Responsables kurdos han denunciado la operación turca en el norte de Siria calificándola de “flagrante agresión”. Las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) han insistido en que les corresponde a ellos y a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), la coalición donde se integran junto con algunas milicias árabes, decidir si abandonarán o no Manjib. Los líderes kurdos han advertido que Turquía caerá en una “ciénaga” en Siria si ataca a las YPG.
De momento, el sábado, los kurdos no daban señales de que estuvieran dispuestos a aceptar las exigencias turcas de que abandonen la orilla occidental del Río Éufrates y afirmaron que habían atacado a militantes del EI cerca de la Presa de Tishrin.
Saleh Muslim, líder del Partido de la Unión Democrática (PYD), un partido kurdo al que Ankara acusa de estar vinculado al PKK, ha afirmado que Turquía será derrotada en Siria por sus fuerzas, como lo fue antes el EI. En unas declaraciones al periódico turco Hürriyet, él dijo que “Turquía ha entrado en la ciénaga turca y será derrotada, como lo fue el EI”.
Poco antes, él manifestó a la Agencia de Prensa Alemana que “Turquía está dispuesta a hacer cualquier cosa, incluyendo besar las manos y los pies de Damasco con el fin de lograr sus intereses”. Él se refirió también a los esfuerzos turcos para normalizar las relaciones con Israel y con Rusia a pesar de las profundas diferencias que existen entre esos países.
Ambiciones y errores
Otros analistas sirios señalan, sin embargo, que el PYD y la milicia de las YPG van a pagar por sus ambiciones y errores, incluyendo la agresión que lanzaron contra las Fuerzas de Defensa Nacional (de Siria) recientemente en Hasakah. Esto les ha llevado a crear un conflicto a tres bandas contra el gobierno sirio al mismo tiempo que contra Turquía y el EI. Éste fue, claramente, un grave error de cálculo por parte de las milicias kurdas.
De este modo, las fuerzas kurdas han quedado expuestas ahora a ataques turcos en el norte de la provincia de Alepo y del EI en el sur de la provincia de Hasakah.
El segundo error ha sido su confianza en EEUU, que ha resultado ser vana porque Washington ha dejado claro que apoya la Operación Escudo del Éufrates dirigida contra los kurdos. No deja de ser parajódico que el YPG, que afirma tener una ideología “marxista” y antiimperialista, se sienta traicionado así por la mayor potencia imperialista del planeta.
La negativa del vicepresidente norteamericano, Joe Biden, a que los kurdos puedan conectar su cantón de Afrin con las áreas situadas al este del Río Éufrates pone fin al sueño de una región autónoma kurda, que Washington había promovido, pero que ahora parece rechazar en aras de mantener sus relaciones con su aliado turco, que ha estado en las últimas semanas buscando una aproximación a Rusia e Irán.
En lo que se refiere a Damasco, la intervención turca contra los kurdos probablemente no supone ninguna diferencia. La acción turca ha llevado a sus enemigos del ESL a controlar una pequeña ciudad, Yarabulus, pero ha puesto fin a un proceso de federalización en Siria, que estuvo apoyado anteriormente por Washington, pero que Turquía no acepta. Siria podía haber ayudado a las YPG y suministrarle armas y apoyo frente a los turcos, pero tras los incidentes de Hasaka esto es ya impensable.
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