El líder ruso sabe lo que está haciendo y sabe exactamente cuán lejos puede llegar; sabe dónde está la línea roja y no va a cruzarla, opina Martin McCauley, historiador de la Universidad de Londres.
Martin McCauley afirma no estar sorprendido por la noticia de que el presidente ruso Vladímir Putin ha vuelto a encabezar la lista de las personas más poderosas del mundo de 'Forbes' por tercer año consecutivo, ya que "ha estado en las noticias todo el tiempo", y "toda la gente en todo el mundo lo conoce".
"Él ha superado a los estadounidenses en la táctica en Siria, los ha superado en Crimea, los ha superado en Ucrania", señala el analista. En su opinión, "en la actualidad, Vladímir Putin es el número uno".
El precepto número uno es la soberanía nacional: debemos proteger nuestro Estado; Rusia debe ser protegida del mundo externo
"Ser el 'número uno' no significa que usted represente a un país número uno desde un punto de vista militar o económico", pero desde el punto de vista de la política, desde el punto de vista del "reconocimiento del nombre", Vladímir Putin es el número uno, asegura el experto a RT.
A su juicio, en Occidente, y en particular en la prensa occidental, la percepción de Putin "es básicamente negativa, porque es un hombre que ellos ven peor que [Otto von] Bismarck", autor del concepto de la 'realpolitik': política que pone los intereses soberanos por encima de todo.
"Por lo tanto, lo ven peor que a Bismarck. Él es un 'realpolitik' y [el mundo occidental] cree que la 'realpolitik' debe quedar en el pasado", opina McCauley.
"El precepto número uno es la soberanía nacional: debemos proteger a nuestro Estado; Rusia debe ser protegida del mundo externo", reflexiona el historiador sobre las prioridades de Putin.
"Vemos el mundo externo —EE.UU., las sociedades de la Unión Europea— como decadentes. No queremos unirnos a ellos. Queremos estar separados de ellos, y así sucesivamente", agrega.
Según McCauley, muchas personas respetan y aceptan esa visión diferente aunque no estén de acuerdo con ella.
Por otro lado, el líder ruso "sabe exactamente hasta dónde puede llegar, sabe dónde está la línea roja y no va más allá", prosigue el experto, detallando que, por ejemplo, Rusia no va a empezar una guerra con EE.UU. o con China.
"Él se dedica a Rusia", aunque también juega un papel importante en otros asuntos mundiales, como en el caso de Siria, concluye el historiador.
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