Los jefes de la diplomacia rusa y saudí, Serguei Lavrov, y Adel al Yubeir, constataron sus fuertes diferencias sobre Siria y la permanencia en el poder del Presidente sirio, Bashar al Assad, cuya partida reclama Arabia Saudí.
"Nuestra posición no ha cambiado. No hay lugar para Assad en el futuro de Siria", afirmó Adel al Yubeir durante una conferencia de prensa conjunta con Lavrov en Moscú.
El jefe de la diplomacia del reino wahabí acusó incluso a Assad de ser el responsable de la aparición en Siria del grupo wahabí Daesh.
Por el contrario, Lavrov señaló que sólo el pueblo sirio puede decidir el futuro del presidente Assad.
"La decisión sobre todas estas cuestiones del arreglo (en Siria), incluyendo aquellas que se refieren a las modalidades del período de transición y las reformas políticas debe ser tomada por los propios sirios, conforme a los acuerdos de paz de Ginebra-2", señaló el ministro ruso.
"Las divergencias persisten" entre los dos países, reconoció Lavrov. "El futuro del presidente Assad forma parte de estas divergencias", precisó el jefe de la diplomacia rusa.
Rusia apoya al gobierno sirio mientras que Arabia Saudí suministra fondos y armas a los terroristas takfiris que luchan en Siria.
Siria condena injerencia saudí
Por su parte, la cancillería siria condenó enérgicamente las recientes declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Adel Al Yubeir, y acusó al reino wahabí por su protagonismo en la agresión terrorista que sufre este país árabe desde 2011.
Según la declaración difundida en Damasco aquí por medios locales, el gobierno de Riad tiene las manos manchadas de sangre de ciudadanos sirios y yemeníes, y carece de legitimidad para criticar a los países vecinos.
La declaración subraya además que el grupo terrorista Daesh y el gobierno de Arabia Saudí tienen en común la misma mentalidad y prácticas de decapitaciones, desmembramientos y flagelaciones.
El Ministerio de Relaciones Exteriores sirio criticó también la política de las autoridades saudíes en proporcionar todo tipo de ayuda a los grupos terroristas que operan en Siria, lo que constituye una grave amenaza para la seguridad regional e internacional.
El documento insiste en que es imprescindible poner fin a estas políticas provocadoras.
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