La extrema derecha de Israel ha dado la victoria electoral al primer ministro Benjamín Netanyahu, después de que este prometiera oficialmente no reconocer a ningún estado palestino e hiciera declaraciones racistas sobre los ciudadanos palestinos. Pero el margen de victoria del Likud y demás partidos sionistas extremistas que niegan los derechos básicos a los palestinos es una evidencia más del desplazamiento hacia la ultraderecha de los judíos israelíes, que no tienen ningún interés por buscar una paz justa, tal como han dicho hoy destacados activistas de la sociedad civil palestina.
El abandono del mal llamado “proceso de paz” debería llevar a los gobiernos del mundo a dejarse ya de excusas para no imponer sanciones a Israel, comenzando con un embargo militar que debía haberse establecido hace muchos años.
La convincente victoria del llamado “campo nacional”, una coalición de grupos de colonos, Likud y sus socios ultraderechistas, es vista por la mayoría de los palestinos como un voto inequívoco a favor de perpetuar la ocupación, la colonización y el apartheid israelíes. Pero es, también, una oportunidad para aislar aún más a Israel, principalmente a través del movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), así como mediante el procesamiento de criminales de guerra israelíes en la Corte Penal Internacional.
Mahmud Nawaya, del Comité Nacional Palestino del BDS, una gran coalición de organizaciones de la sociedad civil palestina que ha encabezado el movimiento BDS internacional, ha dicho:
El verdadero rostro de la clase dirigente israelí ha quedado a la vista de todo el mundo. Al rechazar un estado palestino y declarar que no entablará negociaciones sobre cuestiones cruciales con los palestinos, Netanyahu ha eliminado cualquier excusa para que los gobiernos no impongan sanciones a Israel y pongan fin a su apoyo al régimen colonial y al ‘apartheid’.Esta es una victoria del apartheid y el colonialismo, que debe ser respondida con sanciones a Israel por parte de los gobiernos de todo el mundo y la ONU.Los gobiernos europeos y demás han buscado de forma persistente excusas para su inactividad a la hora de responsabilizar a Israel de sus atropellos, diciendo que no querían perjudicar las perspectivas de una solución de “dos estados”. ¿Cómo van a defender los gobiernos su inactividad ahora que Netanyahu ha enterrado claramente la solución de dos estados?
Nawaya ha dicho, también, que el recurso al racismo y la incitación a la violencia por parte de Netanyahu en los últimos días de la campaña electoral han desenmascarado al establishment israelí.
Las declaraciones racistas y la utilización del miedo entre los israelíes judíos por parte de Netanyahu han revelado lo arraigado y extendido que está el racismo en Israel. Netanyahu ha demostrado con claridad, más que ningún otro líder israelí en el pasado, que él solo representa a los israelíes judíos y que considera a los ciudadanos palestinos como enemigos que deben ser temidos, odiados y combatidos.Hoy, llamamos una vez más a los amantes de la libertad y la justicia a lo largo y ancho del mundo a que se unan a nosotros con el fin de intensificar los esfuerzos para boicotear a Israel y presionar a los gobiernos para que impongan sanciones contra el ‘apartheid’ israelí, al igual que hicieron con el ‘apartheid’ sudafricano.
Omar Barguti, un activista de los derechos humanos palestinos y cofundador del movimiento BDS, ha dicho:
Israel, una potencia nuclear beligerante que ignora por completo el derecho internacional y los derechos humanos fundamentales, pronto tendrá el gobierno más fanático de su historia, con graves consecuencias para los palestinos así como para la paz mundial. Israel se ha quitado la máscara.La ONU y los gobiernos del mundo deben asumir su parte de culpa en esta victoria de la extrema derecha. No han querido responsabilizar a Israel por sus violaciones del derecho internacional, no le han impuesto sanciones, tal como se hizo con el ‘apartheid’ sudafricano. Rechazaron las presiones de la opinión pública internacional para que detuvieran la última masacre israelí en la asediada Franja de Gaza en verano de 2014 y su alocada carrera de colonización de Cisjordania, sobre todo en las áreas de Jerusalén Este y el valle del Jordán. Se quedaron cruzados de brazos cuando Israel adoptó leyes cada vez más racistas y extremistas, que han afianzado un régimen racista que cumple sobradamente con la definición de ‘apartheid’ de la ONU.Los grandes perdedores en las elecciones israelíes han sido los partidos derechistas que llevan máscaras izquierdistas, como el laborista y el partido de Tzipi Livni. Los dos son culpables de cimentar la ocupación, los asentamientos y el régimen de ‘apartheid’, y los dos son culpables de graves crímenes de guerra contra el pueblo palestino. Mientras rechazan el derecho básico a la igualdad de los palestinos, los dos partidos han tratado de mantener una falsa fachada de “moderación” e incluso de “izquierdismo”. Pero las máscaras han caído. Existe un consenso sionista, sin excepciones, en contra de la igualdad de los palestinos en Israel, en contra del derecho de los refugiados palestinos al retorno a sus tierras y hogares de los que fueron expulsados, y en contra del fin del sistema único israelí de ocupación, colonización y ‘apartheid’.
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