El diario saudí Okaz informó el lunes que Riad ha tomado el control del gigante Saudi Oger, propiedad del ex primer ministro libanés, Saad Hariri, que ha dejado de pagar los salarios de sus empleados durante meses.
El diario señaló que el ministro saudí del Trabajo había formado un comité para abordar este asunto, alegando que algunos empleados saudíes de la compañía se quejaron de que sus salarios no habían sido pagados desde hace cinco meses. Según el diario francés Le Monde, 56.000 empleados de Oger se han visto afectados por este problema.
El director de la firma prometió en un memorando interno el pasado mes que Oger pagaría los salarios de sus empleados, pero la promesa no fue cumplida, añade el diario.
“La situación de la firma es inestable y varios proyectos han sido eliminados de su agenda”, afirmó un empleado de Orger a Okaz.
Medios de la empresa han culpado a Arabia Saudí de la crisis de Oger indicando que debido a la caída de los precios del petróleo el gobierno saudí ha realizado fuertes recortes en el gasto público y esto ha significado un golpe para las compañías de la construcción, incluyendo la empresa de Hariri, que dependen en gran medida de los proyectos encargados por el Estado. Esto a su vez ha llevado a que miles de trabajadores extranjeros de un gran número de compañías del sector hayan visto retrasado el pago de sus salarios durante meses.
Oger no es la única compañía de Hariri que experimenta una crisis financiera. Empleados de la TV Futuro y del periódico Futuro en Beirut sufren también el impago de sueldos.
Sin embargo, las acciones puestas en marcha por el gobierno saudí contra Hariri tienen un trasfondo político y no económico. Según Al Akhbar, los nuevos dirigentes saudíes están insatisfechos de la política llevada a cabo por el ex primer ministro desde su regreso al Líbano y su falta de disposición a endurecer su postura hacia Hezbolá. Esto ha llevado a que Riad adopte represalias económicas, como la toma del control de Oger, y otras políticas, como la aparición de ataques contra Hariri en medios controlados por los saudíes.
El reino saudí quería que Hariri y su Corriente del Futuro se unieran a su guerra particular contra el movimiento de resistencia libanés sin que importaran las consecuencias para la estabilidad del Líbano. Sin embargo, Hariri, que afronta las mencionadas dificultades en sus empresas, no ha querido seguir la directriz saudí de arrastrar al Líbano a un conflicto interno y ha continuado con su diálogo con Hezbolá.
En realidad, Hariri no fue capaz de extraer las concesiones que buscaba de Hezbolá ni por medio de manifestaciones ni en el Tribunal Especial para el Líbano ni en el gobierno ni en la mesa de diálogo. Esto le convenció de lo inútil que resultaba la vía de las presiones y amenazas y optó por la vía del diálogo y la negociación. Ambos partidos han mantenido conversaciones durante meses sobre los temas cruciales para el Líbano.
Poco después de que el Consejo de Cooperación del Golfo (Pérsico) incluyera a Hezbolá en su lista de organizaciones terroristas, Hariri manifestó en una rueda de prensa celebrada el miércoles en Beirut que continuaría el diálogo con Hezbolá para “evitar las divisiones” en el Líbano y buscar acuerdos en temas políticos e institucionales.
De este modo, la Corriente del Futuro ha dejado de ser un valioso aliado para Riad y se ha convertido en una carga. Según el diario Al Akhbar, todas las “inversiones” y apuestas políticas realizadas por los saudíes en el Líbano en los pasados diez años se han saldado con un fracaso y todo permite suponer que su nuevo complot para crear un caos en el Líbano no logrará tampoco ningún resultado.
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