Aquel que no conozca la historia de la Resistencia en los años noventa (del pasado siglo) y después del año 2000 no podrá comprender la amplitud de los cambios que han tenido lugar en su interior, no sólo en lo que se refiere al número de combatientes y a la calidad de sus equipos, sino también en lo que respecta a la calidad de la formación, las nuevas estructuras y las tácticas a las que ellos recurren para hacer frente a cada caso concreto.
En esta última batalla de Qalamún, todos los datos disponibles en el campo de batalla son suficientes para darnos una idea inicial.
Ciertas unidades están encargadas de recoger informaciones suministradas por los diferentes servicios de seguridad. Esto permite conocer cual es la estructura del enemigo y conocer sus puntos fuertes y los débiles. A esto se añade la unidad encargada de los medios de espionaje técnico, que utiliza medios tecnológicos y técnicas muy sofisticados, incluyendo drones, que son manejados por otra unidad específica que los maneja con mucho cuidado para que sobrevuelen la zona deseada y envíen informaciones sobre el enemigo.
Tras recibir estas informaciones técnicas, se añaden a las mismas otras evaluaciones de tipo político referidas a la situación actual así como otras de “alto secreto” recibidas de fuentes desconocidas para a continuación presentar todo esto a un equipo especialmente concebido para efectuar un análisis de la operación.
Hezbolá ha consagrado también una unidad especial a recoger datos de los grupos takfiris. Ella recoge datos sobre su estructura, ideología, creencias religiosas y su capacidad organizativa y militar. Está integrada por personas que pueden ser contados entre los mejores expertos sobre este mundo.
Al final y teniendo en cuenta esta información Hezbolá toma una decisión sobre el objetivo y la naturaleza del enfrentamiento, su tiempo, la amplitud del ataque y las fuerzas que son necesarias así como la naturaleza de los medios militares y técnicos que han de ser empleados para llevar la batalla a buen fin.
Más tarde, esos datos pasan al comandante a cargo de la operación y a sus colaboradores. A continuación tiene lugar una discusión teórica sobre la misión. Se ponen a punto cartas geográficas de la zona de operaciones. Y en tercer lugar se nombra una unidad para llevar a cabo una vigilancia directa sobre el terreno bien sea a través de medios técnicos o de la infiltración de combatientes en el corazón de la región para elaborar informes sobre el estado del terreno y las fuerzas enemigas.
Después de ello, son escogidas las unidades de combate, las de reemplazo y las de reserva que tomarán parte en el ataque. Se decide número de combatientes que estará implicado en la operación. Por último, se da la orden de iniciar la operación y de movilización de los combatientes. Éste es un proceso confiado a una unidad especializada.
Son también realizados ejercicios y maniobras en una zona similar a aquella donde tendrán lugar los combates. Los combatientes tienen que llevar todas sus armas además de un peso suplementario, caminar en condiciones climáticas difíciles, en un terreno complicado y marchar sin descanso hasta distancias de 50 o 70 kms. Ellos son también entrenados en el manejo de todo tipo de armas y participan en sesiones políticas y religiosas.
Existen unidades de infantería especializada, otras equipadas con misiles antitanques y otras encargadas de la defensa antiaérea, tanto contra aviones como helicópteros. Algunas unidades están especializadas en demoliciones y actos de sabotaje, otras en tareas de comunicación, labores de criptografía etc, y otras más llevan a cabo tareas logísticas o de ingeniería y disponen de vehículos pesados y bulldozers para abrir rutas. También garantizan la entrega puntual de armas y municiones a las unidades que combaten en el frente.
La asistencia sanitaria está también garantizada, en colaboración con las unidades de socorro militar. Existen unidades encargadas de establecer hospitales de campaña móviles cuyo número y extensión dependen de la batalla y las fuerzas implicadas en ella. Ellos cuentan con médicos especialistas, cirujanos, anestesistas y otros. Las ambulancias transportan los casos más graves fuera de la zona de operaciones.
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