domingo, 23 de agosto de 2015

Siria y las iniciativas... las condiciones del vencedor

En el centro de toma de decisiones en Siria existe una estimación palpable de que la agresión indetenible desde 2011 ha sido derrotada; Damasco dibuja sus líneas políticas rojas desde la posición de un vencedor. En medio de los rumores de la caída del régimen y la salida de al Assad, entre otros, se producen sorpresas que confirman en realidad la correcta apreciación siria sobre quién ha sido victorioso en esta guerra.

Lo que finalmente ocurre cuando se aclara el escenario de los combates, desaparece la humareda y llega a su fin la controversia es que se aprecia la realidad internacional y regional que ahora concuerda con los postulados sirios y que se determinan de la siguiente manera:

1. La legitimidad del presidente Bashar alAssad, hasta el final de su mandato y su derecho a postularse para un segundo período.

2. Se reconoce el régimen presidencial y los poderes del presidente en las áreas de la política exterior, la seguridad y la defensa.

3. La formación de un Gobierno de base amplia que incluye a representantes de las nuevas fuerzas sociales y políticas y la oposición nacionalista.

4. Elecciones parlamentarias, de acuerdo con los criterios de la participación política pluralista y bajo supervisión internacional.

5. La reconciliación local, la amnistía y la participación en las labores de reconstrucción.

Hezbollah
Hezbollah
Arabia Saudita se disculpa
Este es el techo aceptable, ningún otro y lo ha adoptado Moscú y Teherán y lo acepta Estados Unidos, nadie se opone seriamente a ello; la iniciativa Saudita, que responsabiliza a la “anterior gestión” de intervenir en Siria, se aferra a la solicitud de retirar las fuerzas iraníes y los combatientes de Hezbollah de Siria, pero el presidente al Assad ha respondido públicamente a estos dos requerimientos señalando que: Irán es un país hermano, pero no tiene  tropas en Siria, mientras que Hezbollah es un asunto interno.
El proceso saudita iniciado, a pesar de la escalada política y de seguridad, tendrá que esperar a que se produzcan acontecimientos externos e internos, entre los que figuran un acuerdo bilateral estadounidense–ruso que aplace la “iranofobia” de Riad, una salida “equilibrada” a la guerra en Yemen y la resolución  del conflicto (que es un secreto a voces) entre el heredero del príncipe heredero, Mohammed Bin Salman, y el príncipe heredero Mohammed Bin Nayef, en torno a la sucesión del trono saudita. Pero las interacciones pueden acelerar su ritmo a través de la mediación de Omán, ya que Muscat repite ahora el papel positivo de “redondear las esquinas” utilizado para llegar a un entendimiento estadounidense–iraní en relación con el expediente nuclear iraní.
La política siria trata con las iniciativas planteadas con la mentalidad de gestión de recursos y operaciones, o sea, que mientras enfatiza sus postulados firmes con los enemigos y los amigos a la vez, interactúa con cada iniciativa o propuesta y atiende las solicitudes de sentarse en la mesa de negociaciones y de diálogo, haciendo de la vista gorda de las maniobras políticas de sus aliados y sus múltiples esfuerzos diplomáticos, dando la impresión en ocasiones que no concuerdan con los postulados de Siria; pero está consciente al final, que su posicionamiento central en el nuevo mundo que intentan crear Rusia, China e Irán y su firme presencia sobre el terreno, le otorgan la capacidad de pronunciar la última palabra.

La iniciativa rusa
La iniciativa rusa
La iniciativa rusa
No se diferencia la iniciativa rusa, en su contenido, de los postulados sirios; pero la acción de la diplomacia rusa se centra en una prioridad absoluta de  la lucha contra el terrorismo y la preservación del Estado sirio, sus instituciones y su ejército; Moscú ha logrado, en este sentido, serios acercamientos con Washington, Arabia Saudita y con las fuerzas de la oposición siria; cuando el diplomático ruso presta atención a las “ideas” de unos y de otros, sobre las atribuciones del Presidente o sobre el tema de acortar su mandato etc…  entonces empiezan a tomar forma las conjeturas, se filtran las presunciones y se elevan las voces de algunos ingenuos haciendo divertidos comentarios televisados ​​e incluso comentarios vulgares, entonces Moscú exacerba a todo el mundo, manifestando su compromiso literal con los postulados sirios, comprometiéndose a armar al ejército sirio.
El Estado sirio ha pasado de ser un objetivo, para convertirse en una necesidad imprescindible.
Las relaciones ruso-sirias se perciben en dos niveles, el primero siendo práctico, diario, diplomático entre las dos cancillerías y el segundo estratégico, expresado exclusivamente a través de una relación entre los presidentes Bashar al Assad y Vladimir Putin. La falta de comprensión de esta compleja red de relaciones bilaterales, causó que conocidos disidentes quedaran atrapados en sus ilusiones.
Debido al deterioro de la calidad de la elite siria opositora, la Cancillería rusa los trata como un fenómeno y no como fuerza política; en resumen lo que quiere Moscú es unir a la fragmentada oposición siria en la diáspora convirtiéndola en una delegación capaz de negociar e incorporarse a un Gobierno de unidad nacional, pero Damasco, por su parte, también prepara a aquellos que han resistido y perseverado, a los representantes de las fuerzas sociales nacionales, afirmando que ellos tendrán cabida en el Gobierno y en el proceso de reconstrucción.

La iniciativa iraní
La iniciativa iraní
La iniciativa iraní
¿Acaso existe una iniciativa iraní? sí y no? Sí, porque Teherán quiere tener un papel en la solución de la crisis Siria, Damasco acoge con beneplácito este papel y acoge con mayor satisfacción la coordinación iraní-rusa, algo que se ha logrado en realidad; pero, por otro lado, la iniciativa de Irán no es más que una página en blanco colocada sobre la mesa de los sirios para que redacten sobre ella lo que deseen. En cuanto a los temas filtrados por los iraníes a los medios de comunicación, estos no habían sido presentados en primer lugar a los sirios y el punto más álgido tenía que ver con la redacción de una constitución siria sobre bases confesionales y étnicas, una maniobra originada en alguna instancia del régimen iraní que cumple dos objetivos a la vez; cortejar a Washington y Riad y culpar a Damasco y  Moscú, por haber sido excluidos de los contactos con Arabia Saudita.
Es un percance ya superado el pasado lunes con el encuentro  Lavrov-Zarif en Moscú, los iraníes volvieron a afirmar su compromiso con los postulados sirios, y los rusos anunciaron  una alianza estratégica con Irán que abarca proyectos nucleares, programas de desarrollo, de defensa y la resolución de los conflictos en  Siria, Irak y Yemen. Este acercamiento es un giro importante en la política regional e internacional iraní; a nivel doméstico, este consenso demuestra que se ha producido una alianza entre la corriente conservadora que se aferra a los valores de la Revolución Islámica, la tendencia conservadora que aspira lograr cooperaciones económicas y políticas internacionales sobre la base de la cooperación con Rusia y China, en lugar de Occidente, y la corriente tecnócrata que se inclina hacia la cooperación práctica con los rusos, lo cual no le crea problemas políticos y no la expone a acusaciones de tener una orientación pro occidental.

Bashar Al Assad, Presidente de Siria
Bashar Al Assad, Presidente de Siria
De Hafez al Assad a Bashar: una estrategia para la victoria
Desde los tiempos del fallecido presidente Hafez al Assad, Siria gestiona sus batallas, militares y políticas, de acuerdo con una estrategia compleja; mientras prevalece la impresión de que Siria se encuentra en retirada, ella de hecho acumula logros cuantitativos que se transforman repentinamente en cambios cualitativos; ¿acaso no ha sorprendido la noticia sobre los contactos sirios–sauditas o los informes poco serios sobre el agotamiento del ejército sirio y el desmoronamiento del régimen? ¿Acaso no sorprende en medio de centenares  de análisis e “información” sobre un cambio negativo en las posturas de Rusia e Irán en cuanto a la  presidencia de al Assad y el posterior anuncio de los dos cancilleres juntos, Serguéi Lavrov y Javad Zarif,  informando que al Assad se considera  una línea roja?
La diferencia cualitativa fundamental entre las pérdidas del ejército sirio y sus avances en las batallas de este año, es que la caída de Idlib, Jisr al Shoghour y Palmira, no pueden ser traducidas políticamente ya que estas habían caído en manos de organizaciones terroristas y existe un consenso internacional sobre la necesidad de combatir estas organizaciones, mientras que los éxitos del ejército y de la resistencia en al Qalamoun y la liberación de al Zabadani, aunado al hecho de repeler quince ataques violentos en Daraa, Hadar y el aeropuerto de al Thaala, y el fortalecimiento de las defensas de Jabal al Arab (Swaida), todo esto se refleja y tiene peso político, en primer lugar, al hacer fracasar los planes del centro de operaciones de “al Mok”, en Ammán, para crear una zona de seguridad bajo el control de las organizaciones “moderadas”, y segundo al hacer fracasar los intentos de separar la provincia de Swaida de gran importancia política y moral.
Si hay un entendimiento internacional y regional sobre la prioridad de la lucha contra las organizaciones “takfiries” terroristas en Siria, este entendimiento no lo ha producido la creciente amenaza y peligrosidad de DAESH (EI) o al Nusrah, y su amenaza a los países de la región, sino que reside principalmente en la capacidad del ejército sirio y el reconocimiento de sus habilidades como una gran potencia en la región capaz de enfrentar el terrorismo.
El ejército sirio asestó golpes contundentes en los sitios donde se encuentran terroristas reconocidos por Occidente  y continuó luchando contra sectores considerados terroristas por consenso de la comunidad regional e internacional.
Damasco ha logrado usar siempre y de manera prudente sus fuerzas logrando multiplicar su potencial y, a pesar de  la guerra defensiva emprendida por Siria durante casi cinco años y los  errores tácticos cometidos, el resultado final se reflejaba en el logro del control político y administrativo y el control sobre el terreno de las partes habitadas de la geografía siria, la  normalización de la vida en la capital y la gestión de una elección presidencial legitima, garantizando una base sólida para el movimiento político y militar en la república.
Con la excepción  del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, sumido en su propia crisis, nadie ha vuelto a plantear el tema del cambio de régimen en Siria, pasando de ser un blanco de ataque sin precedentes por parte de una alianza regional e internacional con su potencial político, comunicacional y financiero, para convertirse en parte indispensable y necesaria para la estabilidad del Medio Oriente.
Fuente: Al Akhbar - Al Mayadeen

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