viernes, 26 de junio de 2015

La ‘muerte civil’ de los dominicanos de ascendencia haitiana


Map of Haiti and the Dominican Republic; image by Jay Clark, used under a CC BY 2.0 license.

Imagina que naces en un país y que te digan que no tienes derechos como ciudadano; que no te quieren ahí. Eso es exactamente lo que les está ocurriendo desde hace algún tiempo a los dominicanos descendientes de haitianos.
Ya pasó la reciente fecha límite del 17 de junio para que aproximadamente medio millón de personas de origen haitiano nacidas en República Dominicana se registren con las autoridades o enfrenten la deportación. Para muchos observadores, el problema central ha pasado de ser simplemente un problema de desnacionalización a uno de deshumanización. Se ha usado el término ‘limpieza étnica’ para describir el filtro que está ocurriendo, pues el gobierno tiene como objetivo a dominicanos de piel oscura, de apariencia haitiana para expulsarlos.
Hace dos años, una resolución judicial les negó la ciudadanía dominicana a los hijos de migrantes haitianos retroactivamente hasta 1929, con lo que los convirtió en apátridas. En ese momento, aun cuando el país trató de afirmar su autonomía con respecto a lo que se considera un asunto migratorio, destacados autores como el dominicano Junot Díaz y el haitiano Edwidge Danticat dijeron en una carta publicada en el New York Times que la resolución “creaba instantáneamente una clase marginal dispuesta para el abuso”.
La indignación en los medios sociales en la región fue rápida, aunque limitada. Allan Tam, trinitense que vive fuera del país, llamó a la situación “una tragedia en proceso”.
En Facebook, Rhoda Bharath observó:

Para reafirmar lo que un amigo dice…
Esta semana, tenemos limpieza étnica ocurriendo en Dominicana.
En el Caribe.
En nuestra época.
Caricom (Comunidad del Caribe) no dice nada.
Aunque esta percepción de que la Comunidad del Caribe no dijo nada sobre el problema fue generalizada, el periodista independiente Wesley Gibbings llamó la atención de la gente de que CARICOM sí se había pronunciado sobre la situación, y que había emitido su primera declaración en noviembre de 2013, a la que siguió otro comunicado en marzo de 2015. La declaración más reciente fue clara y dura, y decía que CARICOM “observó con gran preocupación una serie de novedades que afectan seriamente a los dominicanos descendientes de migrantes haitianos en República Dominicana”:
El proceso de regularización de los dominicanos descendientes de haitianos privados arbitrariamente de su nacionalidad por el decreto de la Corte Constitucional de la República Dominicana de setiembre de 2013 expiró el 1 de febrero de 2015. Funcionarios del gobierno indicaron que no sería extendido a pesar del hecho de que una cantidad muy pequeña (6,937) de las personas afectadas pudieron solicitarla a tiempo, y dejó a una gran cantidad de personas, que se estima en más de 100,000, vulnerables a la expulsión.
Esta preocupante novedad tiene que ponerse en el contexto de la decisión del 22 de octubre de 2014 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que solicitó que se anularan todas las disposiciones que resultaran de la resolución sobre nacionalidad y la revocación de la propia decisión. La Comunidad reitera su condena por el repudio del gobierno de la República Dominicana al derecho internacional.
La Comunidad del Caribe también condena el resurgimiento del sentimientio antihaitiano en la República Dominicana. Esto ha llevado a la muerte de un migrante haitiano el 11 de febrero de 2015, la irreverencia a la bandera haitiana y la expulsión de un creciente número de haitianos sin verificar su estado migratorio. A la vista de estas inquietantes novedades, la Comunidad del Caribe mantiene su postura de ‘ya no hay negocios como de costumbre’ con la República Dominicana.
Esto fue una visible divergencia con la declaración inicial de CARICOM, en donde decía que estaba “preparada para enfrentar a la República Dominicana, pero el gobierno de la República Dominicana debe mostrar buena fe y dar pasos inmediatos creíbles como parte de un plan general para resolver los problemas de nacionalidad y colaterales en el menor tiempo posible”.
En toda la región y desde fuera, los cibernautas han hecho eco de este sentimiento y hecho lo que han podido para generar sensibilidad de lo que consideran una tremenda injusticia con sus hermanos caribeños. Muchos firmaron y divulgaron una petición en Avaaz.org que pedía a los gobiernos del Caribe que “Detengan el apartheid de la República Dominicana contra los dominicanos descendientes de haitianos”, y llamaron a la situación “una afrenta para el regionalismo”.
En la página de la comunidad de blogueros haitianos en Facebook, los cibernautas publicaron reacciones sobre las deportaciones forzadas por parte de celebridadeshaitianas y hasta del alcalde de la Ciudad de Nueva York.
En el marco de las deportaciones previstas, el blog kiskeácity republicó el audio de un panel de discusión llevado a cabo a fines de 2014 sobre la resolución de la ciudadanía de la República Dominicana. Más al sur en el archipélago caribeño, Groundation Grenada mostró su indignación, con escritores como Angelique V. Nixon y Alissa Trotz llamando un problema de derechos humanos a la realidad que los descendientes de haitianos han debido enfrentar en la República Dominicana– y hasta en las Bahamas:
Parece que estamos en un momento decisivo con el tratamiento del estado de los migrantes haitianos y los descendientes de haitianos, particularmente en la República Dominicana y Bahamas. Más allá del problema de personas a las que se convierte en apátridas, hay perturbadores informes de tratos abusivos y violaciones de derechos humanos en el centro de detención de las Bahamas, deportaciones en masa de la República Dominicana, y la separación de familias en ambos lugares. Los migrantes haitianos y sus hijos siguen estando entre las personas más vulnerables, y esto sigue siendo más evidente en los cambios recientes a las políticas de inmigración en Bahamas y la República Dominicana. Estas graves condiciones para los migrantes haitianos y descendientes de haitianos en todo el Caribe arrojan luces descarnadamente al tenue significado de los derechos y quién tiene acceso a la protección. Además, las actitudes xenofóbicas generalizadas hacia algunos migrantes, y especificamente el sentimiento antihaitiano, persisten como una preocupación subyacente pero claramente seria que nos enfrenta como región.
El artículo luego especificó varios casos de violencia y abuso contra haitianos en ambos territorios, y criticó el plan de regularización de República Dominicana, que dio un plazo no realista para que los migrantes indocumentados pudieran solicitar la ciudadanía.
Citando a la escritora haitiano-canadiense Myriam Chancy, el artículo agregó que lo que debe preocupar a los ciudadanos caribeños es la “muerte civil” que se ha impuesto a sus hermanos haitianos. Winston Dookeran, ministro de Asuntos Exteriores de Trinidad y Tobago, dijo que se tomaría una iniciativa diplomática cuando los líderes regionales se reunieran del 2 al 3 de julio en la Conferencia de Jefes de Gobierno. Aun así, la opinión de Groundation Grenada era que “la región está lejos de encontrar más caminos éticos para lidiar con la migración y los derechos de ciudadanía”:
Con los esfuerzos de recuperación aún en curso luego del terremoto de Haití, este ataque a migrantes y personas que descienden de haitianos resalta cuánto queda por hacer en nuestro Caribe. Es momento de desafiar los sentimientos antihaitianos y la xenofobia que apoyan muchos de los problemas de migración y de ciudadanía en la región. Es momento de avanzar y crear respuestas con enfoque regional y que promuevan solidaridad y soluciones basadas en justicia social. Es momento de encontrar mejores maneras de lidiar con migración, ciudadanía, movimiento regional y trabajo. Y es momento de desarrollar enfoques más fuertes e interseccionales a estos asuntos para tomar en cuenta clase, género y otras diferencias y desigualdad.
Recientes informes sugieren que Andrés Navarro García, el ministro del Exterior de la República Dominicana, ha extendido el plazo para las deportaciones en un intento de ayudar a que el proceso sea más “creíble”. El futuro de los dominicanos descendientes de haitianos –muchos de los cuales nunca han estado en Haití y no hablan el idioma– sigue en riesgo.

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