Mi nuevo libro “No Somos Charlie Hebdo” termina con una lista de sospechosos implicados en las aparentes operaciones de bandera falsa. Una de ellos, Jeannette Bougrab, una “sospechosa clave” en más de un sentido.
En el artículo siguiente, el periodista de investigación Hicham Hamza revela que Bougrab aparentemente se apoderó de las llaves del apartamento de Charb, el editor de Charlie Hebdo asesinado la noche de los ataques. Poco después, el apartamento fue saqueado. Más tarde, Bougrab mintió y afirmó que nunca tuvo las llaves.
¿Podrían ser estas las llaves que abren el misterio de Charlie Hebdo?
En la misma noche del ataque a Charlie Hebdo, mientras Bougrab se disponía a saquear el apartamento de Charb y borrar las pruebas incriminatorias, el investigador de la policía Helric Fredou se suicidó. Estaba intentando obtener información sobre los antecedentes de Bougrab y su relación con Charb. Parte de esta información le fue facilitada “por la madre de Bougrab. . . que de repente se murió hace poco más de una semana, después de mostrar “conducta culpable” cuando fue contactado por Hamza.
Así que ¿cuál es el misterio? ¿Cuáles fueron las pruebas inculpatorias retiradas del apartamento de Charb por Bougrab y sus cómplices? ¿Qué información fue la que llevó a Fredou al suicidio y causó el posible asesinato de la madre de Bougrab?
¿Y de dónde surgió Bougrab después de la masacre de Charlie Hebdo alegando ser la pareja de Charb, “una declaración rechazada por amigos y familiares de Charb”?
Permítanme imaginar un “guión alternativo”. Las Fuentes francesas son demasiado tímidas para decirlo sin rodeos, en público y para que quede constante. Están preocupadas por el acoso legal o algo aún peor. La red de Sarkozy-Netanyahu a la que pertenece Bougrab le demanda en un abrir y cerrar de ojos si los critican. Las figuras francesas que están al corriente de la verdadera naturaleza de la operación interior de Charlie Hebdo, como Alain Soral y Dieudonné, se enfrentan a una batalla sin descanso contra los procedimientos legales maliciosos y las persecuciones sospechosas.
Pero la batalla legal no es necesariamente la peor parte que uno puede llevar. Recuerde que el líder político francés Jean Marie Le Pen fue golpeado, y su casa fue incendiada, una semana después de que anunciara que el ataque a Charlie Hebdo fue una operación de bandera falsa llevada a cabo con la ayuda de los servicios secretos franceses. Y recuerde que Hamza, cuya investigación ha puesto en evidencia la operación de bandera falsa Charlie Hebdo, ha tenido recientemente problemas de salud que, según los testigos informados, se parecían a un caso de envenenamiento.
Así que yo no culpo a mis fuentes francesas por no lanzar fuertemente sus acusaciones y no querer participar en escribir el guión alternativo en plena luz del día. Pero aquí, a un océano de distancia, podemos llamar las cosas por su nombre, un ladrón es un ladrón, y una conspiración es una conspiración.
-La interpretación obvia es la siguiente:
Charb, editor de la decadente y en bancarrota revista Charlie Hebdo, fue abordado hace varios años por Bougrab, una conocida agente de la red de Sarkozy-Netanyahu. Bougrab hizo a Charb una oferta que este no pudo rechazar: Tú atacas al Islam y a los musulmanes de manera extravagante, blasfema, pornográfica, y nosotros vamos a cuidar de tus problemas financieros.
Para crear una tapadera a esta relación, Bougrab y sus jefes inventaron la leyenda de una “relación íntima” entre Bougrab y Charb. Podrían reunirse para transferencia de dinero, o incluso compartir una cuenta bancaria conjunta, sin levantar las sospechas.
Y así fue como se fundó la revista financieramente inviable de Charlie Hebdo para la enorme operación de bandera falsa del pasado 7 de enero. Una operación que condujo a la venta de cinco millones de copias que devolvieron más dinero del que Bougrab había canalizado hacia Charlie Hebdo en los últimos años.
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