Los presidentes de Argentina y Bolivia denunciaron intentos golpistas de la oposición para desestabilizar los gobiernos de la región.
La jefa de Estado argentina, Cristina Fernández de Kirchner, expresó que las protestas antigubernamentales tanto en Brasil como en Ecuador pretenden frustrar el desarrollo alcanzado durante los últimos años por los gobiernos populares y democráticos que gobiernan en esas naciones, y responsabilizó a la a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), de estar detrás de estos planes desestabilizadores.
Aseguró que estas acciones subversivas se iniciaron en 2005 cuando asumieron al poder en Argentina, Néstor Kirchner; en Venezuela, Hugo Chávez, y en Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, quienes acabaron con la política económica norteamericana y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el continente.
Las declaraciones de Fernández se suman a las afirmaciones del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien declaró que no se permitirán golpes de Estado en Brasil y en Latinoamérica y que su Gobierno defenderá la democracia.
Durante su discurso pronunciado con motivo del 115º aniversario de la creación de la Escuela Militar de Sargentos Maximiliano Paredes, Morales hizo hincapié en que la derecha imperialista quiere desarticular los procesos revolucionarios en Latinoamérica.
Según expertos, la estrategia de comunicación política, aplicada por la derecha en contra de los gobiernos progresistas de América Latina, incluidos Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador, tiene detrás el financiamiento norteamericano, puesto que dichos países decidieron no seguir arrodillados ante un poder que se creía hegemónico.
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