miércoles, 27 de mayo de 2015

Ucrania, autopsia de un golpe de Estado


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El movimiento de protesta (llamado «Euromaidán») que ha vivido recientemente Ucrania es interesante por varias razones. Demuestra cómo con apoyo extranjero y sin intervención militar se puede fomentar con éxito un golpe de Estado civil contra un gobierno elegido democráticamente. Desvela la flagrante parcialidad y la falta de integridad de los medios de comunicación dominantes occidentales que con argumentos falaces apoyan ciegamente el intervencionismo occidental y que con una visión maniquea de la situación califican a unos de buenos y a los otros de malos. Lo que es aún más grave, esboza los hasta entonces vaporosos contornos del renacimiento de la Guerra Fría que se creía enterrada con la caída del Muro de Berlín. Finalmente, nos ofrece una proyección probable de la situación de los países «primaverizados» en la medida en que Ucrania conoció su «primavera» en 2004, primavera denominada en general «revolución naranja».
Pero para comprender la situación actual de Ucrania es primordial revisar algunas fechas importantes y los nombres de los principales actores de la política ucraniana tras la era soviética:

1991
Ucrania se separa de la URSS.
1991-1994Leonid Kravtchouk (exdirigente de la era soviética) es el primer presidente de Ucrania.
1991Julia Timochenko crea la «Compañía de Petróleo Ucraniano»
1992-1993Leonid Koutchma (prorruso) es primer ministro bajo la presidencia Kravtchouk. Dimitirá en 1993 para presentarse a las elecciones presidenciales del año siguiente.
1994-1999Leonid Koutchma es el segundo presidente de Ucrania.
1995Julia Timochenko reorganiza su sociedad para fundar con la ayuda de Pavlo Lazarenko la compañía de distribución de hidrocarburos « Sistemas energéticos unidos de Ucrania» (SEUU) .
1995Pavlo Lazarenko es nombrado viceprimer ministro encargado de la energía.
1996SEUU tiene un volumen de negocios de 10.000 millones de dólares y obtiene 4.000 millones de beneficios.
1996-1997Pavlo Lazarenko es primer ministro bajo la presidencia de Koutchma.
1997El presidente Koutchma cesa a Pavlo Lazarenko.
1998La policía suiza detiene a Lazarenko en la frontera franco-suiza y las autoridades de Berna le acusan de blanqueo de dinero.
1999Lazarenko es detenido en el aeropuerto JFK de Nueva York. Es condenado en 2004 por blanqueo de dinero (114.000 millones de dólares), corrupción y fraude.
1999-2005Leonid Koutchma es presidente de Ucrania tras su reelección.
1999-2001Viktor Iouchtchenko es primer ministro bajo la presidencia de Koutchma.
Julia Timochenko es viceprimer ministra encargada de la energía (puesto que había sido ocupado por Lazarenko).
2001El presidente Koutchma cesa a Julia Timochenko en enero de 2001. Es acusada de «contrabando y falsificación de documentos» por haber importado fraudulentamente gas ruso en 1996, cuando era presidenta de SEUU.
Timochenko es detenida y pasará 41 días en la cárcel. La justicia investiga su actividad en el sector de la energía durante la década de 1990 y su relación con Lazarenko.
2002-2005Viktor Yanukovich (prorruso), delfín de Koutchma, es primer ministro bajo su presidencia.
La elección presidencial opone al primer ministro Viktor Yanukovich y al ex primer ministro y líder de la oposición Viktor Yushchenko (prooccidental). Yanukovich gana la segunda vuelta (49,46 contra 46,61%). Se discuten los resultados ya que según la oposición, las elecciones son fraudulentas.
2004Revolución Naranja: Movimiento de protesta popular prooccidental generosamente apoyado por organismos occidentales de «exportación» de la democracia, en particular estadounidenses. Se considera a Julia Timochenko la egeira de este movimiento. Principal resultado de esta «revolución»: anulación de la segunda vuelta en las presidenciales.
Se organiza una tercera vuelta de las elecciones: resulta elegido Viktor Yushchenko (51,99 contra el 44,19%)
2005-2010Viktor Yushchenko es el tercer presidente de Ucrania.
2005 (7 meses)Julia Timochenko es primera ministra bajo la presidencia de Yushchenko
2006-2007Viktor Yanukovich es primer ministro bajo la presidencia de Yushchenko.
2007-2010Julia Timochenko es primera ministra por segunda vez bajo la presidencia de Yushchenko.
Julia Timochenko es primera ministra por segunda vez bajo la presidencia de Yushchenko.
2010Elecciones presidenciales.
Resultados de la primera vuelta: primero, Yanukovich (35,32%);
Segunda, Timochenko (25,05%) y quinto, Yushchenko (5,45%).
Segunda vuelta: Yanukovich gana a Timochenko (48,95% contra 45,47%).
2010-2014Viktor Yanukovich es el cuarto presidente de Ucrania.
2011Julia Timochenko es condenada a siete años de cárcel por abuso de poder el marco de los contratos de gas firmados entre Ucrania y Rusia en 2009.

Un golpe de Estado plebiscitado por Occidente
Lo que ha ocurrido en Ucrania en estos últimos días es un auténtico golpe de Estado. En efecto, el presidente Viktor Yanukovich fue elegido democráticamente el 7 de febrero de 2010 al ganar a Julia Timochenko en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (48,95% de los votos frente al 45,47%).
Evidentemente, Timochenko no aceptó inmediatamente el veredicto de las urnas [1]. Seguramente hubo fraude en alguna parte ya que ella era primera ministra en ejercicio durante las elecciones y Viktor Yanukovich era el presidente del país. Las dos figuras emblemáticas de la Revolución Naranja, ampliamente apoyadas por los países occidentales, las mismas personas que se suponía iban a hacer entrar a Ucrania en una nueva era, la de la democracia y la prosperidad, fueron derrotados por mucho por un candidato prorruso. Y, ¡qué candidato, Yanukovich! La persona que había sido «abucheada» por los activistas de la ola naranja de 2004. En menos de seis años los ucranianos habían comprendido que esta «Revolución» de colores no era una revolución.
El 8 de febrero de 2010, Joao Soares, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) declaró: «Las elecciones han ofrecido una demostración impresionante de democracia. Es una victoria para todo el mundo en Ucrania. Ahora es el momento de que los dirigentes políticos del país escuchen el veredicto del pueblo y de que hagan que la transición de poder sea pacífica y constructiva» [2].
Sin demasiada convicción pero ante la evidencia del veredicto de los observadores internacionales, Timochenko acabó por retirar su recurso judicial dirigido a invalidar el resultado de las elecciones [3].
Los «indignados» de la plaza Maidán reprochan a Yanukovich haber decidido suspender un acuerdo entre su país y la Unión Europea (UE). Y se plantea una pregunta fundamental: en democracia y en el marco de las prerrogativas de su función, ¿un presidente en ejercicio tiene derecho a firmar los acuerdos que considere beneficiosos para su país? La respuesta es afirmativa, tanto más cuanto que muchos especialistas creen que este acuerdo era nefasto para la economía de Ucrania.
Así, según David Teurtrie, Investigador del Instituto Nacional de las Lenguas y las Civilizaciones Orientales (INALCO, París): « La propuesta que se le hizo a Ucrania era, como yo la llamarían, una estrategia sin esperanzas. ¿Por qué? El acuerdo establecía una zona de libre comercio entre la UE y Ucrania. Pero esta zona de libre comercio era muy desfavorable para Ucrania porque abría el mercado ucraniano a los productos europeos y entreabría el mercado europeo a los productos ucranianos, la mayor parte de los cuales no son competitivos en el mercado occidental. Por consiguiente, vemos que la ventaja es muy poco evidente para Ucrania. Para simplificar, Ucrania sufría todas las desventajas de esta liberalización del comercio con la UE y no obtenía ninguna ventaja » [4].
El economista ruso Sergueï Glaziev es de la misma opinión: «Todos los cálculo s, incluidos los de los analistas europeos, dan cuenta de una ralentización inevitable en la producción de bienes ucranianos en los primeros años tras la firma del Acuerdo de Asociación ya que están condenados a una pérdida de competitividad en relación con los productos europeos» [5].
Al margen de la sensibilidad prorrusa de Yanukovich, está claro que la propuesta rusa era mucho más interesante para Ucrania que la de los europeos. «La UE no promete la luna a los manifestantes… solo Grecia» era el titular irónico del periódico L’Humanité [6].
Tras los sangrientos disturbios de Kiev, curiosamente muchos países occidentales se han apresurado a declarar que estaban dispuestos a apoyar «un nuevo gobierno» en Ucrania [7], es decir, a reconocer implícitamente el golpe de Estado. En vez de avivar la violencia y de financiar las barricadas, ¿no deberían estos países haber ofrecido sus servicios para calmar las cosas y esperar a las siguientes elecciones, tal como dictan los fundamentos de la democracia que ellos tratan de exportar a Ucrania y a otros lugares del mundo?

Unas pequeñas precisiones sobre la «Revolución» Naranja
La «Revolución» naranja forma parte de una serie de revueltas bautizadas «revoluciones de colores» que se desarrollaron en la década de 2000 en los países del Este y sobre todo en las antiguas repúblicas soviéticas. Las que desembocaron en un cambio de gobierno fueron la de Serbia (2000), Georgia (2003), Ucrania (2004) y Kirgizistán (2005).
En un artículo exhaustivo y muy detallado sobre el papel de Estados Unidos en las revoluciones de colores G. Sussman y S. Krader de la Portland State University mencionan en su resumen: «Entre 2000 y 2005 los gobiernos aliados de Rusia en Serbia, en Georgia, en Ucrania y en Kirgizistán fueron derrocados por unas revueltas sin efusión de sangre. Aunque los medios occidentales en general pretenden que estos levantamientos son espontáneos, indígenas y populares (poder del pueblo), las «revoluciones de colores» son de hecho el resultado de una vasta planificación. Estados Unidos, en particular, y sus aliados ejercieron sobre los países postcomunistas un extraordinario conjunto de presiones y utilizaron unas financiaciones y unas tecnologías al servicio de la ayuda a la democracia» [8].
Una disección de las técnicas utilizadas durante estas «revoluciones» revela que todas tienen el mismo modus operandi. Se establecieron varios movimientos para dirigir estas revueltas: Otpor («Resistencia») en Serbia, Kmara («¡Basta!») en Georgia, Pora («Es el momento») en Ucrania y KelKel («Renacimiento») en Kirgizistán. El primero de ellos, Otpor, es el que provocó la caída del régimen serbio de Slobodan Milosevic. Después de este éxito ayudó, aconsejó y formó a todos los demás movimientos por medio de una oficina concebida especialmente para esta tarea, el Center for Applied Non Violent Action and Strategies (CANVAS) domiciliado en la capital serbia. CANVAS forma a disidentes en ciernes de todo el mundo en la aplicación de la resistencia individual no violenta, ideología que teorizó el filósofo y politólogo estadounidense Gene Sharp cuya obra From Dictatorship to Democracy (De la dictadura a la democracia) ha sido la base de todas las revoluciones de colores.
Tanto CANVAS como los diferentes movimientos disidentes se han beneficiado de la ayuda de muchas organizaciones estadounidenses de «exportación» de la democracia como United States Agency for International Development (USAID), National Endowment for Democracy (NED), International Republican Institute (IRI), National Democratic Institute for International Affairs (NDI), Freedom House (FH), Albert Einstein Institution y Open Society Institute (OSI). Estos organismos están financiados por el presupuesto estadounidense o por capitales privados estadounidenses. A modo de ejemplo, el NED está financiado por un presupuesto votado por el Congreso estadounidense y sus fondos los administra un consejo de administración en el que está representados el Partido Republicano, el Partido Demócrata, la Cámara de Comercio de Estados Unidos y el sindicato American Federation of Labor-Congress of Industrial Organization (AFL-CIO), mientras que el OSI forma parte de la Fundación Soros, del nombre de su fundador George Soros, el millonario estadounidense, conocido especulador financiero. También es interesante señalar que el consejo de administración de IRI está presidido por el senador John McCain, el candidato derrotado en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008. El excelente documental que la periodista francesa Manon Loizeau ha dedicado a las revoluciones de colores establece claramente la implicación de McCain en estas [9]. Así se comprende bien por qué el senador se precipitó recientemente a Kiev para apoyar a los amotinados ucranianos. También se comprende por qué Rusia ha endurecido el tono en lo que se refiere a las ONG extranjeras presentes en su territorio y la razón que ha motivado la expulsión de USAID de su territorio [10].
Ian Traynor explica la relación entre el movimiento ucraniano «Pora» y estas organizaciones estadounidense en un excelente artículo publicad por The Guardianen noviembre de 2004 [11]. «Oficialmente el gobierno estadounidense gastó 41 millones de dólares durante un año para organizar y financiar la operación que permitió deshacerse de Milosevic […]. En Ucrania la cifra gira en torno a 14 millones de dólares», explica.
Se considera que Julia Timochenko y Viktor Yushchenko son las figuras destacadas de la revolución naranja. Este movimiento, apoyado por los occidentales, obtuvo la anulación de la segunda vuelta de las presidenciales de 2004, que en un principio había ganado Viktor Yanukovich frente a Viktor Yushchenko. La «tercera» vuelta dio finalmente la victoria a Yushchenko, que se convirtió en tercer presidente de Ucrania para gran alegría de estadounidenses y europeos.
Orgulloso de sus éxitos «revolucionarios» de colores, el belicoso senador McCain declaró que había propuesto a Viktor Yushchenko y a su homólogo georgiano prooccidental Mikhail Saakashvili como candidatos al premio Nobel de la Paz [12]. En febrero de 2005 viajó a Kiev para felicitar a su «pupilo» y puede que también para mostrarle que tenía algo que ver con su elección.
Nada más ser nombrado presidente, Yushchenko se apresuró a nombrar primera ministra a Timochenko, pero la «luna de miel» entre los compañeros de revolución no duró mucho tiempo. Aunque Occidente alabó a la pareja Yushchenko-Timochenko, esta no resultó y sus resultados son muy decepcionantes.
Justin Raimondo describe de la siguiente manera el balance la magistratura Yushchenko (2005-2010): «Una vez pasado hace tiempo el estallido naranja de su revolución, hoy su régimen ha resultado ser tan incompetente y plagado de amiguismo como sus predecesores corruptos e interesados, si no más. Ha desaparecido gran parte de la “ayuda” monetaria internacional […]. Peor aún, la imposición de controles de precios ha paralizado la economía y un tráfico de influencias descarado la ha corrompido. El país se ha desintegrado no solo económicamente sino también socialmente bajo el acuerdo de reparto de poder entre Yushchenko y la volátil Julia Timochenko, la «princesa del gas» y amazona oligarca […]. El radical descenso de la economía y los escándalos en curso que se convirtieron en acontecimientos cotidianos durante el gobierno de Yushchenko llevaron a la completa marginación del venerado naranja revolucionario: en la primera vuelta de las elecciones presidenciales [2010] obtuvo un humillante 5% de los votos. Fuera de la carrera y sin necesidad de simular más, Yushchenko lanzó una auténtica bomba a la arena política al honrar a Stepan Bandera, el nacionalista ucraniano y colaborador de los nazis, como “héroe de Ucrania”» [14].
Señalemos por último que las organizaciones estadounidenses de «exportación» de la democracia también estuvieron muy implicadas en lo que se ha llamado la «primavera» árabe. CANVAS formó en la resistencia individual a jóvenes activistas árabes, que también fueron formados en ciberdisidencia por organismos estadounidenses como Alliance of Youth Movements (AYM, una organización patrocinada por el Departamento de Estado) y por los gigantes estadounidenses de las nuevas tecnologías como Google, Facebook o Twitter [15].

Los «amables» amotinados de la plaza Maidán
A pesar de la gran diversidad de la «fauna» revolucionaria que ocupó la plaza Maidán de Kiev, los observadores coinciden en reconocer que la disidencia está compuesta de cuatro grupos diferentes situados en un espectro político que va de la derecha a la extrema derecha.
En primer lugar está «Batkivshina» o Unión Panucraniana «Patria» que es un partido político cuyo líder es Julia Timochenko, secundada por Olexandre Turtchinov, un viejo amigo considerado su «fiel escudero» [16]. Este último es quien ha sido nombrado presidente interino de Ucrania tras la partida de Yanukovich.
Foto: Olexandre Turtchinov y Julia Timochenko
Fundada en 1999, Batkivshina es un partido liberal proeuropeo. Es miembro observador del Partido Popular Europoeo (PPE) que reúne a los principales partidos de la derecha europea, entre ellos el CDU (Unión Cristiano-Demócrata Alemana) de la canciller alemana Angela Merkel. Hay que señalar que la Fundación Konrad Adenauer (Konrad Adenauer Stiftung), thinktank del CDU, también está afiliada al PPE. Por otra parte, le PPE mantienen estrechas relaciones con elInternational Republican Institute (IRI). Wilfried Martens, entonces presidente del PPE, apoyó a John McCain durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008 [17]. Por supuesto, como antes indicamos, John McCain es, sobre todo, presidente del Consejo de Administración del IRI.
Según uno de los responsables del «Mejlis of the Crimean Tatar People», movimiento asociado al partido «Patria», el IRI está activo en Ucrania desde hace más de diez años, es decir, que desde la revolución naranja nunca ha abandonado el territorio [18].
Arseni Yatseniuk, personalidad prooccidental de primer plano de la vida política ucraniana, está considerado un «líder estrella de la protesta en Ucrania» [19]. Puro producto de la revolución naranja (ocupó cargos de ministro bajo la presidencia Yushchenko), creó primero su propio partido (el Frente por el Cambio) antes de unirse a las filas de Batkivshina y de acercarse a Timochenko. Yatseniuk, que acaba de ser nombrado primer ministro, fue elegido por los amotinados de la plaza Maidán. Su misión es dirigir un movimiento de unión nacional antes de las elecciones presidenciales anticipadas previstas para el 25 de mayo de 2014 [20].
Foto: Arseni Yatseniuk
El segundo partido implicado en la violenta protesta ucraniana es UDAR (Alianza Ucraniana Democrática por la Reforma). Este partido, también liberal y proeuropeo, se creó en 2010 con la unión de dos partidos, uno de los cuales es Pora, surgido del movimiento de jóvenes que había sido la vanguardia de la revolución naranja. UDAR (que quiere decir «golpe» en ucraniano) está dirigido por el boxeador y excampeón de mundo de pesos pesados Vitali Klitschko. Nacido en Kirgizistán, Klitschko es ucraniano pero vivió en Hamburgo y Los Angeles durante varios años, de modo que sus tres hijos son de nacionalidad estadounidense porque nacieron en Estados Unidos [21].

Foto: Vitali Klitschko
Una búsqueda rápida en su página web permite saber que UDAR cuenta entre sus socios extranjeros al IRI (de McCain), el NDI (presidido por Madeleine K. Albright, exsecretaria de Estado estadounidense) y el CDU (de Merkel). Señalemos que el IRI y el NDI son dos de las cuatro organizaciones satélite del NED.
Los socios del UDAR (foto de la página publicada en la página web oficial del partido)
En un informe de German Foreign Policy titulado «Nuestro hombre en Kiev» y fechado en diciembre de 2013 se puede leer a propósito de Klitschko y de su partido: «Según los informes de prensa, al gobierno alemán le gustaría que el campeón de boxeo Vitali Klitschko aspirara a la presidencia para llevarle al poder en Ucrania. Desea mejorar la popularidad de la política de la oposición organizando, por ejemplo, apariciones públicas conjuntas con el ministro de Exteriores alemán. Para ello se ha previsto también que Klitschko se reúna con la canciller Merkel en la próxima cumbre de la UE a mediados de diciembre. En efecto, la Fundación Konrad Adenauer no solo ha apoyado masivamente a Klitschko y su partido UDAR, sino que según un político de la CDU, el partido UDAR se fundó en 2010 siguiendo órdenes directas de la fundación de la CDU. Los informes sobre las actividades de la Fundación para desarrollar el partido de Klitschko ofrecen indicios de cómo los alemanes influyen en los asuntos exteriores de Ucrania vía UDAR» [22]. Así, UDAR sería una creación del CDU, lo que explica la fuerte implicación de la diplomacia alemana en el «atolladero» ucraniano. Otros muchos artículos han confirmado esta información [23].
Un tercer movimiento participó en la insurrección ucraniana prooccidental. Se trata de «Svoboda» (“libertad” en ucraniano) que es un partido de extrema derecha ultranacionalista dirigido por Oleg Tiagnibok . Svoboda ha hecho correr mucha tinta debido a sus posturas xenófoba, antisemita, homófoba, antirrusa y anticommunista [24]. Este partido, abierto solo a los ucranianos de «pura cepa», glorifica a unos personajes históricos ucranianos abiertamente fascistas y pronazis, como el tristemente célebre Stepan Bandera. Durante la Segunda Guerra Mundial Stepa Bandera luchó contra los soviéticos mientras establecía relaciones con la Alemania nazi [25]. A ello hay que añadir que Svoboda está estrechamente relacionado con una organización paramilitar, los «Patriotas de Ucrania» [26]. Considerada neonazi, estuvo muy activa durante los recientes acontecimientos que ensangrentaron las calles de Kiev.

Foto: Oleg Tiagnibok
Estos tres partidos formaron una alianza llamada «Grupo de Acción para la Resistencia Nacional» con el objetivo de llevar a cabo la desestabilización del gobierno Yanukovich. Se acaba de saber además que en el parlamento ucraniano post-Yanukovich se ha creado una nueva coalición llamada « Opción Europea » y reúne a 250 diputados de diferentes grupos parlamentarios, entre los que se encuentran Batkivtchina, UDAR y Svoboda [27].

Foto: Los líderes del «Grupo de Acción para la Resistencia Nacional»: Klitschko, Tiagnibok y Yatseniuk

Y para reforzar el poder del nuevo poder sobre las instituciones ucranianas, Oleg Mahnitsky acaba de ser nombrado fiscal general de Ucrania, puesto de una importancia capital en este periodo de sobresaltos «revolucionarios» y de evidentes arreglos de cuentas «democráticos». Una pequeña precisión: Mahnitsky es miembro del partido Svoboda [28]. ¿La guinda del pastel? En el nuevo gobierno post-Euromaidán ampliamente dominado por el partido Batkivshina de Timochenko, se han concedido tres carteras a miembros de Svoboda: Oleksandr Sych, viceprimer ministro; Andriy Mokhnyk, ministro de Medio Ambiente y Oleksandr Myrnyi, ministro de Agricultura [29].

Foto: Oleg Mahnitsky
Oleksandr Sych
Andriy Mokhnyk
Oleksandr Myrnyi

Otro nombramiento que no pasa desapercibido en este gobierno es el de Pavel Sheremeta que de 1995 a 1997 fue director de programa en el Open Society Institute de Budapest, la famosa fundación de George Soros [30].

Foto: Pavel Sheremeta

El cuarto grupo faccioso presente en la plaza Maidán probablemente es el más violento. Conocido con el nombre de «Pravy Sektor» (Sector de Derecha), es la coalición de una multitud de grupúsculos de la extrema derecha radical y fascista que considera que Svoboda es «demasiado liberal» (sic) [31]. Creada en noviembre de 2013 [32], el líder de la organización es Dmitro Yarosh, el jefe de una organización de extrema derecha llamada «Trizub» (Tridente) con fama de ser el núcleo duro de la brutal disidencia [33]. Además de Trizub, reúne en particular a «Patriotas de Ucrania», la «Ukrainska Natsionalna Asambleya – Ukrainska Narodna Sambooborunu – UNA-UNSO» (Asamblea Nacional Ucraniana – Autodefensa Nacional Ucraniana), Bilyi Molot (Martillo Blanco Blanc) y al ala radical de Svoboda [34].

Foto: Dmitro Yarosh
En una entrevista concedida a la revista TIME publicada el 4 de febrero de 2014 Yarosh declaró que « sus cohortes antigubernamentales en Kiev están preparadas para la lucha armada » [35]. «No somos políticos, somos soldados de la revolución nacional», añadió. Hay que añadir que el cabecilla del Pravy Sektor pasó algunos años en el ejército soviético y que para él la « ”revolución nacional” es imposible sin violencia y que deberá llevar a un Estado “puramente ucraniano” con Kiev como capital» [36]. En la entrevista también revela que su coalición había amasado un arsenal de armas letales. Y precisa: «Justo lo suficiente para defender Ucrania de los ocupantes internos [esto es, los miembros del gobierno. N. del a.]».
En efecto, en muchos vídeos y fotos se ve a militantes de Pravy Sektor vestidos con atuendo paramilitar entrenándose públicamente en la plaza Maidán [37], envueltos en escaramuzas extremadamente violentas con las fuerzas del orden o utilizando armas de fuego contra los «Berkut» (antidisturbios) [38].



En un reportaje escrito en Kiev el periodista británico David Blair nos ofrece su punto de vista sobre la organización del Pravy Sektor: «Lo que está claro es que están muy organizados . A los voluntarios de las barricadas les llega un aprovisionamiento regular de máscaras de gas, de comida y de excedentes de camuflaje del ejército. Exsoldados ofrecen una formación de combate con las manos desnudas fuera de la tienda que sirve de pequeña base del Pravy Sektor en la plaza de la Independencia de Kiev. Los voluntarios han descrito un sistema de mando con varios dirigentes que dirigen al heteróclito ejército desplegado en la barricada principal de la calle Grushevskogo de Kiev. Lo que muchas personas se preguntan es qué haría un grupo tan poderoso, fuera del control de los políticos tradicionales, si triunfara la revolución y cayera el gobierno » [39].

Foto: milicias de autodefensa organizadas por el grupo de extrema derecha Pravy Sektor (Fuente: Le Monde )
Nadie puede decir si ha triunfado la revolución ni siquiera si esta insurrección se puede considerar tal cosa. Pero de lo que se está seguro es de que el gobierno ha caído verdaderamente y de que se ha nombrado a Dmitro Yarosh adjunto al presidente del Consejo de Seguridad y de Defensa Nacional de Ucrania [40], un organismo consultivo de Estado encargado de la seguridad nacional que depende del presidente del país. ¿Y quién es el presidente de este consejo? No es otro que Andriy Parubiy, «el comandante de Maidan» [41], «el jefe del Estado mayor de la revolución ucraniana» [42] que durante la «revolución» guardó su ropa de diputado del partido Batkivshchyna para ponerse la de «generalísimo» del «ejército» de los amotinados del Euromaidan. Pero lo más interesante es saber que Parubiy es un tránsfuga del partido Svoboda. En efecto, junto con Oleg Tiagnibok cofundó en 1991 del Partido Nacional-Socialista de Ucrania (SNPU), rebautizado Svoboda en 2004 [43]. Esto demuestra que en Ucrania las barricadas, los altercados, la desobediencia civil, la violencia y el fascismo pueden llevar muy alto.
 Foto: Andriy Parubiy

Hay que reconocer que los acontecimientos de Kiev han hecho babear a un gran amante de las guerras «sin que le gusten». Así, como un tiburón atraído por la sangre, Bernard-Henri Levy (BHL), el famoso «ruiseñor de los osarios», acudió a Kiev a encontrarse con los amotinados. Con todo descaro y mintiendo como un sacamuelas, exclamó en esta ciudad: «No he visto neonazis, no he oído hablar a antisemitas» [44].



Para contradecir al «dandy» de camisas blancas escotadas, veamos qué dice la ucraniana Natalia Vitrenko, presidenta del Partido Socialista Progresista de Ucrania: «Al principio [los cabecillas] eran los diputados de la oposición Yatseniuk, Klitschko y Tiagnibok. Estos tres personajes encabezaban el Maidán. Pero a continuación tomó las riendas el Pravy Sektor. Desde mediados de diciembre la política del Maidán la decidía Pravy Sektor, que es una alianza de diferentes partidos y movimientos neonazis. Son grupos paramilitares, terroristas muy bien adiestrados» [45].
BHL posant à Kiev
Caricature de “l’événement”
Pero la mejor respuesta y que más corresponde al nivel de la declaración de BHL es la de la periodista Irina Lebedeva: «[BHL] Tiene suerte, es indudable que los militantes de Svoboda y del Pravy Sector, organizaciones que predican la pureza racial, han recibido instrucciones claras de no tocarlo» [46].  

Timochenko: ¿rubia o morena?
La figura política ucraniana más mediatizada por la prensa occidental dominante es sin lugar a dudas Julia Timochenko. Tratada como un personaje histórico de una talla desmesurada, goza de unos apodos elogiosos y, sobre todo, pomposos: la «Marianne* de la trenza», la «princesa del gas», la «Juana de Arco ucraniana» o la «Dama de Hierro». Pero aunque algunos hayan observado una estatuilla de Juana de Arco y las memorias de Margaret Thatcher presidiendo su despacho [47], su trayectoria está lejos de ser virtuosa. De hecho, su práctica política tiene que ver más con las novelas de escándalo político-financiero (incluso mafioso) que con la abnegación por la patria y el pueblo ucraniano. Júzguenlo ustedes.
Hablando de novelas, empecemos por Olexandre Turtchinov que, al parecer, es un auténtico novelista especializado en el género de «ciencia ficción». Efectivamente, él es el actual presidente de Ucrania, que ha sido calificado de «escudero fiel» de Timochenko y quien, como ella, ha nacido en la ciudad deDnipropetrovsk.
En 1994 Turtchinov creó con Pavlo Lazarenko, un notable de Dnipropetrovsk, el partido Hromada del que Timochenko se convertirá en presidenta en 1997. Un año después, en 1995, la «Marianne de la trenza», que había empezado humildemente su carrera de jefa de empresa con un préstamo de 5000 dólares, reorganiza su modesta «Compañía del petróleo ucraniano» (creada en 1991) para fundar con ayuda de Lazarenko la compañía de distribución de hidrocarburos «Sistemas Enérgeticos Unidos de Ucraniua» (SEUU). Ese mismo año Lazarenko es nombrado viceprimer ministro encargado de la energía. Los resultados de SEUU se disparan, sin duda beneficiados por las armas políticas inherentes al puesto de Lazarenko: ¡10.000 millones de dólares de volumen de negocios y 4.000 millones de dólares en el año 1996! Y todo ello gracias a unos contratos muy lucrativos vinculados a la venta en Ucrania de gas natural ruso [48]. Los años de bonanza continúan con la promoción de Lazarenko al puesto de primer ministro en mayo de 1996, aunque se librará de un atentado con bomba apenas dos meses después [49]. A principios de 1997 la SEUU controlaba varios bancos, tenía participaciones en decenas de empresas de metalurgia y de construcción mecánica, era copropietaria de la tercera mayor compañía aérea de Ucrania y de su segundo mayor aeropuerto, el de Dnipropetrovsk, además de participar en el desarrollo de gaseoductos turcos y bolivianos, y de controlar varios periódicos locales y nacionales [50].

Foto: Lazarenko y Timochenko

Dado que el enriquecimiento «exponencial» suele ser sinónimo de negocios sospechosos, se empezaron a levantar sospechas en relación con Lazarenko y la SEUU. En abril de 1997 el New York Times informó que Lazarenko poseía participaciones en esta compañía. Salieron a la luz otros negocios y en julio de ese año el presidente Kutchma cesó a Lazarenko. Lo que sigue es rocambolesco. En 1998 la policía suiza detiene a Lazarenko en la frontera franco-suiza, las autoridades de Berna le acusan de blanqueo de dinero y lo liberan tras pagar una fianza alta. En un artículo publicado en 2000 y titulado «Les comptes fantastiques de M. Lazarenko» [Las cuentas fantásticas del señor Lazarenko] Gilles Gaetner habla de un desvío de dinero público ucraniano del orden de los 800 millones de dólares, « sin duda el caso más importante de blanqueo de dinero de la posguerra» [51]. Lazarenko huye entonces a Estados Unidos donde trata de obtener asilo político, pero es detenido en 1999.
Aunque habían sido elegido como miembros de Hromada, tras los sinsabores de Lazarenko tanto este como Timochenko abandonan ese partido en 1999 para crear, juntos, el partido Batkivshina [52].
Tras ser juzgado por la justicia estadounidense, Lazarenko es condenado en 2006 a nueve años de cárcel por extorsión de fondos, blanqueo de dinero por parte de bancos estadounidenses y fraudes [53]. Un informe de 2004 de «Transparency International Global Corruption» clasifica a Lazarenko entre los diez dirigentes políticos más corruptos del mundo [54]. La justicia ucraniana todavía demanda a Lazarenko por el asesinato del diputado Evguen Scherban y de su mujer en 1996. Según la acusación, el grupo de Scherban competía con la SEUU y era una traba para sus actividades.
Lazarenko fue liberado en noviembre 2013, aunque fue trasladado a un centro de detención para migrantes ya que había expirado su visado [55].
La detención de Lazarenko no mella en absoluto el oportunismo político de Timochenko. En cuanto Viktor Yushchenko accede al puesto de Primer Ministro en 1999, ella es nombrada viceprimera ministra encargada de la energía, cargo que había ocupado Lazarenko unos meses antes. Con todo, el escándalo Lazarenko acaba por salpicarle y en 2001 es acusada de «contrabando y falsificación de documentos» por haber importado fraudulentamente gas ruso en 1996 cuando era presidenta de SEUU [56]. Timochenko es detenida y pasará algunas semanas en la cárcel [57]. En 2002 es víctima de un grave accidente de tráfico que ella interpreta como un intento de asesinato [58].
Durante este periodo es cuando cambia de aspecto. Pasa de ser morena a rubia. «Julia cambia su estilo de mujer de negocios sexy con el cabello suelto y trajes de chaqueta ajustados por uno más recatado de parlamentaria con jerseys de cuello redondeado y falda por debajo de la rodilla. Adopta su peinado actual, la famosa trenza rubia colocada como una diadema sobre la cabeza» [59].
En 2004 estalla la «revolución» naranja y Timochenko se convierte en su musa. Viktor Yushchenko accede al Tribunal Supremo en 2005 y ella al puesto de primera ministra dos veces. Todas las acusaciones se olvidan como por encanto.
Un informe al Congreso estadounidense divulgado por Wikileaks fechado de 2005 describe así a la «princesa del gas»: «Timochenko es una líder energética y carismática con un estilo político a veces combativo que ha hecho una campaña eficaz en favor de Viktor Yushchenko. Sin embargo, es un personaje controvertido debido a su relación a mediados de la década de 1990 con las elites oligárquicas, incluido el ex primer ministro Pavlo Lazarenko, que cumple actualmente una pena de cárcel por fraude, blanqueo de dinero y extorsión. Timochenko ha ejercido tanto de jefa de una empresa de negocio del gas como de primera ministra del gobierno a todas luces corrupto de Lazarenko. Se dice que es extremadamente rica […]. A continuación fue objeto de una investigación por corrupción y blanqueo de dinero, y estuvo brevemente en prisión. Tras la elección de Viktor Yushchenko se retiraron oficialmente todas las acusaciones. Poco antes de la campaña electora Rusia también interpuso oficialmente acusaciones de corrupción contra ella» [60]. 
La llegada al poder de la pareja Yushchenko–Timochenko (gracias a la ola naranja) permite a Turtchinov ocupar el puesto de jefe de los servicios secretos ucranianos (SBU) en febrero de 2005. Pero en 2006 tanto él como su adjunto son objeto de una investigación. Se les acusa de haber destruido el expediente de un peligroso padrino del crimen organizado ucraniano, Semyon Mogilevich [61]. Este mafioso es sospechoso de dirigir un vasto imperio criminal y en 1998 el FBI lo describe como «el gánster más peligroso del mundo» [62]. Unos meses después las acusaciones fueron extrañamente retiradas e incluso obtuvo una excelente promoción. En efecto, en su segundo mandato como primera ministra (2007) Timochenko le concede el puesto de viceprimer ministro, función que ocupará hasta 2010, fecha que Timochenko pierde las elecciones presidenciales contra Yanukovich.
Las conflictivas relaciones de la pareja Yushchenko–Timochenko dan el golpe de gracia a los espejismos de la «revolución» naranja. Se acusa a Timochenko de haber traicionado el interés nacional para preservar sus ambiciones personales [63].
La llegada al poder de Yanukovich acaba con la impunidad de la candidata derrotada en las urnas y se saca del armario su expediente judicial debido a «casos» antiguos y nuevos. Timochenko se ve imputada en varios procesos judiciales: mala utilización de los fondos obtenidos en 2009 por la venta de cuotas de emisión de CO 2, abuso de poder durante la firma en 2009 de contratos de gas con Rusia considerados desfavorables para su país, fraude fiscal y desvío de fondos relativos al caso Lazarenko y su responsabilidad en la gestión de la SEUU [64]. Más grave aún, es acusada de ser cómplice de asesinato (con Lazarenko) en el caso Scherban (1996). Según el fiscal general adjunto, «la víctima estaba en conflicto con Julia, que se ocupaba entonces del distribución de gas ruso en Ucrania y trataba de obligar a las empresas de la región industrial de Donetsk (Este) a comprar esta materia prima a su sociedad Sistemas Energéticos Unidos de Ucrania (SEUU), gracias al apoyo del primer ministro del momento, Pavlo Lazarenko. […] Evguen Scherban, un hombre fuerte de la región y cuyo grupo era competidor de la sociedad de Julia Timochenko, se opuso públicamente a la expansión de SEUU y lo pagó con su vida» [65]. Y añadía «que había testimonios de que ella y el primer ministro Pavlo Lazarenko había pagado por los asesinatos [de Scherban y su esposa]». Apoyaba estas acusaciones Ruslan, el hijo de Shcherban, que sobrevivió al asesinato de sus padres. En una conferencia de prensa declaró haber remitido unos documentos a la oficina del fiscal general que implicaban a los dos ex primeros ministros (Lazarenko et Timochenko) en los asesinatos [66].

La oficina del fiscal general de Ucrania publicó un documento explicativo del papel desempeñado por Timochenko en la muerte de Shcherban, se puede leer en este enlace:

Timochenko también es sospechosa de ser cómplice de asesinato en otros dos casos, el hombre de negocios Alexander Momot (asesinado en 1996, unos meses antes que Shcherban) y el exgobernador del Banco Nacional de Ucrania, Vadym Hetman (asesinado en 1998) [67].

Alexander Momot
Vadym Hetman
Timochenko fue condenada a siete años de cárcel en octubre 2011 y encarcelada por su implicación en el caso de los contratos de gas [68].



Los inesperados acontecimientos del Euromaidán sacaron a «la princesa del gas» de su mazmorra. ¡Y cómo! El sábado 22 de febrero de 2014 a las 12h08 horas Turtchinov, el brazo derecho de Timochenko, es elegido presidente del parlamento ucraniano. Treinta minutos después, como era el caso más urgente que había que solucionar en un país en plena insurrección, el parlamento vota la liberación «inmediata» de Timochenko. A título de comparación, solo a las 16h19 horas este mismo parlamento votará la destitución de Yanukovich [69].
Con el nombramiento del militante de extrema derecha Oleg Mahnitsky como fiscal general y el de muchos miembros del partido Batkivshina en puestos clave en el seno del aparato de Estado, se puede predecir fácilmente que, al menos durante un tiempo, Timochenko ya no tendrá que preocuparse por sus problemas judiciales.
Hay que reconocer que en dos ocasiones Timochenko ha sido arrancada de las manos de la justicia gracias a unos altercados populares de gran magnitud, la «revolución» naranja en 2004 y ahora el Euromaidán.
Además de su talento como novelista, parece que el presidente Turtchinov también es pastor evangélico. ¿Habrá «salvado» a su amiga de toda la vida a título de pastor?
Pero «Kiev bien vale una misa», ¿no?  

La descarada injerencia occidental
El Euromaidán se puede considerar una «revolución» de color, revisada y corregida, a la salsa de la Primavera Árabe con aroma sirio. Aunque se podrían encontrar muchas similitudes entre la «revolución naranja» y el Euromaidán, hay que señalar dos diferencias fundamentales. La primera, señalada anteriormente, se refiere a la violencia de las revueltas, la cual se debe esencialmente a la omnipresencia de manifestantes de la extrema derecha fascista y neonazi. En comparación, la «revolución naranja» se basaba en las teorías no violentas de Gene Sharp. La segunda diferencia es la descarada presencia física de personalidades occidentales, políticas y civiles, en la plaza Maidán, arengando a las masas e incitando a la desobediencia civil, en total contradicción con el principio fundamental de no injerencia en los asuntos internos de un país soberano cuyos dirigentes fueron elegidos democráticamente.
Empecemos por John McCain, presidente del consejo de administración del IRI quien, en Kiev, se halla en terreno conocido. Después (y no durante) la «revolución naranja» viajó a Ucrania (en febrero de 2005) para entrevistarse con sus «patrocinados», a los que había financiado generosamente.

Foto: Yushchenko y McCain (febrero 2005)

El senador estadounidense también viajó a los países árabes «primaverizados»: Túnez (21 de febrero de 2010), Egipto (27 de febrero de 2011), Libia (22 de abril de 2011) y Siria (27 de mayo de 2013). En los dos primeros viajes los gobiernos ya habían caído. En los dos últimos la batalla causaba estragos (aún continúa causándolos en Siria).
En Kiev, McCain se dirigió a los rebeldes de Maidán el 14 de diciembre de 2013: «Estamos aquí para apoyar vuestra justa causa, el derecho soberano de Ucrania a elegir su destino libremente y con total independencia. Y el destino que deseáis está en Europa», aclaró (70).
Se entrevistó con el «triunvirato de Maidán», es decir Yuschenko, Klitschko   y Tiagnibok . No tuvo reparos en posar con Tiagnibok a pesar de que a este último se le prohibió el año pasado la entrada en Estados Unidos debido a sus discursos antisemitas (71). No le produjo ningún rubor tratar con el líder de Svobod, un partido abiertamente ultranacionalista, xenófobo y promotor de los valores neonazis, igual que no le molestó apoyar a los sanguinarios terroristas de Siria y Libia. El fin justifica los medios: lo importante es arrebatar a Ucrania del lado de Rusia.
Foto: McCain se entrevista con Klitschko, Yatseniuk y Tiagnibok (diciembre de 2013)

La injerencia estadounidense también se ve claramente en el «asunto Nuland», que demostró que el vocabulario diplomático utilizado por algunos altos funcionarios estadounidenses no tiene nada que envidiar al de los carreteros, «¡Fuck the UE!» [¡Qué se joda la UE!] exclamó, lo que dice mucho de la lucha de influencia que enfrenta al Tío Sam con el viejo continente.
¿Y cómo llama Victoria Nuland, la subsecretaria de Estado para Europa y Eurasia, a los líderes del Euromaidán? ¿«Yats» y «Klitsch»? (72) ¿Como «Jon» y «Ponch», de la popular serie estadounidense CHIPs? Lo menos que se puede decir es que la utilización de un lenguaje tan familiar demuestra una proximidad evidente y una connivencia innegable entre los miembros del triunvirato y la administración estadounidense.

Foto: Tiagnibok, Victoria Nulan, Klitschko y Yatseniuk

Además del IRI, también está presente en Kiev la NED. Para darse cuenta solo hay que seguir a Nadia Diuk, que escribe desde Kiev y cuyos artículos se publican en le Kivy Post y otros periódicos famosos, Los títulos de sus artículos son idílicos: «La revolución autorganizada de Ucrania» (73), «Las visiones de futuro de Ucrania» (74), etc. Ya en 2004, en plena «revolución naranja» la periodista escribía: «En Ucrania, una libertad indígena» (75) para demostrar que la revolución era espontánea, lo que contradice todos los estudios (occidentales) publicados después. Hay que rendirse a la evidencia de que el contenido de sus artículos no ha cambiado mucho con los tiempos. Y con razón: Nadia Diuk es vicepresidenta de la NED, encargada de los programas para Europa, Eurasia, África, América Latina y el Caribe (76).
Los informes anuales de la NED muestran que, precisamente en 2012, los montos concedidos a unos 60 organismos ucranianos se elevaron a casi 3,4 millones de dólares (77). Ese informe indica que el IRI de McCain y el NDI de Albright se beneficiaron de 380.000 y 345.000 dólares respectivamente para sus actividades en Ucrania.
Esta evidente implicación estadounidense en Ucrania ha sido señalada por Serguei Glaziev, que declaró que «los estadounidenses gastan 20 millones de dólares a la semana para financiar a la oposición y a los rebeldes, incluidas las armas» (78).
El segundo país occidental ampliamente implicado en el Euromaidán es Alemania. Unos doce días antes que McCain, Guido Westerwelle, el jefe de la diplomacia alemana, se dio un baño de multitudes en medio de los manifestantes de la plaza Maidán en compañía de sus «protegidos», «Yats» y «Klitsch», o más finamente Yatseniuk y Klitschko. Tras entrevistarse con ellos a puerta cerrada declaró: «No estamos aquí para apoyar a un partido, sino que apoyamos los valores europeos. Y cuando nos comprometemos con esos valores europeos naturalmente nos agrada saber que la mayoría de los ucranianos comparten esos valores, que quieren compartirlos y desean seguir la vía europea» (79). Hablando de mayoría, ciertamente Westerwelle no ha consultado los recientes sondeos que muestran que solo el 37% de la población ucraniana es partidaria de la adhesión de su país a la Unión Europea (80). Por otra parte, ¿son ciudadanos europeos? No es tan seguro. Por ejemplo, una encuesta reciente muestra que el 65% de los franceses se opone a la idea de una ayuda financiera aportada por Francia y la Unión Europea a Ucrania, y un 67% está en contra de la entrada de este país en la UE (81).

Foto: Klitschko, Guido Westerwelle y Yatseniuk

Por otra parte, la canciller alemana, al igual que su ministro, recibió a Yushchenko y Klitschko el 17 de febrero de 2014 en Berlín. El candidato por el que apuestan Merkel, el CDU y su think tank, la Fundación Konrad Adenauer, es Klitschko (82). Sin embargo, el partido de Timochenko también está considerado un aliado del PPE y del CDU, lo que afirmó Martens en un discurso en el Club de la Fundación Konrad Adenauer en 2011: «Julia Timochenko es una amiga de confianza y su partido es un miembro importante de nuestra familia política». En ese mismo discurso declaró que su postura era similar a la de McCain en cuanto al apoyo a Timochenko (para liberarla cuando estaba en prisión) (83).

Foto: Klitschko, Merkel y Yatseniuk

Hay que señalar que esta convergencia de visión entre el IRI y la Fundación Konrad Adenauer no es fortuita ni reciente. En realidad se remonta a la creación de la NED como nos explica Philip Agee, el antiguo agente de la CIA que abandonó la agencia para vivir en Cuba (84). En primer lugar, hay que entender que la NED se creó para hacerse cargo de ciertas tareas que originalmente corresponderían a la CIA, en este caso la gestión de los programas secretos de financiación de la sociedad civil extranjera. Tras consultar con un amplio abanico de organizaciones nacionales y extranjeras, las autoridades estadounidenses decidieron interesarse por las fundaciones de los principales partidos de Alemania occidental financiadas por el gobierno alemán: la Friedrich Ebert Stiftung de los socialdemócratas y la Konrad Adenauer Stiftung de los democristianos. Actualmente encontramos una estructura análoga en el paisaje político estadounidense. El IRI y el NDI, los dos satélites de la NED, están relacionados respectivamente con los partidos republicano y demócrata estadounidenses, y al igual que sus homólogos alemanes están financiados con fondos públicos. Como la CIA colaboraba con esos «Stiftungs» alemanes para financiar movimientos de todo el mundo mucho antes de la creación de la NED por el presidente Reagan en 1983, las relaciones permanecen sólidas hasta nuestros días.
Aunque más discreto que los dos anteriores, el tercer país implicado en los sucesos ucranianos es Canadá. Este interés se debe probablemente a que Canadá alberga la mayor diáspora ucraniana del mundo después de Rusia. Más de 1,2 millones de canadienses son de origen ucraniano (85).
John Baird, ministro de Asuntos Exteriores canadiense, se entrevistó con el triunvirato ucraniano el 4 de diciembre de 2013 en Kiev y, como los demás, efectuó una «peregrinación» a la plaza Maidán. El jefe de la diplomacia canadiense volvió a Kiev el 28 de febrero de 2014 para entrevistarse con las nuevas autoridades: el presidente Turtchinov , el primer ministro Yatseniuk y la «Juana de Arco» ucraniana. Preguntado sobre su apoyo «incondicional» a Ucrania y sus consecuencias sobre las relaciones con Rusia respondió: «Ciertamente no vamos a disculparnos por apoyar al pueblo ucraniano en su lucha por la libertad» (86). Hay que señalar que Paul Grod, el presidente de los ucranianos-canadienses (UCC) acompañó a Baird en sus dos viajes. Sus posturas son calcadas a las de la diplomacia canadiense.

Foto: Tiagnibok , Yatseniuk, Baird, Klitschko y Grod

Sin embargo las posturas y reacciones de todos esos políticos son sorprendentes. Por supuesto hay que lamentar las vidas perdidas durante ese sangriento conflicto, pero, ¿qué habrían hecho si los manifestantes violentos, pertenecientes a grupos extremista, hubieran ocupado e centro de su capital, matado a los miembros de la fuerzas del orden, secuestrado a decenas de policías, ocupado los centros oficiales y alterado el orden público durante meses? ¿No tienen una parte de responsabilidad en el aumento del número de víctimas al venir a echar leña al fuego de Maidán?
En Francia, por ejemplo, el ministro del Interior Manuel Valls se alzó contra una reciente manifestación de «black bloc» que se saldó con seis policías heridos, el 22 de febrero de 2014. Estos fueron sus comentarios: «Esta violencia procedente de la ultraizquierda, de esos black bloc originarios de nuestro país, pero también de países extranjeros, es inadmisible y continuará encontrando una respuesta particularmente fuerte por parte del Estado». Tras rendir homenaje «al prefecto de la Loira Atlántica, a las fuerzas del orden, policías y gendarmes, que con gran sangre fría y profesionalidad contuvieron esa manifestación», Valls añadió: «No se pueden permitir tales abusos» (87).
¿Y los ucranianos deben aceptarlos? ¿Y cómo habría reaccionado la clase política francesa y occidental si esos «black bloc» hubieran sido financiados, entrenados o apoyados por organismos y políticos extranjeros rusos, chinos o iraníes llegados a Nantes para apoyarlos? Ustedes dirán.
En definitiva, hay que rendirse a la evidencia de que el Euromaidán, lo mismo que la «revolución naranja», es un movimiento ampliamente apoyado por las oficinas occidentales. Esta conclusión no debe eclipsar la realidad de la corrupción de toda la clase política ucraniana. Pretender presentarnos, como hacen los medios de comunicación occidentales de masas, a los «buenos» con Timochenko y a los «malos» con Yanukovich, es una visión sesgada de la realidad. Dado que el Gobierno de Yanukovich fue elegido democráticamente, los recientes sucesos son sin lugar a dudas un golpe de Estado.
Dicho golpe de Estado ha permitido a los militantes de la extrema derecha ucraniana, ultranacionalista, fascista y neonazi, formar parte del nuevo Gobierno de Ucrania. Esta presencia, abiertamente apoyada por los gobiernos occidentales, es nefasta para el futuro y la estabilidad del país. La apresurada, expeditiva, controvertida e incomprensible derogación de la ley «sobre las bases de la política lingüística del Estado» es un ejemplo patente (88).
Además, la aproximación «forzada» de Ucrania a la Unión Europea y su corolario de alejamiento de Rusia no es beneficiosa para el pueblo ucraniano. Según los especialistas occidentales y no occidentales, la propuesta rusa es mucho más interesante que la del conjunto de la Unión Europea y Estados Unidos, cuya única alternativa es ofrecer la «medicina del FMI» al país (89).
Al contrario de las piadosas voces de Timochenko en Maidán, sería utópico pensar que Ucrania formará parte de la Unión «en un futuro próximo» (90), en vista de la desastrosa situación de algunos países europeos, como Grecia por ejemplo. La «Marianne con trenzas» probablemente no ha oído al ministro francés de Asuntos Europeos Thierry Repentin. «En todas las negociaciones para ofrecer a Ucrania un acuerdo de asociación hemos peleado duramente para retirar cualquier alusión a una adhesión a la Unión Europea. Nada de cambiar de postura», declaró en un artículo publicado el pasado 3 de febrero (91).
Si Ucrania no puede pretender una adhesión a la Unión Europea y los defensores occidentales de su «revolución» no se rascan el bolsillo, todo parece indicar que este país solo es un «caballo de Troya» para molestar a Rusia, que está adquiriendo mucha relevancia y soltura en los juegos internacionales, a la manera de su papel en el conflicto sirio. Una forma como cualquiera otra de abrir una nueva época de Guerra Fría. Las revueltas en Crimea y las amenazas de excluir a Rusia del G8 (92) solo son el principio.
Los ucranianos deben saber que están condenados a vivir en buena vecindad con Rusia, a la que les unen una frontera común y lazos históricos, comerciales, culturales y lingüísticos.
Sin embargo, una cosa es segura: el despertar «posrevolucionario» será doloroso para los ucranianos.
Ahmed Bensaada 

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