Según un analista, la operación militar lanzada por Rusia contra los terroristas del EI en Siria ha dañado los proyectos de Washington para crear un escudo antimisiles en Europa del Este.
Los ataques de los misiles rusos SSN-30A Kalibr, de largo alcance, en Siria han demostrado que los miles de millones de dólares gastados por EEUU para crear un sistema de defensa antimisiles en Europa no sirven de nada, manifestó Pepe Escobar, experto de Asia Times. En este sentido, el Pentágono desconocía que tales misiles pudieran ser lanzados desde barcos pequeños. En contraste, los misiles Tomahawk estadounidenses requieren el despliegue de barcos mucho mayores. Los misiles Kalibr podrían también penetrar cualquier sistema de defensa norteamericano, señala el analista.
Estos misiles rusos sobrevolaron Irán e Iraq recorriendo 1.500 kms hasta llegar a Siria. Ellos volaron a sólo cien metros de altitud y a una velocidad superior a la de los drones de EEUU. Los responsables estadounidenses creían que los citados misiles tenían un alcance de sólo 300 kms.
Los elementos del escudo antimisiles norteamericano desplegado en Europa del Este se han revelado así inútiles, señala Escobar, que añade, citando a responsables estadounidenses, que los misiles Kalibr han “cambiado las reglas de juego”.
Él cita las declaraciones del comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en Europa, general Philip Breedlove, que afirmó también que el potencial ruso de defensa aéreo y antimisil desplegado en Siria, que incluye una versión avanzada del S-300, no va dirigido contra los terroristas, sino contra "otro objetivo". La OTAN está preocupada asimismo por la incapacidad de sus programas informáticos sofisticados C4i de hacer frente a las tecnologías rusas en Siria y el sur de Turquía.
Los navíos de la flota rusa del Caspio lanzaron 26 misiles de crucero Kalibr contra objetivos terroristas en Siria el pasado 7 de octubre en el marco de la operación que Rusia lleva a cabo desde el 30 de septiembre en Siria a demanda de las autoridades de ese país. Los misiles fueron dirigidos contra centros de mando y comunicación y depósitos de armas y municiones y combustible de esos grupos.
El despliegue del sistema antimissile estadounidense en Europa fue justificado por Washington como un intento de proteger a a sus aliados europeos de posibles ataques con misiles iraníes. Sin embargo, es un secreto a voces que su objetivo real son los misiles nucleares rusos. Es por ello que este tema ha estado dañando la relaciones ruso-norteamericanas.
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