8 meses y 17 días después del inicio de su ‘impeachment’, Dilma Rousseff es destituida por una amplia mayoría del Senado, pero podrá ejercer cargos públicos.
En una votación que se realizó de manera electrónica y en dos rondas, teniendo que responder cada miembro del Senado solo "sí" o "no" a la pregunta de si considera que la mandataria violó la Ley de Responsabilidad Fiscal, Rousseff fue señalada culpable de corrupción y destituida de forma definitiva por el Senado de Brasil, con 61 votos a favor y 20 en contra.
La división en dos rondas se hizo a petición del Partido de los Trabajadores (PT), que la presentó apenas unos minutos antes del inicio de la sesión. Se hicieron por tanto dos votaciones: una para decidir sobre la destitución de la ya expresidenta y, una vez que esta fue aprobada, una segunda sobre su posible inhabilitación política durante los próximos ocho años.
En la segunda ronda de votación, los parlamentarios senadores votaron mantener los derechos políticos de Rousseff por 42 votos a favor, 36 en contra y tres abstenciones.
Para recuperar su cargo, del que fue apartada temporalmente en mayo, la dignataria necesitaba el apoyo de al menos dos tercios de la cámara; es decir, 54 senadores.
Con la salida de Rousseff de la presidencia, se pone fin al periodo de 13 años de gobiernos del PT, que comenzó con Lula da Silva en 2003.
Así, esta misma tarde, el presidente en ejercicio, Michel Temer —quien ya había sustituido a Rousseff como interino desde su suspensión en mayo—, tomará posesión como nuevo jefe de Estado hasta 2018, entre fuertes protestas contra su política de duros recortes.
Rousseff, que ya ha sido apartada por el voto final del Senado, había calificado ayer lunes su posible destitución de "golpe de Estado" que daría paso a un Gobierno "usurpador".
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