Los residentes en el barrio palestino de Silwán pelean por mantener la identidad de este distrito del territorio ocupado de Jerusalén Este, ante los esfuerzos de los colonos judíos por aumentar su presencia y patrimonio en la zona.
A escasos metros de la ciudadela de Jerusalén, que alberga la Explanada de las Mezquitas, Silwán y sus 55.000 habitantes se extienden sobre un masificado valle donde cada vez es más frecuente encontrar banderas israelíes que salpican el paisaje de un entorno palestino.
"La gente de Silwán ha sido forzada a luchar para proteger su presencia y preservar el patrimonio de la ciudad contra los intentos de los colonos de colonizar y judaizarla", denuncia en un comunicado la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que muestra su preocupación ante el aumento de órdenes de desahucio y demolición de viviendas palestinas.
Poco a poco, en los últimos años, unos 400 colonos judíos protegidos por fuerzas de seguridad se han asentado en 39 edificios de este barrio, ocupado por Israel desde 1967 y donde, denuncian los representantes de los residentes, "se está produciendo una limpieza étnica" de la que responsabilizan a Israel y a los colonos judíos.
Según explicó a Efe el abogado palestino Mohamad Dahleh, se debe a que doce años atrás estos grupos "vieron el potencial" de una ley promulgada por Israel por la que unas tierras pasan a ser propiedad de aquel que demuestra ser el propietario original "pero que sólo se aplica en el caso de judíos y no de palestinos".
"Es una ley discriminatoria de base (...) Israel, con sus propios residentes de la misma ciudad, usa sistemas legales diferentes para dos grupos étnicos: uno para los israelíes, otro para los palestinos", critica Dahleh.
"Al principio, no eran casos para echar a los vecinos sino para evitar nuevas construcciones o ampliaciones", explica, pero "luego comenzaron las demandas de desahucio".
Abdallah y Sabri Abu Nab son hermanos, vecinos y comparten el mismo destino incierto ligado al edificio en el que han residido desde hace 70 años y para el que, tras un largo periplo legal, se ha emitido una orden de desalojo con fecha máxima el pasado 11 de agosto.
La vivienda, en la que habitan 16 palestinos, es reclamada por un grupo judío como antiguo emplazamiento de una sinagoga en los años treinta, cuando las autoridades británicas reubicaron a los judíos yemenitas propietarios del espacio, que fue arrendado por palestinos a palestinos desde entonces.
En primera instancia, un tribunal municipal rechazó la demanda de propiedad interpuesta contra los Abu Nab, que más tarde fue aceptada por el tribunal de distrito tras presentarse evidencias del pago de impuestos sobre las parcelas donde está el edificio y cuya apelación por parte de los Abu Nab fue denegada por el Supremo.
"Es una corte israelí que sigue la ley israelí. Esperamos que nos dé injusticia, no un remedio", ironiza el abogado sobre un sistema que, critica, prepara un entramado legal para dejarles sin opciones en un proceso que denomina "la privatización de la actividad de asentamientos de colonos en Jerusalén Este".
Como los Abu Nab, y sólo en el pequeño distrito del centro de Silwán donde viven, Batin El Hawa, otros 250 de los 500 vecinos hacen frente a diez demandas interpuestas sobre 44 propiedades por Ateret Cohanim, una organización con la misión declarada de "reforzar las raíces y vida judías en la Ciudad Vieja de Jerusalén y sus inmediaciones".
Dahleh afirma que los grupos de judíos "resueltos a expandirse por varios medios" también tratan de adquirir propiedades por los cauces tradicionales o mediante la aplicación de la ley del ausente de Israel (1950).
Ésta establece que cualquier persona que resida en un país enemigo o fuera de Israel es considerada "ausente" y su propiedad queda bajo responsabilidad de la Custodia de la Propiedad de Personas Ausentes, una medida ampliamente criticada por ser empleada como herramienta para la confiscación de tierras palestinas.
"Las políticas israelíes en Silwan no sólo buscan alterar el carácter histórico del área y consolidar el control israelí sobre la Ciudad Vieja de Jerusalén, en particular sobre el recinto que acoge la Mezquita de Al Aqsa, sino también contribuir a la limpieza étnica sistemática de palestinos en el Jerusalén Este ocupado", acusa la nota de la OLP.
Emanuel Nahsón, portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel, comentó a Efe al respecto que "Jerusalén es la capital del Estado de Israel. Es una ciudad abierta en la que sus ciudadanos pueden vivir en paz y tolerancia con los mismos derechos y deberes legales. Todos los ciudadanos, ya sean judíos, musulmanes o cristianos, gozan de la misma protección democrática del Estado de Israel".
Fuente: María Sevillano, Agencia EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario