- Omán comparte con su vecino persa relaciones privilegiadas que ninguna otra de las monarquías árabes del Golfo dirigidas por dinastías sunitas han podido establecer
- Igual que Arabia Saudí, estos países consideran que Irán, una república islámica chiita, es su principal adversario en la región
En un Golfo Pérsico mayoritariamente hostil a Irán, las excelentes relaciones que el sultanato de Omán mantiene con las autoridades de Teherán son una excepción y podrían servir para encontrar una salida al conflicto en Yemen.
Situado frente a Irán, del otro lado del estrecho de Ormuz, Omán comparte con su vecino persa relaciones privilegiadas que ninguna otra de las monarquías árabes del Golfo dirigidas por dinastías sunitas han podido establecer con Teherán.
Igual que Arabia Saudí, estos países consideran que Irán, una república islámica chiita, es su principal adversario en la región y llevan a cabo un lucha de influencia en Siria, Irak y ahora también en Yemen.
En los últimos días la batalla diplomática se ha agudizado e Teherán calificó de "peligrosa" la intervención contra los rebeldes chiitas de Yemen, aliados de Irán, por parte de una coalición liderada por Arabia Saudí.
Según la prensa iraní, las autoridades de Teherán han pedido ayuda a Omán -el único país del Golfo que no participa en esa coalición- para detener "inmediatamente" los ataques aéreos contra los rebeldes chiitas.
Estas buenas relaciones con Irán no gustan a los otros cinco miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), pero podrían convertir a las autoridades de Mascate, la capital de Omán -que también tienen acuerdos militares y buenas relaciones con Estados Unidos- en un mediador en el conflicto en Yemen,.
"Mejorar las relaciones puede servir para estimular la confianza y para ayudar a superar los años de desconfianza entre los países del CCG e Irán", asegura Kristian Coates Ulrichsen, experto en Oriente Medio en la universidad Rice.
El jueves pasado, tras el acuerdo marco histórico entre Teherán y las grandes potencias sobre el programa nuclear iraní, el secretario de Estado estadounidense John Kerry dio las gracias a Omán por su "papel crucial para que empezaran las negociaciones."
Todo empezó en Omán
Fue en 2011 en Omán donde Kerry habló por primera vez de la voluntad de la administración de Barack Obama de iniciar el diálogo con Irán.
Omán también medió entre Teherán y Washington en el caso de la liberación en 2009 de tres estadounidenses detenidos por Irán así como de una iraní que en 2012 fue liberada por Estados Unidos.
El sultán omaní Qabus, en el poder desde 1970, siempre ha querido tener buenas relaciones con Irán porque "es un vecino que jamás se alejará", explica Mohamed Saad Al Muqadam, profesor de historia en la universidad Sultán Qabus y experto en las relaciones sobre los dos países.
A principios de los años 1970 Omán recibió la ayuda de Irán, que envió tropas para frenar una rebelión separatista en la región de Dhofar.
Este cercanía se explica en parte porque los omaníes son en su mayoría musulmanes ibadíes y no están inmersos en la oposición entre sunitas y chiitas que determina la política en otros países de la zona.
Las buenas relaciones también tienen motivos económicos, y los intercambios entre Omán e Irán pasaron en los dos últimos años de 198 millones a 1.050 millones de dólares, según el embajador iraní en Mascate, Ali Akbar Sibeveih.
El año pasado los dos países acordaron además construir un gasoducto submarino para transportar gas iraní hacia la ciudad de Sohar, en Omán, que luego sería redistribuido hacia Asia.
Irán también tiene previsto construir y gestionar un hospital de 400 camas por valor de 1.500 millones en Barka, cerca de Mascate, según el embajador.
En paralelo también se ha desarrollado el contrabando entre ambos países, con lanchas motoras que cruzan con frecuencia el estrecho entre Omán e Irán, bajo embargo internacional por su programa nuclear.
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