martes, 7 de abril de 2015

Qasem Soleimani, el popular general iraní enemigo de EE.UU.

Qasem Soleimani
En un país donde nadie es más famoso que la figura del líder supremo, la popularidad del mayor general de las fuerzas Qods, Qasem Soleimani, está cargada de significado. De ser un hombre cuyo rostro pocos podían reconocer y que vivía en la sombra desde los tiempos de las guerras en Afganistán e Iraq, ha pasado a ser un icono mediático y una de las personas con mayor popularidad en Irán.

Una encuesta publicada en el marco del nuevo año persa, que comenzó el sábado 21 de marzo, arrojó que este general de 58 años es la figura más popular en la República Islámica con un 37% de los votos, seguido por el sonriente ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif, responsable de la negociación sobre el programa nuclear iraní. Una gran ironía, especialmente si se tiene en cuenta que hasta agosto pasado la prensa local no escribía ni publicaba fotos de Soleimani, excepto en un acto oficial. Mientras Hajji Qasem, como se conoce al comandante de la división de los Guardias Revolucionarios que se encarga de los asuntos externos, es considerado por sus homólogos estadounidenses en la región uno de sus principales enemigos, Zarif lleva meses sentado frente a frente con los estadounidenses tratando de llegar a un acuerdo final que, de firmarse, cambiará muchas cosas en esa geopolítica regional en la que tanto ha influido Soleimani.


Las últimas imágenes del general Soleimani han llegado desde el frente de la batalla de Tikrit en la que el ejército iraquí y las diferentes milicias chiíes combaten para expulsar a los militantes del Estado Islámico de la ciudad donde nació el derrocado Sadam Husein. Se le ve vestido de civil coordinando las operaciones. Es difícil asociar a ese general desgarbado y siempre sonriente a la imagen que ha inspirado documentales y vídeos musicales que alaban sus logros y valentía. En uno de estos vídeos, milicianos chiíes pintan en las paredes grafitis con el rostro del general y su nombre.

Algunos expertos internacionales han señalado a este militar experto en guerra de guerrillas como uno de los personajes más influyentes de Oriente Medio. Y en el lado iraní, muchos creen que sus logros militares representan un elemento importante en la negociación nuclear. "Sus acciones refuerzan la política exterior iraní", afirma un experto local. Su influencia además de Iraq, se extiende a Siria, Gaza, Líbano y Yemen. En Afganistán tuvo un papel fundamental en la estrategia para detener el avance de los talibanes.

"Tengo algunos pensamientos cuando veo sus fotos, pero la mayoría de ellos probablemente no son adecuados para una publicación familiar como la de ustedes", aseguró el general retirado y exdirector de la CIA, David Petraeus, al Washington Post, donde también aseguró que era interesante ver cómo el general había decidió ganar visibilidad en los últimos meses. "Algo extraño para un hombre en las sombras", dijo Petraeus, que conoce bien los pasos del iraní. Esto incluye su última participación en Iraq, donde ha estado coordinando las acciones para detener al Estado Islámico desde que tomaron parte del país en junio.

Y es que si bien desde el primer momento de este avance en Bagdad se mencionaba la presencia de Soleimani para tratar de poner orden en unas fuerzas militares que se caían a pedazos, nadie tenía pruebas de ello. Este secretismo terminó en agosto, durante la lucha por la población iraquí de Amerli. Entonces aparecieron unas extrañas fotos del general en el frente de batalla, vestido de civil y abrazado con milicianos, que sorprendieron a todos en Irán.

Zahra Asghari, periodista de la agencia Isna, que escribió un perfil sobre el general, aseguró que los medios iraníes se abstuvieron de publicarlas porque pensaron que era una filtración. Hasta entonces se sabían pocas cosas sobre su vida personal: que era originario de Rabor, en la región de Kermán, que había empezado su labor como militar en la guerra contra Iraq y que además de leal a la figura del Líder Supremo es un hombre extremadamente piadoso.

Pero en la medida que nuevas fotos seguían circulando en la red, los medios cayeron en cuenta que era un cambio de estrategia. Desde entonces se le ha visto en múltiples lugares, incluido Líbano, donde la foto en la que rezaba en solitario sobre la tumba del combatiente de Hizbulah Jihad Mughniyeh se distribuyó rápidamente en la red después de ser filtrada por el canal Al Mayadeen, cercano a Irán y Hizbulah. Jihad, asesinado por el ejército israelí el pasado enero junto a un grupo en el que se encontraba un alto militar de las fuerzas Qods, es hijo del Imad Mughniyeh, excomandante de la agrupación libanesa asesinado en el 2008 en Siria, y que según la prensa iraní era también cuñado de Soleimani. La hermana del general iraní sería la segunda esposa de este libanés considerado uno de los creadores de la agrupación chií.

Muchos han interpretado este cambio de estrategia como un mensaje desafiante de Irán a sus viejos enemigos estadounidenses. Y también a los integrantes del llamado Estado Islámico. Otros lo han visto como un mensaje de tranquilidad para los iraníes, que de repente tuvieron al Estado Islámico a pocos kilómetros de su frontera. Soleimani, al fin y al cabo, siempre había mencionado que el enemigo hay que enfrentarlo lejos de Irán.

"Creo que su salida a la luz pública fue para contrarrestar los errores que cometió. Para un hombre de guerra como él, con tantos logros encima, es imperdonable que no fuera capaz de prever el avance del Estado Islámico en Iraq", asegura un analista iraní que prefiere el anonimato. Soleimani, que siempre fue el hombre de Irán en Iraq, apoyó incansablemente al hoy ex primer ministro Nuri al Maliki a pesar de que era evidente que sus políticas sectarias llevaban el país al abismo.

Pero estas minucias políticas no han tenido ningún efecto sobre su imagen. Al contrario. La salida a la vida pública de Hajji Qasem (Ghassem según la pronunciación en persa) ha disparado su popularidad tanto en la región como dentro de Irán, donde nunca fue tan conocido como lo era en Líbano o Iraq. Actualmente lo consideran el gran héroe en la lucha contra el Estado Islámico. Desde la dura guerra contra Iraq en la década de los ochenta, ningún guardia revolucionario iraní ha tenido una imagen similar. En un país donde los militares, especialmente aquellos que luchan en las fuerzas Qods, sólo salen a la luz pública una vez muertos, Soleimani es una gran excepción. El líder supremo Ali Jamenei, a quien profesa gran devoción, lo ha llamado "mártir en vida".

Pero tal vez lo más destacable del fenómeno Soleimani es que su popularidad no se limita a los sectores más radicales y cercanos al establecimiento de la República Islámica, sino que se extiende a todos los niveles de la sociedad. Incluido el reformismo y jóvenes críticos con el sistema. Unos y otros le reconocen como un hombre íntegro y alejado de la corrupción. Incluso destacan con orgullo que sus enemigos lo consideren un gran contrincante y les gusta la idea de que decenas de medios internacionales escriban sobre el general. "Nadie le iguala. Ha logrado detener a Daesh -del grupo Estado Islámico- y gracias a él las fronteras de Irán están seguras", afirma Mehrdad, un artista de 28 años atraído por la nueva imagen del general. En las páginas de Facebook y Twitter, especialmente en persa, se hacen miles de alusiones a Soleimani, con carteles y leyendas que hablan de su gloria.

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