martes, 31 de marzo de 2015

Nicola Bombacci, comunista en camisa negra

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Fascismo y comunismo no son parientes lejanos. En muy fácil y recurrente, el cruzar de ambas ideas a lo largo de la historia. Ambas ideas son hermanas, y eso iremos mostrando poco a poco. El propio Benito Mussolini fue una figura sobresaliente del marxismo italiano de su época, y uno de los fundadores del Fascismo, como él hay muchos ejemplos, aunque hoy nos acercaremos a la figura de Nicola Bombacci.
Bombacci es una figura que quiere ser olvidada por casi todos, pero muy especialmente por los marxistas. Se trata del fundador del Partido Comunista Italiano, y uno de los que murieron fusilados a la terminación de la Segunda Guerra Mundial, por Fascista.
El 24 de octubre de 1879, en la Romagna, Provincia de Forlí, a escasos kilómetros de Pedrappio, donde 4 años después nacería el fundador del fascismo, nace Bombacci. Por imposición paterna, ingresa muy joven en un seminario, pero lo abandona en cuanto muere su padre. En 1903, ingresa al anti clerical partido Socialista Italiano. Algo muy similar a lo que vive el Duce. Por su dedicación al partido llegará a ser Secretario General y diputado. Ahí conocerá a Benito Mussolini, que en aquel tiempo fue la promesa del Partido Socialista Italiano antes de tornarse nacional revolucionario.

Tras la fractura interna del PSI, Bombacci, fundará, junto a Gramsci, el Partido Comunista de Italia y al principio de los años 20 viajará a la Unión Soviética. Allí traba amistad, con el mismísimo Lenín, el que le diría en una recepción del Kremlin, la ya famosa frase “En Italia, compañeros, en Italia sólo había un socialista capaz de guiar al pueblo hacia la revolución, Benito Mussolini”.
 
Como líder del Partido Comunista Italiano, Nicola Bombacci, se convertirá en el enemigo público número uno de la burguesía italiana, que le apodará “El Papa Rojo”.
 
Bombacci es uno de los que más hace por impedir la llegada al poder de Benito Mussolini y sus Fascios de Combattimento. Los escuadristas fascistas, hicieron famosa una cancioncilla que decía: “no tengo miedo a Bombacci….con las barbas de Bombacci haremos spazzolini (cepillos) para abrillantar la calva de Benito Mussolini”.
Por su espíritu patriota dentro del marxismo, Bombacci entra en discrepancias y polémicas con compañeros de partido. No pueden admitir que el fundador hable a favor de la acción de Gabrielle D’Annunzio en Fiume y más adelante exija: “Superar la Nación (sin) destruirla, la queremos más grande, porque queremos un gobierno de trabajadores y agricultores socialista, sin negar la Patria, derecho incontestable y sacro de todo hombre y de todo grupo de hombres”. Es la “tercera vía”donde el nacionalismo revolucionario pudiera encontrarse con el socialismo revolucionario comunista.
En 1927, es expulsado del PCI. En 1936 lanza su revista “La Veritá” (La verdad) e inicia un proceso que culminará en 1943, en una progresiva conversión al fascismo. Sería demasiado simple aceptar que se pasó con armas y bagaje al fascismo, como pretenden los que lo acusan de traidor. Su “conversión” fue un proceso lento de acercamiento a Mussolini y al ala más de izquierdas –por decirlo de alguna forma- del movimiento fascista.
En 1936, escribiría en su revista: “El fascismo ha hecho una grandiosa revolución social. Mussolini y Lenin. Soviet y Estado fascista corporativo, Roma y Moscú. Mucho tuvimos que rectificar, nada que hacernos perdonar, pues hoy como ayer nos mueve el mismo ideal: el triunfo del trabajo”.
Cuando después de ser rescatado por Otto Skorzeny de la prisión del Gran Sasso, Mussolini, funda la República Social Italiana, a pesar de que ya se vislumbra el final y la derrota, Bombacci, sin importarle las consecuencias, junto a otros socialistas, como Carlos Silvestri , el filósofo Edmondo Cione, y Walter Mocchi, se unen al Duce en la defensa de la RSI.
Capturado por los partisanos, es fusilado (unos aseguran que el 29 de abril de 1945, otros que el 28). Junto a él caen ante el mismo pelotón de fusilamiento, en Dongo: Barrucu, combatiente fascista mutilado de guerra, Pavolini, el poeta, secretario del Partido Fascista, Valerio Zerbino, un intelectual, Coppola, un pensador. Todos gritan ante el pelotón que les arranca la vida “Viva Italia”, Bombacci, grita “Viva el socialismo”.
Esto evidencia que fascismo y socialismo poseen una misma raíz, y que el Fascismo es una superación del complejo marxista de la idea de Patria. Sin la concepción de patria, la idea marxista convertirá sus clases sociales en lo que sustituya la idea de herencia patriota natural en el hombre, haciendo, de este modo, servir a la eterna concepción de siervo y amo, propia de la empresa, perpetuarse y no eliminarla. En la concepción fascista, todos en el concepto de patria poseen el mismo valor, sustentado por la aportación a la comunidad nacional, rompiendo las barreras de clases y por lo tanto la gestión de la patria como antiguos reinos medievos.
Termino este pequeño texto con palabras de Nicola Bombacci, que vivió como el Papa Rojo y murió como un verdadero fascista, unos días antes de su muerte, en una de sus últimas apariciones públicas, el 14 de marzo de 1945:
“Hermanos de fe y de lucha…yo no he renegado a mis ideales por los cuales he luchado, y por los que, si Dios me concede de vivir aún más, lucharé siempre. Pero ahora me encuentro en las filas de los colores que militan en la República Social Italiana, y he venido otra vez porque ahora que sí va en serio y es verdaderamente decisivo reivindicar los derechos de los obreros.”
Extraído de: Alternativa Europea

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