Dos capos, dos países, dos épocas distintas. Y una clara similitud: el dinero suficiente para comprar y corromper a todo el que sea necesario
Dos capos, dos países, dos épocas distintas. Y una clara similitud: el dinero suficiente para comprar y corromper a todo el que sea necesario –sin importar si son policías, militares, políticos o guardias– para ayudar a los criminales a salirse con la suya.
Según la versión oficial del gobierno mexicano, Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo,huyó de su celda el sábado pasado a través de un túnel –con ventilación y alumbrado– de casi una milla de longitud, que conectaba el penal de El Altiplano con una casa en construcción. El capo logró burlar la vigilancia y las cámaras de seguridad para escapar por segunda vez de una prisión de máxima seguridad. Ya en 2001 se había fugado de la cárcel de Puente Grande.
La noticia ha avivado los recuerdos de otro escape legendario ocurrido hace más de 20 años: el de Pablo Escobar Gaviria. Junto a nueve de sus hombres, Escobar se fugó en la madrugada del 21 de julio de 1992 de la prisión de La Catedral, que era en realidad una lujosa casa habilitada para su detención en Envigado, Medellín. Desde allí el capo siguió controlando sus negocios y ordenando asesinatos.
El periodista colombiano Edgar Téllez cubrió la difícil época de Escobar para el diario El Tiempo, en medio de amenazas de muerte y explosiones de carros bomba. El experto en narcotráfico recuerda que Escobar consiguió penetrar los tres anillos de seguridad que lo protegían. Un total de 50 personas resultaron involucradas en la fuga, entre cuidadores, guardianes y militares. “A punta de dinero logró corromper hasta al último soldado”.
En el caso de El Chapo, hasta ahora 34 empleados del Altiplano están siendo investigados por su presunta vinculación con el escape. Pero si se toman en cuenta las características del túnel que utilizó el poderoso líder del cartel de Sinaloa para escapar, no se descarta que muchas personas más hayan podido participar del plan.
Aunque los detalles de sus fugas –y en general, de sus vidas– guardan distancia, los une el hecho de que representan un desafío para sus países. “Ambos se han fugado cuando han querido porque consiguen corromper todo lo que se les pone enfrente. Los dos han ejercido el poder del dinero para desafiar al Estado y ganar”, asegura Téllez.
César Gaviria era el presidente de Colombia en ese momento y, a propósito de la segunda fuga de Guzmán, resalta otra diferencia circunstancial entre los narcotraficantes en entrevista con Univision: “A El Chapo lo detuvieron, pero nosotros no capturamos a Escobar. Él se entregó. Se sometió a la justicia colombiana bajo unas reglas que nosotros le ofrecimos. Si las cumplía, no lo extraditábamos”, recuerda el exmandatario (1990-1994).
“Escobar se dio el lujo de lograr que el Estado le garantizara todo lo que él quería a cambio de entregarse, pues era imposible capturarlo”, apunta Téllez, mientras que El Chapo ya ha sido detenido en dos ocasiones: en 1993 y 2014.
Independientemente del tiempo que hayan invertido en ello, se sabe que durante el tiempo que permanecieron retenidos, ambos planificaron sus respectivas fugas. Datos preliminares indican que el túnel por el que habría escapado El Chapo comenzó a planearse hace un año por lo menos.
|Mientras estuvo en La Catedral, Escobar solía comentar a sus cómplices el posible escape. “Le gustaba mantener los tenis sin los cordones. Él decía, ‘Cuando yo me amarre los cordones, sepan que vamos es pa' fuera”, asegura en este video el jefe de sicarios del cartel de Medellín, Jhon Jairo Velázquez Vázquez, alias Popeye, uno de los colaboradores que escapó con él esa noche de 1992. “Se amarró los cordones y sabíamos que íbamos para afuera. Ni siquiera fuimos a sacar 3 millones de dólares que había en una caleta, en el televisor del patrón. Salimos fue con él, era una operación complicada”.
Tras cumplir 22 años de prisión en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, en el centro de Colombia, Popeye se encuentra hoy en libertad. Su sentencia fue reducida por colaborar con la justicia y mostrar buena conducta. Este lunes conversó con Univision y comentó la fuga del narcotraficante mexicano: “Cada minuto que pase para el Chapo Guzmán, es un minuto de victoria”.
La corrupción, por encima de todo
“Con Escobar, el principal problema que tuvimos siempre no era que se fuera a escapar, sino que lo fueran a matar”, apunta el expresidente Gaviria, quien recuerda que en ese momento existía una guerra a muerte entre cartel de Medellín y el de Cali. “Pero subestimamos la capacidad corruptora que tenía. Y su fuga representó un hecho muy traumático para la sociedad colombiana”.
El general Hugo Martínez Poveda encabezó la búsqueda del máximo capo del narcotráfico colombiano cuando se escapó de La Catedral. “Nosotros la teníamos más difícil, pues no existía la tecnología que hoy permite realizar localizaciones efectivas”, dice el general en entrevista con Univision. “Escobar lo que hizo fue esconderse, no comunicarse, no hablar con nadie o hacerlo a la antigua: a través de recados y mensajeros”.
Pero más allá de las fugas y planes, ambos personajes han sido alabados por su astucia e inteligencia para liderar sus respectivas organizaciones delictivas y poner en práctica métodos similares de intimidación y soborno.
“Llega un momento que son admirados, no solamente por la delincuencia, sino por buena parte de la gente. Los ven como Robin Hood porque tratan de ayudar a la gente con sus riquezas y así consiguen que los vean como sus salvadores y Mesías que vienen ayudarlos”, afirma Martínez Poveda.
Pero para el periodista Téllez, la capacidad de convencer de estos narcos está relacionada más con el dinero que con el encanto. “Todo tiene un precio y la tentación es muy grande. Un funcionario puede ser muy honesto pero si le hacen una labor de convencimiento, es muy difícil que no sucumba”.
En términos de alcance, un artículo publicado en 2011 por la revista Forbes –una publicación que ha incluido tanto al Chapo como a Escobar en su lista de los más ricos- cita a un alto funcionario de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) que asegura que el poder del Chapo ya supera la influencia y el alcance de Escobar.
En esta nota de BBC Mundo publicada tras la segunda captura del Chapo Guzmán en febrero de 2014, el periodista colombiano Juan Carlos Pérez explica que el cartel de Sinaloa ha llegado hasta donde el cartel de Medellín solo pudo soñar con hacerlo: “No tiene un solo líder como lo tenía el cartel de Medellín, sino que es más una federación de organizaciones que opera como una enorme compañía multinacional, con múltiples intereses y tentáculos que se extienden por varios continentes”.
Finalmente, el general Martínez Poveda hace un paralelismo entre el Medellín de Pablo y la Sinaloa de El Chapo y especula: “No creo que el Chapo Guzmán se haya escapado para irse a otro mundo. Lo que suele ocurrir es que se esconden en el lugar donde se pueden mimetizar con más facilidad, a pesar de estar conscientes de que ese será el primer lugar donde irán a buscarlos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario