Medios de comunicación turcos publican los más destacados errores de la política exterior de Recep Tayyip Erdogan desde 2010, y califican de “inevitable” y necesario cambiar y actualizar la “desviada” Diplomacia turca.
Por medio de un artículo publicado por el diario turco Hürriyet, el analista político turco Murat Yetkin enumera los errores cometidos por Erdogan desde 2010, durante los periodos que estuvo al frente del país como primer ministro y presidente, y pide la reconsideración de las políticas adoptadas en esos años.
La nota, titulada “La política exterior turca necesita cambios”, recuerda que la política exterior del país alcanzó su auge en los años 2008 y 2009, cuando Ankara mantenía contactos con casi todos los actores regionales y extrarregionales en Oriente Medio.
No obstante, considera el artículo, el ataque israelí contra el barco turco que llevaba ayuda humanitaria a Gaza y la muerte de 9 ciudadanos turcos en 2010 constituyen el inicio de la decadencia de la política exterior turca.
El despertar islámico iniciado en Túnez, prosigue, también supuso desgracias para la Diplomacia turca, pues al principio había evitado intervenir en los asuntos internos de los países árabes, pero en 2011, y en el caso de Libia, “el principio de intervenir” sustituyó al de “no intervenir”.
El siguiente caso son los avatares políticos de Egipto y la posible llegada al poder de los Hermanos Musulmanes, ya que el entusiasmo dominó a la Diplomacia turca y los mecanismos de decisión en el Partido de Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), y en especial en Erdogan y Ahmet Davutoglu (ex primer ministro), continúa.
“Nuestros gobernadores se enteraron demasiado tarde de su error en el caso de Siria, justo cuando se encontraron de pie contra el Gobierno de (el presidente sirio) Bashar al-Asad y observaban con decepción la realidad de que EE.UU. y la Unión Europa (UE) no se mostraban dispuestos a usar su poder en Siria, como lo hicieron en Libia”, menciona la nota como el siguiente error de Erdogan.
Esto tiene lugar, agrega, mientras Rusia, con una sola base militar en todo el Mediterráneo y Oriente Medio, situada en Siria, logró reforzar su presencia e influencia en la región.
A continuación, afirma, la creación del grupo terrorista Frente Al-Nusra, rama de Al-Qaeda en Siria, en 2012, y la del grupo terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe) en 2013, son los siguientes factores que dañaron la política exterior turca.
Estos grupos, recalca, cambiaron fundamentalmente los avatares regionales y no solo afectaron a las relaciones de Turquía con EE.UU. y Rusia, sino que también a sus lazos con Irán e Irak.
A modo de error más reciente, la nota hace referencia al reconocimiento por el Parlamento de Alemania del genocidio armenio por el Imperio otomano en 1915 y 1916.
De hecho, explica que a pesar de la renuncia de Davutoglu, en lo tocante al ámbito de la política exterior de Turquía no se testifica ningún tipo de cambio o mejora alguna, denuncia el artículo, para después reiterar que la Diplomacia turca necesita ser actualizada, y Erdogan lo ignora.
La retórica y la elocuencia de Erdogan podrían ayudarle a conseguir el apoyo popular, pero no pueden detener el deterioro de la política exterior y la credibilidad internacional de Turquía, concluye el artículo.
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