Difícilmente las ideas van hacia el oeste. Normalmente son las ideas occidentales las que se difunden hacia el Este, no al revés. Rusia, la heredera de Bizancio, es el “Oriente”, entre otros grandes “Oriente” como son Dar al-Islam, China, India; entre estos, Rusia es el más cercano a Occidente, pero las diferencias son muchas. Esta es probablemente la razón por la que Dugin, importante intelectual contemporáneo ruso, sólo ahora trata de dar un paso hacia la conciencia occidental.
Alexander Dugin, joven, elegante, sutil y ordenado, el barbudo profesor de la Universidad de Moscú, es un ídolo en su tierra natal; sus conferencias están llenas de gente; sus numerosos libros hablan acerca de muchos temas diferentes que van desde la cultura pop a la metafísica, de la filosofía a la teología, de los asuntos exteriores a la política interna.
Habla varios idiomas, es un lector voraz y ha popularizado en Rusia muchos filósofos occidentales menos conocidos. Está listo para sondear las aguas, incluso las más profundas, del pensamiento místico y heterodoxo con una valentía desconcertante. Es un personaje controvertido; adorado y odiado al mismo tiempo, pero nunca aburrido.
Es un estudioso practicante del misticismo, que recuerda a Mircea Eliade y a Guénon, practicante ortodoxo tradicionalista, audaz estudioso de la teoría de la conspiración a partir de los Templarios y del Santo Grial, pasando por la Arctogaia de Herman Wirth; es un maestro teórico en el uso de las teorías de Jean Baudrillard y Guy Debord; pero sobre todo es un luchador incansable por la libertad del hombre ante la tiranía liberal estadounidense, e incluso ante Maya, la realidad virtual posmoderna, a través de medios políticos.
Como Alain Soral y Alain de Benoist, considera obsoleta la dicotomía entre izquierda y derecha. Lo que importa es la elección entre la conformidad o la resistencia al Nuevo Orden Mundial. Dugin está por la Resistencia. Con este fin, se mueve como un perro feroz entre diferentes teorías políticas. Fe, tradicionalismo, revolución, nacionalismo y comunismo son los ingredientes de los cuales se sirve. Si Chávez hubiera sido un predicador de la liberación con armas nucleares a la Heidegger, la cosa tendría poca importancia.
Dugin ha intentado introducirse en la política radical con Eduard Limonov, poeta nacional bolchevique, y Geidar Dzhemal, reformista islámico; ha sido ideólogo de los roji-pardos, el nombre de la intransigente alianza rusa entre comunistas y nacionalistas de los años 90, y ahora acompaña un pequeño movimiento euroasiático.
Pero la suya no es una naturaleza política: como Confucio, hubiera preferido ser el sabio consejero del gobernador. En esto ha tenido los mismos escasos resultados que Confucio. Ha delineado una ideología para Putin, quien ha utilizado sus palabras deshaciéndose de los pensamientos que estaban en su base. Dugin ha sido muy crítico con Putin y con su conducta poco adecuada, pero ha apoyado al presidente cuando en Moscú estalló el movimiento liberal. En sus libros ofrece una visión sobre el desarrollo futuro de su patria. La influencia que tiene debe ser clara para poder aprender algo; una vez Rusia, si recordamos, mostró a la humanidad el camino a seguir, pero luego lo abandonó.
Siempre curioso intelectualmente, Dugin ha examinado cada concepto o idea de Oriente y de Occidente, incluso aquellas prohibidas u olvidadas, siempre que pudieran favorecer la resistencia. Ha usado el comunismo, pero también las ideas derivadas de la franja más tradicionalista y radical, para la cual ni siquiera Hitler y Mussolini eran lo suficientemente extremos. Ha unido teología, política y metafísica en una única meta-narrativa. Con un estilo lúcido y agradable.
La cuarta teoría política [1], publicada por Arktosh, tiene el mismo título que uno de los libros más recientes e importantes de Dugin, aunque son bastante diferentes en cuanto al fondo; el título más apropiado sería el de Dugin Reader o Essential Dugin. Fue diseñado especialmente para un lector occidental en lengua inglesa. Elemento importante: yo mismo puedo dar testimonio, escribiendo ya sea en ruso como en inglés, de que, siendo las culturas políticas tan diferentes no es fácil hacer comprensible en inglés un texto de filosofía política rusa. Así, el libro ofrece un buen punto de partida para el descubrimiento de Dugin como filósofo político.
El título La Cuarta Teoría Política va contra tres de los más importantes paradigmas (teorías políticas) del siglo pasado: el liberalismo, el marxismo (incluyendo el comunismo y el socialismo) y el fascismo (incluyendo el nacional socialismo). En una larga lucha de un siglo, el liberalismo ha vencido y derrotado a las otras dos teorías (“Fin de la Historia”). La Cuarta Teoría (o mejor dicho, el paradigma) se propone superarlo y enterrarlo. El objetivo de Dugin no es presentar una teoría que reemplace a las otras tres, sino más bien sentar las bases para la creación y el desarrollo de una nueva visión. Esta nueva teoría no se propone explicar cómo funciona el mundo, pero quiere cambiarlo. Quiere inspirar a una cruzada contra el liberalismo occidental, aquello que la Segunda Guerra Mundial hizo contra el nazismo. En otras palabras, no es una teoría, sino una doctrina de lucha, una llamada a la reconstrucción de nuestro mundo.
Es más importante el enemigo que el amigo, elígelo con cuidado porque que tal elección influirá sobre tus decisiones, dijo Carl Schmitt, mentor de Dugin. El enemigo número uno de Dugin es el liberalismo, al que define como una forma de darwinismo social en el que los más ricos sobreviven y se desarrollan, mientras que el resto de la humanidad sufre y muere física y espiritualmente.
El liberalismo es el mayor mal de nuestro tiempo, porque es inevitable, desde principios de los años 90 es una imposición que no hemos elegido, según Dugin. El liberalismo, y la libertad que se encarga de promover, conllevan la destrucción social; liberan al hombre de la familia, del estado, de su identidad sexual e incluso de su humanidad. El liberalismo finalmente conducirá a la sustitución del hombre por el cyborg genéticamente modificado.
El Cuarto Paradigma debería incorporar las mejores características de sus tres predecesores dejando de lado los defectos. Por lo tanto, deberíamos rechazar el principio marxista del materialismo histórico y de la ineluctabilidad del progreso, el economicismo o la creencia en la supremacía de la ciencia económica, la anti-espiritualidad y la anti-etnicidad, mientras que debería ser considerada su crítica del capitalismo, así como el mito del retorno al Paraíso Perdido del trabajo creativo.
Dugin está dispuesto a tomar en consideración los mejores puntos del fascismo y del nacionalsocialismo, y por esto a veces, desde críticas injustas, se le llama incorrectamente nazi, lo que es un error, ya que no es racista en absoluto. En su libro predica contra el racismo, no sólo contra el racismo biológico y vulgar del Tercer Reich, sino contra el racismo en esta civilización deprimida, el de la moda y el glamour,la exclusión racista políticamente correcta. Quitando al nacional socialismo su componente racista, esta teoría política es “salvable” y se podrían reconsiderar sus aspectos positivos. Un aspecto positivo es el amor por la gente, por el pueblo, el amor erótico por los hombres y las mujeres que lo constituyen, el etnocentrismo, la aceptación de la etnia en su entorno como un hecho histórico.
Si bien la Cuarta Teoría ha sido etiquetada como un arma anti-liberalismo, uno podría encontrar también aquí aspectos positivos. Dugin aprueba la libertad, pero rechaza el individualismo. La libertad del hombre -sí, dice simplemente la libertad del hombre – no tiene en cambio su aprobación. Los derechos individuales son conceptualmente sometidos a duras críticas: el liberalismo está a favor de los derechos humanos débiles, derechos que son sólo el derecho de un pequeño hombre. La libertad del hombre es la libertad para un hombre solo, dice.
Dugin sería capaz de encontrar un remedio para los defectos del comunismo y del nacional socialismo, cruza estas teorías metiéndose entre los antihitlerianos hermanos Strasser y los nacional comunistas. Este punto de encuentro entre la izquierda y la derecha extremas debería ser fertilizado con la mitología y la tradición, des-secularizado e impregnado de Dasein.
Sin embargo, algunas de las características de las tres teorías anteriores no son aceptables para Dugin a partir de la teoría del progreso y del desarrollo lineal. La humanidad necesitaría un sistema para evitar una explosión cortando ante todo la gasolina cada vez que el motor se sobrecalienta. En lugar de un proceso monótono, el llamado desarrollo sostenible deberían ser movimientos concéntricos y cíclicos.
Dugin se propone resolver el profundo problema ontológico de la alienación y la negación del Ser, en palabras de Martin Heidegger, según el cual los antiguos griegos confundieron el Ser-en-sí (Sein) con la experiencia humana de Ser-en-el mundo (Dasein), y esta pequeña confusión, con el tiempo, nos ha llevado al progreso tecnológico y ha introducido la Nada. Esto es lo que querría superar introduciendo el Ser-en-el-mundo como el más fantástico actor de la historia. Para los liberales el individuo es lo más importante, para los comunistas es la clase social, para los nazis la raza, para los fascistas el estado, y para Dugin y su Cuarto Paradigma es el Ser-en-el-mundo. Así que la profunda oscuridad de la alienación puede convertirse en luz del Ser, dice Dugin.
La filosofía comunista y nacional socialista se basaban en Hegel, la filosofía de Dugin y la de sus enemigos, los neoconservadores liberales de Leo Strauss, se basa en Heidegger. Un espíritu contemporáneo ha descrito la batalla de Stalingrado así: “hegelianos de derecha combatiendo a hegelianos de izquierda”. ¿Veremos tal vez combatir a heideggerianos del pueblo contra heideggerianos elitistas?…
En el libro encontramos también opiniones geopolíticas de Dugin. Es enemigo de la globalización, está a favor de la vida independiente y del desarrollo de macro regiones: Europa, América del Norte, Rusia, China, etc. Piensa que es importante liberar a Europa del juego norteamericano. Dejemos a EEUU ser libre para vivir de la manera que prefiera al otro lado del océano, pero EEUU debería dejar de interferir en el extranjero, imponiendo su estilo de vida sobre los otros.
Por lo que respecta a Rusia, ve su tierra como una posible base para la resistencia al Nuevo Orden Mundial, junto con otros estados que desafían la imposición estadounidense. No cree que Rusia esté lista para el gran desafío, es demasiado evasiva y está dividida, pero es lo que tenemos por ahora. Su ventaja nuclear podría defender los primeros brotes de las nuevas ideas de la justicia sumaria del sheriff del mundo. La Cuarta Teoría Política es un buen comienzo para dar a conocer las ideas de Dugin a los lectores occidentales. Después de todo, incluso el rechazo del nihilismo occidental realizado por Heidegger es una idea de Occidente.
(Traducción de Página Transversal)
Fuente: The Fourth Political Theory
Extraído de: La Cuarta Teoría Política en español.
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