martes, 28 de julio de 2015

Turquía, el Estado Islámico y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, dos conflictos ¿diferentes?

Tras permanecer meses al margen de la coalición internacional contra el Estado Islámico (EI) finalmenteTurquía cambió su posición, pero resulta que además de bombardear a ese grupo terrorista, también ataca al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
El país liderado por el presidente Recep Tayyip Erdogan pone en un mismo plano al EI y al PKK al declararlos una amenaza, aunque se trata de dos fenómenos bien diferentes.
Un reciente atentado en la localidad de Suruc -fronteriza con Siria- en que murieron 32 personas fue el hecho que llevó a Ankara a emprender acciones contra el EI en la vecina nación, según las declaraciones oficiales.
El señalado como autor del hecho es un joven presuntamente relacionado con esa agrupación extremista, por lo que Turquía la declaró de inmediato una amenaza para la seguridad nacional y comenzó los bombardeos.
La nueva postura acaba de recibir el beneplácito de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y de la Comisión Europea, en tanto países miembros de esas entidades ya habían reprochado a Turquía el hecho de “no hacer más en la lucha contra el terrorismo”.
Sin embargo, las hostilidades recaen también sobre el PKK en el norte de Iraq, organización que se mantiene combatiendo contra el EI.
Desde Siria, miembros de las Unidades de Protección Popular -milicias kurdas que enfrentan al EI- acusaron a Turquía de atacar igualmente sus posiciones, pese a que fuentes gubernamentales aseguran que ellas se encuentran fuera de sus objetivos.
En resumen, el panorama en la zona resulta complicado: si Turquía combate al EI y las milicias kurdas lo hacen también, parecería contradictorio que ese país atacase a las que podrían ser aliadas contra un enemigo común.
La explicación oficial radica en que poco después del atentado en Suruc, cuyas víctimas fueron principalmente kurdos, como represalia el PKK provocó la muerte de dos policías turcos.
Aunque la autoría del hecho se le atribuye al EI, el partido kurdo reaccionó contra Ankara pues siempre la ha culpado de colaborar secretamente con el fundamentalismo islámico.
Más allá de incidentes particulares, los analistas recuerdan el enfrentamiento histórico entre Turquía y la comunidad kurda que busca establecerse como Estado, una guerra de décadas que provocó más de 30 mil muertos.
Así, afirman especialistas, la denominada lucha para preservar la seguridad nacional sería la estrategia turca para justificar ataques contra sus enemigos históricos, si bien desde 2012 ambas partes iniciaron un proceso de paz que tuvo avances, pero se estancó en los últimos meses.

Por su parte, la oposición turca acusa al gobierno provisional de Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de iniciar las hostilidades con el fin de llevar al país a una guerra, y aprovechar esa situación para perpetuarse en el poder.
En las elecciones de junio último, el AKP -que había gobernando en mayoría desde 2002- perdió esa condición en el Parlamento y se vio obligado a comenzar pláticas con otros partidos para formar coalición, pero todavía no consiguen acuerdos y mientras, funciona de manera interina el Ejecutivo anterior.
El líder del opositor Partido Popular Democrático, Selahattin Demirtas, cuestionó la legitimidad de la actuación de las autoridades al afirmar que “un Gobierno en funciones con un primer ministro en funciones está llevando al país a la guerra civil, a la guerra regional”.
Agregó que se trata de un golpe de Estado por parte del Ejecutivo provisional, pues “¿De dónde toma la autoridad para decidir llevar el país a la guerra en estos momentos?”.
De acuerdo con sus declaraciones, “el AKP es un partido que está metido hasta el cuello en la corrupción y busca de forma iracunda una manera de volver al gobierno otra vez”.
Criticó además los ataques contra el PKK en medio del proceso de paz y aseguró que de no ser por la renovada hostilidad, esa formación podría haber combatido junto a Ankara contra el EI en Siria.
Un detalle adicional: los rumores acerca de las intenciones turcas de bombardear en Siria comenzaron mucho antes del atentado en Suruc. 
Hace algunas semanas el diario Hurriyet informó sobre una reunión de las Fuerzas Armadas para discutir una posible incursión militar en el territorio vecino, en tanto voces oficiales desmintieron la existencia de tal plan.
No obstante, ese rotativo brindó informaciones concretas: en los últimos días altos mandos militares habían visitado la frontera, y creció el personal uniformado apostado en la zona hasta constituir el 15 por ciento del total de las Fuerzas Armadas.

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