Empecemos por algunas cifras económicas.El pasado 1 de enero de 2015 el Fondo de Reserva de Rusia disponía de 4,95 billones de rublos. En comparación con el comienzo de 2014 el volumen del fondo ha crecido 1,7 veces. Además, el Fondo del Bienestar Nacional (FNB) ha aumentado hasta 4,39 billones. La información correspondiente está en el sitio web del Ministerio de Finanzas.
A principios del año en curso, el Fondo de Reserva tenía de 40,82 mil millones de dólares, 31,39 mil millones de euros y 5,76 mil millones de libras esterlinas. Por el debilitamiento del rublo desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2014 el fondo ha aumentado en 1,87 billones de rublos.
Fondos que el FNB: En el Banco Central (23,58 mil millones de dólares, 23,29 mil millones de euros, 4,23 mil millones de libras esterlinas), en depósitos del Vneshekonombank (195,03 mil millones de rublos, 6,25 mil millones de dólares), en obligaciones de estados extranjeros (3 mil millones de dólares), en acciones de compañías rusas y bancos (5,13 y 278,99 mil millones de rublos respectivamente) y en depósito en el banco VTB (para la financiación de los proyectos de infraestructuras, 100 mil millones de rublos). El aumento de reservas del FNB ha sido de 1,5 billones de rublos.
El fondo de reserva y el fondo del bienestar nacional fueron creados en 2008 después de la división del fondo de estabilización. Los fondos son alimentados a expensas de medios “superfluos” del presupuesto estatal, que resultan de los ingresos de gas y petróleo.
Una receta para el desastre occidental
Los acontecimientos recientes, como el derrocamiento del gobierno en Ucrania, la reunificación de Crimea a la Federación de Rusia, la campaña militar posterior contra la población civil en el este de Ucrania, las sanciones occidentales contra Rusia, y, más recientemente, el ataque al rublo, han causado una cierta transición de fase dentro de la sociedad rusa que no parece entenderse en Occidente. Esta falta de entendimiento pone a Europa en una desventaja significativa para negociar un fin a esta crisis.
Mientras que antes de estos acontecimientos los rusos tendían a considerarse “otro país europeo”, ahora gana terreno la concepción de que son una civilización distinta, con diferentes raíces (Bizancio en lugar de Roma), que ha sido objeto de una alianza occidental para destruirlo una vez o dos veces cada siglo, ya sea por parte de Suecia, Polonia, Francia, Alemania, o alguna combinación de los anteriores. Esto ha condicionado el carácter ruso de manera que, si no se entiende adecuadamente, es probable que lleve a un desastre para Europa y el mundo.
Que nadie piense que la influencia cultural de Bizancio es de menor importancia, en Rusia es de hecho, la clave. Las influencias culturales bizantinas llegaron junto con el cristianismo ortodoxo, primero a través de Crimea (la cuna del cristianismo en Rusia), a continuación, a través de la capital rusa Kiev, lo que permitieron a Rusia a dar el salto para el desarrollo cultural. A lo rusos a veces les gusta llamar a Moscú la Tercera Roma después de la propia Roma y Constantinopla; y esto no es una afirmación vacía. La civilización rusa se las ha arreglado para absorber la totalidad de la herencia clásica, vista a través de una lente claramente oriental, pero su vasto entorno ha transformado ese patrimonio en algo radicalmente diferente.
Dado que este tema es de una complejidad abrumadora, nos centraremos sólo en cuatro factores, que son esenciales para comprender la transformación que estamos presenciando en Rusia.
1. Soportando las ofensas
Las naciones occidentales han surgido en un entorno de recursos limitados y una presión demográfica implacable, y esto en gran medida determina la forma en que responden cuando se sienten ofendidos. Desde hace mucho tiempo, mientras que la autoridad centralizada era débil, los problemas se resolvieron a través de sangrientos conflictos, e incluso una afrenta menor podían provocar que antiguos amigos se convirtieran en adversarios instantáneos. Esto se debe a que era un entorno en el que el suelo era clave para la supervivencia.
En contraste, Rusia emergió como nación en un ambiente espacial casi infinito, aunque en su mayoría bastante difuso. También surgió de la generosidad de la ruta comercial que iba desde los vikingos a los griegos, que era tan activa que los geógrafos árabes creían que había un estrecho de agua salada que unía el Mar Negro con el Mar Báltico, mientras que la ruta consistía en ríos caudalosos.
Por ello, surgió una estrategia de resolución de conflictos muy diferente que sobrevive hasta nuestros días. Si al insultar, ofender o perjudicar a un ruso uno espera tener una pelea (a menos que sea una cuestión de supervivencia), lo más probable es que no lo consiga, el ruso simplemente le dirá que se vaya al infierno, y luego se negará a tener nada más que ver con usted. Si la proximidad física hace que esto sea difícil, el ruso tendrá en cuenta la reubicación, se mueve en cualquier dirección para estar lejos de nosotros. Tan común es esto que existe una palabra para definirlo: “Pshol!”, que se traduciría como “Enviar”. En un entorno donde hay una cantidad casi infinita de tierra libre para moverse, esta estrategia tiene mucho sentido. Los rusos viven como gente sedentaria, pero cuando tienen que moverse, lo hacen como nómadas, su método de resolución de conflictos principal es la reubicación voluntaria.
Esta respuesta al agravio es una importante faceta de la cultura rusa, y los occidentales no entienden que es poco probable lograr el resultado que les gustaría. Para un occidental, un insulto puede resolverse diciendo algo como “Lo siento”. Para un ruso, el insulto es prácticamente ruido, sobre todo si se está emitiendo por alguien al que ya se ha dicho que se fuera al infierno. Una disculpa verbal que no está respaldada por algo tangible es una de esas reglas de cortesía que para los rusos son una especie de lujo. Hasta hace un par de décadas, la disculpa rusa estándar era “izvini“, que se puede traducir literalmente como “me disculpo.” Rusia es ahora un país mucho más educado, pero su patrón cultural básico permanece vivo.
Aunque la disculpas verbales no valen nada, la restitución pueden involucrar la despedida con una preciada posesión, o hacer una nueva promesa significativa, o anunciar un importante cambio de dirección. El punto es que todas ellas entrañan la adopción de medidas fundamentales, no sólo palabras, porque más allá de cierto punto las palabras sólo pueden empeorar la situación.
2. Hacer frente a los invasores
Rusia tiene una larga historia de ser invadida desde todas las direcciones, pero sobre todo desde el oeste, y la cultura rusa ha evolucionado con una cierta mentalidad que es difícil para los de fuera comprender. En primer lugar, es importante darse cuenta de que cuando los rusos luchan contra una invasión (y tener a la CIA y al Departamento de Estado de Estados Unidos en Ucrania lo califica como una invasión) no están luchando por el territorio, al menos no directamente. Más bien, están luchando por Rusia como concepto. Y el concepto afirma que Rusia ha sido invadida varias veces, pero nunca con éxito. En la mentalidad rusa, invadir Rusia implica matar a casi todos los rusos, y, como les gusta decir, “no pueden matarnos a todos.”. La población se puede restaurar con el tiempo (como cuando se redujo en 28 millones a finales de la Segunda Guerra Mundial), pero el concepto, una vez perdido, se perdería para siempre. Puede sonar absurdo a un occidental escuchar a los rusos llamar a su país “un país de príncipes, poetas y santos”, pero eso es lo que es, un estado de ánimo. Rusia no tiene una historia, Rusia es su Historia.
Debido a que los rusos luchan por el concepto de Rusia en lugar de por cualquier trozo de territorio ruso, en principio siempre están más bien dispuestos a retirarse. Cuando Napoleón invadió Rusia, pensando en vivir del saqueo en su camino a través del territorio ruso, se encontró con todo el campo incendiado por los rusos en su retirada. Cuando finalmente ocupó Moscú, también fue incendiado. Napoleón acampó pero, al poco tiempo, al darse cuenta de que no había nada más que hacer (¿atacar Siberia?) y que su ejército se moriría de hambre y de frío si se quedaban, se batió en retirada precipitada y vergonzosa, finalmente abandonando a sus hombres a su suerte. Y otra faceta del patrimonio cultural de Rusia pasó a primer plano: todos los campesinos de todas las aldeas que fueron incendiadas cuando los rusos se retiraron, estaba en la vanguardia cuando los rusos avanzaron.
Del mismo modo, la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial fue en un principio capaz de hacer rápidos avances, tomando una gran cantidad de territorio, mientras que los rusos se retiraron igualmente con rapidez y evacuaron a sus poblaciones, reubicaron fábricas enteras y otras instituciones a Siberia. A continuación, el avance alemán se detuvo, y con el tiempo se convirtió en una derrota. El patrón estándar se repitió, el ejército ruso rompió la voluntad del invasor mientras que la mayoría de los lugareños que se encontraban bajo la ocupación dejaron de cooperar, organizando la resistencia e infligiendo el máximo daño posible al invasor en retirada.
Otra característica de Rusia para hacer frente a los invasores es confiar en el clima. Rusia es el país más septentrional del mundo. Canadá está muy al norte, pero la mayoría de su población se extendió a lo largo de su frontera sur, y no tiene grandes ciudades por encima del Círculo Polar Ártico, mientras que Rusia tiene dos. La vida en Rusia en algunos aspectos se asemeja a la vida en el espacio exterior o en el océano abierto. En el invierno ruso no se puede sobrevivir sin la cooperación de los lugareños, y así todo lo que tienen que hacer para acabar con un invasor es detener la cooperación. Y si usted piensa que un invasor puede asegurar la cooperación con disparos a unos lugareños para asustar al resto, léase de nuevo el punto de las ofensas…
3. Tratar con las potencias extranjeras
Rusia posee casi toda la parte norte del continente euroasiático, que comprende algo así como 1/6 de la superficie seca de la Tierra. Eso es una gran cantidad de territorio. Esto no es una aberración o un accidente de la historia: a lo largo de su historia, los rusos necesitaban conseguir para su seguridad colectiva la mayor cantidad de territorio posible. Si el lector se está preguntando lo que los motivó a emprender esa búsqueda, consulte o vuelva a leer el punto 2.
Si ustedes piensan que potencias extranjeras intentaron varias veces invadir y conquistar Rusia con el fin de tener acceso a sus vastos recursos naturales, entonces están equivocados. Los rusos no se niegan a vender sus recursos naturales, incluso a sus enemigos potenciales. No, lo que los enemigos de Rusia querían era aprovecharse de los recursos de Rusia de forma gratuita. Para ellos, la existencia de Rusia es un inconveniente que han tratado de eliminar a través de la violencia.
Lo que lograron en cambio, fue pagar un precio muy alto una vez que su intento de invasión fracasaba. El cálculo es simple: los extranjeros quieren los recursos de Rusia; para defenderlos, Rusia necesita un Estado fuerte y centralizado con un poderoso ejército. En consecuencia, la mayor parte de las necesidades financieras del Estado ruso se recaudan a través de aranceles a la exportación, en el petróleo y el gas natural, sobre todo, en lugar de gravar a la población rusa. Después de todo, la población rusa está ya gravada por tener que luchar contra las invasiones periódicas. Por lo tanto, el Estado ruso es un estado aduanero: utiliza deberes y derechos de aduana para extraer fondos de los enemigos que quieren destruir y utilizar estos fondos para defenderse.
Tengamos en cuenta que esta política está dirigida a las potencias extranjeras, no a las personas nacidas en el extranjero. A través de los siglos, Rusia ha absorbido numerosos inmigrantes: de Alemania durante la Guerra de los 30 años; de Francia después de la revolución francesa. Más afluencias recientes han sido de Vietnam, Corea, China y Asia Central. El año pasado Rusia absorbió más inmigrantes que cualquier otro país a excepción de los Estados Unidos. Por otra parte, los rusos están absorbiendo esta gran afluencia, que incluye cerca de un millón de refugiados por la guerra Ucrania, sin mucha queja. Rusia es una nación de inmigrantes, en mayor medida que la mayoría de los demás, y es más crisol de pueblos que los Estados Unidos.
4. Gracias, pero tenemos nuestra propia versión
Una interesante característica cultural de Rusia es que los rusos siempre se han sentido obligados a sobresalir en todas las categorías, desde el ballet y patinaje artístico hasta los vuelos espaciales y la fabricación de microchips. Usted puede pensar que el champán es un producto de marca francesa, pero el “champán soviético” se sigue vendiendo alrededor de la víspera de Año Nuevo, y no sólo en Rusia sino también en tiendas rusas en los EE.UU. Para casi todo lo que podamos imaginar hay una versión en ruso de la misma, que los rusos sienten a menudo como mejor, y a veces pueden afirmar que lo inventaron en primer lugar (la radio, por ejemplo, fue inventada por Popov, no por Marconi). Hay excepciones (la fruta tropical es un ejemplo) y se lo permiten a condición de que procedan de una “nación hermana”, como Cuba. Ese fue el patrón durante la época soviética, y en parte parece estar regresando ahora.
Durante los años de Brezhnev / Andropov / Gorbachov, período de “estancamiento”, Rusia perdió terreno frente al oeste tecnológicamente (pero no culturalmente). Después del colapso soviético, los rusos se convirtieron en ávidos de importaciones occidentales, y esto era bastante normal teniendo en cuenta que Rusia no estaba produciendo mucho de nada en ese momento. Luego, durante la década de 1990, llegó la era de la burguesía compradora prooccidental, que ejercía dumping de los productos importados a Rusia con el objetivo a largo plazo de acabar completamente con la industria nacional y convertir a Rusia en un proveedor puro de materias primas, momento en que estaría indefenso contra un embargo y fácilmente forzado a renunciar a su soberanía. Esto sería una invasión por medios no militares contra la que Rusia estaría indefensa.
Este proceso fue bastante lejos antes de que encontrara un par de grandes inconvenientes. En primer lugar, las exportaciones de manufacturas e hidrocarburos rusos se recuperaron, duplicándose varias veces en el transcurso de una década. El aumento incluyó las exportaciones de granos, armas y alta tecnología. En segundo lugar, Rusia se encontró un montón de mejores socios comerciales más amigables por todo el mundo. Sin embargo, el comercio de Rusia con Occidente, y con la UE en concreto, no es de ninguna manera insignificante. En tercer lugar, la industria de defensa rusa ha sido capaz de mantener sus estándares y su independencia de las importaciones. (Esto no se puede decir acerca de las empresas de defensa en el oeste, que dependen de las exportaciones rusas de titanio).
Y ahora ha llegado la tormenta perfecta: el rublo se ha devaluado en parte como respuesta a la bajada de los precios del petróleo, para ayudar a las importaciones y a los productores nacionales; las sanciones han minado la confianza de Rusia en la fiabilidad del oeste como proveedores; y el conflicto de Crimea ha aumentado la confianza de los rusos en sus propias capacidades. El gobierno ruso está aprovechando esta oportunidad para de forma rápida sustituir las importaciones procedentes del oeste.
Algunas personas han estado dibujando comparaciones entre el periodo en el que estamos ahora y la caída de los precios del petróleo que en alguna medida precipitaron el colapso soviético. Pero esta analogía es falsa. En aquel momento, la Unión Soviética estaba económicamente estancada y dependía del crédito occidental para garantizar las importaciones de granos, sin la cual no habría sido capaz de reunir suficiente ganado para alimentar a su población. Fue dirigida por el irresponsable y maleable Gorbachov, un derrotista y un charlatán a cuya esposa le encantaba ir de compras a Londres. El pueblo ruso lo despreciaba. Y ahora Rusia está resurgiendo, es uno de los mayores exportadores de granos del mundo, y está siendo dirigido por el desafiante e implacable presidente Putin que disfruta de un índice de aprobación de más del 80%. En esa comparación de la época del pre-colapso de la URSS con la Rusia de hoy, los comentaristas y analistas muestran su ignorancia.
Conclusión
Esta parte casi se escribe sola. Es una receta para el desastre atlantista…
1. Atlantista cipayo de Washington, tome una nación con personas que responde a las ofensas extranjeras mandándoles al infierno, y que se niega a tener nada más que ver con ellas, en lugar de luchar. Asegúrese de que este país tiene unos recursos naturales esenciales para mantener sus luces encendidas y sus casas con calefacción, para la fabricación de sus aviones de pasajeros y sus aviones de combate, y para un gran número de otras cosas. Tenga en cuenta que, una cuarta parte de las bombillas en los EE.UU. se ilumina gracias al combustible nuclear de Rusia, mientras que un corte de gas ruso a Europa sería un cataclismo de primer orden.
2. Haga que se sientan que están siendo invadidos por la imposición de un gobierno que le es hostil en un territorio que consideran parte de su patria histórica. La única parte verdaderamente no rusa de Ucrania es Galicia, que se separó hace muchos siglos y que, la mayoría de los rusos le dirá: “Puedes llevártela al infierno con vosotros”. Si te gustan los neonazis, usted puede mantener su neonazis. También hay que tener en cuenta cómo los rusos se ocupan de los invasores: se deja que se congelen.
3. Imponga sanciones económicas y financieras a Rusia. Mire con consternación como sus exportadores comienzan a perder dinero cuando en represalia instantánea Rusia bloquea sus importaciones agrícolas. Tenga en cuenta que este es un país que, gracias a sobrevivir a una larga serie de intentos de invasión, tradicionalmente se aprovecha de estados extranjeros potencialmente hostiles para financiar su propia defensa en contra de ellos. Si ellos no lo hacen, entonces se recurrirá a otras maneras de disuadirles, tales como la congelación. “No hay gas para los miembros de la OTAN” parece un eslogan pegadizo. Esperamos y rezamos para que no se “pegue” en Moscú.
4. Monte un ataque a su moneda nacional, haciendo que pierda parte de su valor a la par con un precio más bajo del petróleo. Mire con consternación como los funcionarios rusos se ríen todo el tiempo ya que la bajada del rublo ha permitido que los ingresos del Estado se mantenga sin cambios a pesar de los precios más bajos del petróleo, borrando un déficit presupuestario potencial. Mire con consternación como sus exportadores van a la quiebra debido a que sus productos tienen un precio fuera del mercado ruso. Tenga en cuenta, Rusia no tiene ninguna deuda nacional, tiene un déficit presupuetario insignificante, tiene reservas de divisas abundantes y amplias reservas de oro. También hay que tener en cuenta que sus bancos han prestado cientos de miles de millones de dólares a las empresas rusas (que acaban de ser privadas de acceder a su sistema bancario mediante la imposición de sanciones). Esperamos y rezamos para que Rusia no congele los pagos de la deuda a los bancos occidentales hasta que se levanten las sanciones, lo que provocaría quiebras en dichos bancos.
5. Mire consternado como Rusia firma importantes contratos de exportación de gas natural con todo el mundo, excepto con usted, querido atlantista cipayo de los EEUU. ¿Va a tener suficientes reservas de gas cuando esto ocurra? Bueno, parece que esto ya no es una preocupación para los rusos, porque usted los ha ofendido, y, como son así, te han mandado al infierno y ahora trata con otros países, más amigables.
6. Continúe observando con consternación como Rusia busca activamente maneras para lograr que cese la mayor parte de los vínculos comerciales con usted, la búsqueda de proveedores en otras partes del mundo o de la organización de la producción para la sustitución de importaciones.
Y ahora viene una sorpresa… Rusia acaba de ofrecer la UE un acuerdo. Si la UE se niega a participar en el comercio y la asociación transatlántica con los EE.UU. (lo que le haría daño económicamente), entonces puede unirse a la Unión Euroasiática con Rusia. ¿Por qué congelarse cuando todos podemos congelar a Washington? Esta es la restitución. Rusia aceptaría olvidar el comportamiento ofensivo de la UE con respecto a Ucrania y las sanciones. Viniendo de un estado aduanero, es una oferta más que generosa. Es el reconocimiento de que la UE no plantea ninguna amenaza militar a Rusia y tampoco una gran amenaza económica; el hecho de que los países europeos sean tan lindos, pequeños y adorables, y hagan sabrosos quesos y embutidos, no parece hacerles ver que su casta actual de políticos está formada por irresponsables y títeres de Washington, y que necesitan un gran esfuerzo con el fin de entender cuáles son los verdaderos intereses de sus naciones… ¿La UE aceptaría esta oferta, o van a aceptar un trozo de Ucrania como nuevo miembro y “congelarse”?
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