Libia, crónica de una muerte anunciada. Podría ser el título de una macabra novela, pero es la realidad pura y dura. Tres años y medio después de la muerte del dictador libio, Muammar al Gadafi, ¿qué es hoy Libia? Un país sumergido en el caos y la anarquía de las guerras de guerrillas, que se ha convertido en la puerta de salida de los africanos y sirios hacia Europa a causa de la permeabilidad de sus fronteras.
Las potencias occidentales ayudaron a los rebeldes a derrocar el régimen de Gadafi, asesinado por una turba en octubre de 2011. Una vez muerto el dictador, se retiraron del país que, desde entonces, vive en una completa guerra civil conformada por milicias armadas y donde no se ha podido constituir un estado.
Este conflicto se ha internacionalizado. Mientras que Qatar apoya los grupos islamistas, Emiratos Árabes con el apoyo de Egipto en agosto de 2014 bombardeó posiciones de las milicias islamistas cercanas a la capital, Trípoli. Estos ataques se realizaron en el marco de la Operación Dignidad, iniciada por el general libio Jalifa Haftar para evitar que los islamistas se expandieran por el país. Unos meses antes, en junio, los moderados, que habían ganado las elecciones, tenían que conformar el nuevo Parlamento, pero los diputados islamistas, que vencieron en los comicios del 2012, se negaron a dejar sus cargos como protesta contra la Operación Dignidad. Así mientras el caos sucumbe la vida política y de las calles libias, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha conseguido hacer en este país su principal feudo en el norte de África.
Además, Libia, en las orillas del Mediterráneo, es una de las grandes perlitas de África, ya que cuenta con las reservas de petróleo más grandes de este continente y las novenas del mundo. Así pues, todos se juegan mucho en este país, ya que se encuentra en una posición estratégica en el Mediterráneo, al tiempo que es un potencial económico por sus reservas de crudo.
Al menos tres muertos en la llegada de un grupo de inmigrantes este lunes en las playas de Rodas / EFE
El drama de la migración
Pero más allá de su agudo conflicto interno, Libia se ha convertido en un problema internacional porque es la puerta de salida de la tragedia más grande que hemos visto en estos días el mar Mediterráneo: es por donde salen los inmigrantes africanos o sirios que quieren alcanzar el sueño europeo. La falta de control de las fronteras libias han convertido el país en el sitio de salida de miles de inmigrantes que empiezan desde aquí su travesía en el Mediterráneo, ahora bautizado como el mar de la muerte. La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) revelaba este domingo que desde que empezó este año, hace tan solo tres meses y veintiún días, han llegado unos 35.000 inmigrantes por el mar del sur de Europa, mientras que unos 1.600 personas han muerto por el camino, casi la mitad de las que fallecieron en todo el 2014, cuando perdieron la vida 3.500 personas y otras 219.000 arribaron a las costas europeas del Mediterráneo.
Ayer mismo, las autoridades malteses e italianas buscaban los posibles restos de un barco que desapareció el sábado cerca de las costas libias con unos 700 inmigrantes y lo que lo convertiría en la tragedia más grande vivida en este mar, superando, incluso el desastre de Lampedusa, una isla donde en octubre de 2013 murieron cerca de sus costas 600 personas cuando su embarcación naufragó. Desde España, Malta, Grecia e Italia, países donde llegan la mayoría de los inmigrantes, han pedido ayuda en reiteradas ocasiones a los países de la Unión Europea (UE)para que les apoyen para prevenir la llegada de estas personas y, especialmente, evitar que su mar se tiñan de rojo. Pero hasta ahora, Bruselas parece que ha hecho oídos sordos a esta tragedia humana. A esta petición también se ha sumado el Acnur, que considera que esta situación “pone de relieve la necesidad de adoptar un enfoque europeo integral para abordar las causas que empujan a tanta gente a terminar sus vidas de esta forma tan trágica”, según su alto Comisionado del Acnur, António Guterres. “Espero que la UE esté a la altura de las circunstancias y asuma plenamente un papel decisivo para evitar futuras tragedias”, resalta Guterres.
De momento, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunciaba ayer en su cuenta de Twitter que ha convocado una reunión urgente para abordar la trágica situación que se vive en el Mediterráneo. Esperemos que no quede en papel mojado. Por su parte, este lunes los ministros de Exteriores europeos también han aprobado de urgencia medidas para evitar más desastres como los que se han visto esta última semana, entre los que se incluyen reforzar las fronteras con operaciones de vigilancia y salvamento. También se han comprometido a incrementar el número de acogida de refugiados. Y uno de los puntos clave que trabajaron los jefes de la diplomacia europea, obviamente, es la situación en Libia,donde la mayoría de ministros de Exteriores apoyan una operación militar una vez se consiga hacer un gobierno de unidad. Otra de las medidas que se contempla es vigilar las fronteras marinas libias para evitar que salgan barcos que trafican con personas. Así es como buscar una solución al conflicto libio se ha convertido una pieza clave para evitar más muertos en el Mare Nostrum.
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