-Raqqa está concentrada en manos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que avanzan lentamente para poder llegar al centro de la capital. Las FDS es una coalición formada por kurdos, árabes y cristianos, con el fin de vencer a la agrupación liderada por el Califa Ibrahim.
Los conflictos militares prosiguen su andar en territorios sirios e iraquíes y lo más relevante, por estos días, reside en entender la importancia de que el Estado Islámico viene perdiendo terreno claves para la estabilidad de su Califato.
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