En los últimos años, los 900 kilómetros de frontera entre Turquía y Siria han sido el principal paso de ayuda a los terroristas takfiríes de Daesh, a quienes el gobierno de Ankara, claramente, brindaba ayuda logística y financiera en su lucha contra el Gobierno sirio.
Durante casi dos años, las fuerzas turcas se mantuvieron desplegadas en dicha frontera sin desempeñar una función especial, más que ofrecer entrenamiento a los rebeldes en sus campamentos, mientras los terroristas de Daesh seguían avanzando por la zona.
Asimismo, en octubre de 2014, el Parlamento turco aprobó que su ejército participara en la lucha contra Daesh, algo que no se ha materializado aún. No obstante, el viernes pasado, de repente, una escuadra de cazas F-16 de Turquía atacó las posiciones de Daesh dentro de Siria.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Acaso el cambio de postura es estratégico o táctico? ¿Qué es lo que pretende Turquía? ¿Después de años considera a Daesh como un peligro o son los kurdos el blanco de esa nueva política?
Este giro político y militar de Ankara se realizó después del atentado terrorista que tuvo lugar en un centro cultural en la localidad turca de Suruç, muy cerca de la ciudad kurda de Kobani, en la frontera con Siria. En el acto murieron decenas de personas y otras más resultaron heridas. El ataque fue reivindicado por Daesh cuyas fuerzas, de forma simultánea, atacaron un puesto de control en la zona fronteriza con Turquía en el que mataron a un soldado. De hecho, se podría decir que estos ataques incitaron al cambio de política de Ankara que había fracasado en su plan por derrocar al Gobierno de Damasco con su apoyo a los terroristas.
La política de Turquía en los últimos cuatro años ante Siria tenía como objetivo derrocar al Gobierno de Bashar al-Asad. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no escatimó esfuerzo ni medio alguno para materializar su objetivo; entre ellos, se pueden destacar las decenas de reuniones celebradas en Turquía, con la participación de representantes de países árabes y europeos, para apoyar a los rebeldes sirios, aunque ninguna dio frutos.
Asimismo, el año pasado, Turquía se incorporó oficialmente a la denominada Coalición Internacional contra Daesh, pero tampoco desempeñó su rol de combatir el terrorismo del grupo takfirí y, como antes, se dedicó a intentar eliminar a Al-Asad. Todo esto motivó una gran campaña de presión por parte de la comunidad internacional en su contra.
No obstante, Ankara dio luz verde el jueves a los aviones de EE.UU. para que utilicen la base de Incirlik, en el sur del país, en sus operaciones contra Daesh en Irak y Siria y, así, reducir un poco la presión que se ejercía en su contra.
La medida de Turquía respecto a la llamada Coalición se considera un cambio estratégico en la guerra contra el terrorismo, dada la enorme línea de frontera que comparte con Siria, una zona que está cerca de la ciudad de Raqa considerada como la capital de Daesh. Por lo tanto, la llamada coalición pueda atacar con mayor precisión a los terroristas e impedir su avance.
Así que, ante este giro inesperado que podría debilitar a los terroristas y que contradice sus políticas, según el diario Hürriyet, Ankara llegó a un acuerdo con EE.UU. para instaurar una zona de exclusión aérea a unos 90 kilómetros a lo largo de la frontera turco-siria. Esta medida se adoptó para debilitar al ejército sirio y que no pueda realizar ataques aéreos contra las bastiones de los terroristas. Además de reprimir a los kurdos, que estaban ganando poder en medio de la crisis que atraviesan Siria e Irak.
De hecho, los éxitos de los kurdos de Siria en la lucha contra Daesh y sus esfuerzos para crear una región autonómica en Siria, algo que no parecía ilógico con su llegada a unos 30 kilómetros de Raqa, preocuparon a Turquía. Si los kurdos se mantienen avanzando con este ritmo y llegan a una reconciliación con el Gobierno sirio, la situación se tornará muy difícil para Ankara, en su intento por controlarles y evitar su autonomía. Con esto, parece que el Gobierno turco prefiere a Daesh que a un gobierno independiente kuro-sirio a su lado, opción que de materializarse, aumentaría las llamas del separatismo kurdo en el país.
Actualmente, Turquía está sometida a una fuerte presión, tanto por parte de los kurdos como de la comunidad internacional, por su apoyo a Daesh, así que precisaba un cambio táctico en sus políticas hacia Siria, preservando sus objetivos. Por esta razón aceptó colaborar con EE.UU. en la lucha contra el EIIL, para aligerar la presión y dar legitimidad a su intervención en Siria.
En este contexto hay que añadir que mientras hoy en día las ecuaciones regionales están cambiando rápidamente, es decir Arabia Saudí está sumergida en una guerra en Yemen; Siria e Irak se enfrentan a los terroristas; Egipto está involucrado en la guerra en la península Sinaí y Libia está en un caos total, la Turquía patrocinadora de los terroristas de Daesh, no puede estar a salvo, por lo tanto, se esfuerza por evitar las consecuencias de este caos en el que se ha sumergido la región.
Se puede decir que ese cambio es solo una nueva táctica con la que pretende matar dos pájaros de un tiro: impedir el avance de los kurdos en Siria y entrar activamente en la guerra siria, mediante la creación de una zona de exclusión aérea. No obstante, por lo complicada que es la situación en la región y la diversidad de actores y factores, la materialización de estos objetivos está siempre sumida en la incertidumbre.
Por Rasoul Goudarzi
HispanTV
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