Durante los pasados cinco días, el Ejército ruso ha llevado a cabo la destrucción de un gran número de objetivos que consistían en armas y equipos utilizados por los grupos terroristas en Siria, sus cuarteles generales, depósitos de armas y municiones, campos de entrenamiento etc.
Estos blancos fueron destruidos por distintas clases de bombas. Una de ellas es la bomba guiada por láser KAB-500. Su funcionamiento es sencillo. El detector identifica la localización del punto láser reflejado y pasa la información al piloto automático de forma que la bomba va al encuentro de la luz reflejada.
Estas bombas rusas han destruido objetivos con una gran precisión y sin desviarse del blanco deseado en más de 5 metros.
En la localidad de Raqqa, la capital del EI en Siria, la aviación rusa “destruyó un búnker subterráneo que almacenaba material explosivo y municiones", dijo el sábado el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, citado por la agencia Tass. Para tal propósito fue utilizada la temible bomba “revienta búnkeres” BetAB-500, lanzada desde un avión Sujoi-34.
Esta bomba superpotente funciona en caída libre. Los aviones, en este caso los Sukhoi Su-34 de la Fuerza Aérea Rusa, sobrevuelan a gran altura el objetivo, y la sueltan cuando llega el momento oportuno.
Está diseñada para atravesar el hormigón y las estructuras blindadas, especialmente búnkeres. Una vez que penetra las fortificaciones, explota en infinidad de fragmentos, maximizando así su poder de destrucción.
Es mucho más gruesa que otras de su tipo. En la cola tiene un espesor de 35 cm, y en el centro llega hasta los 45 cm. Mide 2,2 metros de largo.
La punta está ultrareforzada, para asegurarse de que pueda atravesar los objetivos. A diferencia de otras bombas, que sólo producen un pequeño cráter, una vez que penetra, destruye todo a 50 metros a la redonda.
Otra bomba de la misma clase utilizada es la RBK-500 SPBE-D, también de 500 kgs de peso, que porta sólo submuniciones antitanque autoguiadas. Es capaz de destruir a la vez 10 objetivos blindados desconcentrados. Sin embargo, cada submunición de esta bomba impacta sólo los objetivos "seleccionados", sin causar daño excesivo a su alrededor, a diferencia de las convencionales bombas rompedoras.
Otros blancos menos reforzados y más vulnerables son atacados por bombas no inteligentes de caída libre como las Ofab250-270. Esta bomba, de 1,5 metros de largo, está diseñada para destruir las instalaciones militares no reforzadas, materiales ligeramente blindados y a combatientes enemigos.
Todas estas bombas son lanzadas desde los aviones de bombardeo táctico Sujoi-24, Sujoi-25 y Sujoi-34, los más eficaces de la aviación rusa y especializados en este tipo de ataques de precisión. Ellos operan desde la base aérea de Hamamain, en Latakia.
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