viernes, 24 de abril de 2015

El objetivo de Irán es dominar Oriente Medio


Bandera de Irán.

Los charlatanes llevan unos días pontificando y discutiendo sobre el denominado “acuerdo” nuclear con Irán, pero dejando totalmente de lado el reconocimiento del objetivo final del Gobierno iraní: convertirse en el hegemón regional. El programa de armas nucleares es simplemente un medio.
El mes pasado Alí Yuseni, exministro de Inteligencia y actualmente consejero del presidente Hasán Ruhaní, lo dejó perfectamente claro en una conferencia en Teherán:
Desde sus orígenes, Irán [siempre] ha tenido una [dimensión] global. Nació como un imperio.
Un acuerdo nuclear no es precisamente irrelevante, peroen el mejor de los casos es más un parche que una solución, y lo cierto es que todavía no se ha llegado a ese punto. Lo que tenemos es un “marco” para un acuerdo que se puede alcanzar o no, y ni siquiera está claro que Washington y Teherán coincidan en el contenido del referido marco. Así, EEUU dice que Irán ha aceptado dejar de usar centrifugadoras nucleares avanzadas, mientras que Teherán sostiene que “el trabajo con las centrifugadoras avanzadas debe continuar sobre la base de un plan a diez años”.

El Gobierno iraní es más patentemente deshonesto que el americano, por supuesto, y puede que esté tratando de salvar la cara ante su exhausta ciudadanía, pero Washington nunca ha estado ni estará por encima del revuelo político, y es muy posible –incluso probable– que cada parte esté interpretando muy distinta pero sinceramente el contenido de las conversaciones.
Buena parte de lo que se pontifica y discute entre los charlatanes es un tanto precipitado, pero al menos debería quedar clara una cosa: el Gobierno iraní es y seguirá siendo una fuerza perniciosa en la región, con independencia de cualquier acuerdo que se alcance. Incluso con uno bueno desde nuestro punto de vista, trocar una rápida expansión del programa nuclear por el alivio de las sanciones no es buen negocio.
En Washington, a mucha gente parece no preocuparle los objetivos últimos de Irán, sino sólo sus armas nucleares. En una entrevista con la NPR en diciembre, el presidente Barack Obamadijo que un acuerdo podría romper el aislamiento de Irán y permitir a Teherán convertirse en “una exitosa potencia regional”.
El caso es que Irán ya es una exitosa potencia regional. Lo ha sido de manera intermitente desde que el Imperio Persa gobernara gran parte del mundo antiguo, y durante miles de años ha sido más sofisticada cultural y políticamente hablando que la mayoría de Oriente Medio. La era actual, que empezó en 1979 con la instauración del régimen clerical revolucionario del ayatolá Jomeini, no es sino una incidencia pasajera en toda esta historia.
Pero todavía no la hemos superado. El anciano Guía SupremoAlí Jamenei saldrá pronto de escena. En cuanto al Consejo de Guardianes y la Guardia Revolucionaria, puede que emprendan una autorreforma, como han hecho los partidos comunistas vietnamita y chino, o quizás sean derrocados como lo fueron los regímenes satélites de la URSS en Europa del Este en 1989, pero todavía no hemos llegado ahí. Irán podría incluso convertirse en una potencia para bien, siempre y cuando tenga otro Gobierno o desmantele susproxies en el Líbano, Gaza, Irak, etc.; pero por ahora Teherán está proyectando su poder sobre el mundo árabe de forma agresiva, con métodos totalmente perjudiciales para Occidente y para los árabes.
Tome distancia y contemple la región. Uno tras otro, los Estados de Oriente Medio se están convirtiendo en entes sectarios controlados por grupos armados. Como dice el analista Jonathan Spyer, Irak, Siria, Libia, el Líbano y el Yemen están viviendo en ”tiempos de milicias”, muchas de las cuales son organizaciones terroristas internacionales.
Irán respalda grupos armados en cuatro de esos cinco países: Hezbolá en el Líbano y Siria, las incontroladas milicias chiíes en Irak y los rebeldes huzis en el Yemen. La única razón por la que no está en Libia es porque ahí no hay comunidades chiíes sobre las que apoyarse.
Por ahora, el proyecto más eficaz de Teherán es Hezbolá, que ha dominado el Líbano durante décadas y está expandiendo su radio de operaciones a Siria. Sus socios iraquíes hanquemado y saqueado Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein, y los huzis del Yemen van bien encaminados a la conquista de Adén, una de las mayores ciudades del país, después de haberse hecho con el control de la capital, Saná, hace un par de meses.
Se podría aducir que la influencia de Irán no es del todo negativa, ya que sus satélites se están enfrentando al ISIS en Siria e Irak, pero el ISIS no habría adquirido tanta fuerza si no hubiera sido por los estragos causados por Bashar al Asad y Nuri al Maliki, ambos feudatarios de Irán. Por otro lado, el mayor patrocinador estatal del terrorismo internacional es el último país al que deberíamos querer como barrera entre nosotros y las organizaciones terroristas internacionales.
La capacidad de Irán para perturbar Oriente Medio es incomparable con la de cualquier otro Estado de la zona, pero no podrá conquistar y gobernar toda región ni siquiera pertrechado con armas nucleares. Puede, de todos modos, fomentar la fragmentación, el caos, el terrorismo y la guerra, y continuará haciéndolo tanto si su Gobierno firma un acuerdo con EEUU o no. Un acuerdo que permita a Irán hacerse más fuerte mediante el alivio de las sanciones y no tenga en cuenta todo esto casi seguro hará de Oriente Medio un lugar aún peor de lo que es.
Fuente: elmedio

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